COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE SENEB Y SU FAMILIA
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Según muchos historiadores, nos encontramos ante uno de lo grupos escultóricos más importantes del arte egipcio, Seneb y su familia.
La escultura egipcia, dejando a un lado su significado mágico y ciñéndonos a su aspecto puramente formal, se inicia con la arquitectura monumental y como complemento asociado a ésta.
Cuando se proyectaba una escultura, ya se contaba, de antemano, con el lugar en el que ésta sería colocada.
Para los egipcios la muerte consistía básicamente en la separación de las cinco partes esenciales del ser humano. En un primer lugar encontramos el KA, una energía cósmica universal, que según los egipcios se depositaba en el recién nacido y no lo abandonaba hasta su muerte.
Como sustitución del cuerpo muerto, las estatuas actuaban como nuevos “soportes” del Ka y necesitaba ofrendas alimenticias para su supervivencia, ya fuesen reales, pintadas o esculpidas en las paredes del sepulcro.
Esto explica la aparición en las paredes de las tumbas de una escena donde se muestra al difunto sentado frente a una mesa con ofrendas.
Habitualmente el Ka se representaba con dos brazos dirigidos hacia arriba. Por otro lado, se encuentra el BA, un conjunto de singularidades íntimas de la persona, su personalidad. Se representaba con forma de ave y con la cabeza del muerto.
Otra de las partes esenciales es el KHET, una simbolización del cuerpo que siempre iba acompañado del SHUT, la sombra.
Finalmente, este conjunto vital se completaba con el REN, el nombre. Según los egipcios, el Ka de la persona fallecida se depositaba en la escultura realizada en su honor, por ello, el retrato se debía representar de la manera más fidedigna posible.
Como puede observarse en Seneb y su familia, a lo largo de su vida Seneb tuvo importantes dificultades físicas como son las extremidades demasiado pequeñas y deformes y la cabeza de una proporción excesiva respecto al cuerpo, características propias del enanismo.
Pese a ello, Seneb se convirtió en una de las personas más importantes de la corte faraónica, ya que tuvo algunos cargos sacerdotales y fue Guardarropas Real, un puesto que le permitió vincularse con los más altos cargos.
Asimismo, Seneb contrajo matrimonio con Senetefes, la hija de un importante aristócrata de la época.
ANÁLISIS FORMAL

A diferencia del bajorrelieve egipcio, y debido a la durabilidad que debían tener las cosas sagradas asociadas a la eternidad, los escultores escogieron para inmortalizar a sus dioses, reyes y personas de la alta sociedad los materiales más resistentes, que, lógicamente, también eran más difíciles de trabajar.
En un muro de la Pirámide de Djoser en Saqqara se encontraron tres esbozos de escultura que proporcionan las claves para comprender el proceso de creación de la estatuaria en piedra.
Una vez extraído el bloque de la cantera, se dibujaba una retícula con tinta roja al igual que en la ejecución de los bajorrelieves; a continuación, se hacía una transposición con tinta negra en las cuatro paredes del bloque.
Cuando ya se tenga preparado el bloque con los dibujos, se comenzaba a suprimir las partes sobrantes de las cuatro caras. El resultado era una escultura de bulto redondo que, debido al tratamiento seguido, siempre retenía algo de la forma cúbica original.
Una de las cosas que más llama la atención de esta obra es que no tiende a la idealización propia de la época, ya que se representa a Seneb como un enano con la cabeza grande y desproporcionada respecto a su cuerpo.
Por otro lado, sí observamos una de las características más importantes del arte egipcio, el hieratismo, dado que se elimina la gestualidad o cualquier expresión de proximidad, apareciendo los personajes protagonistas totalmente inexpresivos.
Por otra parte, tanto en escultura como en los bajorrelieves egipcios se cumple la llamada ley de la frontalidad, en la cual, los retratados se muestran completamente de frente destacando su rigidez, ya que son esculturas pensadas para ver vistas desde este punto.
Cabe destacar que en esta obra no se lleva a cabo el principio de jerarquía, en el que la persona representada más importante se plasma a mayor escala acentuándose así su poder, como sucede en el grupo escultórico «La Tríada de Micerinos«, donde el faraón aparece de mayor tamaño y situado un paso por delante de las dos diosas que se encuentran junto a él.
El matrimonio se encuentra sentado sobre una base en la que observamos una serie de jeroglíficos, que tras varios años de estudios dedicados a su traducción, se ha descubierto que esos símbolos corresponden a los nombres de los personajes representados y los títulos que poseen cada uno de ellos.
Respecto a la indumentaria hay que decir que Seneb viste un sencillo faldellín típico del genero masculino egipcio, mientras que su esposa lleva un vestido blanco que se ciñe al cuerpo y lleva hasta los tobillos, muy habitual también entre las mujeres de la época.
En lo que respecta a la policromía, en este grupo escultórico se muestra un convencionalismo recurrente en el arte egipcio de todos los tiempos, ya que él posee una piel morena, mientras que ella destaca por su tono pálido.
Esto es debido a un ideal de belleza en el que se priorizaba la piel oscurecida al sol en los hombres y el tono blanquecino en las mujeres.
Hay que decir que en este tipo de retratos escultóricos familiares es habitual la aparición de los hijos, plasmados a una escala inferior que la de sus padres y ejecutados con un tratamiento menos elaborado, algo tradicional en representaciones de personajes de corta edad.
También era común mostrarlos chupándose uno de los dedos de sus manos, gesto identificador en las esculturas infantiles egipcias.
CURIOSIDADES
Este conjunto escultórico fue hallado en una especie de naos subterránea dentro de la tumba de Seneb en Guiza, encontrándose junto a ella también una urna funeraria.
Actualmente, tanto la urna como el grupo escultórico se encuentran expuestos en el Museo Egipcio de El Cairo, acompañando a un gran número de obras pertenecientes al Imperio Antiguo.