COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA NENA OBRERA
CONTEXTO HISTÓRICO
Con décadas de atraso respecto al proceso inglés, el tren de la Industrialización llegó a España de la mano de inversiones extranjeras, que supusieron la esperada inyección de capital necesaria para subvertir las rémoras y atrasos que el país, inmerso en una economía mayoritariamente agrícola y, en sumas, mercantilista, llevaba arrastrando tras décadas de guerras intestinas.
La excepción a esta norma serían los sectores industriales norteños. La industria catalana, que es la reflejada en la obra seleccionada, se encontraba en su primera fase enfocada al comercio exterior, especializándose en el sector textil algodonero, pero no tardó en ampliar su mercado una vez construida la red ferroviaria nacional a mediados del s. XIX.
Fruto del desarrollo de este sector, nacería la clase obrera industrial, grupo que sobreviviría en condiciones misérrimas, con jornadas maratónicas en condiciones totalmente insalubres que no se subvertirían sin la concienciación y actuaciones de los trabajadores organizados en el Movimiento Obrero.
ANÁLISIS FORMAL
La obra escogida, adquirida en subasta recientemente por su importancia histórico-artística por el Museu d’Història de Cataluya, es copia de un óleo en manos privadas realizado siete años antes.
En la réplica, realizada en 1889 como atestigua la firma en la parte inferior izquierda, Planella solventó algunas de las críticas de la obra original, como la frialdad en su elección cromática.
Esto llevó a algunos críticos a tacharla de «sucia» por no decantarse por el cromatismo brillante de la pintura preciosista; corrección esta que, en líneas generales, junto al juego de luces, aporta un mayor dramatismo sin que la pequeña tenga que reconocer nuestra presencia mediante el contacto visual.
Otras diferencias que destacar sería el tamaño, siendo la primera mayor que la obra que analizamos (182×142 cm / 65×55 cm); y la técnica, más definida en la original. La historiadora Ángeles Caba en su descripción de la escena representada señaló que: «es un cuadro de denuncia, pero Planella muestra una visión hasta cierto punto romántica y paternal».
El autor nos presenta con ella una triste realidad, aunque la primera Ley contra el Trabajo Infantil se promulgó en 1873, coincidiendo con la Primera República española, nunca pudo llevarse a cabo; con el retorno Borbón un año más tarde, otras normas se sucederían, pero, pese a no acometer una transformación tan ambiciosa, tampoco se materializaron.
La burguesía vio en el trabajo infantil una oportunidad de apoderarse de un mayor porcentaje de la plusvalía, dado que los niños percibían un porcentaje menor del salario que el correspondiente a un adulto en las mismas condiciones.
Por ello, pese a las buenas críticas artísticas otorgadas a la obra en distintos certámenes, el sector conservador vio en su crudeza una amenaza. El periodista Federico Cajal escribió de ella:
«Así el cuadro resulta antipático, y en vez de ser atractivo el proceso de industria en un sistema de telar perfeccionada y completo, parece el antro del sufrimiento, el Lugar del pesado martirio de la vida».
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Por todo lo comentado, la obra es emblemática del realismo social español del s. XIX. El artista con ella pretende mostrar una realidad incómoda de la ciudad condal, sobre todo para los mayores compradores de arte: la burguesía catalana.
Niños y mujeres, como grupos con mayor presencia en la industria textil, sufrieron la pesadilla del desarrollo fabril a expensas de su salud bajo la atenta e impasible mirada de sus superiores, en el caso de nuestra pequeña, el contramaestre que se esconde en las sombras en un brillante claroscuro.
Por sus rasgos físicos, los niños realizaban en los centros industriales trabajos concretos, como el manejo de los telares, actividad de gran peligrosidad y extenuante, a la que se rendían como cada miembro de la familia, cuyo único modo de sustento colectivo ante los nulos derechos laborales, era explotar su fuerza de trabajo.
La representación de temas industriales en nuestro territorio, como la propia industrialización, es tardía. Pero la elección, sin duda, está acorde con el mundo del autor.
Joan Planella ha supuesto un verdadero enigma, porque si bien pertenece a una dinastía de artistas enriquecidos por el mismo sector que critica, esta y otras obras muestran un verdadero interés por las tribulaciones del proletariado («La siesta del obrero» de 1872 o «Incidente de una huelga» de 1889), que han sido interpretados por muchos que niegan la trasgresión por mero costumbrismo.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
ARA: https://www.ara.cat/cultura/nena-obrera-ja-Museu-dHistoria_0_923307704.html
EL DIARIO DE LA EDUCACIÓN: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/10/31/una-nina-nunca-ha-facil-una-historia-siglos-discriminacion-genero/
EL NACIONAL: https://www.elnacional.cat/lallanca/ca/profunditat/vinyet-panyella-karl-marx-nena-teixidora_306438_102.html
EL PERIÓDICO: https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20130517/museu-historia-catalunya-compra-nena-obrera-de-joan-planella-2393127
EMPORION: https://www.emporion.org/aquelles-dones-aquelles-feines/
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