COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE REPOSO
CONTEXTO HISTÓRICO
Entre 1880 y 1910, los jóvenes artistas argentinos se encontraban buscando el desarrollo de una producción artística local, ligada al ideal de progreso que dominaba por aquel entonces en todas partes del mundo, y que era difundido por los distintos sectores de la elite intelectual y política porteña, que conservaba todavía, en este aspecto, su superioridad por encima del resto de las provincias del país.
El desarrollo de una producción artística local, asociada al éxito obtenido en la literatura y en la música (principalmente la ópera), impulsaron a la Argentina y le permitió obtener el estatus de “Nación civilizada”, desde la mirada europea occidental, que por aquel entonces, era anhelada por los países americanos, que luchaban por obtener su aprobación.
Todas las miradas estaban en Europa, y los artistas argentinos eran enviados allí (principalmente a Italia y Francia) para completar su formación artística, visitando museos, observando y analizando a los grandes maestros y exponiendo en Salones Internacionales, para luego enviar obras a la Argentina y nuevas formas y conocimientos para el desarrollo de un panorama artístico local.
Entre estos artistas argentinos, luego conocidos como la Generación del 80, se encontraba Eduardo Schiaffino: primer historiador del arte argentino y el fundador del Museo Nacional de Bellas Artes del país, en 1896.
Schiaffino había marchado a París junto al también artista, y amigo personal, Eduardo Sívori, quien sería el introductor del Naturalismo en la Argentina. Es en aquella ciudad, donde pinta Reposo, admitida en la Exposición Universal, que conmemoraba los cien años de la Revolución Francesa, y en donde obtuvo por ella, una medalla de tercer puesto.
La obra llegó a Buenos Aires en 1890, para ser exhibida y permitirle renovar su beca de estudios. Sin embargo, obtuvo duras críticas por parte de la prensa, tildando a su autor y su obra de indecente, ofensiva y deforme.
ANÁLISIS FORMAL
Nos encontramos frente a una obra de formato horizontal, de estilo simbolista, siendo quizás, la primera obra de Schiaffino en incursionar este estilo. Composición equilibrada, cuya figura única y principal, ocupa casi la totalidad del espacio.
Percibimos, además, una paleta fría, con predominancia del color azul, con apenas una leve diferencia de valores entre el paño sobre el que se apoya la figura y el fondo, lo que nos indica una cierta ambigüedad espacial, fiel al estilo que representa.
La figura, desnuda, aparece iluminada por una luz frontal, también algo ambigua, que genera un contraste entre la palidez de la piel y el fondo de la pared, que se encuentra más oscuro alrededor de su cuerpo.
Este contraste de luz y sombra, nos permite apreciar la textura sobre la cual se apoya el cuerpo, mostrando un brillo de terciopelo.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
El desnudo de espaldas es el protagonista de la obra. En un reposo algo forzado, la persona extiende sus piernas, a la vez que las cruza, mientras arquea su brazo para darle apoyo a su cabeza.
Podemos hablar de cierta ambigüedad de género en el cuerpo representado: un cuerpo joven, adolescente, de cabello corto y cara escondida.
Cuya pose podría remontarnos a Hermafrodita durmiente, aquel mármol del período helenístico restaurado por Bernini y que se encuentra en el Museo del Louvre, en París.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
MALOSETTI COSTA, Laura: Los primeros modernos. Arte y sociedad en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Buenos Aires, 2001.
MALOSETTI COSTA, Laura: Cuadros de viaje. Artistas argentinos en Europa y Estados Unidos (1880-1910). Buenos Aires, FCE, p. 32-33, 200-201, 2008.
AMIGO, Roberto: MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES: Antigüedad-1910: parte 6. Buenos Aires, 2010.
LÓPEZ ANAYA, Jorge: Historia del arte argentino. Buenos Aires, 1997.
MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES:
https://www.bellasartes.gob.ar/coleccion/obra/1909/
(Consulta 03-08-2020) MALOSETTI COSTA, Laura.