COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA DEL HOSPITAL DE LA CARIDAD
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
La escena principal del retablo es la central, la que representa el ‘Entierro de Cristo’. Los personajes interactúan entre ellos en una escenografía con un gran carácter teatral. Hay diferencia de escalas entre los personajes según quienes están en primer plano, José de Arimatea, Nicodemo y San Juan, con las del segundo plano, María y las mujeres, que son de reducido tamaño con respecto a los anteriores. En el lado derecho aparecen dos figuras que alzan la roca que cubrirá el sepulcro.
Todo cumple un programa iconográfico marcado por Miguel de Mañara y la Hermandad de la Santa Caridad, cuyo fin principal era el entierro de los pobres. Es por ello que eligen esta temática, para reflejar sus actos de misericordia. En las reglas de la hermandad se estipulaba que el cuerpo de un pobre debía ser cargado por dos personas, como Nicodemo y José de Arimatea, y que debían llevárselo al hermano mayor, que estaría representado por San Juan.
Una serie de ángeles revolotean sobre el misterio lanzando flores y entonando cánticos que aparecen escritos por el retablo en latín, fundamentalmente salmos y textos del profeta Daniel. Como fondo aparece el monte Calvario, con tres cruces, la de los dos ladrones y la de Cristo, vacía. En las calles laterales del retablo se sitúan las figuras de San Jorge, que es el titular de la iglesia y en la derecha, San Roque, protector contra la peste tan presente en estos tiempos en Sevilla.
El ‘Entierro de Cristo’ está coronado por una cornisa decorada con una cartela sostenida por niños llorando con el lema ‘Mortuus et Sepultuus’, que hace alusión directa a lo que se representa. La figura de la Caridad emerge en el centro del ático rodeada de figuras infantiles sobre la que aparece el nombre de Dios escrito en hebreo. Por tanto, la presencia de Dios Padre es la que corona todo el conjunto. En los laterales del ático se alojan las figuras de la Fe a la izquierda y de la Esperanza a la derecha con dos inscripciones a sus pies, ‘Creo’ y ‘Espero’, respectivamente. Mientras que el lema de la Caridad dice ‘Amo’.
En cuanto a la decoración, todo el retablo cuenta con la presencia de cabezas de querubines y ángeles mancebos, niños llorando, nubes, guirnaldas de frutas y flores, que ambientan la escena siempre rodeando y dando el protagonismo al ‘Entierro de Cristo’.
ANÁLISIS FORMAL
El retablo es obra de Bernardo Simón de Pineda (1638-1702) que lo organiza en un banco que sostiene un cuerpo con tres calles divididas por columnas salomónicas, todo coronado por un amplio ático.
En el banco se sitúa el sagrario, que no es el original de Pineda.
Las columnas salomónicas están sustentadas por niños atlantes que conversan entre ellos.
Estos soportes se adelantan de la línea del retablo y están decorados por una guirnalda de laurel en su fuste, que están coronados por capiteles compuestos.
La calle central funciona como un baldaquino, elevado por cuatro columnas de fuste retallado dividido por un anillo, que separa la decoración vegetal superior de las formas aovadas inferiores. Aquí entra el juego teatral de Pineda, pues sólo las columnas delanteras son tales, mientras que las traseras nada más que están esculpidas hasta la mitad de su fuste. Sobre estas columnas se colocan arcos de medio punto al frente y rampantes a los laterales. Cierra la estructura una bóveda semioval que cobija la escena del ‘Entierro de Cristo’, obra extraordinaria de Pedro Roldán (1624-1699) como el resto de las esculturas del retablo que cuenta con la policromía y la pintura del paisaje del monte Calvario de Juan de Valdés Leal (1622-1690), que con su trabajo consigue generar un espacio fingido gracias al dominio de la perspectiva.
En las calles laterales podemos observar dos hornacinas con pedestales circulares y rematadas por arcos de medio punto sobre los que se sitúa una venera, sobre ella una cabeza de querubín y encima un niño que sostiene en su cabeza un frutero. En las hornacinas se sitúan las figuras de San Jorge y San Roque, como antes mencionamos. Estas esculturas a través de sus elementos iconográficos, la lanza y la pértiga, sobresalen de las hornacinas para generar diagonales que rompen la verticalidad de la estructura del retablo.
La cornisa que divide el primer cuerpo con el ático se curva en el centro para adaptarse al baldaquino del ‘Entierro de Cristo’.
La moldura se adapta a la bóveda para que, entre un doble orden de pilastras, se pueda situar la figura de la Caridad al centro.
Los fustes de las pilastras no se pueden contemplar, ya que se sitúan ante ellas dos figuras de ángeles mancebos llorando. Sobre las columnas salomónicas de los extremos del primer cuerpo se sitúan las esculturas de la Fe y la Esperanza que están colocadas en pedestales con cartelas que albergan cabezas de querubines.
Todo el conjunto destaca por su armonía gracias a una estructura muy estudiada, que permite el dinamismo y los claroscuros, por Bernardo Simón de Pineda. Esto se une a la teatralidad escenografía de las esculturas de Pedro Roldán, y a la policromía y el dorado de Juan de Valdés Leal que resalta a las esculturas del retablo, como se puede contemplar en el contraste de las esculturas de San Jorge y San Roque en el primer cuerpo, con colores austeros, mientras que las virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad), destacan con colores muy vivos.
BIBLIOGRAFÍA
AA. VV.: Retablo mayor de la iglesia del hospital de la Caridad. Investigación e intervención. 2007. Sevilla.
MORENO MENDOZA, Arsenio: La iconografía de la iglesia sevillana del hospital de la Santa Caridad: Nuevas anotaciones. 2004. Sevilla.
ROLDÁN SALGUEIRO, Manuel Jesús: Iglesias de Sevilla. 2011. Sevilla.
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