COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL POLÍPTICO DE LA MUERTE
CONTEXTO HISTÓRICO
La representación de la muerte en el arte, se ha presentado en cada una de sus manifestaciones, y durante cada periodo de la historia, la humanidad encuentra diversas maneras de plasmar la percepción sobre ella, destacando el respeto y admiración que ella evoca.
¿Cuál es la forma más popular en la que el hombre le ha dado imagen a la muerte? Cráneos, personas haladas vestidas de negro e incluso como alguna catástrofe; la muerte llega para recordarnos que es inevitable.
En este trabajo, se hablará sobre una de las piezas más importantes que posee el Museo Nacional del Virreinato, en donde la cosmovisión indígena y el nuevo pensamiento religioso tras la conquista espiritual, se fusiona para crear esta reliquia llamada: Políptico de la muerte.
A palabras de Andrea Montiel López: “el Políptico es una serie pictórica dividida en seis láminas con una secuencia definida, la cuál inicia con un Memento Mori y termina con un discurso sobre la idea de la muerte y el bien morir”. Durante el virreinato en la Nueva España, el sincretismo entre lo indígena y lo europeo, se dio en muchos aspectos de la vida cotidiana; entre ellos el arte y las representaciones de la muerte.
¿Cuál era en el imaginario social la figura de la muerte previa a la llegada de los españoles? Para la cosmovisión cristiana, un esqueleto con guadaña y un reloj de arena tiene un choque cultural cuando se conoce a la muerte de la cosmovisión indígena… un esqueleto tosco lleno de plumas y vestimentas llamativas e imponentes.
Como resultado de este sincretismo, la pieza políptico de la muerte consta de láminas pintadas al óleo sobre tela y sobre madera; en donde se plasma la ideología de la época con relación a la muerte.
ANÁLISIS DE LA OBRA
No se necesita ser un experto en letras o en historia para interpretar claramente la pieza, hasta algunos de los espectadores suelen referir su inquietud y respeto por la muerte (que en México es muy subjetiva la forma de verla). También se tomó inspiración en los libros del bien morir o jeroglíficos y algunas inscripciones renacentistas y barrocas.
Primera lámina: hace un gesto al conocido “memento mori”, frase en latín que significa “recuerda que morirás”. En muchas representaciones del arte funerario, los memento mori se muestran como cráneos alados situados en las cumbres de los mausoleos, la intensión de ser colocado como primera lámina, fue que para cuando el político fuera abierto, mostrara la agrupación de simbología funeraria y limpia.
En la imagen se observa un esqueleto al modelo europeo, con una guadaña y una veladora en la mano (esto simboliza lo efímera que es la vida). Al lado izquierdo, un cráneo coronado y con un reloj de arena y a la derecha, otro cráneo dentro de un corazón en llamas y rodeado de instrumentos musicales, oro, mitra y una corona; simbolizan junto a la telaraña adjunta los hilos delgados entre la vida y la vanidad.
El esqueleto firme y como mirando al espectador, recordándole que es hombre y que tarde o temprano se verá así (memento mori).
Segunda lámina: lleva por nombre “Origen y destino del hombre” muestra a un cráneo firme y con semblante relajado. Dentro del sepulcro, se puede observar a otro esqueleto descansando bajo la sombra de lo que fuera en vida su cuerpo físico; el guiño al sincretismo es el petate (de origen indígena); las inscripciones en texto, se refieren a un escrito realizado por el jesuita, Luis de la Puente.
Tercera lámina: se aprecia una trilogía de Moiras o parcas. Estas mujeres ahora convertidas en esqueletos tienen cada una una función: la del centro (Láquesis) mover las manecillas del reloj, a la izquierda (Cloto) le da cuerda al reloj y por último a la derecha (Átropos) a punto de tocar una campana, misma que marca el fin de la vida.
Debajo se encuentra un desarrollo más interesante: la figura de un clérigo derramando lágrimas mientras se observa en un espejo… ¿pero por qué está llorando? Porque estaba justo frente al espejo de la vida, otro Memento Mori.
Cuarta lámina: se encuentra una en que se se observa el momento final de la vida de un hombre y la incertidumbre de qué pasará con su alma. Esta imagen se acerca más a lo conocido como “buen morir”.
En este momento, es donde el moribundo experimentará las últimas y desesperadas tentaciones del demonio por llevarse su alma (la figura infernal se encuentra debajo de la cama con un libro entre las garras, mismo donde están escritas todas las acciones realizadas en vida del moribundo).
Asimismo, en la cabecera, se encuentra un ángel que con un gesto tierno, le da esperanza de que el destino de su alma no serán las llamas del infierno. La muerte en esta ocasión no tiene guadaña pero si un arco y flecha pero, su aire es frío y hasta causa terror, ya que tiene a su objetivo firme y seguro y sabe que este momento no va a fallar (se hace relación también a la figura de cupido).
Quinta lámina: que engalana este político es la escena del Juicio Final: el ángel toca la trompeta y llama a los muertos a levantarse; el cielo es dorado y a la entrada de dicho lugar una enorme puerta dorada.
Cristo al centro majestuoso e imponente sostiene los símbolos de su pasión: la cruz y los clavos y las larga filas de los bienaventurados que esperan ser testigos del juicio final.
El purgatorio esta cercano al cielo pero este es un purgatorio distinto al que conocemos lleno de fuego y llamas: este purifica; los que habitan ahí van desde sacerdotes y obispos hasta quienes tienen la esperanza de ser rescatados.
En la esquina inferior derecha, se abren las fauces del infierno, un monstruo que devora y se lleva las almas; se puede notar a los pequeños diablitos atando a todos al abrazador fuego; también se observan cuerpos putrefactos volviendo de la muerte para presenciar el juicio.
El clérigo que se veía en el espejo y lloraba al ver su destino, ahora aparece ejecutando un castigo (cilicio y flajelo) mientras de su boca se lee “Líbrame señor de la muerte eterna” a lo que el demonio que funge de juez responde: En el infierno no hay redención.
El políptico finaliza con un vanitas, la efímera juevntud y riquezas y se lee una inscripción que dice:
“Aprended, vivos, de mi, lo que va de ayer a hoy, ayer como me ves fui, hoy calavera ya soy”.
Memento mori
Cabe señalar que esta es una de las piezas más valiosas del Museo Nacional del Virreinato, y forma parte del patrimonio funerario que une a América con el viejo mundo. “Omnia Mors Aequat… la muerte nos iguala a todos”
BIBLIOGRAFÍA
Montiel López, Andrea: Políptico de la muerte: un compendio para el bien vivir en la Nueva España del siglo XVIII. Enero 2014, Revista Vita Brevis, #4.
Zárate Toscano, Verónica: Los nombres ante la muerte en México. Actitudes, ceremonias y memoria (1750-1850). El colegio de México.2000