Palacio da Pena

Ficha técnica

Título: Palacio da Pena
Autor: Wilhelm Ludwig von Eschwege
Cronología: Origen siglo XV. Trasformación: 1836-1869
Estilo: Romanticismo
Materiales: Piedra
Ubicación: Sintra, Portugal
Dimensiones: *

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL PALACIO DA PENA

ANÁLISIS DE LA OBRA

«Hoy es el día de mi vida. Conozco Italia, Sicilia, Grecia y Egipto, y nunca vi nada, nada, que valga la Pena. Es la cosa más bella que haya visto. Este es el verdadero jardín de Klingsor – y, por encima, está el Castillo del Santo Grial.»

Richard Strauss

Esta afirmación del eterno compositor alemán, quizás sirva para hacernos una idea de lo que supuso la construcción del Palacio da Pena. 




El complejo arquitectónico fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XIX. Su estilo artístico ha servido para ser reconocido como una de las máximas expresiones europeas del estilo romántico. 

Para entender la erección de este palacio hay que tener muy presente el ideal romántico, contemporáneo a la Revolución Industrial.

Palacio da Pena

Durante esta época se asistió al transito gradual de una civilización rural a la vida fundamentalmente urbana, la cual entró en una acelerada decadencia, debido a la fuerte concentración poblacional y por ende a la destrucción del medio ambiente.

Tratando de escapar de esta atmósfera asfixiante, el hombre romántico, encontró su alternativa de vida volviendo su mira a la naturaleza.

El ideal romántico promueve un escenario en el que predomina la naturaleza en libertad. En palabras de J. Almeida Flôr:

«Se busca lo que está accidentalmente desequilibrado, incompleto e imperfecto, pues esto simboliza la victoria de la espontaneidad sobre la reflexión, el caos creativo sobre el orden rígido o el éxtasis dionisíaco sobre el equilibrio apolíneo«. 

Sintra, significaba la posibilidad de concretar ese sueño romántico, o al menos así lo entendió Fernando II de Sajonia.

El monarca creó un verdadero paisaje a la altura de la dimensión imaginativa romántica, y consiguió que el Palacio da Pena, que corona la Sierra de Sintra, sobresaliera y recortara el horizonte de la ciudad.

Tanto el palacio como los jardines fueron concebidos como un todo, integrando los restos del Monasterio de Nuestra Señora de la Pena, pero a la vez, haciendo uso de la actividad vanguardista e innovadora para recuperar los valores arquitectónicos nacionales de diferentes épocas. 

La construcción del palacio comenzó en 1836, por orden de Fernando II de Sajonia. Tanto el monarca de origen alemán, como la reina María II, quedaron enamorados de la zona en un rutinario paseo.

Ambos pudieron ver las ruinas del Monasterio de frailes jerónimos, levantado en tiempos de Juan II y transformado en época de Manuel I, que seguía en pie, aunque en ruinas, en la sierra sintrense.

Estas ruinas solo conservaba intacta la Capilla, con un magnifico retablo de alabastro atribuido a Nicolás de Chanterenne

La reconstrucción fue lenta y bastante costosa, pero pasado el tiempo de construcción el recinto se convirtió en uno de los mas exuberantes palacios de la corona portuguesa, en el que se puede contemplar diferentes estilos que van desde el neogótico hasta el neoislamismo, sin olvidarnos del neorenacimiento y una particular visión neomanuelina, que hacen del edificio un espacio totalmente exótico.

Además del propio palacio, habría que destacar el extraordinario parque inglés que, al igual que el edificio, se convirtió en un icono de la arquitectura portuguesa.

Cuando el palacio quedó finalizado, se trasladaron a él numerosas obras artísticas pertenecientes a la corona y, además, como cabría esperar, se crearon nuevos ricos ornamentos. 

Si atendemos meramente a la estructura del palacio podemos separar el espacio en cuatro grandes áreas. La primera de ellas, no es otra que los cimientos y las murallas exteriores, que sirvieron para consolidar la implantación de la nueva construcción.

Se realizados por puertas de entrada, de la que una de ellas, está provista de puente levadizo. La segunda de las áreas mencionadas, correspondería al primitivo convento, íntegramente restaurado durante esta época.

Palacio da Pena
Palacio da Pena, entrada

Los criterios restauradores no sirvieron solo para devolverle el grado que tuvo en origen, sino que se le añadieron almenas al claustro y fue dotado de la Torre del Reloj.

Frente a la capilla, encontramos el Patio de los arcos, en los que se desarrollan una serie de arcos moriscos y sirven para articular la tercera de las áreas.

En ultimo, lugar habría que destacar la zona palaciega propiamente dicha, compuesta por un baluarte cilíndrico de gran porte, estando su interior decorado en un estilo que se ha denominado catedralicio, debido a la exuberancia de los ornamentos en su interior. 

A pesar de mantener la estructura básica del citado monasterio, se hicieron alteraciones en casi todos los lugares. 

La planta del edificio es bastante irregular, pues no hay que olvidar que está condicionada por la orografía montañosa de la sierra y por la antigua Capilla de Nuestra Señora de la Pena.

Esta circunstancia hace que se nos presente un edificio con un núcleo cuadrado, organizado en torno a un claustro, y otro edificio alargado. Asimismo, las fachadas están divididas de forma irregular por torsiones y ventanales, así como por vanos cuadrangulares, rectangulares y semicirculares.

Las torres y los baluartes del Palacio da Pena tienen anillos en su exterior a modo de rondas, que sirven para unir las unas a las otras, pero también hacen las veces de terrazas o miradores.

Algunas de las garitas tienen cúpulas cónicas que nos recuerdan a las soluciones orientales. 

Entre la entrada principal y el núcleo del antiguo claustro, nos sorprende el llamativo Balcón del Tritón. Una criatura monstruosa, emergiendo de una concha, sirve para alegorizar la creación del mundo.

Palacio da Pena, balcón del tritón

Seguramente sea el icono mas conocido del palacio. nada en este palacio se deja al alzar y todo parece estar relacionado para que el visitante se sienta atrapado en un mundo mágico e irreal.

Los temas de inspiración de las mismas son principalmente la arquitectura morisca y mudéjar de España.

Las rosas con cruces inscritas demuestras la genealogía del principio que se remonta míticamente a la Hermandad de la Rosa-Cruz, entroncada con la Orden de los Templarios, del siglo XVII, de la cual el príncipe fue gran maestre. 

Palacio da Pena
Palacio da Pena, interior

Tras la muerte de Fernando II, la propiedad quedó en manos de la Condesa d’Edla, de la que se ha dicho que pudiera ser la amante del monarca.

Esta afirmación no carece de fundamentos, pues una de las edificaciones que se levantaba en los propios jardines del palacio era el Chalet de la Condesa d’Edla, construido entre 1864 y 1869.

En 1889, el palacio y los jardines fueron adquiridos por el Estado, sirviendo de residencia de los monarcas Carlos I y Manuel II, hasta la caída de la monarquía en 1910.

Bajo la tutela de la República, el Palacio se convirtió en un Museo Nacional. En 1995, la UNESCO clasificó al Palacio y su entorno como Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad

OTRAS ENTRADAS EN NUESTRA WEB QUE PUEDEN INTERESARTE

¿COMPARTIR ESTE ARTÍCULO?

Share on facebook
Compartir en Facebook
Share on twitter
Compartir en Twitter
Share on linkedin
Compartir en Linkdin
Share on pinterest
Compartir en Pinterest

Deja tu comentario

Deja una respuesta

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad