COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MUCHACHA EVADIÉNDOSE
CONTEXTO HISTÓRICO
A partir de los años sesenta comienza el período de plenitud escultórica del artista, ya que Miró se propone crear una serie de obras que mantengan su antigua atracción por el objeto, pero con la utilización de una técnica de gran importancia en esta disciplina: la fundición.
Joan Miró entre 1946 y 1949 intentó crear esculturas a través del modelado tradicional, pero ahora, a partir de 1966 abandona esa nueva línea de trabajo y vuelve a interesarse en el objeto hallado al azar.
Esta etapa artística, transcurrida entre 1966 y 1971 destaca por la realización del mayor número de esculturas dentro de la vida artística de Miró, siendo la mayoría de ellas fundidas en el taller del artesano barcelonés Josep Parellada, quien las dotaba de una pátina admirable.
Miró decide decantarse por la escultura porque le surge la necesidad de incorporar el volumen a los personajes, objetos y animales habitualmente representados en sus pinturas para así poder tocarlos y proporcionarles un espacio propio.
En primer lugar, hay que decir que esta etapa llama la atención por la creciente tendencia a la monumentalidad, el bronce como material favorito, aunque no único, y el minucioso cuidado de sus pátinas.
Por otro lado, la mayor parte de las obras se siguen realizando con la técnica del assemblage, muy utilizada al comienzo de su dedicación a esta tendencia, creándose con objetos tomados de la vida cotidiana sin apenas modificaciones al transformarlos en obras artísticas.
Además, para elaborarlas Miró se inspira en los temas pictóricos, ya que la mayoría de sus ideas para obras escultóricas son adaptaciones tridimensionales de apuntes para pinturas.
Asimismo, algo que siempre ha preocupado a Joan Miró durante su larga vida es la naturaleza, por ello siempre guardar una relación entre ella y la obra artística, intentando dañarla lo menos posible.
Ya instalado en Palma de Mallorca, y hasta su muerte, el artista produce cuatro series de obras en bronce conocidas como Personajes, Mujeres, Cabezas y Pájaros, en las que mezclan elementos modelados con montajes de objetos, fundiendo posteriormente el conjunto.
En los años 60 Miró no muestra una evolución lineal, ya que en la mayoría de las ocasiones repite los temas representados en esculturas de los años 1946-1949, como por ejemplo, Pájaro Lunar, Pájaro Solar, Mujer, Personaje…
En las esculturas creadas por Miró con la técnica del ensamblaje destacan dos tipos de objetos: naturales y artificiales. Por un lado, encontramos todo lo que la naturaleza ofrece, piedras desgastadas por el agua y el viento, raíces que se secan, pinchos de cactus, conchas de la playa, arena…
Por otro lado, destacamos los utensilios de la vida cotidiana como por ejemplo una horca, un trozo de hierro, cacharros de cocina, siurells, muñecas antiguas…
Todos estos objetos, ya sean naturales o artificiales, pertenecen a un estilo que se opone a la industrialización y que aún no ha salido de la fase artesanal. El artista combina los objetos como le parece más conveniente para crear una nueva forma a partir de otras ya conocidas.
Respecto a los títulos de sus esculturas destacan dos grupos diferenciados: genéricos y repetitivos (Mujer, Mujer y pájaro, Personaje, Cabeza…) o poéticos y singulares (La caricia de un pájaro, Su majestad, Monumento erigido en medio del océano a la gloria del viento…).
ANÁLISIS DE LA OBRA
En el año 1967, Miró se lanza hacia una de las innovaciones más importantes de esta etapa artística, se decide a introducir el color en sus esculturas de bronce, quedando el metal disimulado bajo una capa de color intenso.
En las obras escultóricas del artista al igual que en sus pinturas, el color directo y elemental distingue y destaca el carácter individual de los componentes que constituyen las piezas.
Cualquier objeto integrado en una escultura, cambia de significado gracias a su forma específica y a su disposición en la obra.
Una de las esculturas más importantes de 1967 es Muchacha evadiéndose, realizada en bronce y siendo posteriormente dotado de vivos colores utilizados de manera habitual en sus pinturas, entre ellos destacamos el rojo, amarillo, azul y blanco.
La mayor parte de los bronces pintados de Joan Miró tienen una frontalidad clara ya que están pensadas para ver observadas de frente, una característica observable en esta escultura tratada.
Nos encontramos ante otra de las esculturas pertenecientes a la donación del artista a la ciudad de Barcelona para la creación de una fundación dedicada a él.
Además, esta obra es una de las pocas elaboradas en la Fundición Susse de París, edificación considerada como una de las más importantes de Francia en aquella época.
Miró transmite con asombrosa sencillez a través del juego y la ironía. Aquí se muestra uno de los temas más representados en las esculturas de Joan Miró, la mujer, en este caso con un cierto carácter erótico debido a su postura y a la representación de los atributos femeninos.
La temática sexual es una constante en la obra del artista, sobre todo en la escultura, donde, en diversas ocasiones, es matizada por un toque de humor.
Un gran número de esculturas de este artista se caracterizan por la ambigüedad de sus significados y a menudo por su fuerte carga de ironía sexual.
Esta escultura está creada a través de la unión de varios objetos artificiales que el escultor ha ido encontrando, entre los que destacan unas piernas de maniquí de escaparate pintadas de rojo, un grifo que corona la escultura a modo de cabellera, una especie de caja azul con dos bolas blancas colocadas paralelamente a modo de senos….
Actualmente, en la Fundación Pilar i Joan Miró de Mallorca se conservan cuatro bocetos preparatorios de esta escultura realizados el 25 de noviembre de 1964, en los que observamos una serie de cambios de un dibujo preparatorio a otro acompañados de diversas anotaciones.
GALERÍA DE IMÁGENES


