COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA SEU VELLA DE LLEIDA
CONTEXTO HISTÓRICO
Lérida, quizás una de las grandes desconocidas en la historiografía nacional y es por ello que creemos necesario e importante difundir y revalorizar para el público general la Historia y el patrimonio de esta ciudad.
Se sabe que Lleida contó con asentamiento desde la Edad del Bronce. Destacó como capital de los ilergetes, conocida como Iltirta. Esta ciudad íbera fue un punto clave, como lo ha sido estratégicamente a lo largo de su historia, en la lucha entre cartagineses y romanos.
Sus caudillos, Indíbil y Mandonio, apoyaron a Asdrúbal, el hermano de Aníbal, frente a las tropas romanas. Finalmente, tanto cartagineses como ilergetes, caerían derrotados.

Con la llegada de la romanización a la península ibérica, la ciudad pasaría a conocerse como Ilerda. Testigo de otra batalla, en este caso de la guerra civil que enfrentó a Julio César con Pompeyo y que tuvo lugar en el año 49 a.C. ante las murallas de la urbe.
Pocos datos tenemos ya de la llegada de los visigodos y el largo periodo de control que tuvieron en la ciudad catalana, ya que estuvieron del 375 al 716, cuando llegó el mundo musulmán a hacerse con el dominio de casi toda la península ibérica.
Lleida fue de nuevo un centro importante para esta civilización. Para que nos hagamos una idea de la importancia histórica de algunos edificios aún en pie, como es el Castillo del Rey, muy próximo a la Seu Vella, en este emplazamiento falleció el último califa de Córdoba, Hisham III, en el año 1036.
Tuvo que huir de Córdoba al ser amenazado con un levantamiento popular por los altos impuestos que propuso su primer ministro, refugiándose en esta guarnición, en plena Cataluña.
Durante muchos años fue usado este emplazamiento como punto referencia a la hora de enfrentarse a los condados cristianos catalanes. Así fue hasta 1149 cuando se rindió la ciudad para entregárselas a Ramón Berenguer IV de Barcelona y a Ermengol VI de Urgel.
El conde de Barcelona tuvo un papel fundamental en la historia y desarrollo de la corona de Aragón, ya que Ramiro II, rey de Aragón, le ofreció el matrimonio de su hija, Petronila, cuando tenía un año de edad. Sería en 1150, con la edad que permitía el Derecho Canónico (14 años) cuando llevaron a cabo la promesa del matrimonio, casándose en la Seu Vella de Lleida.
De nuevo, la ciudad del Segre como punto de referencia de la Historia y con nuestro edificio de estudio como testigo directo.
El peso político de Lleida iba de la mano de su posición geoestratégica, es por ello que el rey de Aragón, Jaime I, el Conquistador, entre otros méritos, conquistador de las Islas Baleares, otorgó a la ciudad en 1264 el Privilegio de Concesión de la Paería.
La Paería es como se conoce actualmente el Ayuntamiento de Lleida, ubicado en uno de los edificios románicos civiles más importantes y destacados de Cataluña. Uno forma de darle mayor notoriedad a los mandatarios de la urbe, sobresaliendo del resto de ciudades del reino.
Su sucesor, Jaime II, fundó en 1297 el conocido como Studium Generale, lo que hoy conocemos como UdL (Universidad de Lleida). Estamos hablando de la universidad más antigua de la Corona de Aragón y la tercera más antigua de la península ibérica.
A decir verdad, el Estudio General fue eliminado en 1717 con la llegada de los Borbones al Reino de España de la mano de Felipe V, a modo de venganza por el apoyo de Lleida al candidato al trono, el archiduque Carlos de Austria, trasladando las funciones universitarias a la ciudad de Cervera, que sí apoyó a Felipe de Anjou en la Guerra de Sucesión Española.

