COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL NIÑO DE LA ESPINA
ANÁLISIS DE LA OBRA
El niño de la espina, también llamada Spinario o Fedele, es una estatua de bronce de época helenística en la que se representa a un joven sentado mientras se quita una espina de la planta del pie izquierdo.
Existen diferentes versiones de este mismo tema: una estatua de mármol romana que forma parte de la colección Uffizi de Florencia; otra copia de mármol que se encuentra en el Louvre, y otra de bronce en el museo Pushkin de Moscú. Llama la atención el estilo arcaico de la cabeza en contraste con el naturalismo y espontaneidad del cuerpo.
Además, el autor nos presenta una gran multiplicidad de puntos de vista, alejado de la frontalidad y hieratismo típico de épocas griegas anteriores, el espectador puede rodear la escultura encontrando en los diferentes puntos de vista una gran variedad de detalles.
El niño de la espina es una obra sedente de gran realismo, en ella se aprecia un gran estudio anatómico por parte del autor, actualmente se desconoce su nombre; quizás la parte menos realista sea el pelo del muchacho que, con la inclinación de cabeza, debería caer sobre los hombros y no hacia atrás como si el joven estuviera erguido.
A lo largo del Renacimiento fue una de las estatuas antiguas más admiradas y copiadas. En 1798, Napoleón se apoderó de la estatua y la envió a su museo en París (actualmente el museo del Louvre), donde permaneció hasta 1815.
La leyenda relata la historia de que esta escultura fue encargada por el Senado romano para homenajear a un pastor llamado Martius, quien llevó un mensaje con tal diligencia, que sólo se detuvo a sacarse una espina clavada en el pie cuando había terminado su misión.
En la actualidad se cree que el niño de la espina capitolino se creó a partir de dos estatuas que se ensamblaron en el siglo I, un cuerpo helenístico y una cabeza posterior.