COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS MANOS DE LA CUEVA DE GARGAS
CONTEXTO HISTÓRICO
El Paleolítico es un amplio periodo que supone la primera fase de la Edad de Piedra (precediendo al Mesolítico y Neolítico) y se divide en Paleolítico Inferior, Medio y Superior. La cueva de Gargas fue habitada durante el Paleolítico Medio y Superior coincidiendo con las culturas humanas prehistóricas conocidas como gravitense y solutrense.

En el Paleolítico Superior (35.000 – 10.000 a. C), la humanidad evoluciona al Homo Sapiens, homínido moderno surgido en África hace unos 200.000 y que colonizaría todo el planeta. El avance de Sapiens coincide con el declive de especies anteriores como el Neanderthal, que desaparece hace 30.000 años por causas desconocidas, aunque recientemente se demostró la posibilidad de hibridación.
Homo Sapiens desarrollaría herramientas líticas sofisticadas y dejaría constancia de sus altas capacidades cognitivas a través de manifestaciones artísticas y objetos de ornamento personal. Estos vestigios demuestran la existencia de un pensamiento reflexivo y simbólico, de cohesión social y de transmisión de aprendizajes colectivos.
ANÁLISIS FORMAL
La representación consiste en un grupo de seis manos reproducidas sobre la pared de la cueva mediante la impresión directa y en negativo de los propios miembros de los artífices. De este modo, el volumen de la mano queda vacío y se colorea su silueta en tonos rojizos, extraídos del ocre natural.
Cada mano tiene una fisiología diversa, lo cual determina la participación de personas de distinto sexo y edad. Vemos también que se trata de manos izquierdas, hecho que se debe a que los autores emplearon huesos vaciados y ahuecados a través de los cuales soplaban para esparcir los pigmentos a modo de un primitivo procedimiento de lacado o spray, de forma que pigmentaban sobre la mano izquierda, apoyada en la roca, mientras sujetaban la herramienta con la derecha.
La composición llama la atención por su iconografía y su técnica, pero uno de los aspectos más controvertidos es la ausencia de numerosas falanges en estas manos. Únicamente una de ellas conserva todos los dedos mientras el resto presentan diversas amputaciones.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Las manos en el arte rupestre son un motivo iconográfico realmente atrayente, con un significado oculto, pero con evidentes connotaciones espirituales, sociales y personales.
Aunque nunca llegaremos a su comprensión plena, el símbolo maniforme se repite durante el Paleolítico en distintas localizaciones, destacando grandes ejemplos en Francia y España.
Un símbolo es la representación de una idea asociada a una imagen concreta debido a algún tipo de relación establecida entre ambas. Como apuntan los especialistas Malinowski, Boas o Jung, los símbolos paleolíticos son resultado de una herencia social que manifiesta un sustrato común entre culturas diversas y distantes entre sí, explicación aplicable también a las representaciones maniformes.
Efectivamente, las analogías entre símbolos de diferentes sociedades tienen una explicación histórica, pues atestiguan la vivencia de fenómenos similares en distintas culturas, al mismo tiempo que están relacionadas con una estructura mental común al género humano.
Investigaciones sobre diversas muestras como las de Gangas, han concluido que la representación paleolítica de la mano tiene un sentido mágico y sagrado con significación astral asociada tanto al sol como a la luna (que es conocida por muchos pueblos primitivos como el sol de la noche).
El hecho de que mayoritariamente encontremos estos signos en negativo así como la ausencia de manos derechas en grandes santuarios, hacen pensar que el procedimiento en negativo fue intencionado, posiblemente por adecuarse mejor a las características del objeto real representado.
Estas circunstancias apuntan a una asociación de los rayos de luz a la mano, representándose la aureola de luz del astro mediante la forma de la mano y las falanges iluminadas gracias al oscurecimiento del espacio circundante. También los dos colores empleados en este tipo de obras, rojo y negro, podrían deberse a una distinción entre el sol y la luna respectivamente.
Este símbolo maniforme tendería progresivamente a la abstracción, hasta transmutar en otro. Dicha hipótesis se fundamenta en la escasez de manos en el arte esquemático posterior (Mesolítico) y la asociación neolítica de los astros a otras formas, como los ojos figurados a modo de soles en representaciones de la Diosa Madre.
