Las hilanderas

Ficha técnica

Título: Las hilanderas
Autor: Diego Velázquez
Cronología: 1655-1660
Estilo: Barroco
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo del Prado (Madrid)
Dimensiones: 167 x 252 cm

COMENTARIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE LAS HILANDERAS

“Minerva, por no se sabe qué resto de piedad, la sostuvo en el aire y le habló así: <> Al marcharse Minerva, le arrojó un jugo de una hierba envenenada que le hizo caer los cabellos, la nariz y las orejas; su cabeza y su cuerpo disminuyeron; las piernas y los brazos en patas sutilísimas se tornaron, y el resto del cuerpo no presentó más que un grueso vientre. De esta manera, en araña transformada, sigue tejiendo con sus hilos la tarea a que ella esta acostumbrada”

Publio Ovidio Nasón “Las Metamorfosis”

CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Nos encontramos en el siglo XVII, momento de pleno apogeo de la Iglesia Católica gracias a la Contrarreforma (promovida en repuesta a la Reforma Protestante de Martín Lutero) y del triunfo de las monarquías absolutistas en toda Europa. Gracias a la Contrarreforma, el Catolicismo se afianza y alcanza su máximo esplendor, tanto terrenal como espiritual, impulsándose un arte religioso dirigido a la gloria de Dios.

Es el momento de las monarquías absolutistas donde el rey es el máximo representante en todos los sentidos, estando por encima de él únicamente Dios, que será a quien el rey rendirá cuentas, pues ahora el monarca se convierte en un ser sagrado al sostener que su origen es divino.

En el campo de la cultura, hay grandes avances en Filosofía y Ciencia que contribuyen a cambiar la concepción del mundo y, por lo tanto, de todos los aspectos sociales, incluido el arte.




Ahora predomina la razón, se pone fin de la concepción geocéntrica del universo y hay un gran desarrollo de la física a través de la Teoría de la Gravedad, todo ello gracias a personajes tan ilustres como Descartes, Kepler o Galileo Galilei entre muchos otros.

En este contexto se desarrolla el Barroco, promovido por la Iglesia y los monarcas, que pretenden persuadir al pueblo a través del arte con un constante juego entre lo real y lo ilusorio, provocando así la sensación de encontrarnos dentro de la obra de arte, pues el Barroco concibe la obra de arte de manera abierta, para que llegue al espectador y así se sienta protagonista.

Las características básicas del Barroco son tres: centralización abierta, movimiento que genera profundidad e ilusionismo.

En arquitectura vemos que los edificios se vuelven sinuosos, con fachadas en las que se suceden entrantes y salientes, elementos partidos y claroscuros. Buen ejemplo de ello serán las obras de Franceso Borromini, como la Iglesia de San Carlino de las Cuatro Fuentes.

Este mismo ilusionismo se ve en la pintura y la escultura, usando los artistas un escorzo muy marcado en las figuras que dan como resultado posturas casi imposibles. Si bien el arte Barroco es eminentemente religioso, tendrá también mucho peso el tema profano a través de retratos, paisajes, naturalezas muertas y escenas mitológicas.

España no se queda al margen de estos cambios que se producen en Europa, aunque el siglo XVII para nuestro país es sinónimo de declive. Tras los grandes imperios de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II, la mala gestión de monarcas como Felipe III, Felipe IV o Carlos II llevan a España a una situación de decadencia.

Pese a esto, se abre una luz en el campo de las artes, sobre todo en literatura y en pintura, que llevará a que conozcamos el siglo XVII español como el Siglo de Oro, contando con autores tan ilustres como Lope de Vega, Calderón de la Barca o Quevedo.

Como ocurre en Europa, también predominará la misma temática en las artes. En cuanto a la pintura religiosa se pondrá mucho énfasis en los episodios de la vida de la Virgen, de los santos, de los mártires y de los éxtasis religiosos, siendo buen ejemplo de ello Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

La pintura profana será demandada por la burguesía y de la Corona, encargando retratos en todas sus variantes y gran cantidad de temática mitológica, que siempre busca transmitir una lección moral extrapolable a las Sagrada Escrituras.

En medio de este panorama, viene al mundo en Sevilla el gran Diego de Silva y Velázquez en el año 1599. Empezó su formación en su Sevilla natal con Francisco de Herrera el Viejo que, según cuenta Palomino, “era un hombre rígido y sin piedad” aunque de gran talento y gusto artístico.

Se cree que el carácter de Herrera provocará que Velázquez cambie de maestro y entre en el taller de Francisco Pacheco (que más tarde será su suegro al casarse con su hija Juana) un pintor más mediocre cuyas enseñanzas serán determinante para el joven Diego.

