Natividad

Ficha técnica

Título: Natividad
Autor: Francesco di Giorgio Martini
Cronología: década de 1490
Estilo: Renacimiento
Materiales: óleo sobre tabla
Ubicación: San Domenico (Siena)

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA NATIVIDAD DE FRANCESCO DI GIORGIO MARTINI

CONTEXTO HISTÓRICO

La obra Natividad de Francesco di Giorgio Martini es la pieza principal de un retablo pictórico realizado en el Quattrocento italiano y que se conserva en la Iglesia de San Domenico de Siena.

Di Giorgio Martini es uno de esos artistas totales del Renacimiento, nacido en Siena en 1439, su faceta mejor conocida es la de ingeniero militar, arquitecto y tratadista, aunque también hay que reconocerle su obra como escultor y pintor, con obras como la que aquí se comenta.




Con todo ello, es reconocido como un importante humanista, renovador de los sistemas de fortificación, trabajando para figuras tan relevantes como Federico de Montefeltro en Urbino, realizando importantes sistemas defensivos para su territorio entre 1476 y 1485; habiendo estado al servicio también de Fernando el Católico para la reforma de la construcción defensiva de Tarento (Italia).

Todo ello le sirve de base para su Trattati di Architettura Ingegneria e Arte Militare, primera obra de arquitectura militar moderna, terminado hacia 1490, y que tuvo gran fama e influencia en su época. En él también se muestran sus ideas teóricas como urbanista, destacando el valor de la plaza pública y los espacios centralizados.

Como pintor y escultor se conocen algunas obras suyas, como los frescos monocromáticos en la capilla Bichi de Sant´Agostino de Urbino, así como dentro de su labor escultórica realiza un conjunto de ángeles en bronce para el altar mayor de la Catedral de Siena.

En resumen, Francesco di Giorgio Martini es un hombre del Renacimiento, que para las artes plásticas se mueve dentro de la tradición pictórica sienesa, importante escuela de pintura con raíces medievales, pero que experimenta constantemente por la influencia del arte florentino y el mundo cultural de Urbino, como veremos a continuación.

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

La Natividad de San Domenico de Siena se enmarca dentro de un retablo, como pieza central del mismo, sobre una predela de Bernardino Fungai con diversas escenas pictóricas de pequeño formato donde el estudio arquitectónico, la perspectiva y el paisaje tienen una importante presencia; y bajo otra pintura que corona el retablo y adaptada al medio punto que lo remata, con el Entierro de Cristo portado por dos ángeles tenantes ante la presencia de San Jorge como caballero cristiano y María Magdalena, obra atribuida a Matteo di Giovanni.

Aspecto general del retablo.

Pero es en la tabla central del retablo, dedicada a la Natividad, obra de di Giorgio Martini, donde este artista desarrolla todo su conocimiento pictórico y erudito. Con una composición totalmente simétrica, tanto por las figuras como por el peso visual del color, y que aporta compostura y elegancia a la escena, representa de manera idealizada el Nacimiento de Cristo.

Se muestra en primer plano al Niño Jesús, regordete y de formas blandas, desnudo, mirando al espectador, de quien irradian el resto de personajes: la Virgen y San José y un poco más atrasados dos pastores, de piel curtida, y dos ángeles, teniendo todas las figuras una gracilidad y expresividad en sus gestos y poses que hacen recordar el lirismo pictórico de algunos artistas florentinos contemporáneos, como Filippino Lippi o Sandro Botticelli, dando un aire neoplatónico a esta tabla.

Tras ellos, un paisaje que en sí no es real, como los que se realizaban en aquella época, pero que a la vez podía ser reconocible, realizado de forma panorámica con el objetivo de crear perspectiva. En este escenario se inserta un arco de triunfo figurado, que en sí es el elemento que preside y dota de fuerza y profundo significado a la obra, que está quebrado y que sirve de pesebre donde se hallan el buey y la mula.

Este arco triunfal, clásico romano, posee un simbolismo apreciable en diversos aspectos: en él se observan dos medallones de bronce ficticios que representan a sendos héroes romanos. A la derecha, Mucio Escévola coloca su mano sobre una llama, demostrando el valor romano; mientras que en el de la izquierda se representa a Marco Curcio arrojándose con su caballo a la grieta que un terremoto había provocado en el Foro romano, pues el oráculo había vaticinado que ese abismo no se cerraría hasta que se tragara lo más valioso de Roma, que precisamente era sus ciudadanos más valiosos. Esta simbología del valor y la entrega hasta la muerte puede verse también como prefiguración del sacrificio que el Niño en su edad adulta tendrá que realizar.

Natividad
Natividad, de Francesco di Giorgio Martini

Una segunda lectura que el arco nos ofrece es la propia rotura que se observa, pues en La Leyenda Dorada de Jacopo de la Voragine, compendio de relatos cristianos del siglo XIII y que gozó de gran difusión y fue durante siglos muy utilizado en la creación de escenas e iconografías, se indica que en el momento de la fundación del Templo de la Paz de Roma, el Oráculo de Apolo indicó que se mantendría en pie hasta que una virgen concibiera a un niño, lo que se entendió como que el edificio sería eterno.

Por ello, los artistas cristianos adaptaron esta historia a las representaciones del nacimiento de Cristo, insertando, como se ve en muchas obras, ruinas romanas o edificaciones (no necesariamente templos, como ocurre en este caso) en sus pinturas, dándole también el significado del triunfo del cristianismo sobre la civilización pagana, pues de hecho incluso en esta tabla se ve como el propio Niño Jesús está tumbado sobre un trozo de la cornisa del arco.

Por último, di Giorgio Martini reflexiona con esta obra, poniéndolo en relación con la nueva era que supuso el origen del cristianismo, el también nuevo tiempo de la arquitectura que supuso el siglo XV en la civilización occidental.

Pues los tratadistas del Quattrocento italiano, más que retomar la arquitectura clásica, que en sí lo hicieron, en verdad lo que querían pretender es ir un paso más allá y superar esas construcciones, y para ello debían volver al origen, que eran precisamente las edificaciones de madera.

De ahí que bajo los casetones rotos del arco aparezca la techumbre de paja y madera que sirve tanto de primer cobijo para Jesús en su nacimiento (inicio del cristianismo) como para la nueva arquitectura que se había de lograr, teniendo en este caso la clara funcionalidad se dar techo.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

NAGEL, A., WOOD, C. Renacimiento anacronista. Madrid, 2017.

TOLEDANO, R. Francesco di Giorgio Martini: pittore e scultore. Milán, 1987.

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA: https://dbe.rah.es/biografias/francesco-de-giorgio-martini (Consulta: 19/12/2023).

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