La Muralla Roja de Ricardo Bofill

Ficha técnica

Título: La Muralla Roja
Autor: Ricardo Bofill Taller de Arquitectura
Cronología: 1973
Estilo: Arquitectura constructivista
Materiales: Hormigón, otros
Ubicación: Calpe, Alicante
Dimensiones: 7141m2
Escrito por: Núria Cardona Aranda

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA MURALLA ROJA DE RICARDO BOFILL

La Muralla Roja de Ricardo Bofill es uno de los iconos de Instagram. El magnetismo de sus formas y el contraste de su colorido con el azul del mar Mediterráneo la ha convertido en el rey de las publicaciones de las redes sociales de quien se acerca en sus vacaciones, al pueblo alicantino de Calpe.

Pero si esto no fuera suficiente, la popularidad de este edificio también es debida a que es una clara referencia arquitectónica de una de las series más vistas y exitosas de 2022, la coreana El juego del calamar.

En varias secuencias se evoca el entramado de escaleras que distribuyen el interior, en la ficción, por ellas discurren filas de personas que suben o bajan hacia un destino intrigante, haciendo también referencia al grabado de Escher, Relatividad.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
Interior de la Muralla Roja,
fotogramas de El juego del calamar
y litografía de Escher.

Este  objeto de deseo que desprende sofisticación en su diseño, no es solamente exclusivo por los precios prohibitivos de alquiler o compra de alguno de sus apartamentos, sino porque es fruto de una conceptualización artística elaborada, fruto de la conjunción de tendencias y relecturas históricas.

En estas viviendas se manifiesta toda una teoría artística de un momento, los años 70, en la que la arquitectura se planteaba y replanteaba nuevos retos en la construcción de vivienda, en definitiva, un proyecto transgresor que propone un juego geométrico, volumétrico y cromático que le confiere gran personalidad.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill

ANÁLISIS FORMAL

La Muralla Roja es un edificio de apartamentos situado en la Urbanización La Manzanera de la población de Calpe (Alicante), junto al mar Mediterráneo. Su construcción se completó en el año 1973 aunque, según palabras del propio arquitecto, su diseño empezó diez años antes.

Su composición responde a un plan geométrico basado en la tipología de cruz griega que se agrupa de diversas maneras dejando las torres de servicios en la intersección de las cruces, creando una serie de patios comunicados entre sí desde donde se accede a las viviendas.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
La Muralla Roja de Ricardo Bofill: Observamos un uso de so de la contraposición del orden de la cuadrícula y una disposición aleatoria en altura.
La Muralla Roja de Ricardo Bofill
La Muralla Roja de Ricardo Bofill: Destaca en el eje central la piscina de cruz griega.

En sí misma, es una clara referencia a la arquitectura popular mediterránea y árabe, en particular a las torres de adobe norteafricanas y a la kasbah. Recrea sus calles laberínticas y su trazado geométrico, elevándose de manera desigual en su perfil vertical como una fortaleza que marca una silueta siguiendo las líneas de contorno del acantilado rocoso.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
Kasbah ait ben Haddou en Marrakech

El criterio de aplicar al edificio una variada gama cromática arranca del propósito de dar un relieve determinado a los diferentes elementos arquitectónicos con arreglo a su función estructural.

Es una obra temprana de Ricardo Bofill, previa a su etapa postmoderna o neoclásica, que desprende una gran modernidad y enraíza, al mismo tiempo, con los valores tradicionales, aspectos que vuelven a cobrar relevancia actualmente como la relación con el entorno o la sostenibilidad. La interacción entre arte, naturaleza, arquitectura y paisaje dan personalidad a esta construcción.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
La Muralla Roja de Ricardo Bofill: El colorido dominante en contraste entre sí y fusionado a la vez en el espacio

Destaca la singularidad de sus formas y sus volúmenes quebrados, «en constante diálogo con el espacio abrupto de acantilados en el que está emplazado», así como las imágenes mediterráneas que evocan sus pequeñas torres con ventanas controladas y los colores empleados por Bofill que son potenciados por la luz mediterránea.

La Muralla Roja en el acantilado junto aledificio Xanadú también de Bofill.

Con este edificio, Bofill quiso romper la división post-renacentista entre espacios públicos y privados reinterpretando la tradición mediterránea de la Kasbah.

