COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL MATRIMONIO ARNOLFINI
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
El Matrimonio Arnolfini es una de las obras maestras del arte con más simbolismo y misterio. Representa a Giovanni Arnolfini, rico mercader, y a su esposa, Jeanne Cenami, tras la celebración de sus nupcias.
Este matrimonio estaba asentado en la ciudad de Brujas (Bélgica), un punto comercial de gran importancia en la época, y en la que la burguesía prosperaba. De hecho, se puede observar por la decoración representada en la estancia, el elevado status económico del que el matrimonio gozaba.
El teórico y experto en la Historia del Arte, Erwin Panofsky, logró identificar y extraer el simbolismo de cada objeto representado en la escena. La alegoría que se quiere interpretar es el matrimonio y la maternidad, a través de una serie de objetos que podrían parecer casuales, pero que esconden un alto simbolismo.
Comenzamos con las figuras de los propios esposos. La postura que adopta el esposo es de superioridad frente a la mujer, bendiciéndola con la mano derecha, mientras que con la izquierda sujeta autoritariamente a la esposa.
La mujer es representada en una postura sumisa, con la cabeza inclinada hacia abajo, y con la mano libre apoyada en su abultado vientre, símbolo de maternidad. Las Naranjas situadas en la mesa bajo la ventana, simbolizan ese elevado status económico, debido a que era un producto importado del sur, y por lo tanto, no asequible para toda la población.
Otra interpretación es la posible alusión al origen mediterráneo del mercader, o la interpretación religiosa que se le añadía a este fruto, conocido en el norte como «manzanas de Adán», y por ello, fruto de la lujuria y el pecado, que se santificaba a través del matrimonio.
La cama adornada con lujos ropajes es alegoría asimismo de la prosperidad del matrimonio, aunque el tono rojizo que se ha utilizado en ella demuestra nuevamente ese elemento pasional, que contrasta con la inocencia de la esposa y futura madre.
Ambos personajes se hallan descalzos simbolizando la presencia de un ritual religioso, dejando los zapatos colocados en unos lugares también cargados de simbolismos.
Los zapatos del esposo se encuentran cercanos a la puerta, dando a entender el papel que realiza éste en el mundo exterior, mientras que los zapatos de la esposa se han colocado al fondo de la estancia, simbolizando el papel de ella como mujer dedicada al hogar.
El rosario situado junto al espejo frontal es nuevamente una alegoría de la pureza y devoción de la esposa, así como el espejo, que representa 10 de las 14 escenas del Vía Crucis (las paradas que realizó Cristo en el camino hacía su crucifixión en el monte Gólgota).
Todo ello alegoría del matrimonio y del sacrificio que ambos tienen que realizar. La forma cóncava del mismo espejo se utilizaba en aquella época para espantar la mala suerte.
Otro elemento a destacar es la extraordinaria lámpara que adorna la estancia, en la que sólo se ha colocado una vela encendida, alegoría del amor (era costumbre flamenca iluminar una sola vela el día del matrimonio), así como la presencia constante de Cristo (haciendo referencia a la candela que se coloca en la sagrario de la iglesia).
ANÁLISIS FORMAL

El Matrimonio Arnolfini es la obra culmen del siglo XV que contiene un alto grado de detallismo y minuciosidad. La utilización de la técnica al óleo permite el grado de escrupulosidad que se observa en cada objeto representado, desde los ropajes de los personajes, hasta el reflejo del espejo que muestra la estancia desde el punto de vista contrario.
Se aprecia además el estudio de la perspectiva y luz, creando una atmósfera agradable y natural, sólo rota debido a las posturas rígidas y solemnes de los esposos.
Es curioso además como esta representación cargada de simbolismo ha servido de inspiración a otros pintores, como es el caso de Velázquez en «Las Meninas«, o de Goya en el retrato de «La familia de Carlos IV«, donde cada personaje es una alegoría en sí misma, escondida bajo una falsa fachada de inocencia.
Esta pintura se encuentra desde 1842 en la National Gallery de Londres, aunque anteriormente residía en el Palacio Real de Madrid.
Jan Van Eyck pertenece a la denominada «Escuela de Primitivos Flamencos«, dedicada mayormente a la representación de pinturas religiosas tratadas como escenas costumbristas, y al desarrollo del retrato y el paisaje.
Destacan asimismo pintores como El Bosco, autor del famoso «Jardín de la Delicias», y Rogier Van der Weyden, creador del famoso «Descendimiento».
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OTROS DATOS DE INTERÉS
La obra ha sido motivo de controversia a lo largo de los años, partiendo del teórico Erwin Panofsky, mencionado anteriormente, que encontró detalles que podrían envolver la obra en un halo mayor de misterio. Planteó que podría tratarse de un matrimonio secreto que sólo presencio Van Eyck, ante la falta de sacerdote.
Si se conoce la existencia del esposo Giovanni Arnolfini, mercader que entró en relación con el Duque de Borgoña, para quien trabajaba Jan Van Eyck.
Pero además se puede teñir la obra con un tinte macabro, ya que se ha relacionado la escena con un posible exorcismo o ceremonia de fertilidad, ya que el matrimonio no tuvo hijos.
De hecho, tras las manos de la pareja se ha representado una gárgola, símbolo quizás del castigo que sufren ambos, debido al adulterio del esposo.