En adelante, Lleida seguiría siendo campo de batalla de los distintos conflictos que azotaron a todo el país. Y es que precisamente la Guerra de Sucesión golpeó tanto a la ciudad que en 1707 sufrió el asedio de los Borbones. Y nos paramos de nuevo en este acontecimiento porque afectó directamente a nuestro edificio.
La población se refugió en los puntos más seguros como eran templos y castillos, Lleida cuenta con dos, el de Gardeny, de origen templario, y el del Rey, muy próximo a la Seu. La Seu y el Castillo del Rey eran puntos claves por su altura y dificultad de acceso.
Allí resistieron hasta el final durante dos meses y dejando las tropas francesas miles de muertos, además de la falta de agua y epidemias que llevaron al final de sus días a muchos de sus habitantes.
Con el control borbónico de Lleida, además del cierre del Estudio General, como hemos mencionado anteriormente, se decidió desacralizar la Seu. Para Felipe V, la Seu era un símbolo de la resistencia contra su mandato y la tuvo tan presente hasta el último de sus días que quiso destruirla, pero, afortunadamente, falleció días antes de firmar la orden.
Finalmente, un edificio románico-gótico único en el mundo perdió su función original para ser transformado en un cuartel.
La ausencia de catedral provocó que durante el gobierno de Carlos III se propusiera la construcción de una nueva Seo en Lleida. Se optó por abandonar la zona elevada de la ciudad y se decidió construirla en la zona baja.
Las obras se realizaron entre 1761 y 1781 en un estilo barroco, libre de sobrecargarse de elementos decorativos, viéndose muy influenciado por el clasicismo francés del que, al fin y al cabo, fue su promotor, el rey borbónico. En este templo podemos contemplar una de las devociones más importantes de la ciudad como es la Virgen del Blau.
Respecto a esta imagen, cuenta la leyenda que el maestro de obras, Jordi Safont tenía el encargo de realizarla en 1447, pero tuvo que marcharse de viaje y dejó a uno de sus discípulos avanzar con los trabajos.
Al regresar, tenía terminada la imagen de la Virgen y al ver la magnífica obra, que superaba a todo lo hecho por su maestro, cogió furioso un martillo para golpear y destruir la talla, pero milagrosamente, el martillo rebotó, golpeando al artista y falleciendo al momento, quedando sólo en la Virgen una marca azul, como la que tiene hoy día en su frente.
Esta imagen de la Virgen con el Niño en brazos estaba destinada para la Puerta de los Apóstoles de la Seu Vella y allí estuvo hasta la construcción de la Seu Nova, donde hoy se puede contemplar en su altar mayor.

¿Todas las desgracias de Lleida iban a acabar aquí? Pues no. Le siguió la invasión francesas y la Guerra de Independencia, y por si no fuera poco, la Guerra Civil Española.
En 1937 la ciudad fue bombardeada por el bando golpista destruyendo prácticamente toda la nueva villa creada en la zona baja, anteriormente la mayoría de templos acabaron pasto de las llamas por los movimientos anarquistas, es por ello que en la Seu Nova podemos ver muy pocos retablos barrocos, ya que se perdieron prácticamente todos.
Entre 1938 y 1940 el Castillo del Rey se convirtió en campo de concentración de prisioneros republicanos, se calcula que unas 20.000 personas llegaron a pasar por este edificio, siendo muchas de ellas fusiladas, enterradas en el cementerio en fosas y trasladados al Valle de los Caídos, sin identificación.
En 1948, la dictadura franquista decidió trasladar el cuartel de la Seu a unas nuevas instalaciones y al año siguiente inició la restauración del conjunto arquitectónico, muy dañado y mutilado por todos los acontecimientos bélicos que había sufrido.
ANALISIS FORMAL
De todos estos acontecimientos ha sido testigo la Turó de la Seu Vella, es decir, la colina donde hoy están levantados tanto la antigua Seo de Lleida como el Castillo del Rey, un conjunto que de la mano puede contar la historia de la ciudad de Lleida, de la Corona de Aragón y de lo que hoy conocemos por Historia de España.
Entrando en materia, situados ya, en este emplazamiento se ubicaba previamente una catedral paleocristiana visigótica, que durante el periodo de dominación islámica tuvo la función de mezquita.
Un proceso bastante habitual en la península como puede ser la Mezquita de Córdoba, en España o la iglesia-mezquita de Mértola, en Portugal, aunque el cambio de funcionalidad fuera a la inversa en estos casos. De hecho, con la toma de la ciudad en 1149 por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, se opta por de nuevo devolver la función de catedral a la mezquita.
En 1193, el Cabildo Catedralicio decide encargar el diseño de una nueva catedral al maestro de obras, Pere de Coma. Realizó el diseño en estilo románico y estuvo trabajando en el proyecto durante 20 años, por lo que se le considera el introductor de este estilo en Lleida.
No fue hasta 1203 cuando se colocó la primera piedra del edificio y para tal acontecimiento acudió el rey Pedro II de Aragón, el Católico. Se considera que las obras del maestro románico llegaron hasta el segundo tramo de la nave, ejecutando el trancepto, el ábside, la puerta de San Berenguer, la puerta de la Anunciación y la puerta dels Fillols, de las que hablaremos más adelante.
El edificio es considerado por muchos de transición. Es muy elevado para ser de estilo románico y en parte es gracias a la llegada del estilo gótico, ya que el siguiente maestro de obras, Pere de Pennafreita realizó el cimborrio del crucero, utilizando bóvedas de crucería que permiten repartir mejor las cargas que sufre el conjunto arquitectónico.