Característica que permite un mayor disfrute de los espacios intermedios y comunes de la construcción, una serie de terrazas cubiertas y pasillos abiertos que favorecen la convivencia y el contacto con el aire libre. 




El laberinto que forma de este edificio evocador, corresponde a un plano geométrico preciso basado en la tipología de la cruz griega con brazos de 5 metros de largo, estos agrupados de diferentes maneras, con torres de servicio (cocinas y baños) en su punto de intersección.

La base geométrica del trazado es también una aproximación a las teorías del constructivismo, y hace de La Muralla Roja una evocación muy clara de ellas: la sencillez del material, el hormigón, sin ningún tipo de decoración, el protagonismo de la geometría y la funcionalidad, y la simultaneidad del espacio, el tiempo y la luz.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
La Muralla Roja de Ricardo Bofill

Las formas del edificio crean un conjunto de patios interconectados que proporcionan acceso a los 50 apartamentos, que incluyen estudios de 60 metros cuadrados, y apartamentos de dos y tres dormitorios de 80 y 120 metros cuadrados, respectivamente. En las terrazas de la azotea hay solariums, una piscina en forma de cruz latina y una sauna para uso de los residentes.

El criterio de aplicar al edificio una gama de diversos colores responde a la intención de dar un relieve determinado a los distintos elementos arquitectónicos, de acuerdo con sus funciones estructurales.

Las superficies exteriores están pintadas en varios tonos de rojo, para acentuar el contraste con el paisaje; los patios y una escalera, está tratada con tonos azules, como azul cielo, índigo, violeta, para producir un contraste más fuerte o más débil con el cielo o, por el contrario, un efecto óptico de mezcla con él.

La intensidad de los colores también está relacionada con la luz y muestra cómo la combinación de estos elementos puede ayudar a crear una mayor ilusión de espacio.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill

Dentro de esta misma urbanización y muy cerca de esta obra, entre 1968 y 1971, Bofill había levantado otro edificio de apartamentos, Xanadú, también dominado por la geometría y que toma como referencia el castillo, desarrollado de manera que configura un volumen inspirado en el peñón de Ifach, que se eleva a su espalda.

Arquitectónicamente, constituye un prototipo experimental de ciudad jardín en el espacio, que se consigue con distintos niveles y alturas comunicados entre sí mediante rampas y escaleras. La forma cúbica global está adornada con barandillas y techos curvos que hacen de sus espacios algo majestuoso. 

Xanadú con el peñón de Ifach al fondo.

Otro de sus edificios en Calpe es El Anfiteatro realizado entre 1983 y 1985 también situado en lo alto del acantilado con vistas al mar y al Peñón de Ifach.

Comprende un conjunto formado por 27 viviendas de lujo, una piscina común y varios solariums que se modelan como un anfiteatro clásico.  La piscina ocupa el lugar utilizado en la tradición griega como “escena” y se prolonga hasta el acantilado enmarcando el paisaje.

Los tres edificios están catalogados como BIC, Bienes de Interés Cultural.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill

EL ARQUITECTO

Ricardo Bofill nació en 1939 en Barcelona. Estudió en la Escuela Técnica de  Arquitectura de Barcelona de donde fue expulsado por sus actividades políticas en 1957, por ello, fue a terminar sus estudios en Suiza, en la Escuela de Arquitectura de Ginebra.

Su espíritu idealista y culto le llevó en 1963 a reunir a un selecto grupo de jóvenes con talento para formar un equipo multidisciplinar con la intención de abordar la complejidad de la práctica arquitectónica: ingenieros, urbanistas, sociólogos, escritores, directores de cine y filósofos conformaron lo que se conoce hoy como el Taller de Arquitectura.

En la obra de Bofill, la Historia ha sido una constante manifiesta, no sólo en el continuo análisis e interpretación de la cultura y la arquitectura del pasado, sino además por su interés por las nuevas tendencias, por su implicación en los movimientos sociales de su tiempo y la propuesta de respuestas alternativas a los problemas contemporáneos. 

La evolución del Taller de Arquitectura, impregnada del estímulo y la concepción vital de Ricardo Bofill, ha pasado por una serie de cambios teóricos y prácticos estrechamente vinculados a las transformaciones políticas y sociales de las últimas décadas.

El análisis del trabajo de Bofill en su globalidad revela una gran coherencia y continuidad de pensamiento, producto de una historia y un lenguaje personales.

