COMENTARIO HISTORICO ARTISTICO DEL LLANTO SOBRE CRISTO MUERTO
ANÁLISIS FORMAL
Nos encontramos frente a la obra cumbre del escultor italiano Niccolò dell´Arca. Una obra a caballo entre el nuevo gusto clasicista nacido en Italia, gracias al Humanismo y al estudio de la antigüedad, y el estilo gótico tardío, aun de moda en la Europa del XV.
El Llanto sobre Cristo muerto es un conjunto escultórico con siete figuras a tamaño real, todas ellas de bulto redondo, visibles desde varios puntos de vista. Se desconoce si la ubicación de estas estatuas es la original o fueron reordenadas en algún momento; aunque la composición y la teatralidad que generan funcionan a la perfección.
El escultor se decantó por utilizar como material terracota, lejos del mármol o el bronce, los grandes preferidos en la estatuaria del Renacimiento. En su día estaban completamente policromadas, un color que se ha perdido dejando al descubierto el marón natural de la arcilla, aunque todavía pueden verse restos.
Seis de las figuras se encuentran rodeando el cadáver de Cristo, situado yacente en el centro sobre una losa. Su gesto transmite serenidad, y su cuerpo muestra los signos del calvario al que fue sometido.
Las figuras de los dos hombres representan a José de Arimatea, con una frondosa barba de reminiscencia griega y expresión de incredulidad, y al apóstol San Juan, imberbe y con un pronunciado gesto de desagrado, aunque contenido.
Por su parte, y ejerciendo de contraste emotivo, las figuras de las cuatro mujeres (María Salomé, la Virgen, María de Cleofás y María Magdalena), desatan su desesperación con todo su esplendor.
Entre ellas destacan la Virgen, sumida en la desolación propia de una madre que ha perdido a su hijo, y María Magdalena, llena de cólera, cuyo rostro desencajado de dolor junto con sus vestimentas, que simulan un violento movimiento, dotan al conjunto de una expresividad única.
Fueron varios los motivos que ayudaron a Niccolò a dar a este conjunto un realismo y fuerza sin igual. Entre ellos, la elección de la arcilla fue uno de los factores que le permitió conseguir un fuerte dramatismo, acentuado por el juego de luces y sombras que crean los diferentes volúmenes en las ropas y los marcados gestos.
Este dinamismo no conoce precedentes en su época, demostrando un tenaz talento para captar un momento lleno de tensión, angustia y violencia. Su magistral habilidad para representar los pliegues y su densidad, su adaptación a la anatomía, y la ilusión de movimiento generada, beben directamente de la técnica de paños mojados del escultor Fidias, demostrando un profundo conocimiento de la Antigüedad clásica que volvía a estar en auge en el ámbito italiano del Quattrocento.
Su captación de los sentimientos encuentra su inspiración en la potente expresividad dramática de las obras de Donatello. Este escultor, en su última etapa, inauguró la llamada novedad dramática: figuras cargadas de expresividad y con una profunda carga psicológica.
Sin embargo, en esta obra todavía hay cierta reminiscencia del arte gótico, concretamente del estilo escultórico de Borgoña. Se cree que Niccolò pudo viajar a Francia antes de establecerse definitivamente en Bolonia, entrando así en contacto con el estilo borgoñón del artista Claus Sluter.
Este estilo vivió su esplendor en plena época gótico tardía, en el siglo XIV, cuando se unen el ducado de Borgoña y el condado de Flandes; esto provocó la fusión de los rasgos delicados y cortesanos del gótico francés, con la marcada expresividad de la escultura nórdica.
En la obra de Niccolò, todavía algo alejada anatómicamente de los modelos clásicos, encontramos estos elementos. Además, la carga psicológica de este conjunto dista de los aun sosegados rostros que se popularizan durante el XV. Quizás por ello, y a pesar de lo impactante de esta obra, no ejerció una influencia relevante en su momento, imponiéndose un tono más sereno en los Llantos sobre Cristo renacentistas.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
El acontecimiento que recoge esta escena es el que da final al ciclo de La Pasión de Cristo. Este episodio, que forma parte del Nuevo Testamento, da culminación al calvario vivido por Jesús en la crucifixión. Tras el descendimiento de la cruz, su cuerpo es depositado en una losa para ser velado por sus seres queridos.
En otras versiones contemporáneas del Llanto se representa el momento del traslado al sepulcro, aunque siempre presentando ambas versiones un elenco de figuras y elementos comunes.
Este abanico de personajes que suele acompañar a Cristo suele estar formado por las plañideras o mujeres llorando, en este caso encarnadas por las cuatro Marías, junto con otros personajes cercanos al entorno del Jesús, como el apóstol San Juan.
A pesar de lo familiares que nos resultan este tipo de escenas hoy en día, lo cierto es que durante la Alta Edad Media, y buena parte de la Baja Edad Media, no era corriente encontrar representaciones del ciclo de La Pasión; se tenía preferencia por los pasajes bíblicos que mostraban la parte más divina de Cristo, desde los hechos relacionados con sus milagros, pasando por su papel en el Juicio Final.
El gusto por representar los pasajes que acercan más a Jesús a su faceta terrenal surgen de la mano del cambio de mentalidad que empieza a esgrimirse en la sociedad europea a partir del siglo XIV, con una especial prontitud en la península itálica.
Aparecen así dos factores que animaran a los artistas, tutelados siempre por los poderes eclesiásticos y monárquicos, a intentar plasmar esa parte sentimental propia del hombre, inherente también en Cristo.
Por un lado, el humanismo y su exaltación de las cualidades humanas dando valor al individuo, propiciaran la elección de aquellas escenas donde se le muestra viviendo experiencias y sentimientos: donde sufre, donde emociona, donde duda… aquellos momentos donde pueden diseccionar cada emoción.
Por otro lado, se inicia la búsqueda en los modelos griegos y romanos de un nuevo tipo de arte que fuera acorde a estos valores humanísticos. Retoma así en la sociedad occidental el interés por la mímesis de la naturaleza, y la consecuente captación de las emociones.
El ciclo de Pasión ofrece así un imaginario potentísimo que permite a los artistas explorar la psicología de los sentimientos, a la par que se acerca la figura de Jesús a su naturaleza mortal, humana, en concordancia con los valores del momento.
GALERÍA DE IMÁGENES
BIBLIOGRAFÍA
- ALEGRE CARVAJAL, Esther; MONTEIRA ARIAS, Inés; PERLA DE LAS PARRAS, Antonio: Las artes en la Edad del Gótico. Madrid, 2021.
- BARAGLI, Sandra: El siglo XIV. Madrid, 2006.
- DE FUSCO, Renato: El Quattrocento en Italia. Madrid, 1999.
- Imágenes: https://artsdot.com/ (02/11/2022)