En el siglo XIII, el templo estaba prácticamente terminado, por lo que se decidió avanzar hacia adelante, con el claustro, un rara avis en el mundo catedralicio, ya que se encuentra situado en la entrada del templo. Siendo la puerta del claustro la “portada” del templo, la conocida como puerta de los Apóstoles. También se inició la construcción del campanario, cuyo perfil es único en la Historia del Arte.
En cuanto a su arquitectura, el edificio tiene muchas similitudes con la catedral de Tarragona. Sabiendo que se tardó pocos años en su ejecución, hace pensar que ya se contaba con un diseño claro y sabían que tipo de trabajo iban a realizar.
La llegada del gótico con elementos como los arbotantes, arcos apuntados y los nervios de crucería, el edificio ganó en altura y monumentalidad, manteniendo las proporciones con las que se diseñó originalmente. Estamos hablando de un edificio que ha servido de inspiración para otros muchos en un movimiento artístico que se ha denominado como “La Escuela de Lleida”.
En su interior, hoy vacío de retablos y de imágenes de culto, nos encontramos con un templo de planta basilical, de cruz latina y tres naves, siendo la central más ancha y alta que las laterales. Hay que tener en cuenta las dificultades espaciales de la topografía del terreno, al estar en lo alto de una colina. Si no fuera por estas limitaciones seguramente la catedral sería incluso más extensa de lo que es.
La cabecera del templo cuenta con un gran ábside para el altar mayor y cuatro más pequeños semicirculares ocupados por capillas de familias notables de la ciudad de Lleida. Como hemos mencionado anteriormente, la historia de la Seu ha ido de la mano en el tiempo con el Castillo del Rey, que sufrió el bombardeo de las tropas napoleónicas en la invasión de 1812.
En ese momento, el castillo se utilizaba como polvorín, por lo que nos podemos imaginar el estrago que produjo el impacto de la artillería francesa, llegando a dañar y hacer desaparecer uno de los ábsides de la catedral leridana. Del Castillo del Rey prácticamente sólo se conserva la sala noble del mismo.
Llegados al altar mayor, nos tenemos que detener en una anécdota, leyenda, en un hecho que se custodiaba en este espacio. Se trata de una reliquia de la Cristiandad, la que muchos consideran la primera reliquia, si, el Santo Pañal. Efectivamente, Lleida albergaba una de las reliquias más importantes.
El pañal estaba en manos del rey de Túnez hasta que un mercader de Mallorca, Arnau Solsona fue encarcelado allí y consiguió sustraerlo del tesoro tunecino. Una vez de vuelta en Lleida, su mujer confesó tener tan preciado objeto. La donó en 1297 a la catedral y allí estuvo hasta que se traslado el templo a la Seu Nova, donde también se mudó el Santo Pañal.
Una reliquia muy querida en Lleida y por la propia corona española, el rey Fernando VII ordenó que se trasladara la reliquia a Madrid para el nacimiento de su hija, la futura Isabel II.
Sobrevivió a todo, excepto a la Guerra Civil, cuando se le pierde la pista tras haber sido depositado en una caja fuerte en el Banco de España de Lleida. Sólo se conservan algunos hilos de la reliquia, lo que demuestra que existió, en Barcelona y en Escalona del Prado, Segovia.

En cuanto a las capillas, ya podemos observar en ellas cómo el gótico empezó a penetrar en la arquitectura del edificio con las bóvedas de crucería como es el caso de la capilla de San Pedro.
Aunque si hay que destacar una capilla es la de la Epifanía o de Requesens. Es una capilla ampliada, partiendo del proyecto inicial y tenía una función de panteón familiar, encargada por el obispo Guerau de Requesens a finales del siglo XIV.
Para más curiosidades, cuenta la Seu con una capilla a la que sólo se puede acceder desde el exterior. Se trata de la capilla de Jesús o de la familia Sescomes, construida entre 1334 y 1340 y está muy cercana a la puerta dels Fillols, de la que hablaremos a continuación.
En las claves de la bóveda aparecen las figuras de Dios Padre y el Cordero Divino, mientras que en las ménsulas que soportan los nervios tenemos al Tetramorfos. Una magnífica representación simbólica de cómo Dios Padre ilumina desde el cielo a los evangelistas.
De tal importancia era la Seu de Lleida que en ella se hizo enterrar el rey Alfonso IV, el Benigno, junto a su esposa, Leonor de Castilla y su infante, Fernando de Aragón y Castilla.
En cuanto a sus puertas de acceso, la primera en ejecutarse fue la más sencilla y por razones lógicas, fue la puerta de San Berenguer. Esta entrada está situada en uno de los extremos del trancepto y está orientada hacia el Castillo del Rey, es decir, está bastante cubierta y con pocas vistas hacia el visitante por lo que se optó por una decoración más sobria, con cierto sabor todavía islámico en sus arcadas y con la única presencia decorativa del crismón.

