Los tres filósofos

Ficha técnica

Título: Los tres filósofos
Autor: Giorgione
Cronología: 1505-1509
Estilo: Renacimiento Italiano
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Kunsthistorisches Museum, Viena
Dimensiones: 121 cm × 142 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOS TRES FILÓSOFOS

CONTEXTO HISTÓRICO

Entre 1350 y 1550 la sociedad europea occidental conoció y vivió una auténtica revolución espiritual, una crisis en todos los órdenes de la vida; una profunda transformación del conjunto de valores económicos, políticos, sociales, filosóficos, religiosos y estéticos que habían constituido la vieja civilización medieval.

Asimismo, el período se caracteriza por la aparición de un fuerte proceso de secularización de la vida política y por la presencia de una escuela de pensamiento nueva, el Humanismo.

En la historia del concepto de Renacimiento, tienen especial importancia los historiadores liberales del siglo XIX J. Michelet y J. Burckhardt. Ciertamente el termino Renacimiento adquirió su sentido actual hacia 1860 cuando Burckhardt publico.

La civilización del Renacimiento en Italia, el cual según el autor se distinguía por presentar una serie de manifestaciones entre las cuales destacaba el descubrimiento del hombre y del mundo, así como del arte, la literatura o la filosofía de la Antigüedad, entre otras.

La historiografía posterior, profundizando en lo dicho por Burckhardt, no hizo más que completar el concepto. Las interpretaciones clásicas del mismo se apoyaron en algunas ideas de intelectuales y artistas de los siglos XV y XVI como Giorgio Vasari, o de siglos posteriores, véase Voltaire, que ya consideró la época de los Medici como una de las épocas áureas de la historia. 




El arte del Renacimiento se volcará en la búsqueda del resurgimiento de los valores más nobles del ser humano, tales como la voluntad, la razón y la belleza.

Existirá una gran diversidad de centros creadores que, cronológicamente en unos casos, se superponen como en las ciudades italianas del siglo XV, o se suceden, como centros italianos y de otros países europeos del siglo XVI, lo que hace de este proceso muy complejo y variado.

La pintura, desde la multiplicidad, alcanzará unos principios comunes como una nueva representación del espacio en perspectiva, un nuevo tratamiento de la luz, la temática o la búsqueda de nuevos recursos.

La pintura veneciana del Cinquecento o Alto Renacimiento, se desarrolla de manera paralela a Roma.

La ciudad rica por su pujante actividad comercial, ofrece un rostro exótico y oriental que se muestra en los escenarios llenos de lujo, perfeccionando la técnica del óleo y revolucionando el uso del color, con colores luminosos haciendo que la luz surja de los mismos, siendo el resultado creativo de tres grandes maestros, Giorgione, Tiziano y Sebastiano del Piombo, y es en el primero de estos en el que debemos de detenernos para el análisis de la siguiente obra. 

ANÁLISIS DE LA OBRA

Los tres filósofos
Los tres filósofos

 “A los rasgos de su figura y a su grandeza de espíritu”, “celebérrimo y no menos digno de honor que los antiguos”, así definía Paolo Pina en su Dialogo de Pittura a Giorgio Barbarelli da Castelfranco, conocido como Giorgione.

Fue un pintor de carrera muy corta de la cual se desconoce gran parte de su trayectoria artística, hay muy pocas referencias documentales o literarias coetáneas y de las que nos han llegado dejan muchos aspectos de su carrera sin iluminar, sin embargo la bibliografía que se ha escrito del artista es de gran volumen.

Giorgione ha sido un terreno de ensayo para la disciplina misma de la Historia del Arte, para poner a prueba herramientas de trabajo en el ámbito del espacio del atribucionismo y de la identificación de los significados de las obras, dos de sus espacios tradicionales, e incluso a veces se ha llegado a dudar de su propia existencia llegándolo a definir como un fantasma dentro de la Historia del Arte.

Su carrera pictórica fue muy breve, apenas diez años estuvo activo entre 1500 y 1510, año en el que falleció a causa de la peste. Será uno de los grandes modelos pictóricos venecianos, citado por los grandes autores de su época, en 1524 Baldassare Castiglione ya situaba a Giorgione junto a Leonardo, Mantegna, Rafael y Miguel ángel entre los pintores excelentísimos.            

Giorgio Vasari en sus dos ediciones de “Las vidas”, menciona al artista como un pilar fundamental de ese último momento de evolución del Renacimiento, teniendo en cuenta el sentimiento de animadversión que despertaba la pintura veneciana en el biógrafo.

Para Vasari, Giorgione es el primero en reconocer los cambios que había iniciado Leonardo, adaptándolos y desarrollándolos en su obra pictórica, así como las obras procedentes de Flandes que influenciarán su breve trayectoria. 

Heredero de los conceptos leonardescos de entender que lo importante no es la representación física de las personas o escenarios que queremos mostrar, sino el conseguir en el ojo ajeno esa realidad, es decir la percepción de la manera más veraz y realista en la medida que sea posible.

