Los recién casados de la Torre Eiffel

Ficha técnica

Título: Los recién casados de la Torre Eiffel
Autor: Marc Chagall
Cronología: 1938-1939
Estilo: Simbolismo
Materiales: Óleo sobre tela
Ubicación: Centre Pompidou, París
Dimensiones: 150 cm x 136,5 cm
Escrito por: CuDiosa

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOS RECIÉN CASADOS DE LA TORRE EIFFEL

CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO

«Love is in the air, everywhere I look around.
Love is in the air, every sight and every sound»

John Paul Young

Las cosas como son: Marc Chagall estaba profundamente (condicionado) enamorado. ¿De quién? De Bella Rosenfeld, su primera esposa y gran amor. Cual romance de telenovela, los padres de Bella se negaban a que su hija se casase con tremendo pagafantas sin dinero ni futuro aparente.




Eran de familia de joyeros y, claro, manejaban panoja por doquier. Algo que irremediablemente provocó que, con una mano delante y otra detrás, Marc renunciara a las primeras jugosas carantoñas, y emprendiera viaje a París en busca de las Vanguardias.

No cabe duda que la intención del galán era volver a su pueblo (Vitebsk, Bielorrusia) como un pintor asentado y próspero. En la capital francesa apenas vendió cuatro cuadros pero los suficientes para lograr ponerle el anillo a su amada y, de paso, pasarles los billetes por la cara a sus queridos suegros.

Los recién casados de la Torre Eiffel
Marc Chagall y Bella Ronsenfeld (vía Grup Enciclopèdia).

Cierto es que, aún sumergido en el moderno ambiente parisino, Marc no logró mojarse del todo. Más bien, picó de aquí y de allá para terminar haciendo lo que le venía en gana.

Un estilo personal e inclasificable en el que destacaba el aspecto figurativo, muy desdibujado en esos años. Aún así, él ansiaba volver a «la ciudad del amor» con Bella y, aún manteniendo su estilo, chupar de la teta del fauvismo (Matisse), cubismo (Picasso), orfismo (Delaunay), etc. La I Guerra Mundial retrasó el propósito cuatro años pero, una vez terminada la masacre, pudo retomar su éxito pictórico y convertirse en una figura prominente dentro de la llamada École de Paris.

“A pesar de todos los problemas de nuestro mundo, en mi corazón nunca abandoné el amor en que fui criado o la esperanza del hombre en el amor. En la vida, igual que en la paleta del artista, hay un solo color que da sentido a la vida y al arte, el color del amor”

Marc Chagall

Con respeto hacia quienes no opinen lo mismo, considero que Marc Chagall es uno de esos artistas únicos. Ya lo sé, muchos lo son pero él un poco más.

Es expresivo y colorista; un sentimental de manual empeñado en representar y darle color a sus entrañas, a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa

Los recién casados de la Torre Eiffel
‘Yo y el pueblo’ (1911, óleo sobre lienzo, 192,1 x 151,4 cm) MoMA, New York

A través de su estilo distintivo y pionero, Chagall pintó temáticas, a buen seguro, acumuladas en su subconsciente y arraigadas a su historia personal junto con el folclore propio de la Europa del Este.

Abrió la puerta a lo moderno pero dejó que sólo asomara la patita que le interesaba, esa que podía servir para seguir desarrollando su imaginería expresiva y, por tanto, manteniéndose coherente y fiel a sus fuentes de inspiración ancestrales.

Documental RTVE Play, ‘La sala’ con un un mini reportaje sobre el artista por Javier Téllez

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

Los recién casados de la Torre Eiffel
Los recién casados de la Torre Eiffel

Venga, va. ¿A que no os imagináis quienes son los protagonistas de ‘Los recién casados de la Torre Eiffel’? Igual os lo he puesto difícil. Para los más despistados/as, otro dato más: durante los 29 años juntos, Marc siempre se dirigió a Bella como nishoma (su alma). Morid de amor.

Efectivamente, son ellos. Y flotan. Algo que hacen casi siempre para representar ese deseo y sensación de levitar cuando se está tan enamorado. Morid de amor, again.

A su espalda, vemos una simbólica mancha azul que representa a la Torre Eiffel (el título también ayuda) lo que le engancha con su experiencia parisina, su intención de volver y el anhelo de vivir el sueño junto a su, ahora, esposa.

Los recién casados vuelan en un cielo tranquilo lleno de símbolos que muestran el origen judío del pintor: la aldea representa su niñez rodeada de todas las tradiciones, el violín. El cielo y los ángeles referencian a la Biblia, el árbol simboliza la vida en todo su esplendor.

La pareja, ella vestida de blanco pureza, mientras que el lila del traje del novio representa el amor espiritual, cabalgan sobre un gallo que simboliza la esperanza y la fertilidad, un deseo que se materializa en el gesto de Chagall tocando el vientre de su mujer.

A la derecha puede verse la casa de la pareja en el barrio judío que parece estar amenazada o, por el contrario, iluminada por el candelabro agarrado por un ángel del revés. No hay que olvidar que en 1938-1939 los signos de una nueva guerra eran inminentes y puede que la intención del ruso fuera pintar esa felicidad frágil.

CURIOSIDADES

Empecemos diciendo que el verdadero nombre de Marc Chagall era Moishe Segal. En ruso su nombre era Mark Zacharovič Šagal, pero finalmente, pasó a la historia por su nombre francés.

Si os preguntáis cómo terminó la historia de amor, pues bueno, como un buen melodrama. Tras los 29 años de matrimonio y una hija en común, Ida, Bella muere en 1944 a causa de una infección viral.

Tras la desgracia y unos meses de absoluta depresión en los que se negó a pintar, Chagall tuvo dos esposas más, la primera fue Virginia Haggard McNeil, 28 años más joven y contratada como ama de llaves. La pareja tuvo un hijo, David, pero en 1951 la relación terminó cuando Virginia conoció a un fotógrafo en Nueva York.

En 1952, se casó con Valentina Brodsky, historia muy similar a lo Leonardo DiCaprio: una secretaria contratada por su hija, 25 años más joven que el pintor.

Los recién casados de la Torre Eiffel
Pablo Picasso y Marc Chagall trabajando juntos (vía Pexels).

Amoríos aparte, terminemos con orgullo patrio. Sus años en París forjaron una relación de respeto mutuo con Picasso, aunque su amistad estuvo protagonizada por varios altibajos. Los dos artistas, muy diferentes entre sí, tanto artísticamente como personalmente, eran amigos y enemigos al mismo tiempo.

Tanto es así que Chagall llegó a decir: 

«Soy como un mosquito zumbando alrededor de Picasso. Le pico una vez, dos, pero luego me aplasta. […] Picasso siempre comienza nuevas modas. Pinta dos ojos en un trasero y todos lo copian».

Un último apunte, del 2 de febrero al 5 de mayo de 2024, la Fundación Mapfre en Madrid expondrá: ‘Chagall. Un grito de libertad‘. Planazo.

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