En sus primeros años, Bofill recuperó los elementos artesanales característicos de la arquitectura catalana tradicional. Más tarde, empezó a abordar los problemas de planificación urbana a nivel local dentro del contexto político y social español.

La necesidad de enfrentarse a proyectos de mayor envergadura, condujo al equipo de Bofill a concebir una metodología basada en la formación geométrica de elementos en el espacio, desarrollada de manera teórica en el proyecto La Ciudad en el Espacio, y aplicada con la construcción de Walden 7, unos de los hitos de la arquitectura española del siglo XX.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
Con el Wallden-7 logró implementar con éxito una vieja ambición, la realización del trabajo de investigación realizado para otros proyectos anteriores del Taller de Arquitectura, como el «Barrio Gaudí» de Reus  y «La Ciudad en el Espacio», en Madrid.

Interesado por los problemas urbanos de los países en vías de desarrollo, Bofill trasladó a parte de su equipo a Argelia, donde colaboró con el gobierno en proyectos de planificación urbana y vivienda social. Su trabajo culminó dos años más tarde con la construcción del Pueblo Agrícola Houari Boumedienne en el sudeste del país.

El especial interés del equipo del Taller de Arquitectura por los problemas de planificación urbana de los países en vías de desarrollo,  y la experiencia adquirida en la construcción de complejos residenciales, motivó que el Gobierno de Argelia, a través de su agencia en Francia, encargara el diseño y construcción de nuevos asentamientos en zonas prácticamente desiertas, reservadas a programas de desarrollo agrícola.

Como respuesta a los encargos de varios proyectos para las “Nuevas Ciudades” francesas, en 1971 formó un equipo complementario en París.

Durante esta etapa, Bofill introdujo en sus propuestas arquitectónicas elementos simbólicos directamente relacionados con la arquitectura monumental gala. La Petite Cathédrale y La Maison d’Abraxas son ejemplos de estos monumentos habitados.

A partir de 1979, las actividades del Taller de Arquitectura de Bofill se concentraron principalmente en Francia, con la construcción simultánea de cuatro proyectos: Les Arcades du Lac y Le Viaduc en Versailles; Le Palais d’Abraxas, Le Théâtre y L’Arc en Marne-la-Vallée; Les Echelles du Baroque en el distrito XIV de París; así como Antigone en Montpellier.

Los estudios de Bofill sobre la utilización de unidades de hormigón prefabricado contribuyeron durante los años 80 a la afirmación de la validez de las formas clásicas y la geometría en la arquitectura contemporánea.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
La Ville Nouvelle de Marne-la Vallée (Francia), es un complejo integrado por “Le Palacio”, “Le Théâtre”  y “L’Arc”. Tiene un carácter monumental y simbólico como lugar de encuentro y punto de referencia de la nueva ciudad (1982)

En los 90, la introducción del vidrio y del aluminio supuso el resultado de un proceso marcado por el estudio e investigación de las formas y los materiales.

Este edificio comercial de seis plantas desempeña un papel esencial en el diseño urbano de Antigone;  aprovechando una pendiente pronunciada el proyecto conecta el nuevo distrito con el centro de la ciudad. Este proyecto permitió abrir el muro ciego de un centro comercial que había marcado durante mucho tiempo los límites de la ciudad.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
Proyecto urbanístico Antigone, nuevo barrio que permitiera un crecimiento equilibrado de Montpellier con aspecto unitario a la arquitectura de este barrio compuesto de plazas y calles, espacios verdes, viviendas, comercios, escuelas, equipamientos deportivos, culturales y administrativos.
Centro comercial de Antigone.

En el año 2000, Bofill reagrupó sus actividades en España. Desde su sede, instalada en una antigua fábrica de cemento a las afueras de Barcelona, el Taller de Arquitectura liderado por Bofill mantiene el espíritu y la filosofía que motivaron a su equipo a principios de los 60 para realizar proyectos internacionales desde la escala urbana, contribuyendo así a un nuevo “urbanismo integrado: proyectos como la Place de l’Europe en Luxemburgo, la Prolongación de la Castellana en Madrid, Central Artery en Boston; infraestructuras del transporte, como la reciente terminal 1 del Aeropuerto de Barcelona; equipamientos culturales, deportivos  y comerciales en Europa, Estados Unidos y Asia; edificios de viviendas sociales y de Clase A, desde Dakar a Estocolmo, desde Pekín a París; edificios de oficinas y sedes de importantes compañías en los Estados Unidos, Francia, España…

La reputación internacional de Bofill reside en su capacidad de proyectar y construir con éxito en un gran número de países y contextos diversos. Sus obras confirman su capacidad de diseñar en armonía con las distintas culturas locales como resultado de combinar su knowhow y su experiencia global. 