CURIOSIDADES
Estudios clínicos como los de Sahly, concluyen que las manos estaban mutiladas, una teoría basada en el análisis de huellas de muñones que de los artistas dejaron sobre la roca al realizar las pinturas.
Sería muy habitual para estos pobladores paleolíticos padecer diversos accidentes, atrofias o deformidades provocadas por las duras condiciones de vida propias de la última gran glaciación (se baraja una gran incidencia de poliartritis, la lepra, la enfermedad de Raynaud, la de Ainhum o lepra).
Pero también existen hipótesis más inquietantes, como la de Clottes, que sostiene la posibilidad de la recreación del trance en rituales chamánicos en los que las manos atraviesan la pared de la cueva para penetrar en una dimensión espiritual.
Asimismo, otros han apuntado la posibilidad de que se tratara de mutilaciones autoinfligidas con motivo de ritos sociales. No obstante, parece poco probable esta práctica entre los pobladores paleolíticos, dada la importancia de las manos para la supervivencia.
Para acercarnos a una interpretación, indudablemente hemos de considerar la implicación de un pensamiento simbólico humano en gestación. En este sentido, destacan las explicaciones del gran investigador del arte del Paleolítico y principal teórico de la corriente antropológica conocida como estructuralismo funcional, Leroi-Gourhan, quien sostuvo que las pinturas de manos sin falanges podrían tratarse de un código expresado mediante la flexión de dedos.
No cabe duda de que las manos de Gargas, tienen un sentido social, pero también un sentido espiritual. Estos significados están relacionados con el pensamiento abstracto, algo que no puede surgir si no hay primeramente una autoconsciencia, un concepto de individualidad y una idea de sociedad.
El pensamiento simbólico tiene como evidencias claras ciertos elementos: lenguaje, estratificación social, desarrollo económico, explicación para fenómenos como la muerte, el nacimiento o la enfermedad, rituales como el enterramiento, el uso de elementos embellecedores… etc.
Las manos de Gargas probarían que en etapas previas a los hitos humanos descritos, más propios del Neolítico, ya había una manifestación de pensamiento simbólico primitivo.
Pero el pensamiento simbólico paleolítico es limitado. Por un lado, no hay un lenguaje tal y como lo entendemos en la actualidad; por otro, hemos de tener en cuenta que estos humanos solo podían pensar en lo metafísico partiendo de lo físico, de lo que conocen, y por ello sus representaciones tienen que ver con animales familiares o seres humanos.
Igualmente, consideremos que el contacto con ese sistema de nociones abstractas asociadas a lo sobrenatural se experimentaría por estos individuos aferrados a lo natural en ciertas situaciones relacionadas con los estados de conciencia alterados.
Se asocian tanto a los efectos de enfermedades o del aislamiento como a los provocados por la ingesta de sustancias psicotrópicas en rituales chamánicos. Lo simbólico nace de esta manera para dar respuesta a situaciones que exceden la capacidad cognitiva del ser humano paleolítico.
Por último, vamos a destacar uno de los últimos hallazgos referentes a representaciones maniformes prehistóricas, que viene de parte del arqueólogo Snow.
Snow se interesó por las investigaciones del biólogo Manning, quien demostró que la morfología de las manos masculinas y femeninas presentan diferencias claras en la longitud de las falanges: las mujeres poseen los dedos índice y anular de un tamaño muy similar, mientras que los hombres manifiestan una longitud de los dedos más dispar.
Estos datos llevaron a Snow a estudiar diversas impresiones de manos halladas en cuevas francesas y de la cornisa cantábrica española. Tras los análisis comparativos basados en la teoría de Manning, concluyó que más de un 70% de las muestras seleccionadas correspondían a mujeres.
El estudio de Snow, publicado por la revista American Antiquity, revive el debate sobre el significado oculto de estos símbolos y su autoría y también sobre papel que ocupa la mujer respecto al nacimiento del Arte.
Esta influencia femenina tanto podría corresponderse al rol de artífice como al ya bien conocido rol de objeto artístico mediante el cual expresar creencias relativas al origen de la vida y la supervivencia del grupo social.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
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