Al otro extremo del crucero se encuentra la puerta de la Anunciata, conocida así por el pasaje evangélico que se encuentra en su cornisa en letra gótica, que traducido resulta: “Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres”.
Estas portadas que siguen el modelo de la Escuela de Lleida tienen la característica de salirse hacia fuera del muro para ganar profundidad y así poder crear más arquivoltas, que se decoran con motivos ornamentales, geométricos y vegetales.
Y ahora hablaremos de la Puerta dels Fillols, que hemos mencionado anteriormente. Se construyó en 1220 y era utilizada al principio únicamente para dar acceso a aquel que venía a recibir el sacramento del bautismo, de ahí el nombre.
Es el mejor ejemplo de la Escuela de Lleida, es un arco de medio punto que genera numerosas arquivoltas, cada una distinta con elementos decorativos muy ricos y variados. Una portada que impresiona a todo aquel que la visita.

A los pies del templo hay tres portadas, las laterales más sencillas, mientras que la central sigue el modelo de la dels Fillols, dando acceso al claustro. Una situación poco normal, la de colocar el claustro delante del templo, pero recordamos la dificultad de elevar un edificio de estas magnitudes en lo alto de una colina.
Estamos hablando de uno de los claustros de mayor tamaño de toda Europa, con una planta trapezoidal con cuatro galerías cubiertas por bóvedas de arista. Es un magnífico mirador sobre la ciudad y los alrededores de la ciudad de Lleida. Cuenta con 17 arcos ojivales decorados con tracerías y todas desiguales entre sí.
A este claustro se accede desde el exterior por la Puerta de los Apóstoles, una estructura realizada a finales del siglo XIV y principios del XV, cuya inspiración principal fue la Catedral de Chartres, en Francia.
En este caso, se optó por realizar unas amplias arquivoltas apuntadas con una amplia decoración sostenidas por las figuras de los apóstoles. En el parteluz, se ubicó la anteriormente mencionada Virgen del Blau, hoy en la Seu Nova y en el tímpano una representación del Juicio Final presidido por un Pantocrátor.

Terminamos, y no por ello menos importante, con el campanario que se ubica junto al claustro. El maestro de obras Guillem Solivella fue quien inició su construcción en el siglo XIV siguiendo el modelo estilístico románico del resto del conjunto catedralicio.
Será su terminación la que le dé el toque característico y la haga un edificio único, ya que entró en acción Carles Galtés de Ruan, conocido como Maestro Carlín, y que llegó a trabajar en la Catedral de Sevilla, sabiéndose que ya estaba en la ciudad hispalense en 1435 por un pago como maestro mayor de la misma.
El Maestro Carlín decidió coronar con una linterna gótica con pináculos, arbotantes y gárgolas. Una obra que remata un conjunto único, histórico y que puede estar a la altura de cualquier catedral que cuente con una mayor difusión mediática.
Desde 1972 y hoy día siguen haciéndolos, la asociación Amics de la Seu Vella de Lleida se encargan de su difusión y cuidado, destacando, por ejemplo, la última restauración muy vinculada al campanario como es una de las campanas góticas más importantes en España. Hay que tener en cuenta que, en Lleida, el campanario de la Seu Vella sigue dando las horas y los cuartos.
Como resumen a toda esta historia y conclusión más importante, hago mías las palabras del vicepresidente de la asociación, Felip Vilardell: “Cuando pregunte por cuáles son las catedrales más importantes de España, me gustaría que además de decir la de Santiago, Burgos o Granada, la gente también pensara en la Seu Vella de Lleida”.
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV.: El Llinatge dels Requesens a la Seu Vella, la Verge del Blau: Dia de la Seu Vella, 1987, 1988. Lleida: Amics de la Seu Vella, 1990.
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Piqué, Nuria y Piqué, Josep: El Campanar i les campanes. Lleida: Publicacions de l’Associació Amics de la Seu Vella, Lleida, 2005.
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