COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA ELECCIÓN DE LA MODELO
ANÁLISIS FORMAL
Nos encontramos ante una de las pinturas más reconocidas del afamado pintor, grabador y acuarelista español Mariano Fortuny y Marsal (Reus, 11/6/1838-Roma, 21/11/1874).
Se trata de una obra ejecutada en formato horizontal y dividida en dos planos compositivos bien diferenciados. En el primero, observamos la distribución de los personajes en una bellísima y ornamentada estancia, delicadamente iluminada por la luz cenital que proviene del ángulo superior izquierdo.
En el centro de la sala y colocados en perspectiva, creando una pirámide visual a los pies de los personajes y las patas de la mesa, puesto que el punto de fuga converge en la basa de la columna derecha, tenemos un nutrido grupo de hombres riquísimamente ataviados que contemplan, con detallado interés, las sensuales y voluptuosas formas desnudas de una hermosísima mujer que se encuentra subida a una lujosa mesa a la derecha del cuadro.
La dama se halla de espaldas al espectador, aunque gira levemente la cabeza para mostrarnos su sublime rostro de perfil y el cabello primorosamente recogido y adornado con unas finas rosas.
El segundo plano compositivo lo conforma una segunda estancia ostentosamente decorada, a la cual se accede mediante una amplia entrada franqueada por dos columnas jaspeadas.
Dicho espacio se encuentra escasamente iluminado, ya que los tenues focos lumínicos provienen tanto de la ventana redondeada del fondo como de la estancia principal, dificultando el poder apreciar el gran despliegue ornamental realizado en la misma.
Cromáticamente, el autor se decanta por una paleta de colores muy vivos y de gran contraste. Distintas escalas de grises y negros van dando paso a tonos más encendidos como son los azules violáceos; dorados; rosados que van desde la gama más pastel y empolvada a otra más intensa; rojos asalmonados que derivan en rojos bermellón y gran diversidad de blancos.
Aparentemente, el artista plantea un tema anecdótico y banal, sin pretensiones y placentero a la vista de quien lo observe. Sin embargo, si el espectador mira la obra con ojos analíticos, descubrirá que no es un cuadro tan sencillo como pretende ser.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
«No es un descubrimiento mío, ni de mis películas: la mujer es un espejo, el destinatario de nuestras proyecciones, una figura a través de la cual intentamos comprendernos a nosotros mismos, el sentido de una relación, al otro. La Musa es mujer»
Federico Fellini
El tema iconográfico escogido por Mariano Fortuny no es otro que la elección que realiza un grupo de académicos romanos de una hermosa musa-modelo inspiradora para el estudio del artista de las formas al natural y posterior plasmación en la creación de una obra de arte.
Fortuny, junto con Eduardo Rosales, fue uno de los pintores malogrados de finales del siglo XIX, ya que su temprana muerte nos privó de uno de los grandes genios del momento.
Nacido en el seno de una humilde familia de tradición artesanal, quedaría huérfano a muy pronta edad, haciéndose cargo de él su abuelo y siendo quien propiciaría su talento innato como artista.
Su educación artística comenzaría en la Academia de Bellas Artes de Reus y, posteriormente, en la Academia de Bellas Artes de la Lonja de Barcelona, iniciándose en la estética académica y nazarena. Asistiría, también, a la Academia de Claudio Lorenzale, quien le haría entrar en contacto con la pintura romántica.
Son varios acontecimientos y fechas clave las que marcarían su trayectoria artística. El primero de ellos sería la concesión, en 1858, de la beca de formación a Roma otorgada por la Diputación de Barcelona, estudiando en la Academia Giggi y frecuentando los ambientes intelectuales del Café Greco.
El segundo, la Guerra de Marruecos, siendo enviado, entre 1859-62, por la Diputación de Barcelona para realizar el encargo de ilustrar las victorias del ejército español en la contienda.
Este viaje supondría un cambio estilístico importante, puesto que se adentraría en la estética orientalista, abriendo su paleta a tonos más luminosos y plasmando, en sus numerosos dibujos y obras, las costumbres moras y la sensualidad de las odaliscas.
Por último, los continuos viajes entre España y Europa. Durante sus estancias en España, le permitirán, por un lado, conocer, en sus muchas visitas a Madrid y Toledo, la plástica de los grandes maestros como Velázquez, Goya o El Greco, efectuando numerosas copias de sus cuadros; y crear, en su periodo granadino, un curioso grupo de intelectuales y ejecutar obras de corte realista con representación de escenas cotidianas de tintes orientales.
Por otro lado, entraría a formar parte de una de las familias más poderosas del mundo artístico: los Madrazo, contrayendo nupcias, en 1867, con Cecilia Madrazo, hija del director del Museo del Prado Federico Madrazo, y naciendo de este matrimonio otro artista: Mariano Fortuny y Madrazo. Dos ciudades serían importantes para el pintor: París y Roma.
En la primera, en 1866, conocería al marchante Adolphe Goupil, quien le haría obtener fama y éxito internacional al vender sus obras bajo los preceptos del preciosismo, estilo con el que alcanzaría la cumbre de su producción artística mediante su trabajo más emblemático: La Vicaría (1870).
En la segunda, intentaría encontrarse a sí mismo como artista, puesto que viajaría a la Ciudad Eterna para salir del hartazgo que le supuso la producción de cuadros preciosistas, debido a que este estilo mermaba su creatividad, y buscar nuevas ideas y estilos como el impresionista, con el cual estaba experimentando en sus últimas pinturas.
Desgraciadamente, su trágica muerte con 36 años a causa de una úlcera de estómago y la malaria, nos dejó sin un genio que se encontraba en pleno apogeo de su carrera.
