COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOLA DE VALENCIA
CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Conocemos a Manet por haber sido uno de los artistas más originales en las vanguardias del siglo XIX por haber dado cabida a desnudos poco idealizados y a personajes de las clases sociales más desfavorables convirtiéndolas en protagonistas de sus telas.
Sin embargo, este artista se interesó también por la representación de la cultura y personajes de nuestro país, añadiendo pinceladas influenciadas por algunos artistas españoles como Velázquez o Goya.
En 1861, tras ser rechazado en el Salón de París dos años antes por presentar El bebedor de absenta, vuelve a participar en el concurso con dos obras; Retrato de Auguste Manet y Eugénie-Desirée Manet y El guitarrero (o Cantante español).



Este último tuvo gran acogida por el jurado y la crítica, a pesar de la evidente falta de conocimiento de las costumbres españolas por parte del artista que se evidencian en la disposición del instrumento musical y la mezcla de diversos ropajes regionales.
Por otro lado, este cuadro es el inicio de lo que se conoce como la época española de Manet, pues tiene un interés por representar la esencia de lo español a través de motivos y personajes emblemáticos.
Este interés no era raramente unánime en Manet, sino que muchos artistas se interesaron por añadir un carácter español a sus obras.
Esto tuvo mucho que ver con las campañas bélicas que Napoleón llevó a cabo en España (1808-1814), ya que trasladó a París piezas de gran relevancia del repertorio artístico español e inició un carácter atractivo hacia la plástica española, llegando, en 1838 a crearse en el Louvre la Galerie Espagnole que permaneció abierta al público hasta 1853.
ANÁLISIS FORMAL
Esta bailarina de piel blanca y pelo negro, con una vestimenta tradicional andaluza muy colorida y adaptada para el espectáculo, destaca distintamente de esas bambalinas oscuras en las que se encuentra.
Manet utiliza unas pinceladas minuciosas detalladas para su rostro, la gasa que le cubre la cabeza y sus brazos y piernas, en comparación con la falda y sus bordados florales, en las que opta por una pincelada más cargada y rápida, aunque menos detallada pero que nos hace discernir sin complicación el ornamento de la saya.
Este método que utiliza el artista pretende yuxtaponer las distintas tonalidades en vez de mezclarlas, favoreciendo un acabado más nítido en algunas partes de la composición.
El fondo aún presenta una tendencia un tanto claroscurista, común de la pintura barroca española, en la que se ve la preocupación por la relación de los matices oscuros del fondo y la acentuación de los colores claros y vivos que componen la figura femenina, una forma de atraer nuestra mirada al atuendo de la bailarina y a su rostro.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

A quien está representando Manet en esta obra es a Lola de Valencia, nombre artístico de la bailarina Lola Melea, que trabajaba en la compañía de ballet de Mariano Camprubí. Por las fechas en las que se realizó el cuadro, la compañía andaba actuando por París y Manet vio el momento perfecto de poder retratar a los bailarines.
En concreto, en el retrato de esta bailarina, el tratamiento de la postura de la figura, con la pierna derecha un tanto adelantada y el brazo izquierdo en jarras, es innegable percibir la influencia de Goya, llegándonos a recordar al Retratro de la Duquesa de Alba en duelo, además de dar efecto volumétrico a la composición.

También podemos percibir la personalidad de Lola Melea, por el gesto que transmite su postura y rostro, pues da la sensación de que tenemos ante nosotros a una mujer orgullosa de su actuación.
BIBLIOGRAFÍA
ARMIRAGLIO, Federica. Manet. Unidad editorial S.A., 2005
BRODSKAYA, Nathalia. Manet. Parkston International, 2011