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
El W Hotel Barcelonaconstruido en 2009, se encuentra en la nueva entrada al puerto de la ciudad, se ha convertido ya en un hito de la renovación urbana de la costa de Barcelona. La forma del edificio es una respuesta directa a la imponente presencia del mar Mediterráneo.

En enero de 2022, Bofill falleció en Barcelona dejando una de las obras arquitectónicas más importantes de la segunda mitad de siglo XX en el panorama internacional, caracterizada por la complejidad espacial y la búsqueda de la expresividad de las formas.

CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO

A partir de 1958, los CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) desaparecieron por discrepancias entre sus miembros. 

La arquitectura tenía el reto de avanzar con la sociedad y para ello, las fórmulas del racionalismo ya no eran válidas no solo para esta nueva generación de arquitectos sino para los ya consagrados dentro del Estilo Internacional, como el propio Le Corbusier. 

Durante la década de los 50 todavía se desarrolló una arquitectura que supuso una continuación del movimiento moderno, la llamada arquitectura tardo-moderna que utilizaba el mismo vocabulario formal, pero exagerado y realzando los valores tecnológicos para ofrecer un nuevo sentido estético; arquitectos influidos por Le Corbusier que interpretaron la obra arquitectónica como un objeto escultórico.

Ejemplos de esta concepción los tenemos en la Terminal aérea de TWA de Nueva York de Eero Saarinen (1962) o la Ópera de Sidney de Jorn Utzon (1957).

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
Terminal aérea de TWA de Nueva York de Eero Saarinem (1962) y la Ópera de Sidney de Jorn Utzon (1957).

Pero otros estilos seguían presentando nuevas propuestas como el nuevo brutalismo de Louis Kahn, el organicismo o de Lucio Costa y Óscar Niemeyer en la ciudad de Brasilia, el metabolismos de Kenzo Tange en la década de los 60. En España destacó la obra de César Manrique, Sáez de Oteiza y la de Bofill.

Torres Blancas, en Madrid, de Francisco Javier Sáenz de Oiza (1964-68)

La característica fundamental de este movimiento es que la decoración es la propia construcción, el propio edificio. Un ejemplo de este tipo de edificios lo tenemos en el Centro Pompidou de París, de Richard Roges y Renzo Piano, donde los elementos constructivos están destacados al exterior y constituyen un modo de ornamentación.

En el último tercio del siglo XX las tendencias se superpusieron y se sucedieron sin que, en la mayor parte de los casos, tuvieran más incidencia efectiva en la sociedad, pero algunos de estos movimientos han pasado a formar parte de la Historia del Arte. 

La arquitectura practicada en las últimas décadas del siglo XX, puede ser entendida, desde las perspectivas denominadas postmodernas, como una reacción a las propuestas del movimiento moderno,

Unas veces los arquitectos actuales releen los valores modernos y proponen nuevas concepciones estéticas, lo que eventualmente se caracterizará como una actitud llamada arquitectura neomoderna, otras proponen proyectos radicalmente nuevos, como paradigmas antimodernos, o que superan, critican o desprecian consciente o inconscientemente los dogmas de la modernidad.

Cuando no, se presentan como relecturas homenajes a las formas arquitectónicas tradicionales, incluyendo en ellas las de la propia modernidad.

Las primeras reacciones negativas a lo que percibían como excesiva dogmatización propuesta por la arquitectura moderna, surgieron de una forma sistémica y rigurosa, alrededor de la década de 1970, teniendo en nombres como Aldo Rossi y Robert Venturi sus principales exponentes.

La crítica antimoderna, que en un primer momento se restringió a especulaciones académicas de orden teórico, inmediatamente ganó experiencia práctica.

Estos primeros proyectos están conectados de forma general a la idea de la revitalización del «referente histórico», colocando explícitamente en jaque los valores anti historicistas del Movimiento.

