COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL PALACIO DE LA MÚSICA CATALANA
ANÁLISIS FORMAL
El Palacio de la Música Catalana presenta dos fachadas de ladrillo rojo, con arcadas en la planta baja y una tribuna coronada por arcos apuntados y decorada con columnas de mosaicos y bustos escultóricos.
El edificio se cierra con un ático decorado con mosaicos de Lluís Bru, y una cúpula en la terraza.
Uno de los elementos más relevantes al exterior es el grupo escultórico de Miquel Blay dedicado a la canción popular, presidido por la imagen de San Jordi, a la confluencia de las dos fachadas.
Dentro, en el espacio interior se divide en tres partes bien diferenciadas: los accesos, donde se sitúan dos escaleras monumentales; el auditorio, donde se separan el patio de butacas y las lonjas, y el escenario.
El escenario no tiene el arco superior que tradicionalmente solo enmarcar este espacio, de manera que, gracias a este espacio, de manera que, gracias a este recurso, queda integrado plenamente en el espacio de la sala.
Todos estos espacios consiguen una gran unidad gracias a la profusa ornamentación que decora todos y cada uno de los rincones del edificio.
En este aspecto destaca sobretodo la gran sala del auditorio, iluminada por la luz natural que entra a través de una fachada totalmente acristalada y situada a la manera de muro cortina detrás las paredes de ladrillo en el exterior.
Contribuye a la iluminación, con un gran efecto estético, una gran claraboya en forma de cúpula invertida en el techo de la sala.
Otro aspecto destacable por lo que hace la ornamentación son las esculturas de Pau Gargallo que hacen referencia a diversas obras musicales, entre las cuales sobresale la dinámica representación de las Valquirias, que evocan uno de los temas de la tetralogía de Richard Wagner.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Por una parte, refiriéndonos al entorno e integración urbanística podemos mencionar que esta edificación se encuentra en una esquina de una pequeña calle del centro de Barcelona, su obra en un punto tan poco vistoso responde a la voluntad de los miembros del Orfeón de construir su entidad cerca de donde viven la mayoría de los cantores y de los asociados.
Por otra parte, refiriéndonos a la función, el contenido y el significado de esta obra podemos mencionar que el Palacio de la Música Catalana fue construido para acoger la sede del Orfeón Catalán, fundado el año 1891, i, a la vez como sala de conciertos.
El fuerte carácter catalanista del Orfeón hizo que el Palacio de la Música adquiriera des del principio un gran valor simbólico.
La vinculación a la entidad de los artistas catalanes más carismáticos, la utilización de referentes populares y las alusiones a la patria catalana, ya fuera mediante alegorías o representaciones de las cuatro barras de la bandera de Cataluña, que tuvieron que permanecer escondidas durante la dictadura franquista, hicieron del edificio todo un emblema patriótico, ligado al movimiento cultural del Renacimiento.
En palabras del mismo Domènech i Montaner:
“El Palacio de la Música Catalana será el templo del arte catalán y el palacio de nuestro renacimiento”.
CURIOSIDADES
Paradigma de la arquitectura modernista, el Palacio de la Música Catalana consigue combinar a la perfección la tradición constructiva catalana y la modernidad.
La primera se aprecia, por un lado, en la recuperación de materiales como el ladrillo y en los sistemas de construcción típicos, como la llamada vuelta catalana; y por otro, con la recuperación de la herencia arquitectónica del período gótico.
Tanto las innovaciones técnicas, como, por ejemplo, el uso del hierro y del vidrio en la estructura del edificio, y la concepción unitaria de la sala, que integra el público y los intérpretes en un solo espacio, son rasgos de modernidad que el Palacio compartan con otras salas de concierto contemporáneas, como el Auditorium de Chicago, de Louis Sullivan.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
-TRIADÓ TUR, J.R; PENDÁS GARCÍA, M.; TRIADÓ SUBIRANA, X.: Història de l’art. Barcelona, 2011.
-PALACIO DE LA MÚSICA CATALANA:
https://www.palaumusica.cat/es