COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LE JUGEMENT DE PARIS
CONTEXTO HISTÓRICO
Corría el año 1910, y tras su éxito en su primera exposición un año después, el pintor, artista, diseñador teatral y célebre ilustrador francés George Barbier, se encontraba esbozando los primeros bocetos de moda, posiblemente, se trataran de encargos para refinados modistos de la época en la alta costura parisina. Nacido en Nantes, se trasladó a Paris entre los años 1908 y 1910, donde fraguó toda su carrera en la École nationale supérieure des beaux-arts de la capital francesa, gozando del aprendizaje como alumno del maestro Jean-Paul Laurens.
Influenciado por las obras de sus referentes Jean-Auguste-Dominique Ingres y Antoine Watteau, al filo de la vanguardia, se inspiró siguiendo su ritmo y línea estética en el papel de la mujer tras el conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial que tuvo en jaque a toda una generación de mujeres trabajadoras en las industrias textiles, confeccionando trajes para los militares y soldados que participaban en la contienda.
Veinte años fueron los que este gran ilustrador estuvo en el círculo de élite apodado por la revista de moda femenina estadounidense Vogue, “Los Caballeros del Brazalete”, homenaje a un grupo de intelectuales, todos ellos artistas elegantes y extravagantes en sus ademanes. Barbier, a lo largo de su trayectoria mostró interés por la joyería, por las artes escénicas y potenció su creatividad en creaciones con materiales como el vidrio y el papel pintado.
Algunas de sus reproducciones más aclamadas fueron dibujos o grabados coloreados, junto con la inclusión de litografías mediante la técnica del estarcido (tipo de impresión o decoración a partir de una plantilla o calco que se realiza, a través de un dibujo recortado o patrón que permite la reproducción en serie de la imagen representada).
Realizó ilustraciones para la industria publicitaria junto con almanaques modernistas, lo cual, le permitió difundir su arte representativo e identificativo del pintor galo. Su personal vínculo con las casas de moda más relevantes del momento como Jeanne Paquin o Madeleine Vionnet, junto con el joyero Cartier fueron su trabajo de campo, en el que tuvo la oportunidad de crecer y de darse a conecer en la burguesía francesa. George Barbier, al tener una gran faceta como diseñador teatral participó en una serie de decorados y trajes, tanto para teatro como para cine, en esta ocasión para crear el vestuario de Rodolfo Valentino en la película Monsieur Beaucaire del año 1924.
En sus obras encontraremos un factor común que son las influencias que tuvo el artista por su atención hacia los vasos griegos, orfebrería clásica europea y las miniaturas indias. Obras como las de Aubrey Beardsley y León Bakst, potenciaron su cercanía hacia el estilo preciso y votivo del art déco que marcó el inicio del siglo XX.
ANÁLISIS FORMAL
Una oportunidad para la emancipación de muchas mujeres fue que tras la finalización del conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial que robó la alegría a miles de personas con diferentes nacionalidades, en este paréntesis temporal de cuatro años largos que parecían interminables, en el que todas ellas tenían un único objetivo que terminara la guerra y tener el deseo, al fin hecho realidad, de volver a empezar.
El rol tradicional de mujer conformista, mujer “de su casa” que su única ambición era ocuparse del hogar y de su marido acabó, terminó esa perspectiva a las que se reducía a las mujeres; ese ideal de patriarcado extendido, reducido al trabajo industrial junto a las labores diarias, una rutina preestablecida por la sociedad formal.
Hay que decir que este cambio no fue simultáneo y las sociedades más conservadoras como las que tenían lugar en países como Inglaterra y Alemania, pusieron trabas que entorpercieron esta evolución. Numerosas mujeres no se pudieron beneficiar de ese cambio transgresor como ocurría en otras sociedades ya sea la francesa o la estadounidense. Muchas de ellas, tras quedarse sin sus familiares por la contienda, tenían que seguir trabajando para subsistir, para poder sobrevivir.
Se fomentaron las políticas natalistas y una vez más, la mujer vió limitada su emancipación. Aún así, las mujeres tomaron las calles y decidieron salir de su casa con la única finalidad de poder divertirse. En ese instante, comenzaron a hacer deporte, salen a bailar, deciden sus conductas sexuales y hasta conducen automóviles.
George Barbier recogerá el sentido de la mujer como unidad, hecha a sí misma, independiente y con ganas de vivir sin restricciones, ni sujeta a normativas impuestas.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
En el grabado Le Jugement de Paris, observamos que el pintor francés nos sorprende recreando el mito griego del Juicio de Paris que revela el origen mítico de la guerra de Troya.
En primer plano, identificamos a tres mujeres, en principio anónimas, pero que bien podrían ser una versión contemporánea de las diosas Hera, Atenea y Afrodita que se enfrentan por la manzana dorada adornada con la frase dedicatoria que dice así: para la más bella que deja Eris, diosa de la discordia que se enfureció tras no recibir ninguna invitación para asistir a la boda de Peleo.
