Praga, Checoslovaquia

Ficha técnica

Título: Praga, Checoslovaquia
Autor: Josef Koudelka
Cronología: 1960
Estilo: Surrealismo
Materiales: Impresión en gelatina de plata
Ubicación: Agencia Magnum Photos
Dimensiones: 22.5 x 18.4 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE PRAGA, CHECOSLOVAQUIA

ANÁLISIS DE LA OBRA

Una atmósfera densa ocupa el encuadre, lo engulle todo, como lo hará el pensamiento. No hay líneas que delimiten nada, todo es vaporoso. Parece que estamos ante una ilusión.

La realidad se ha distorsionado por completo, entramos en otra dimensión. Apenas en el horizonte se adivina alguna edificación y vegetación prácticamente difuminada. Del abismo, una silueta emerge.

Un semblante sosegado, irrumpe a paso calmado, envuelto en un largo abrigo cerrado, con las manos armadas en los bolsillos, al frente, el destino atravesado por una vereda del parque. El individuo da paso a una caminata relajante, de desconexión, de huida, de reconexión consigo mismo, para regresar.




Dos árboles se yerguen altivos, sus troncos se han estilizado en la búsqueda del sol, todo lo rectos que las inclemencias de la vida les permitieron.

El camino invita al descanso, se interpone un banco modernista estilizado en su extremo con una especie de bola de cierta esfericidad, varado en la trayectoria, situado entre la hojarasca y restos de cortezas de los árboles, pero no sabemos si acabaría haciendo un alto, quizás más adelante, o la premura de sus pensamientos no le permitieron detenerse, como si el mecanismo activado en el caminar para la obtención de esas reflexiones, tan necesarias, se fuese a detener por ello.

Desde luego que su pensamiento no se detuvo. Se intuye una caminata llena de cavilaciones. Josef Koudelka nos ofrece con esta creación la que es sin duda una de sus fotografías más creativas, todo queda distorsionado, en un ámbito onírico.

El resultado del desenfoque es supremo. Cada elemento de la composición se distingue en una gama tonal distinta, y a su vez están contrastados unos con otros, cada elemento parece el negativo del elemento con el que se contrapone.

Esta fotografía entronca claramente con el movimiento surrealista, es un nuevo traspaso de esta corriente a la película fotográfica, una perpetuación del estilo, que aún no murió y sigue trascendiendo en el tiempo. Realidad y sueño se confunden, se funden en una nueva realidad soñada.

Es una composición que no obedece a ninguna regla, de proporciones, ni aparente de composición, salvo quizás en la cuadratura interior del autor que consigue ver ahí un equilibrio de elementos y tonos, pero que logra ese magistral equilibrio de la composición perfecta con lo imprescindible, nada falta, ni nada sobra en ella, se ajusta en esa suerte de armonía en la que todo funciona a la perfección, para conseguir al final una composición compleja, sin alcanzarse muy bien a que es debido, transgrediendo múltiples lecturas, su contenido es de grosor.

Praga, Checoslovaquia
Praga, Checoslovaquia

Para más apariencia de incredulidad, todo en la escena acaba distorsionándose, se vuelve blando, etéreo, como si pudiéramos ver el espasmo de un instante abandonar su tiempo. Es la captura de un deseo de realidad, de experimentar una realidad así, aunque fuera momentáneamente.

Es la captura de un espejismo, la transfiguración, clara, de una idea que se ha tenido y consigue materializar. Es un experimentador del lenguaje fotográfico, hasta límites revolucionarios. Todos podemos familiarizarnos con la escena.

Me atraviesa el alma una elucubración que me podría permitir hablar toda una noche al respecto de esta fotografía, compartir todo aquello que me irradia, que me inspira, que provoca en mí, toda una disertación hasta el amanecer, como serían todas esas palabras de lírica noche.

Es el preámbulo de una buena conversación, se convierte en una fotografía de carácter existencialista, que se presta a dar paso al metalenguaje. Es un fotógrafo que se mueve en el documentalismo, en el reportaje social, en una fotografía más creativa, en la abstracción, pero que en todos los ámbitos no se deshace de lo que acaba constituyendo una nueva identidad fotográfica.

En sus fotografías hay dinamismo, poética, vértigo, belleza efímera, ironía, bullicio de vida. La innovación estética, compositiva y técnica siempre están presentes en su obra, lo que le hace pionero de un documentalismo que acaba estilizándose de un aroma creativo de gran impacto visual, en donde la belleza es consustancial a todo.