El mejor ejemplo en las construcciones posmodernas es la Piazza d’Italia (1978) en Nueva Orleans, de Charles Moore que cita los elementos del Renacimiento italiano y de la Antigüedad romana pero desde un punto de vista irónico.

La Piazza d’Italio es un claro ejemplo de posmodernismo arquitectónico.

A diferencia del tardomoderno, que tiene un código simple, el postmoderno se complica: recurre, por un lado, tiene connotaciones a otros estilos como los revivalismos, los regionalismos o los historicismos y, a veces, hasta el kistch; y por otro, crea espacios sorprendentes, ambiguos, abandona la cuadrícula racionalista y recurre a las plantas con ángulos oblicuos, a los colores fuertes y absurdos y a los efectos visuales equívocos. Utiliza la ornamentación y el simbolismo como elementos esenciales.

En cierto modo está más cerca de los postulados del art noveau que del moderno, aunque el lenguaje sea muy diferente.

Es un movimiento que no pretende ir conexionado, sino que destacan una serie de actitudes individualistas que varían desde las tendencias neo historicistas de Ricardo Bofill o de Óscar Tusquets hasta los extremados rasgos del deconstructivismo que practican Frank Gehry o Zaha Hadid, pasando por la ironía de Robert Venturi, Helmut John o Michael Graves.

La Casa Ghery de 1978 en Santa Mónica es un ejemplo del estilo deconstructivista, desafiando los paradigmas aceptados del diseño de la arquitectura al mismo tiempo que rompía con el ideal modernista.

Entre los arquitectos postmodernos podemos nombrar al ya citado Graves, con su edificio The Portland, donde observamos tanto la solución técnica como la decoración y la escenografía.

Portland Building, diseñado por Michael Graves en 1982, incluye gran variedad de materiales y colores en la fachada, ventanas pequeñas y prominentes detalles decorativos, en contraste con el estilo arquitectónico usado habitualmente en esa época para los grandes edificios de oficinas,

Robert Venturi y Denise Scott Brown, que trataron de integrar en la arquitectura elementos vernáculos de la región con el fin de que fueramás comunicativa.

La Muralla Roja de Ricardo Bofill
Museo de Arte Allen ampliado por Ventury y su socia Denise Scott Brown integrando la parte nueva con el edificio original.

También aparecieron el panorama arquitectónico tendencias tan divergentes como el high-tech.

 Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París construído por Renzo Piano y Richard Rogers en 1977.

Como conclusión, podemos decir que la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX se llenó de posibilidades. Los estilos comenzaron a diluirse en favor de la individualidad del proyecto. Al diseñar se imponía la necesidad del lugar y la función, e incluso la de destacar sobre el paisaje, y cada obra se convirtió en un estilo en sí mismo.

El arquitecto se empezó a convertir en protagonista del diseño y poco a poco, se convirtieron, en algunos casos, en una especie de grandes estrellas por las que las principales ciudades del mundo pujaban por sus obras que acabaron convirtiéndose en iconos de la ciudad, como la mencionada Ópera de Sidney de Utzon

La obra de Bofill obra es ecléctica, no se ciñe a un estilo, sino que se permitió en el Taller de Arquitectura aunar criterios arquitectónicos y estilísticos coherentes. En su producción podemos observar tendencias, pero no unos postulados estéticos que le condicionaran drásticamente.

Debemos observar y analizar su obra con un valor estilístico en sí misma, sin necesidad de encajarla en una tendencia limitadora. Eso ocurre con la Muralla Roja, que partiendo de un planteamiento constructivista de juego geométrico, sobrevuela la construcción tradicional norteafricana mientras es fiel a las teorias urbanísticas de las nueva vivienda de la década de los 70.

BIBLIOGRAFIA

BOFILL, Ricardo: Espacio y vida (1990)

BOFILL, R.: “Manifiesto del diablo sobre Arquitectura y Urbanismo”, en Revista de Occidente, Madrid (1975)

CRUELLS, B., THOMSON, G. : Ricardo Bofill (1998)

GOYTISOLO, J. A.: Taller de Arquitectura (1976)

D’HUART, J, Ricardo Bofill (1978)

CRUELLS, B: Ricardo Bofill. Obras y Proyectos (1992)

MUTAÑOLA, J: La arquitectura de los 70 (1980)

WEBGRAFIA

www.paraderoprojects.com/muralla-roja-de-calpe-ricardo-bofill/

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