COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE TIMOCLEA MATA A SU VIOLADOR
BREVE APUNTE BIOGRÁFICO
Elisabetta Sirani nació un 8 de enero de 1638 en Bolonia y falleció un 28 de agosto de 1665, también en Bolonia.
Su vida transcurrió entre obras de arte pues su padre, Giovanni Andrea Sirani, frecuentaba un taller y fue ayudante del artista boloñés Guido Reni.
Precisamente será en el taller de su padre donde se forme, pues no podía acceder a la Academia por ser mujer.
Será por eso por lo que flaquee un poco a la hora de pintar desnudos, género que se enseñaba en esa institución.
Al caer su padre enfermo, Elisabetta se hizo cargo del taller familiar, donde aprendían mujeres y hombres a la par.
Su arte se fue perfeccionando y adquiriendo fama, pero pronto empezaron a surgir voces que ponían en duda su talento, ya que era impensable que una mujer pudiese realizar semejantes obras maestras.
Para acallar esos rumores, abrió su taller de par en par para que todos viesen como salían de sus pinceles aquellos cuadros.
Además de especializarse en pintura religiosa, como buena barroca, Elisabetta creó un prototipo de mujer fuerte, empoderada y valiente, que plantaba cara a todas las dificultades a las que se enfrentaban.
Y es una de estas mujeres la que protagoniza uno de sus cuadros más impactantes.
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO
Esta obra también se conoce como «Timoclea uccide il capitano di Alessandro Magno».
El episodio está sacado de la biografía que Plutarco escribió sobre Alejandro Magno.
Viajamos al año 335 a.C., fecha en que Alejandro Magno y su ejército invaden Tebas. Allí, uno de los capitanes de su ejercito decide violar a Timoclea, una de las mujeres relevantes de la ciudad.
No contento con la barbaridad cometida, el capitán ordenó a Timoclea que le mostrase dónde escondía el oro y las joyas.
La mujer, astuta como ella sola, le confesó que estaban en el pozo que se encontraba en el patio. Corroído por la avaricia, el capitán se asomó al pozo, momento que Timoclea aprovechó para tirarlo dentro y lanzarle piedras hasta matarlo.
Lo sucedido corrió como la pólvora por la ciudad, siendo arrestada y llevada ante Alejandro Magno. Cuando conoció los hechos, Alejandro quedó tan sorprendido por la valentía de Timoclea que la dejó en libertad.
Según cuenta el propio Plutarco, cuando Alejandro Magno le preguntó a Timoclea quién era, ella le respondió:
«Soy la hermana de Teagenes, quien peleó contra Filipo para defender la libertad de Grecia en la batalla de Queronea para evitar vivir lo que viví hoy».
Elisabetta muestra a la víctima como una heroína, que acaba con su agresor y así hace justicia.
Por ello, la vemos erguida, con una presencia imponente, frente a la figura del agresor, que está ya cayendo en el pozo y mueve los pies de manera desesperada ante lo que le está ocurriendo. Ella, con el rosto sereno y seguro. Él, con los ojos desorbitados ante su destino.
No es un tema representado únicamente por Elisabetta, pero sí es la primera en mostrarlo de un modo completamente diferente.
Mientras que en las otras representaciones se solía mostrar a Timoclea ante Alejandro o justo cuando éste la deja en libertad, Sirani escoge el momento culmen de lo sucedido, añadiendo una gran carga dramática al episodio y empoderando a Timoclea.
No debemos olvidar que Elisabetta era una artista barroca y, dramatismo y arte barroco van irremediablemente unidos.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
MORCILLO, MARÍA DEL CARMEN; «Pintoras en la Historia: mujeres en el olvido». Editatum, 2021.
RUBAYO, SARA; «Pintoras». Editorial La Gata Verde, 2021.
ARTE LA GUÍA.
HISTORIA-ARTE.