Madonna del cuello largo

Ficha técnica

Título: Madonna del cuello largo
Autor: Girolamo Francesco Maria Mazzola (Parmigianino)
Cronología: 1534-1540
Estilo: Manierismo
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Galería Uffizi, Florencia, Italia
Dimensiones: 216 x 123 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MADONNA DEL CUELLO LARGO

CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO

Muchas veces, los libros de texto o la manera de enseñar de ciertas personas omiten una de las etapas más significativas del eje central y finales del siglo XVI. Casi sin ponerle nombre con mencionar el verbo “omitir” dentro de un contexto artístico se puede entender que hablamos del Manierismo. 

La eterna etapa infravalorada, que introducía Miguel Ángel con su Escalera Laurenciana para albergar la colección literaria de Julio d’Mèdicis. Ya en este tardo renacimiento del gran genio Miguel Ángel las formas cambiaban anunciando una plenitud en la forma. 

El Manierismo llegó a desarrollarse de diferentes maneras en las diversas regiones europeas del momento. Tanto las influencias culturales, históricas, sociales de cada lugar específico han dejado huella en los ejemplos manieristas que tenemos en nuestros Museos y edificios civiles. 

Para comenzar a hablar de Manierismo debemos situar al lector en Italia, lugar donde surge tal movimiento o etapa artística. Ya mencionado que esto se da durante el siglo XVI, destacando en las áreas arquitectónica, escultórica, pictórica y sorprendentemente literatura y música. 

En Italia el Manierismo estuvo marcado por varias personalidades influyentes y de las que recordamos obras excelentes con la única mención vocativa. Rosso Fiorentino, Bronzino, Parmigianino, llegaron a indagar en una estética más artificial y alargada con formas elegantes, estiradas y más que estudiadas.

Efecto que se extendió hasta los genios renacentistas como Andrea Palladio o Giovanni Bolonia, y en su Rapto de las Sabinas observamos un estudio anatómico estudiado y alargado. Quizás la influencia de El Greco, que fue uno de los máximos exponentes manieristas en España, y sus formas alargadas debido a aquellos problemas oculares inspiraron a sus contemporáneos.

Las teorías son diversas, sobre por qué el Manierismo recibe tales formas y maneras de expresar, tantas que la labor se vuelve indescifrable y solo podemos reducirnos a las teorías más aceptadas y elegir nuestra preferida. Pero lo general e indudable es que el Manierismo trató de romper con las obligadas reglas y proporciones renacentistas llegando a explotar nuevas formas de expresión artística. 

Entrando en materia, Girolamo Francesco Maria Mazzola, conocido desde su infancia como Parmigianino, debido a su baja estatura y su aspecto débil, fue un pintor italiano, considerado uno de los principales artistas de la Italia que se tornaba manierista.

Comienza experimentando con grabados y retratos, que sin saberlo en los inicios de estos, configuraba una tendencia italiana, el retrato de tres cuartos y de cuerpo entero, que previamente había sido una forma de retrato reservada a la realeza. 

Su padre muere cuando él tiene una corta edad y fue criado por sus tíos, lario Filippo y Michele Mazzola, modestos pintores de provincia que atendían a pequeños encargos. Nada comparado a los encargos inimaginables que tendría en el futuro su querido sobrino. 

Su educación artística se la debemos a Correggio, con quien mantuvo relación desde temprana edad, llegando de su mano su primera gran obra, El bautismo de Cristo. Obra tras la cual dejará más que clara su actitud frente a una tabula rasa y su habilidosa técnica con los pinceles. 

A pesar de que esta obra no sea muy conocida, de hecho, puede ser hasta complicado llegar a ella hasta con los abundantes medios que poseemos, fue vital para el autor. Gracias a la labor de los expertos en el Manierismo tenemos de nuestra mano información relativa al amor de Parmigianino con esta, su primera obra.

De alguna manera nos anuncia la longitud que seguirán sus pinturas al óleo. La relación con la obra comentada es evidente al contemplar con detenimiento su prototipo pictórico.

1519, El bautismo de Cristo, Girolamo Francesco Maria Mazzola (Parmigianino) 

La pintura de Parmigianino pasará por diversas etapas hasta llegar a un estilo mucho más definido, como el que podemos analizar en La Madonna del cuello largo.

Una asombrosa pieza en la que encontramos equilibrio, simetría, proporcionalidad, dentro de la contrariedad que supone el Manierismo. Todos aquellos adjetivos que marcan la cualidad de lo que consideramos obra maestra. Claro que esta obra no ha sido tan laureada como otras. 