En esta disputa tan trepidante, no quedó otro remedio para resolver el enfrentamiento que la intervención del dios Zeus, considerado el padre supremo de todos los dioses de la Antigüedad Clásica, conocido como Júpiter para los romanos.
Para ello, escogió como juez al príncipe pastor de Troya, Paris. Finalmente, él escogió a la diosa Afrodita, porque ella le había prometido el amor de la mujer más bella de toda Grecia, y de la que el joven príncipe troyano estaba enamorado, esta mujer misteriosa es la esposa del rey Menelao, Helena, que a su vez, se enamora de Paris, quien la rapta llevándosela a Troya, provocando la furia desatada y sin control de Menelao, lo que desencadenará la guerra de Troya.
Volviendo al grabado Le Jugement de Paris de George Barbier, situamos la escena en lo que podría ser el recibidor de la entrada a un teatro, lo que vendría a ser un photocall actual. En este caso, teniendo como telón de fondo una pared de mármol nacarada con formas acuosas, recreando la calidad de un material exquisito, derrochando lujo, ostentación y teatralidad en el conjunto artístico, junto a una peana en la que se sostiene una escultura votiva de rasgos infantiles semidesnuda, al puro estilo griego, en la que se apoya una de las damas.
Si procedemos a interpretar la composición, George Barbier recrea la moda de la época, hace gala de los vestidos silueteados, potenciando las curvas de las modelos como si fueran una segunda piel, recreándose en los pliegues y en las estrías como si las protagonistas del grabado fuesen las cariátides del templo Erecteón de la fachada sur, en Atenas.
La paleta cromática de los trajes del arquetipo femenino de nuestras chicas, destaca por el empleo de colores ocres acaramelados, pasteles o tonos plata y nude acentuando los escotes pronunciados y las espaldas abiertas hasta la cintura. Los vestidos son ligeros, no pesan ni aprietan, son fluidos y caen hacia abajo hasta los pies en cascada. ¡Adiós, a los corsés! Las joyas cobran un papel protagonista en el conjunto compositivo.
Gargantillas engarzadas con piedras preciosas, collares de perlas, tocados de estilo bandeau con telas de terciopelo, sedas orientales con una altísima calidad y textura adornan los peinados garçon de las mujeres art déco. Los apliques con otros tipos de telas o engarces con forma de medallones, adornos geométricos o propios de la naturaleza potencian el volumen en la vestimenta, acentuando la cadera y subiendo ligeramente el plisado del traje.
Los tirantes de los vestidos son los conocidos como tipo fideo, por su finura ya que aún no se incorporan a la estética indumentaria los escotes redondos sin sujeción. El maquillaje pone el broche final a un estilo único junto con los zapatos “joya” que estilizan la figura haciendo a la mujer parecer más esbelta y alargada en sus formas. Aparece el concepto de espalda kilométrica.
En escena, interviene un cuarto personaje, el cual, no identificamos con exactitud, pero que bien podría tratarse de un voyeur ya que a Barbier le gusta integrar este tipo de personajes sean hombres o mujeres de forma explícita o no en sus grabados, en escenas eróticas dentro de la intimidad que genera un dormitorio o de forma secundaria, por ejemplo, a través de una señora que pasea a su mascota pero interrumpe el foco de atención en la composición que bien puede ser una escena familiar o de aire romántico.
CURIOSIDADES
En la exposición “Las hijas del Jazz” que ofrece la Casa Lis en Salamanca hasta el próximo mes de abril, recrea en diferentes salas inmersivas gracias a la tecnología actual, un viaje por esta época en un conjunto de cartelería, pequeñas estatuillas, pintura y hologramas a ritmo de “charlestón”, que hacia bailar a esta increíble y regenerada sociedad con la música que llegaba de América con los nuevos bailes.
Quiero marcar la figura de Zelda Fitzgerald bailarina, novelista y una reconida celebridad estadounidense que fue un icono feminista apodada por su esposo el escritor F. Scott Fitzgerald “la primera flapper de Estados Unidos” y que se ocupó de marcar la personalidad de la mujer de la época con su creatividad, imaginación e independencia. Y sigueindo sus pasos, nombro a Greta Garbo, Gloria Swanson, Louise Brooks o la mítica e inconfundible Coco Chanel.
Para finalizar, recomiendo que se visualicen los grabados que forman parte de la muestra del artista George Barbier y que componen el conjunto con el grabado abordado en el artículo Le Jugement de Paris que son los siguientes: Complez sur mes serments, L´Aveu difficile y La Jolie Insulaire.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
HARLOW, Frederica, MEYER, François: Las Ilustraciones de George Barbier a todo color, 1977, pp 48, Nueva York: Dover.
HEROUARD, Cheri, VINCENT, René: La Vie Parisienne: Covers and Cartoons,1917-1922, 2018, pp 208: Calla Editions.
SINCLAIR, Charlotte: Vogue on Christian Dior, Estados Unidos: Harry N Abrams Inc.
EDMONDE, Charles-Roux: Descubriendo a Coco, 2017, pp 584: Lumen.
MUSEO ART NOUVEAU Y ART DÉCO – CASA LIS: https://www.museocasalis.org