COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE RETRATO DE ADELE BLOCH-BAUER I
CONTEXTO HISTÓRICO
Gustav Klimt nace en 1862 en la ciudad de Viena, y fallece a principios de 1918 como consecuencia de una apoplejía.
Tras su formación en la Escuela de Artes y Oficios del Museo Austriaco de Arte e Industria, en 1883 funda la Compañía de Artistas junto a su hermano Ernst y Franz Matsch, con la que llevaran a cabo numerosos decorados para distintos teatros por toda Europa.
A finales de siglo, Klimt pasó a formar parte del grupo de la Secession, asociación de artistas que tenían por objetivo dar a conocer el arte austriaco en un ámbito internacional.
Hasta 1905 el propio Klimt, junto a Carl Moll y Josef Hoffmann se harán cargo de las exposiciones de este grupo. Destaca la XIV Exposición, dedicada a Beethoven; cada artista miembro aporta una obra, y Klimt realizó el Friso de Beethoven, muy elogiado por Rodin, a pesar de las críticas de parte del Parlamento.
Un año después será nombrado miembro de honor en la Real Academia de Bellas Artes de Baviera. Ya en 1908, un pequeño grupo se separa de la Secession, y organiza una pequeña muestra de varias obras del artista, entre las que se incluye su célebre El beso.
En sus últimos años de vida se le concederán numerosos reconocimientos, como ser designado presidente de la Unión Austriaca de Artistas.
En cuanto a la obra que nos ocupa, Retrato de Adele Bloch-Bauer I, debemos contar su historia en la Segunda Guerra Mundial.
Dentro del expolio a manos del Tercer Reich, este fue uno de los casos más paradigmáticos; en esa intención de suprimir cualquier rastro judío, le cambiaron el nombre, conociéndose entonces como “La dama de oro”.
Adele, la mujer retratada, falleció en 1925, y tras la ocupación nazi, su marido se exilió en Suiza; todas sus posesiones fueron requisadas, entre las que encontramos diversas obras de Klimt.
En su testamento las legaba a sus descendientes, siendo su sobrina, Maria Altmann, la que en el año 1998 las reclamaría al estado austriaco.
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO
En esta obra se retrata a Adele, quien junto a su esposo Ferdinand (quien encargó esta obra a Klimt en 1903) formó parte de la clase pudiente de principios del siglo XX; fue, además, una mujer muy adelantada a su tiempo, y ampliamente formada.
Es considerada una de sus obras cumbre. Observamos los rasgos típicos de la obra de Klimt, con un gran simbolismo y preciosismo, junto a una ornamentación inspirada en la naturaleza y con un gran colorido, donde se representan figuras humanas de carácter apacible.
Estamos ante un retrato ricamente decorado, en el que se emplea pan de oro, de plata y diversos pigmentos.
La protagonista mira directamente al espectador, con la cara ligeramente sonrosada y una mirada cómplice, amable.
Presenta asimismo una postura corporal erguida, y la posición de sus manos, con los dedos entrelazados, nos muestra una imagen de seguridad, además de ser un símbolo de distinción.
En cuanto al ropaje, vemos que es el típico en otras obras del artista, muy innovador para la época.
Una respuesta a «Retrato de Adele Bloch-Bauer I»
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