Marchó a la corte en Madrid en 1623, entrando al servicio de Felipe IV y teniendo a su alcance las obras de Tiziano y Rubens que, junto con varios viajes que realizará a Italia, forjaran su distintivo estilo pictórico.

Además de su trabajo como pintor de corte, Velázquez luchó para que el oficio de pintor dejase de ser artesano y se considerase como un trabajo intelectual, cosa que consiguió e incluso fue premiado por el rey al concederle el hábito de Caballero de la Orden de Santiago.

El 6 de agoto de 1660 fallecía el maestro sevillano a causa de unas fiebres, ordenando el rey Felipe IV añadir al cuadro de Las Meninas la cruz de la Orden de Santiago, que ya había obtenido el artista pero que no tuvo ocasión de recibirla en vida.

ANÁLISIS FORMAL

Las hilanderas

Velázquez usa en Las hilanderas una composición muy compleja realizada en varios planos superpuestos, además de diferentes tratamientos pictóricos para cada parte de la obra. Vemos como la rueca crea sensación de movimiento al no poder apreciarse los radios debido a  la velocidad vertiginosa a la que gira, al igual que la mano que la hace girar, que se convierte en una mancha de color.

Otro recurso usado por el sevillano para mostrar esa sensación de movimiento y de realismo es la perspectiva aérea, que distorsiona y difumina los contornos, además de usar pinceladas sueltas, densas y más ligeras para así hacer aún más real la escena.

Tal es el modernismo que muestra Velázquez en Las hilanderas que se llegó a adelantar al Impresionismo a través de los perfiles y rostros borrosos tratados con manchas de color (como el caso de la joven de la falda roja) e incluso al Futurismo a través del rápido movimiento de la rueca.

Otra novedad introducida por el genio sevillano es la composición, que se aleja por completo de la norma. Los cánones dictan que la escena principal va en primer plano y la escena secundaria al fondo. Pues bien, aquí Velázquez hace lo contrario: coloca lo cotidiano y secundario en primer plano y la escena principal donde se desarrolla la acción al fondo.

Las hilanderas
Las hilanderas. Escena principal

Aún así, los ojos del espectador van guiados sin ser consciente hacia la escena del fondo, gracias la V que forman la figura de Atenea (la anciana) y Aracne (de espaldas) colocadas en un primer término más oscuro, para desembocar en la escena del fondo, iluminada con una luz diagonal que parece entrar por algún tipo de ventana en la parte superior de la estancia.

Se aprecia en esta obra, ya de su última etapa, la gran influencia italiana en el tratamiento del color, además de hacer algunos guiños a Miguel Ángel en las figuras, que nos trasladan a las potentes figuras de la Capilla Sixtina.

Por último, incluye un recuso muy usado en el Barroco: introducir un cuadro dentro de otro cuadro. En este caso, dentro del cuadro en sí, podemos ver al fondo el tapiz que ha tejido la joven Aracne, en el que se representa el mito de el rapto de Europa, que no es nada mas ni nada menos que una copia de la obra del mismo nombre del genial Peter Paul Rubens, que a su vez copió del gran Tiziano.

Las hilanderas
El rapto de Europa. El cuadro de Rubens, que Velázquez representó como el tapiz que tejió Aracne en Las hilanderas, es una copia del original de Tiziano, pintado entre 1560 y 1562

Las hilanderas, junto con Las Meninas, es considerado como una de las obras maestras del pintor, el mejor ejemplo de pintura barroca española y uno de los mejores cuadros del Barroco en la Historia del Arte.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Aracne, era hija de un afamado tintorero de Tiro que usaba de manera magistral la púrpura, y la joven era muy famosa por su habilidad en el arte de tejer y bordar. Tantas eran las alabanzas hacia su trabajo, que se le subieron a la cabeza y Aracne, engreída, empezó a decir que sus habilidades eran incluso superiores a la de Atenea, diosa de la sabiduría, la guerra y la artesanía.

Esto llegó a oídos de la diosa, que entró en cólera, pero decidió dar una oportunidad a la joven para que pudiera arrepentirse. Así, Atenea adoptó la forma de una anciana y se presentó ante Aracne, a quien advirtió que no ofendiese a los dioses. La joven se burló de ella y le propuso un concurso para demostrar su superioridad en le arte de tejer.

Atenea escogió la escena de su victoria sobre Poseidón en la lucha por el patronato de Atenas y la joven decidió tejer un tapiz con escenas de las numerosas infidelidades de Zeus.