La pintura veneciana posterior se servirá de este principio para su utilización del color y de la luz, de tal manera, identificamos en la obra del artista como estos principios se entendieron como una herramienta fundamental para otorgar sensación de vivacidad, modelando las figuras, creando superficies aterciopeladas que parecen absorber las sombras.

Giorgione no parece el típico pintor que trabaja para las iglesias y realiza cuadros de altar y polípticos, como excepción significativa cabe mencionar la pala de Castelfranco, pues sus escasos cuadros religiosos se encuentran en museos.

Uno de los aspectos controvertidos es la repercusión que pudo ejercer en su obra las corrientes  de la cultura humanística que por aquel entonces se desarrollaban en los entornos de la Universidad de Padua o la propiamente veneciana.

Vasari describe el amor del artista por la poesía, su talento de música, así como menciona un retrato del artista representando a Caterina Cornaro, hecho el cual ha dado que pensar la posibilidad de que éste frecuentara el circulo de intelectuales que se reunían en la villa Cornaro, entre los cuales también destacaba la presencia del cardenal humanista y erudito italiano Pietro Bembo.

En las pocas noticias que nos han llegado del pintor, aparece integrado en el círculo de aristócratas intelectuales del momento para los cuales realizara diversos encargos principalmente de autoretratos y obras de reducido tamaño y de compleja iconografía destinada a sus “studioli”.

El retrato y el desnudo a través de la mitología figuran en su producción, pero estamos ante un pintor muy personal en el tratamiento de la iconografía, y que aborda temas que incluso hoy en la actualidad son motivo de discusión, véase la obra que aquí se presenta conocida con el nombre de “Los tres filósofos”.

Mancantonio Michiel en 1525 denomina al cuadro como “Los tres filósofos”. Se ha teorizado sobre si son astrónomos, astrólogos, magos, personificaciones de escuelas filosóficas, de representaciones del alma, de las tres religiones monoteístas e incluso que los personajes representados se identifican con Giovanni Bellini, Carpaccio y el propio Giorgione dialogando sobre asuntos del arte, aunque con menor peso historiográfico en esta última.

Hay dos variantes una que relaciona esta pintura con la representación de los magos de Oriente y con la realización de predicciones astrológicas anticipando la fecha del nacimiento del Mesías, y la otra tal y como defendía Michiel de tres filósofos, quizás Pitágoras sentados entre sus maestros Ferécides de Silos y Tales de Mileto, quizás Platón, Aristóteles y Pitágoras. 

En el análisis de la composición de la representación pictórica se divide en una diagonal que atraviesa el cuadro de una esquina hacia otra, agrupándose en el lado derecho las figuras de estos tres personajes en perfecto equilibrio con la masa de cueva que aparece en el lado contrario de la obra.

Entre ambos grupos al fondo de la composición aparece el paisaje empleando una perspectiva atmosférica con el azul en las laderas de las montañas que otorgan a la representación esa sensación de lejanía contraponiéndose con la dorada luz del sol de poniente, esa luz que ilumina a las figuras y otorga al cuadro el clima cálido y suave de un atardecer.

Cada una de las figuras antropomórficas que aparece en la obra difiere de la otra en sus gestos, en sus vestimentas y en los elementos que sostienen, por ello las interpretaciones que se han realizado sobre aquello que representan han sido de lo más variadas a lo largo de la historia.

La figura sentada, la más joven de las tres, viste de verde y blanco sosteniendo un compás y un ángulo recto entre sus manos, al lado de este de pie, vestida de rojo y azul con turbante, parece estar señalando a la figura más anciana en el extremo derecho, quien vestido con túnicas que parecen ser de oro sostiene una brújula en la mano izquierda y un dibujo en la derecha en la que se representan diferentes diagramas geométricos, cálculos o elementos como el sol y la luna. Cada una de estas figuras tiene una dirección diferente en su mirada.

El joven representado mira con atención hacia el frente, hacia el interior de esa gruta que se abre en la parte izquierda de la composición, parece sugerir trata de medir con los instrumentos que porta el mundo físico que lo rodea, en contraposición con la figura de mayor edad al otro extremo, quien con su mirada y herramientas parece intentar medir y comprender el cosmos.

Una de las representaciones más aceptadas y difundidas en la actualidad es la identificación de la figura a la izquierda, la de edad más temprana con la era renacentista, el tiempo coetáneo a la obra en la que vivió el propio artista con el nuevo interés por la cultura humanista al mundo que le rodea.

A la derecha del mismo, el hombre con turbante parece representar el mundo islámico y la forma en la que preservaron los antiguos conocimientos de las culturas griega y romana, encarnando, finalmente, la figura del extremo derecho y la más anciana el conocimiento de estas dos culturas del mundo antiguo, siendo estas tres figuras las tres edades del saber humano. 

A pesar de que algunas de las interpretaciones realizadas ganan un mayor peso en la historiografía para discernir finalmente que representarían cada uno de estos tres personajes, la obra sigue siendo motivo de muy diversas especulaciones, quien sabe si ciertamente alguna de ellas es lo que realmente quiso plasmar el joven artista.

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