Sus fotografías a veces golpean directas y fortuitamente a la mente, otras al corazón. Su obra no se puede entender sin el compromiso y arraigo social, con su pueblo en las adversidades sobrevenidas, con la cultura gitana, las gentes del entorno, de allí donde estuviera, el lado humanístico es indisoluble, el solo hacía fotografías de lo que tiene que ver consigo mismo, no pudiendo fotografiar lo que le era ajeno a la conformación de su identidad y sus emociones.

Además, sus fotografías en muchas ocasiones no son solo testimonios documentales, tienen otra capa para rasgar, son además mensajes construidos en un encuadre, son discursos articulados por medio de diferentes recursos visuales.

Al salir de su país como asilado político, abandona su mundo natal de Moravia, pero su mundo se hace más extenso, y también eso le ofrece más posibilidades como el mismo reconoció, aunque su obra constreñida a una porción concreta de su patria, actualmente inexistente como tal, le habría valido para ser un fotógrafo de renombre.

Es un autor que entendió a la perfección que la obra no se justifica con exploraciones al exterior en busca de grandes motivos que puedan parecer solo se encuentran remotos, que una gran obra puede surgir desde un entorno incluso muy limitado, que el motivo fotográfico está en cualquier lugar, basta con saber mirar, ser capaz de detectarlo. Las buenas fotografías son como la felicidad, su cercanía puede ser arrolladora, pero hay que saber sobre todo identificarlas, para así obtenerlas.

Asimismo, ocurre que “una buena foto es la que no puedes olvidar”, sentenció, como un buen recuerdo. Sus fotografías rezuman empatía, un gusto y una fe humanística por los protagonistas, no se entiende de otro modo como puede sino plasmar ciertas circunstancias y sujetos con esa belleza tan poética que le caracteriza.

Extrae la mejor parte de la vida, tiene esa capacidad de identificar esa levedad, ese lapso, en la lucha, la efervescencia de lo cotidiano, los momentos de felicidad plena certeramente identificados, la catarsis de las celebraciones y festejos, reconoce y detiene la alegría, un concepto, la belleza que no se ha de perder, o la crea.

Otra característica de su obra es que sus fotografías suelen venir acompañadas por una sucinta información, no era partidario de pies de foto con mucha extensión, de hecho, no le gustaban, según él todo se debe extraer de lo que se ve, o cada cual ve, lo deja abierto incluso para que cada cual invente, formule sus propias historias colaterales.

Otro detalle que destaca en su obra es que se mantuvo fiel al blanco y negro durante toda su trayectoria. Aun habiendo encontrado el punto de un documentalismo que como fotoperiodista resultó muy novedoso y efectista, no conforme, se mantuvo reinventándose, experimentando nuevas posibilidades durante toda su vida como fotógrafo, lo que nos habla de un espíritu nada complaciente, de una inquietud permanente que es esencial en un artista que realmente responda a este concepto.

Una persona a la que era fácil verle sonreír. Esta fotografía es de una etapa temprana de su obra, ya que comienza a hacer fotografías en los años cincuenta en su etapa como estudiante, fue tomada con tan solo veintidós años, demostrando un esbozo temprano de su maestría posterior.

Es en 1967 cuando se dedica por completo a la fotografía, y tras salir de Checoslovaquia en 1970, poco después en 1971 ingresa en la prestigiosa agencia Magnum Photos; acaba siendo una figura fundamental en el engranaje de la historia de la fotografía.

Desde la agencia siempre le permitieron trabajar con absoluta libertad, algo imprescindible para su inquietud creativa, de hecho, es un artista que nunca aceptó encargos. En este periplo de reportajes fuera de su centro de operaciones original, llega incluso a realizar tomas por España, con un primer viaje en 1973, a los que les siguen otros.

Me gusta mencionar, no sé muy bien por qué, que aún quedan maestros vivos de la fotografía como él, Ramón Masats, o hasta hace dos años Carlos Pérez Siquier, Graciela Iturbide, Cristina García Rodero con la que entabló contacto, tiene para mí un extraño y fresco encanto de halo alentador.

En la obra de Koudelka, el instante poético es un común barniz que esmalta la realidad. Es por eso por lo que se hace tan agradable contemplar sus fotografías, irradia en nuestro interior el inefable recreo en la belleza, desde la más accesible incluso, una belleza que se toca, suspende o se ve, permanente, patente o ajena en todo lugar, con el convencimiento de que esa belleza es en realidad la más sublime. 

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA 

AGENCIA MAGNUM PHOTOS

https://www.magnumphotos.com/photographer/josef-koudelka/ (Consulta 31/10/2023)

ALBEDOMEDIA

https://albedomedia.com/una-imagen-mil-palabras-josef-koudelka-spain-1973/ (Consulta 31/10/2023)

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