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

Madonna del cuello largo
Madonna del cuello largo

A priori la obra no tiene más que talento, el tema es habitual previa y posteriormente, la Virgen con el Niño Jesús. Acompañada por los angelotes al lado que muestran las diferentes emociones de la obra. 

Este excelente lienzo data del año 1540, año en el que Parmigianino fallece y deja inacabado, aunque cerrado de una forma sobresaliente casi deduciendo su última pincelada.

La virgen se sienta sobre un pedestal de altura considerable y es envuelta por una túnica cuidada y lujosa que recuerda a la maravillosa técnica de paños mojados de la Escuela de Rodas. Sostiene sobre su brazo a un Niño Jesús de proporciones enormes y que no aparece con ningún atributo iconográfico que le dé el carácter sagrado y bíblico. 

A su derecha son visibles seis ángeles que se agrupan y muestran predisposición hacia la calmada actitud de la Virgen. excepto el ángel inferior a la derecha, que es la figura inacabada de esta magnífica obra, aunque la actitud encaja con el resto del grupo pictórico. Uno de ellos, porta un jarrón que mediante un efecto pictórico excelso refleja la Vera Cruz. 

La sensación de calma y serenidad que la Virgen es capaz de inducir sobre el espectador reflejan a la perfección el carácter del autor así como la paciencia con que fueron tratadas todas sus pinturas. Y la composición, levemente desplazada hacia la derecha para no alejar a los angelotes de la escena es tan pulcra y suave como los dorados cabellos de la Virgen y los ángeles femeninos. 

Hablemos del fondo pictórico, quizás lo que más desapercibido pasa en la obra y a la vez donde más atención debemos poner para entender el cuadro. Sobre una tela rojiza en efecto cortina realza una técnica lumínica en la que cabe espacio para la sombra y la tenebrosidad dentro de una pintura tan brillante. 

El brillo, presente de mayor forma en los personajes humanizados bajo los colores granate y azul, el reflejo, las piedras preciosas de la diadema de la Virgen son quizás los elementos que mejor complementan a las intenciones iniciales de Parmigianino.




Siguiendo en secciones verticales, una serie de columnatas adornan la presencia de la Virgen y se muestran proporcionales al tamaño de las piernas, alargadas como es propio en las pinturas manieristas. Junto a la pequeña y flaca escultura de San Jerónimo logra un equilibrio diferente, más aclamado y extraño que los típicos en aquel momento, equilibrios renacentistas. 

Fue el comitente quien exigió la figura de San Jerónimo sobre la pintura, debido a la conexión del Santo con la Virgen María. Y podemos interpretar así la relación de aquellos humanos que vivieron en el periodo manierista con la religión cristiana. 

La fama que recibe este cuadro se debe a la graciosa manera de representar el cuello de la Madonna, una figura estilizada al máximo que destaca sobre todo en este detalle; el retorcido cuello de la Virgen. Claramente alejada de los cánones clásicos, que el Manierismo trató de romper. 

Destacando la figura central, los pies de la misma, que emergen de un ropaje en un gran escorzo nos enseñan los avanzados estudios anatómicos que los maestros manieristas también poseían y tan bien habían estudiado para romperlos. El aroma revolucionario de esta etapa artística no es moco de pavo. 

Destacar uno a uno los detalles de esta obra pictórica sería un trabajo inmenso debido a la calidad de la obra de Parmigianino y su delicadeza ante un lienzo. Reduciéndonos a la Madonna del cuello largo, su última obra podemos concluir en el maravilloso estilo que dicho autor nos dejó en la Galería Uffizi y en cada galería, museo o atelier donde descansen sus pinturas. 

Basándonos en citar lo observado, bajo el segundo escalón de la columna, nos remitimos a una inscripción latina; «Fato praeventus F. Mazzoli parmensis absolvere nequivit». Según el crítico Herbet Horne, no hay excelente belleza sin algo extraño y anormal en la forma. Quizás así sintió Parmigianino el Manierismo, pero jamás lo sabremos con certeza.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

PALIOS, Virgen del cuello largo. https://palios.wordpress.com/2024/01/23/parmigianino-virgen-del-cuello-largo/ LA GUÍA, Arte. 

https://arte.laguia2000.com/pintura/la-madonna-del-cuello-largo-parmigianino GOMBRICH JOSEF, Ernest Hans: La Historia del Arte, Nueva York, 1995. GALERÍA UFFIZI, Parmigianino. 

https://www.uffizi.it/en/artworks/parmigianino-madonna-long-neck

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