COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL RETABLO MAYOR DE LA CATEDRAL DE PLASENCIA
CONTEXTO HISTÓRICO
El retablo español de madera policromada presenta unas características que lo hacen prácticamente único dentro del arte occidental.
En el inicio del siglo XVII, cuando se realiza la obra del retablo mayor de la catedral placentina, la retablística española presentaba unas formas derivadas de los tipos de retablo bajomedievales y renacentistas, prologándose los tipos derivados del retablo del Escorial o del de la Catedral de Astorga, muy narrativos a base de diversas escenas.
Éstos casan muy bien con los postulados derivados del Concilio de Trento, y es que en ellos se apoyaba la enseñanza de la doctrina católica.
Dicho todo esto, se puede indicar que en el caso que nos ocupa, el Cabildo de la Catedral de Plasencia inicia en 1623 la idea de cerrar la cabecera de su Iglesia con un retablo que esté a la altura de la importancia del Templo, y para ello se financia esta magna obra con las aportaciones de los propios obispos que se sucedieron en el cargo, como Pedro González de Acevedo o Diego de Arce.
Al inicio de la obra se contrata primeramente la traza del retablo, recayendo ésta en uno de los diseños presentados por Alonso de Balbás.
En ese momento, y para las obras escultóricas se pensó en varios maestros, destacando a Martínez Montañés y Gregorio Fernández, decantándose en 1625 por este último por su gran fama, pero también por una circunstancia que no debió de ser baladí, y es que el contrato previo para la talla del retablo (entalladores y ensambladores) lo consiguieron los hermanos vallisoletanos Juan y Cristóbal Velázquez.
La familia Velázquez colaboraba estrechamente con el taller de escultura de Gregorio Fernández, por lo que la influencia de los entalladores para decantar el contrato de escultura con el maestro Fernández debió de ser decisiva, aparte de que contar con imaginería de un artista ya afamado en esa época debió gustar al cabildo de la catedral, pues a lo largo de todo el proceso de realización, que se alargó años, no cesaron los regalos y parabienes de los responsables de la catedral con el escultor, con la finalidad de tenerlo contento, como solía hacer toda su clientela por la personalidad del propio artista.
La realización y colocación del retablo fue azarosa y se extendió durante años debido al costo de la obra y a la salud del escultor, quien enfermó en varias ocasiones durante el tallado, y que incluso se pensó en varias ocasiones que no acabaría la obra, algo que sí ocurrió, quedando colocada la parte arquitectónica y escultórica en 1634, muriendo Fernández dos años después.
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO
El retablo mayor de la Catedral de Plasencia, dedicado a la Asunción de la Virgen, se levanta sobre un primer banco marmóreo. El conjunto presenta una traza en principio ordenada, propia del clasicismo de la primera mitad del siglo XVII.
La arquitectura del retablo, como se dice, es clásica a base de columnas, entablamentos, frontones… completamente adornado a través de pinturas en entablamentos que siguen las directrices de la época.
Todo el retablo presenta una iconografía muy rica dedicada en mayor medida a la Virgen María.
Las escenas y figuras escultóricas se encuentran ordenadas de la siguiente forma, leído de abajo a arriba y de izquierda a derecha: en el banco del primer cuerpo se representan escenas de la Pasión de Cristo, tales como la sentencia de Pilatos, Oración en el Huerto…
Encima de estos relieves se halla el primer cuerpo, donde se ve dos excelentes lienzos de Francisco Rizzi: la Anunciación y la Adoración de los pastores, dos momentos donde la Virgen es protagonista, y en la calle central un tabernáculo como exaltación eucarística, algo que tiene preponderancia en la contrarreforma católica al ser la presencia eucarística una de las disputas con los seguidores de Lutero.
En los nichos de las entrecalles se disponen cuatro figuras exentas de santos, que se disponen formando parejas: en los extremos San Juan Bautista, como precursor de Cristo y con sus atributos para su identificación iconográfica y Santiago apóstol, patrón de España, con bastón y sombrero de peregrino; y en las entrecalles que enmarcan el tabernáculo San Pedro con las llaves que lo identifican y San Pablo con la espada.
