COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA VIRGEN DE LA CINTA
CONTEXTO HISTÓRICO
Fra Filippo Lippi (1406/1468) nació en Florencia dentro de una humilde familia, quedó huérfano siendo un niño por lo que enviaron a vivir con una tía que no podía mantenerlo por lo que fue enviado a un convento carmelita para su educación. A los dieciséis años hizo sus votos en el convento de Nuestra Señora de Monte Carmelo en su ciudad natal.
En 1456 se vio envuelto en el escándalo, le habían encargado la tabla para el altar mayor de Santa Margarita de Prato, la obra que nos ocupa, de donde era además capellán.
Allí conocería a la joven Lucrecia Buti, monja profesa, hija de Francesco Buti, ciudadano de Florencia, para poder tenerla más cerca convenció a la madre superiora para que le permitiera retratarla en la tabla como Santa Margarita, concedido el deseo no tardó en seducir a la muchacha y fugarse con ella además.
Aprovechando la exposición anual de la Sagrada Faja, durante la cual se les permitía a las monjas de Santa Margarita salir del convento para participar en las celebraciones los enamorados huyeron.
Y no solo ellos si no también la hermana de Lucrecia, Spinetta y tres monjas más, las cinco monjas fueron devueltas al convento, para entonces Lucrecia había alumbrado un hijo del pintor, pero en menos de un año volvieron a fugarse, en esta ocasión contaron con el apoyo de Cosme de Medici, Papa, que relevó al fraile de sus votos.
Ambos amantes como huérfanos que eran y sin contar con sus opiniones fueron destinados por sus parientes o bien porque no podían mantenerlos o bien porque no querían a la vida monástica, era lo más natural por aquel entonces, monjas, frailes sin ninguna vocación llenaban conventos y monasterios por lo cual no era raro que se diera ese tipo de situaciones por muy escandalosas que fueran.
Había también en general en la época de Fra Filippo Lippi y mucho después una relajación moral dentro del clero incluso entre los muy devotos que fue ampliamente criticado en muchos documentos de aquellos años y que posteriormente fue una de las principales quejas de los reformadores eclesiásticos como por ejemplo Savonarola quien en 1493 llegó a decir:
“podéis ver a sacerdotes que juegan abiertamente , que frecuentan las tabernas, que mantienen concubinas y cometen pecados semejantes”, “mientras las monjas están todo el día en la reja y parlotean con jóvenes mundanos”.
COMENTARIO ARTÍSTICO
Fra Filippo Lippi comenzó su aprendizaje en la iglesia florentina del Carmine, donde tenía a la vista las obras de Masaccio, allí este pintor había ejecutado las escenas de la vida de San Pedro en la capilla Brancacci y La Consagración de la iglesia del Carmine, en el claustro, e influenciado por la obra de Masaccio ejecutaría sus primeras obras, una de ellas en esa misma iglesia en 1432.
La influencia de Masaccio dejará paso con los años a un estilo propio del pintor que se decantó por obras llenas de humanidad en sus obras religiosas, pues otras no pintó.
Así transforma los temas religiosos dotándolos de jovialidad, representando concurridas asambleas de personajes variopintos, cada uno con su carácter bien definido y situados en espacios concebidos en perspectiva, a menudo el punto de vista es muy elevado y sus paisajes están llenos de gran fantasía, siendo muy descriptivos aunque conservando cierto sabor arcaico.
En sus obras de madurez las obras del artista presentan una gran carga sentimental y cierto misticismo.
En la Virgen de la Cinta vemos como esta entrega su cinta o faja a Santo Tomás, reliquia que de manera milagrosa llegaría a la catedral donde se custodiaba y de ahí la festividad de la que se aprovecharía Fra Filippo Lippi para escapar con su enamorada.
Podemos ver a María ocupando el centro de la escena, coronada, sentada en un trono, dentro de una mandorla, mostrando cierto arcaísmo, con sendos ángeles a su lado, vemos como Santo Tomás recibe la cinta incrédulo ante la atenta mirada de San Gregorio Magno a la izquierda, junto a Santa Margarita, retrato de Lucrecia, que presenta a la Virgen a la comitente de la obra y que está de rodilla, vestida de negro.
A la derecha vemos a San Agustín y un hermoso ángel que da la mano a un niño, Tobías, no siendo la primera vez que a este personaje se le representa de tal manera.
Se aprecia en esta obra el gusto del pintor por la linea elegante y refinada, sobre todo en los personajes de Santa Margarita y el ángel, llenos sus perfiles de gran dulzura.
BIBLIOGRAFÍA
Florencia, arte y arquitectura. Equipo de Edición, S.L. Baerelona. 2007
Nacidos bajo el signo de Saturno. Wittkower Rudolf. Ediciones Cátedra. Madrid. 2015