COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA ESCALERA DORADA
ANÁLISIS FORMAL
La Escalera Dorada o también llamada Puerta alta o de la Coronería fue un proyecto presentado por uno de los escultores y arquitectos más importantes del Renacimiento español, Diego de Siloe (ca.1495-1563). El obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca (1451-1524), quien fue un fiel servidor de los intereses políticos de los Reyes Católicos, propuso hacia 1519 reconstruir esta escalera puesto que la anterior fue derribada debido a que se quería poner fin a «una costumbre poco decorosa, ya que, a menudo, durante las celebraciones litúrgicas, los burgaleses, con todos sus enseres e incluso con su ganado, utilizaban la escalera como atajo de un punto a otro de la ciudad».
Diego de Siloe había retornado a España tras su estancia en Italia y aunque no se conocen los motivos de su regreso es probable que en la primera mitad del año 1519 estuviera trabajando en algunas partes del sepulcro del marino y almirante aragonés, Bernat de Vilamarí (1471-1512). Las investigaciones apuntan a que el escultor español, Bartolomé Ordóñez (1490-1520), fue quien puso en contacto a Diego de Siloe con el obispo Fonseca para consolidar un nuevo proyecto de la escalera en el crucero septentrional de la Catedral de Burgos. El 4 de noviembre de 1519 se firmó el contrato en donde se propuso al Capítulo de la Catedral reconstruir la escalera.
Tras su regreso a Burgos Diego de Siloé pudo exponer en sus obras todo el bagaje artístico que había aprendido en algunas ciudades italianas, como Florencia, Nápoles o Roma, introduciendo innovaciones técnicas y modelos figurativos que responden a un nuevo clasicismo romano que rompió con la tradición tardogótica española. El proyecto de la nueva escalera supuso para Siloe una oportunidad para legitimarse en su ciudad natal como escultor, pero también supuso un gran desafío como arquitecto ya que tuvo que recuperar el acceso al interior de la catedral salvando un desnivel de más de siete metros.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
La importancia del proyecto siloesco en la Escalera Dorada está ligada, según los estudios del Historiador del Arte Harold Edwin Wethey, a los precedentes de la arquitectura romana, como son Palestrina y su evocación posterior en el modelo bramantesco de acceso al Belvedere, además de “la concepción renacentista, por el sentido de conjunto, regido por la proporción y la axialidad; el despliegue decorativo, con una profusión que relacionó con el arte del Norte de Italia, en el que se fusionan múltiples recursos de variada procedencia; y el protagonismo del grutesco”. La solución arquitectónica que emplea Diego de Siloe también se basa en los modelos iconográficos de los grabadores italianos, a los cuales pudo haber accedido de primera mano cuando estuvo en Italia.
Por tanto, la escalera se conforma por tres arcosolios de medio punto que están enmarcados por columnas de orden clásico, y cinco rampas, con dos brazos simétricos. La rampa inicial central presenta un arranque compuesto por cuatro escalones semicirculares. En el primer piso podemos observar cómo se abre una amplia arcada que se enmarca con columnas abalaustradas sobre las cuales se encuentran dos grifos. A partir de aquí, la escalera se bifurca y forma un ángulo de 90º en dos rampas diagonales. En la arcada central se presenta una decoración fastuosa de grutescos cuyos retorcidos movimientos llaman la atención del espectador. En la parte baja se abren dos arcos de medio punto laterales que están enmarcados por columnas corintias decoradas con motivos similares a los candelabros; las cornisas de los arcos se componen de volutas y se rematan con una pareja de ángeles abrazados. Así mismo, vemos una decoración de relieves con figuras masculinas desnudas que portan una cartela y que cabalgan sobre animales zoo-antropomorfos.
Además, se destaca la firma de Diego de Siloe a través de la representación de las reglas de la composición arquitectónica: una escuadra, un compás y el nivel. La decoración del segundo nivel de la escalera también presenta estos mismos motivos, tanto de grutescos como de criaturas fantásticas y que serán los precedentes de las esculturas de la Portada del Perdón de la Catedral de Granada. Los relieves escultóricos conforman un repertorio único creado en la imaginación del artista y plasmado en esta obra de incomparable originalidad.
Por último, la barandilla de hierro dorado fue realizada por el rejero francés Hilario bajo las directrices del proyecto de Siloe, ya que presenta las decoraciones de columnas abalaustradas, cabezas de ángeles, figuras infantiles, grutescos, medallones con cabezas clásicas y coronas vegetales. La obra se concluye con el balconcillo ochavado, que simula un pequeño púlpito, en donde se encuentran representadas las figuras de San Pedro y San Pablo las cuales lanzan el mensaje de la autoridad cristiana a pesar de encontrarse dentro de una decoración completamente pagana y profana.
La Escalera Dorada simboliza esa transición hacia el lenguaje arquitectónico y escultórico italianizante que trajo consigo la nueva corte de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, y que Siloe supo encajar en la España del siglo XVI de manera extraordinaria a través de una composición ordenada, simétrica y proporcionada. Como curiosidad, La Escalera Dorada fue el paradigma de elegancia e inspiración para otras obras posteriores como la escalera de la Ópera Garnier de París durante el siglo XIX.
BIBLIOGRAFÍA
Redondo, M. J. (2017): La obra burgalesa de Diego Siloe (1519-1528), Letizia Gaeta(coord.), Napoli e la Spagna nel Cinquecento. Le opere gli artisti la storigrafia, pp. 45-91.
Speranza, F.: «La Escalera Dorada de la Catedral de Burgos», Archivo Español de Arte, 74(293), pp. 19-44.
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