Los niños de la concha

Ficha técnica

Título: Los niños de la concha
Autor: Bartolomé Esteban Murillo
Cronología: Ca. 1670
Estilo: Barroco
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid
Dimensiones: 104 x 124 cm
Escrito por: Carmen Álvarez

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOS NIÑOS DE LA CONCHA

CONTEXTO HISTÓRICO

El siglo XVII marcó una época clave en la Historia del Arte en Europa y los territorios que se encontraban bajo su dominio. En el caso religioso, la Reforma Protestante surgida en 1517 provocó un conflicto de grandes dimensiones entre la Iglesia de Roma y el Protestantismo.

 En el caso de la Iglesia Católica, se llevó a cabo la denominada Contrarreforma, con el objetivo de luchar contra esta nueva corriente religiosa. El Concilio de Trento, entre otros temas, como definir la doctrina religiosa y luchar contra el Protestantismo, definió también el papel que cumpliría el arte en esta etapa.

Es en este momento cuando se origina el que podríamos denominar estilo Barroco. Con una gran representación en Italia y España, aparte del Norte de Europa, el barroco se caracteriza por ser un estilo crudo, con movimiento, con grandes luces y sombras.




En el caso del barroco financiado por la Iglesia de Roma, las representaciones religiosas cobraron una gran importancia: escenas de la Biblia, representaciones de María, como las Inmaculadas

Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617- 1682) es uno de los más importantes artistas de España y de esta época. Hacia 1635 se cree que empezó a formarse como artista, aunque es cierto que no se conoce a ciencia cierta demasiado sobre su vida.

Sí se sabe que se llegó a convertir en el pintor más importante de Sevilla, llenando las iglesias de la ciudad con sus obras. Persona humilde y trabajadora, llegó a ser realmente conocida como artista en su época, aunque permaneció en Sevilla la mayor parte de su vida.

Falleció al caerse de un andamio mientras trabajaba en un lienzo para la iglesia de los capuchinos de Cádiz, y fue enterrado en la iglesia de la Santa Cruz,

Los niños de la concha
Bartolomé Esteban Murillo, Alonso Miguel de Tobar, siglo XVIII

ANÁLISIS FORMAL 

Los niños de la concha es una obra que representa a la perfección el estilo dulce tan característico de Murillo. El ambiente celestial se combina con una realidad más cotidiana, creando una atmósfera única de Murillo que tanto gustaba a la Iglesia.

Los niños de la concha (Ca. 1670)

La paleta de color es suave, con colores apastelados y pocos contrastes. Eso realza aún más la dulzura de la obra y encaja con lo que el pintor nos está representando: una escena de la infancia de Jesús.

La composición es sencilla: las dos figuras de Jesús y San Juan Bautista niños se encuentran en el centro de la misma. Junto a ellos un cordero, símbolo con un importante significado en la iconografía cristiana.

Sobre las cabezas de los infantes se encuentran unos querubines, acompañando la escena, y que son muy comunes en las obras religiosas de Murillo, como las Inmaculadas.

La luz incide principalmente en los dos protagonistas, en mayor medida en Jesús, por lo que ambos destacan sobre todo lo demás.

El fondo, sin embargo, se ciñe a un paisaje campestre sencillo y sin grandes detalles, llevando toda la atención a los personajes. Nubes negras rodean la composición, creando un pequeño contraste entre la luz de los personajes y la oscuridad que les rodea.

Esta es una de las obras más características del estilo de Murillo, principalmente en su faceta más religiosa, donde podemos apreciar su estilo amable y dulce, sus paletas de colores suaves y la atmósfera celestial que hacen sus obras únicas en la Historia del Arte.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Nos encontramos ante una obra sencilla en apariencia, pero cargada de simbolismos: Jesús niño sostiene una concha, símbolo del bautismo, de la que San Juan Bautista, también niño, está bebiendo.

Esto nos vincula a un personaje tan importante como Juan Bautista con el que será su futuro y con uno de los elementos propios de su iconografía: el bastón y la concha del bautismo. Además, en el bastón, que además tiene forma de cruz, se puede leer ECCE AGNUS DEI, señalando a Jesús como el cordero de Dios.

Jesús niño, por su parte, se encuentra vestido con un paño de color púrpura, símbolo de autoridad y de poder, y junto a él se encuentra un cordero, que representa el sacrificio que realizará Jesús cuando sea crucificado. 

Esta representación de la infancia de Jesús y Juan Bautista es una invención del autor, y no está representada en la Biblia, pero llama a los sentimientos y a la fe de los espectadores. Es por ello que la Iglesia Católica utilizó sus representaciones durante muchos años, para apelar a los sentimientos de los fieles.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

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