La elección de la modelo o La Modelo, primitivo nombre de la obra, pertenece, precisamente, a ese estilo que fue tanto una bendición como una maldición para el artista: el preciosismo. A priori, resulta una pintura simple, sin embargo, es mucho más compleja y va mucho más allá de lo que representa, siguiendo a rajatabla las características fundamentales del estilo:
-Utiliza el tableautin: un cuadro de pequeño formato y apaisado, pensado para adornar el interior de un hogar, respondiendo al gusto esteticista del arte por el arte que se estaba desarrollando por toda Europa en el XIX y del que tanto hablaron intelectuales como Théophile Gautier. Sin embargo, daba muy poca libertad creativa a los artistas.
-En el tema, se decanta por una escena costumbrista referente a una época anterior. En este caso, desarrolla una escena de casacón, ya que los personajes visten a la moda dieciochesca con casacas de vivos colores de la época de los Luises franceses. Dicha temática la puso en auge el pintor francés Meisssonier, pero llega a su máxima expresión con nuestro autor.
Dentro de la escena, recurre al anecdotismo, al colocar a los personajes en diversas poses como el académico que se agacha o la propia modelo, que posee su propia historieta. La elegida fue Marietta l´Organettera, pero su rival, la también modelo Maria Grazia, al enterarse de que Marietta había sido la seleccionada, se presentó en el estudio de Fortuny y se desnudó delante del maestro para que comprobara que sus formas femeninas eran mejores que las de su némesis.
-El esmerado y cuidado dibujo se ve plasmado por doquier a lo largo de la obra. Fueron múltiples los dibujos realizados durante los años de creación del cuadro. Gracias a ellos, sabemos que para los académicos posaron grandes amigos del pintor como fueron el actor L´Heritier; el escultor D´Epinay; Delatre y Cuggini, y que la obra que hoy conocemos es distinta a la concebida inicialmente.
En la idea original, aparecía la madre de la modelo sentada en la banqueta al lado de la mesa para evitar que los académicos se propasaran con su hija. Sin embargo, es eliminada del proyecto final.
-La minuciosidad preciosista es representada tanto en la exquisitez detallista con la que recrea la fastuosa ornamentación o la suntuosidad de las telas de las casacas y el vestido de la joven a los pies de la mesa; como en la captación de los ambientes espaciales, en este caso interior, donde introduce, además, elementos con connotaciones metapictóricas.
En primer lugar, el espacio escogido para representar la escena es la antigua sala de fiestas del Palazzo Colonna en Roma, que actualmente es pinacoteca. Dicho palacio pertenecía a la familia de Adelaida D´Afry, Duquesa de Castiglione-Colonna, quien fue considerada durante mucho tiempo por los estudiosos como la modelo representada.
En segundo lugar, en la estancia más pequeña, crea una especie de gabinete de curiosidades que tanto hicieron las delicias entre los siglos XV-XVIII, decorado con obras procedentes del Prado como: El caballero de la mano en el pecho de El Greco; Mercurio y Argos de Velázquez; o El sacrificio de Isaac de El Veronés; de los Museos Vaticanos como el Torso de Belvedere o los Museos Capitolinos como El centauro juvenil; y de la propia colección particular del pintor.
-Los estudios lumínicos son imprescindibles, debido a que juega con las luces y sombras en los dos espacios. En la estancia más grande aprovecha la luz natural e intensa proveniente de la ventana ubicada en la pared izquierda, siendo el final del foco lumínico el cuerpo femenino; mientras que en la pequeña los puntos de luz usados vienen de la estancia grande y de la ventana del fondo, los cuales no son suficientes para iluminar completamente el espacio, realizando una sala más sombría pero donde se insinúa el lujo decorativo.
-El colorido es protagonista indiscutible. Empezando con tonalidades oscuras, poco a poco se va dando paso a colores más encendidos a caballo entre las gradaciones más suaves y pasteles y otras más intensas como ya hemos comentado.
Este colorido brillante viene de los primeros estudios sobre el color que realiza en sus obras de corte oriental y que se intensifica cuando irrumpen en su vida las estampas japonesas, de las que toma prestado esa viveza e intensidad y que plasmará en su producción pictórica.
-Por último, la expresividad que aparece en la diversidad de los gestos faciales de los hombres, que van desde la lascivia al mero interés académico, uniéndose la soberbia altivez de la mujer al saber que su belleza y sensualidad complace al grupo.
Como conclusión, esta pintura fue comprada por el rico empresario y coleccionista norteamericano William Hood Stewart por la exorbitante suma de 60.000 franco y, en 1898, fue vendida, en venta de bienes, por 210.000 francos al senador norteamericano William Andrews Clark, quien la legaría, en 1926, a la colección Corcoran de la Galería de Arte de Washington.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
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-EL CULTURAL, MARIANO FORTUNY Y LA ELECCIÓN DE LA MODELO: https://elcultural.com/Mariano-Fortuny-en-su-atelier (Consulta, 29/07/2021).
-EPDLP: LA ELECCIÓN DE LA MODELO: https://www.epdlp.com/cuadro.php?id=365 (Consulta, 29/07/2021).
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-MUSEO DEL PRADO, MARIANO FORTUNY: https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/fortuny-marsal-mariano/4fb086ba-662e-451b-9e7f-67e9bbc679be (Consulta, 16/8/2021) y https://www.museodelprado.es/coleccion/artista/fortuny-y-marsal-mariano/76284fa1-6a26-43e0-830f-e18fefb6ec08 (Consulta, 13/8/2021).
-NATIONAL GALLERY OF ART, CORCORAN COLLECTION, LA ELECCIÓN DE LA MODELO: https://www.nga.gov/collection/art-object-page.194951.html (Consulta, 29/07/2021).
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