Monos en una bodega

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MONOS EN UNA BODEGA

LA OBRA Y SU CONTEXTO

En esta nueva entrada para La Cámara del Arte nos siguen acompañando los simpáticos primates de David Teniers.

Nos adentramos en el comentario de la cuarta pintura que forma la serie, si refrescamos un poco la memoria, hasta día de hoy hemos tratado “El mono pintor”, “El mono escultor” y “Monos fumadores y bebedores”, sumando la actual más “Banquete de monos” y “Monos en la escuela”, encontraríamos completa.

Esta se exhibe en la Sala 077 del Museo Nacional del Prado, más concretamente en la Sala de Pintura Flamenca situada en la segunda planta del ala norte del Edificio Villanueva, o para entendernos mejor, la que se accede por el ascensor situado en Goya alta.

Es importante que tengamos en cuenta la figura del artista David Teniers, recordemos que pertenece a la escuela flamenca barroca, y que sin duda, la familia Brueghel es una influencia directa en su desarrollo como artista, por ello, si partimos de la base de saber de dónde nace el detallismo y la minuciosidad de su pincelada, entenderemos mejor su composiciones.

La presencia de la obra de Teniers en España se debe a que el pintor estuvo establecido en dos de las grandes ciudades con mayor mercado de arte del momento, y con ello me refiero a Amberes y Bruselas.

Como he nombrado con anterioridad, el Museo Nacional del Prado dedica una serie de salas a la pintura flamenca. Es toda una experiencia poder ver recogidas en un mismo espacio las composiciones de los artistas de la época, de esta manera se hace mucho más fácil entender la tradición pictórica.

ANÁLISIS DE LA OBRA

Recordando la entrada anterior, «Monos fumadores y bebedores«, podemos encontrar una correlación con ambas imágenes. En esta ocasión, en Monos en una bodega, la mesa que ocupaba el primer término de la obra de los monos fumadores, pasa a ocupar un espacio menos relevante, ya que el artista la coloca al final de la sala, la tertulia pues pasa a un segundo plano.

Monos en una bodega — *Monos fumadores y bebedores*

En esta ocasión, lo que llama la atención de la persona que observa la obra, es un partida de cartas. Por lo tanto, el pintor vuelve a retratar a modo de sátira, uno de los peores vicios que el ser humano puede tener: el juego.

El corrillo de primates bebe y fuma mientras que se desarrolla la partida de cartas, vemos que destaca a algunos con ricos tocados y a otros los plasma de una manera más austera, separando así el estatus de la clase social a la que pertenecen. Crea así un mensaje bien directo de cómo este vicio no les distingue los unos de los otros.

En la parte derecha de la imagen podemos observar al mesero rellenando otra tinaja con vino, estando muy atento a lo que sucede en la partida, tal vez incluso con algo de temor por si se puede llegar a iniciarse una trifulca.