COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MATA MÚA
EL PINTOR Y CARACTERÍSTICAS DE SU OBRA
Paul Gauguin nació en París en 1848. Es uno de los precursores del movimiento postimpresionista, junto con Cézanne y van Gogh, estilo que se acuña en 1910, y se caracteriza por representar una visión subjetiva y personal de la realidad, con influencia de la fotografía en las composiciones y en la captación de la fugacidad del instante.
Las obras del Gauguin se realizan in situ en exteriores, de manera rápida, con trazos gruesos de pincel, figuras que tienden a las formas simples, silueteadas en negro, sin casi modelado ni sombreado, a base de superficies planas y decorativas, siguiendo la corriente del cloisonismo; y el uso simbólico y espiritual del color: “Todo me cegaba, me deslumbraba en el paisaje.
Viniendo de Europa, me sentía siempre inseguro de un color”. Apuntes de Gauguin en su viaje por Tahití. Utiliza colores muy saturados, sin mezclar cuando salen del tubo.
Son obras por aquella época podrían considerarse “inacabadas”, por lo que no tuvieron gran acogida por sus coetáneos. A pesar de ello, la obra de Gauguin asienta los cimientos de la pintura expresionista y fovista.
Gauguin viajó a Tahití en 1891 para buscar la inspiración artística de los pueblos primitivos maoríes, con el fin de alejarse de la cultura occidental, y aproximarse al pasado mitificado donde el hombre vivía en armonía con la naturaleza.
“Me alejo del camino que bordea el mar y me adentro por un bosque que sube hasta bastante altura en la montaña. Llego a un vallecito. Los escasos habitantes que lo habitan quieren seguir viviendo como antaño”, anotaciones de Gauguin.
En realidad, lo que el pintor encontró allí fueron los restos de un pasado glorioso, para entonces en vías de extinción, amenazado por la colonización y la cristianización. Comprobó que el paraíso perdido que fue buscando no existía como tal.
ANÁLISIS FORMAL
En el cuadro que nos ocupa, vemos un paisaje natural ambientado en Tahití, distribuida en tres planos: el primero, sobre una colina, dos mujeres sentadas en el suelo vestidas de blanco con el vestuario tradicional; una de ellas toca una flauta.
En segundo término, sobre tierra roja, crece un gran árbol que divide la composición vertical. Un grupo de tres mujeres con la misma vestimenta en azul y blanco bailan en torno a una figura totémica femenina de color morado y azul.
Al fondo de la composición, vemos el bosque, con árboles en distintas tonalidades de verdes y amarillos, y una casa típica de la localidad, de planta rectangular y techumbre a dos aguas.
Todo ello coronado con unas montañas moradas y azules en diversos tonos, y el cielo rosáceo jalonado de nubes. No hay punto de luz: son los propios colores los que irradian luz propia.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Es un paisaje idílico, una escena ideada por el pintor, que nunca existió en la realidad. Gauguin no pretende la captación naturalista, si no que persigue la representación simbólica.
Todos los elementos que aparecen en este cuadro han sido incluidos en otras composiciones de Gauguin realizadas entre 1892 y 1894: el paisaje es el mismo que en “Pastorales tahitianas”, el árbol amarillo está en “Fatata te Moua” (Al pie de la montaña) y en “Nave nave Moe” (La Alegría del descanso).
En cuanto al ídolo femenino, que identifica a Hina, la diosa lunar, es una invención de Gauguin: la escultura no existía como tal, sino que se inspiró en diversas fuentes.
La escultura de la diosa también aparece en “Parahi te Marae” (Ahí está el templo) y en “Nave nave Moe”. Gauguin siempre vuelve al tema de la adoración totémica.
En lo referente al grupo de mujeres que bailan, también se incluyen en “Mahana no Atua” (Día del Señor) y las mujeres sentadas del primer término aparecen en “Arearea I y II” (Alegría).
La flautista se podría comparar a la de “Parau parau” (palabras susurradas) e ”Hina Maruru” (Fiesta en Hina).
COMENTARIO DE LA OBRA
Mata Mua fue expuesto por primera vez en 1893, y se subastó un año más tarde en una puja que organizó el propio pintor, para poder organizar un segundo viaje a Oceanía. Cabe mencionar que dicha subasta tuvo muy escasa acogida, y el propio pintor pujó por su obra para suscitar algo de interés.
Después pasó por diversas manos privadas hasta que un siglo después, en mayo de 1984, lo adquieren a partes iguales el barón Hans Heinrich Thyssen- Bornemisza y Jaime Ortiz- Patiño.
Este último vendió su parte al primero después de cinco años por un precio récord, y pasó a formar parte íntegramente de la colección privada del barón.
Pertenece a la colección Carmen Thyssen-Bornemisza, quien en las últimas semanas ha firmado un acuerdo con el Ministerio de Cultura de España para su exhibición durante los próximos 15 años por 97,5 millones de euros, después de permanecer dos años en un búnker de Andorra, debido a la falta de consenso.
Actualmente se expone la planta baja del Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid, recientemente habilitada para dar cabida a la colección particular de Carmen, siendo el Mata Mua una de sus obras de arte de cabecera.
BIBLIOGRAFÍA/WEBGRAFÍA
https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/gauguin-paul/mata-mua-erase-vez
https://www.museoreinasofia.es/exposiciones/mata-mua-paul-gauguin-1848-1903
Noticia de Mabel Figueruelo para El Economista: https://www.eleconomista.es/status-evasion/noticias/11614960/02/22/Mata-Mua-la-joya-de-la-coleccion-Carmen-Thyssen-vuelve-a-exhibirse-en-el-museo.html
Bruno Ruiz- Nicoli: https://www.traveler.es/experiencias/articulos/viaje-a-un-cuadro-mata-mua-de-paul-gauguin/17595
SOLANA, G., “Inicio de las vanguardias: del Impresionismo al Fauvismo”, Colección Historia del Arte IV: el mundo contemporáneo. 2006.
SOLANA, G. “Paul Gauguin”, ed. Dolmen, 2000.
“La Arcadia de Gauguin”, Revista Tendencias del mercado del arte, nº 80, 2015.
“Todos los nativos con Gauguin”, Revista Descubrir el arte, nº 68, 2004.