La diosa admitió la destreza de la joven pero se enfadó al ver los temas representados, destruyendo el telar y el tapiz de Aracne y rebelándose ante la joven como Atenea. Ante tal escena, Aracne se sintió avergonzada y se ahorcó. Pero la diosa, apiadándose de ella, aflojó el nudo que la ahogaba y la convirtió en araña, condenándola a tejer eternamente.

Velázquez recoge en Las hilanderas dos momentos: en el primero, colocado en primer plano, vemos a las hilanderas, entre ellas a Atenea, que es la anciana que hace girar la rueca; y a Aracne, que aparece de espaladas al espectador, con falda verde y blusa blanca, además de otras figuras femeninas que completan la escena.

El segundo momento está al fondo, en un segundo plano. Es el momento en el que ambas ya han presentado sus tapices y la diosa se muestra en todo su esplendor ante la mortal Aracne, que ha ofendido a Atenea al escoger el tema de las infidelidades del padre de los dioses para su tapiz. Por ello, vemos a Atenea, ataviada con su distintivo casco, en actitud amenazante, con el brazo en alto, condenando así a Aracne.

¿Quién era Atenea? 

Las hilanderas: Atenea

Atenea para los griegos y Minerva para los romanos, es una de las divinidades principales del panteón de los dioses grecorromanos. Según la mitología clásica, Zeus, el padre de los dioses, se enamoró de la oceánide (deidades marítimas) más sabia, Metis. Es muy probable que esta fuese su primera esposa.

Una profecía le dijo a Zeus que de esa unión nacería una hija que lo sobrepasaría en poder y sabiduría. Ante esto, Zeus le pidió consejo a Gea y esta le recomendó que le diese a Metis una hierba para que se convirtiese en un ser microscópico y así, el dios se la comió.

Metis estaba ya embaraza y el embarazo prosiguió su curso, poniendo al embrión en la cabeza del dios, que engendró a un bebé lleno de sabiduría. Al finalizar el embarazo, el dios se vio aquejado de fuertes dolores de cabeza que no podía soportar. Desesperado, pidió a su hijo Hefesto que le golpease la cabeza para acabar con aquel tormento.

Hefesto así lo hizo y, con un grito de guerra, saltó de la cabeza de Zeus una hermosa joven armada hasta los dientes. Era Atenea, que heredó la fuerza de su padre y la sabiduría de su madre. Por eso, es considerada diosa de la sabiduría y de la guerra inteligente (la estrategia militar).

CURIOSIDADES

Las hilanderas: El Real Alcázar de Madrid hacia 1710

El 24 de diciembre de 1734 se originó un fuego en el Alcázar de Madrid, palacio residencial de los Austrias. El incendió duró cuatro días y consumió el edificio, junto con todo lo que en él había. Algunos cuadros pudieron salvarse, pues muchos de ellos fueron arrancados de los marcos y arrojados por las ventanas.

Entre los cuadros salvados se encontraban Las Meninas o el Retrato ecuestre de Carlos V, de Tiziano. Por suerte, gran parte de la colección pictórica se encontraba en el Palacio del Buen retiro debido a que se estaban realizando obras en el Alcázar.

Por último, hacer referencia a un termino muy usado en la mitología clásica y que es el desencadenante de los castigos de los dioses a los mortales, como ocurre en esta obra de Velazquez. Se trata del término de origen griego hýbris, que indicia un intento de transgredir los límites impuestos por los dioses a los mortales.

Es un castigo divino. Algunos ejemplos de este “pecado de hýbris” son el mito de Narcisola locura de Hércules que le llevó a matar a su familia o la historia de Pandora, entre otros muchos más.

Por ello, ya sabéis, no ofendáis a los dioses o recibiréis el peor de los castigos para toda la eternidad.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

CALVO SERRALLER, FRANCISCO; Guía de sala: Velázquez. Fundación de Amigos del Museo del PradoEdiciones T.F. Editores, 2007

DE LA PEÑA GÓMEZ, Mª PILAR; Manual básico de Historia del Arte. Colección manuales UEX. Cáceres, 2008Universidad de Extremadura

DIKU-ADUERA, Vicki: Mitología griega.Ediciones Hnos. MarmatakiGIORGI, ROSA; Velázquez. Madrid, 2008. Editorial Electra

MARTÍNEZ BUENAGA, Ignacio; MARTÍNEZ PRADES José Antonio; MARTÍNEZ VERÓN Jesús, Historia del Arte. Paterna (Valencia) 1998Editorial ECIR

VV.AA.: La guía del Prado. Madrid, 2014.ABC http://www.abc.es

UN POCO DE ARTE PARA CLASE http://unpocodearteparaclase.blogspot.com

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