El segundo cuerpo, o cuerpo central, es el que más preponderancia posee, levantándose sobre otro banco, en este caso con escenas de la Virgen entre santos de las órdenes franciscana y dominica.
Sobre ellos pinturas de la Presentación de los Magos ante el Niño y la Circuncisión, de los pintores Luis Fernández y Mateo Gallardo.
De nuevo imágenes emparejadas se ubican en las entrecalles: en los extremos San Fulgencio con atributos de obispo y Santa Florentina con báculo de abadesa (patronos de la Diócesis de Plasencia) y en las centrales San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.
Todas estas figuras de bulto, así como los relieves escultóricos, están realizados en madera de pino, yendo las exentas huecas en su espalda para que la madera no se abriera.
Por la forma de trabajar Gregorio Fernández, posiblemente todas las imágenes de bulto redondo, así como partes de los relieves fueron tallados por los oficiales del taller, reservándose el maestro la realización de cabezas y manos.
Pero si hay una parte del retablo que está considerada como una de las piezas cumbre de la escultura de madera policromada del barroco español, esa es la parte central del segundo cuerpo, con un excepcional relieve representando la Asunción de la Virgen, a quien está dedicado el templo.
De esa forma, en la escena, a modo de una composición pictórica y que desborda el marco en el que se inserta, aparecen en la parte baja los doce apóstoles ante el sepulcro vacío de la Virgen, siendo ésta, vestida con los colores propios inmaculistas (blanco y azul) subida a la Gloria entre nubes de ángeles.
El gran altorrelieve está realizado exclusivamente por mano de Gregorio Fernández, algo estipulado en el contrato y que se puede constatar por la calidad de la obra.
En él se aprecia el barroquismo que otorga a sus imágenes el escultor ya en los años por los que labra este retablo, disponiendo multitud de movimientos y expresiones al grupo de los apóstoles, que como se ha indicado salen de la escena en un alarde compositivo dejando imágenes prácticamente exentas.
Todas las características propias de la escultura de Gregorio Fernández se aprecian en el relieve: las actitudes naturales, grandes paños con pliegues quebrados de manera muy abrupta, con mucha dureza, para ofrecer así un aspecto de luces y sombras que se acerca al tenebrismo pictórico… y una gran maestría compositiva en el tratamiento de los temas.
Encima de este cuerpo se encuentra el ático del retablo, presentando un Calvario con Cristo muerto en la cruz, la Virgen, San Juan y María Magdalena, cuyo crucificado también es obra íntegra del maestro escultor; sobre el Calvario y en el tímpano se representa a Dios Padre con el Espíritu Santo, formando junto al crucificado (Dios Hijo) la Santísima Trinidad.
A los lados de la escena de la muerte de Jesús hay, en las entrecalles que también se elevan hasta el ático, dos imágenes de San José y Santa Teresa de Jesús, justificando la presencia del santo al ser el esposo de la Virgen; mientras que la representación de la santa abulense se debe a que en los años en que se proyectó la obra desde la Monarquía Hispánica se pretendía nombrarla como patrona de España, algo que finalmente no ocurrió.
Cabe señalar como curiosidad que las imágenes de bulto redondo en el retablo van en aumento de tamaño conforme se ubican a más altura para compensar la reducción por la lejanía para la vista, algo típico en cualquier retablo y que ya se daba en la estatuaria clásica.
Para concluir, indicar que a los lados del ático encontramos una serie de ángeles y arcángeles, yendo en lo alto del tímpano las Virtudes cristianas junto a los escudos de los obispos que financiaron la obra.
BIBLIOGRAFÍA
MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. Escultura barroca en España. Madrid, 1998.
MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. “Nuevas noticias sobre el retablo mayor de la Catedral de Plasencia (Cáceres)”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología Tomo 40-41 (1975), págs. 297-330.
MARTÍNEZ DÍAZ, José María. “Entalladores y ensambladores castellanos en el retablo mayor de la catedral de Plasencia”, Norba: Revista de Arte nº 14-15 (1994-1995), págs. 167-174.
URREA, Jesús. El escultor Gregorio Fernández 1576-1636 (apuntes para un libro). Valladolid, 2014.