COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS CIGARRERAS
CONTEXTO HISTÓRICO E INFLUENCIAS
Gonzalo Bilbao es un artista que se sitúa entre mediados del siglo XIX y el desarrollo del XX. Nació en Sevilla y ya desde muy joven demostraba sus habilidades artísticas, especialmente por la pintura que, según referencias, siguió en los primeros años de juventud cerca de los maestros Francisco y Pedro Vega.
Por una generalizada presión social y su exigente familia tuvo que estudiar derecho aunque nunca llegaría a trabajar de dicha profesión y comenzó a dibujar y a experimentar con la pincelada de la mano de Jiménez de Aranda y de José Villegas.
En esos años de aprendizaje, Bilbao viajó en múltiples ocasiones a Italia y a Francia. Estos viajes fueron claves para su formación, pues le sirvieron para nutrirse tanto de la cultura artística de los museos y todo lo que pudo visitar y conocer, como para conectar con las costumbres de dichos lugares de los que quedó maravillado. Convirtiéndose la representación de lo folklore en uno de sus temas más recurrentes.
Llegó a establecerse en Roma durante un tiempo y también viajaría a Marruecos, como hizo Fortuny, encandilado por los paisajes y la cultura del lugar. Aunque tras las numerosas aventuras acabaría tomando la ciudad de Madrid como principal residencia cuando contrajo matrimonio con María Roy Lhardy. Allí visitaba el Museo del Prado con frecuencia, y ejercía de de copista de los artistas clásicos como Velázquez.
ANÁLISIS FORMAL

Esta pintura de las cigarreras es de los cuadros más reconocidos de Gonzalo Bilbao. Es clasificada dentro del estilo costumbrista, estilo que desarrolla la temática de representar las costumbres y la cultura arraigada y heredada de un lugar a través de una escena cotidiana protagonizada por uno o varios personajes.
Sin embargo podría decirse que el artista desarrolló diversos estilos a la par, como el impresionismo o incluso el modernismo que llevados a su propio terreno dio origen a un estilo muy fresco y personal. Por lo que para algunos autores definir la obra de Gonzalo Bilbao solo como costumbrista es en definitiva delimitarla.
Por otro lado es interesante comprender que Gonzalo Bilbao estuvo aproximadamente cuatro años desde 1910 realizando bocetos con diferentes composiciones y técnicas para estudiar la idea de este proyecto de las cigarreras.
Como resultado quedaron numerosos estudios y este cuadro ejemplar que se describe como el culmen de toda su trayectoria, donde el artista dejó la impronta de su característica personalidad así como la influencia de todo lo aprendido desde sus viajes e influencias.
El cuadro expone la realidad de aquel entonces de la mujeres que trabajaban en la Real fabrica de Tabacos de Sevilla, actual rectorado de la universidad.
Gracias a las enormes dimensiones del formato se permite desarrollar una amplia descripción tanto de la escena de las cigarreras como de la arquitectura del edificio en el que se encuentran. Se muestran así a varios grupos de mujeres reunidas por mesas que trabajan en la elaboración de cigarros y puros en una de las galerías de la fabrica.
Queda una atmosfera alegre y acogedora con tonalidades cálidas que tanto recuerda a los colores de sus pinturas de Marruecos. Además el artista juega con un contrate de luces y sombras de las ventanas y los arcos de la bóveda, y consigue que la escena no caiga en una monotonita visual ya que tiene un sencilla composición basada hacia un punto de fuga marcado por el final del pasillo bien iluminado.
En el transito de recorrer visualmente el pasillo de la galería hasta el fondo se observan como las mujeres son pintadas cada vez con menor detalle.
Gonzalo Bilbao se caracterizaba por desarrollar una factura rápida y manejar con maestría la pincelada que parecía no guardar un riguroso detallismo y sin embargo era preciso en su ejecución. En este sentido se trata de una de aquellas obras que se realizan para ser vistas más de lejos, con todo su conjunto, que de cerca.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Bilbao, que se había dejado influenciar por las obras de Velázquez en sus visitas al Prado, pinta Las Cigarreras trabajando en la Real fabrica de Tabacos de Sevilla de la misma manera que Velázquez realizó Las hilanderas retratando a unas mujeres trabajando en la Real fabrica de tapices de Madrid.
En este contexto el artista siempre sintió un especial interés por representar a la mujer proletaria sevillana en sus obras para demandar en cierta manera la situación de las mismas en pleno desamparo, o en insalubridad y condiciones de trabajo más que mejorables.
Escogió el motivo de las cigarreras porque vio en él la posibilidad de describir una situación dura y a la vez aparentar sensibilidad y ternura al espectador, huyendo del drama o la provocación, el resultado es tremendamente acertado.
En aquellas fabricas sólo trabajaban mujeres porque solo ellas podían poseer unas manos lo suficientemente delicadas para envolver en papel el tabaco y formar los cigarros y los puros.
Bajo la idea de la exaltación y valoración de la mujer como trabajadora Gonzalo Bilbao denota con sutiliza la critica social en su pintura con un entrañable guiño.
En el centro de la composición, se puede observar como una mujer está dándole el pecho a su hijo en mitad de la jornada laboral mientras sus compañeras la observan con cariño, haciendo alusión como la mujer es capaz de realizar todo aquello y más, y en condiciones laborales deficientes.
De esta forma se pone de manifiesto la falta de los derechos de la mujer en un tiempo histórico en el que todavía no era un planteamiento generalizado y mucho menos comprendido.
Frente a los trabajos de los hombres que eran más asalariados y con más permisos de descansos, estas mujeres comenzaban a trabajar muy jóvenes, no tenían una edad límite para jubilarse, no existían seguros de enfermedad, viudedad, incapacidad y mucho menos de maternidad.
CONCLUSIÓN
Se aplaude con admiración la elección del tema de la obra así como el enfoque por parte de la artista. Podría resultar incluso más moderno y adelantado el tratamiento de la idea que la ejecución. Pues resulta una genialidad elegante buscar la conmoción y empatía del espectador a través de una mujer amamantando a su hijo para denunciar y demandar sus derechos laborales.
Derechos que poco a poco y con mucha lucha se han ido consiguiendo y que actualmente todavía se siguen luchando en otras batallas.
La obra fue presentada por el artista en la Exposición Nacional de 1915 en Madrid pero no fue premiado y a su regreso a Sevilla, Bilbao se encontró con la sorpresa de más de 30 cigarreras en la estación recibiéndole como homenaje y agradecimiento.
Aunque la residencia del artista estaba en Madrid, su taller principal así como su corazón permanecieron siempre en Sevilla. Fue nombrado secretario del Centro de Bellas Artes de Sevilla gozó de gran reconocimiento y prestigio durante su vida, hasta llegó a ser nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Finalmente Gonzalo Bilbao moriría en 1938 y su esposa donaría una interesante colección de sus obras al Mueso de Bellas artes de Sevilla en la que se encuentra esta pintura de Las Cigarreras; mientras, otras de sus obras fueron expuestas ante el mercado artístico llegando a formar parte del circulo de subastas y galerías.
BIBLIOGRAFÍA
PEREZ CALERO, Gerardo: Gonzalo Bilbao, el pintor de las cigarreras. 1989, Sevilla