Trigal con cuervos

Ficha técnica

Título: Trigal con cuervos
Autor: Vicent Van Gogh
Cronología: Julio de 1890
Estilo: Posimpresionismo; Impresionismo
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo de Van Gogh, Ámsterdam
Dimensiones: 50,5 cm x 103 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE TRIGAL CON CUERVOS

CONTEXTO HISTÓRICO

Trigal con cuervos rezuma identidad por los cuatro bordes. Se trata de un Van Gogh muy especial, pintado en las últimas semanas de su vida, a finales de julio de 1890.

La obra se desarrolla en un formato rectangular, con una marcada horizontalidad en el desarrollo de la escena. El espacio está dividido claramente en tres franjas diferenciadas por tres colores: azul, amarillo y marrón.




Estos colores son los mismos azules y amarillos que Van Gogh había usado previamente en otras obras, por lo que la firma del artista se hace notar en los tonos elegidos para representar la escena del trigal.

Que Van Gogh eligiera para varias obras los mismos colores nos hacen sentir que conocemos la escena, podría ocurrir justo al lado de la Terraza del Café por la noche (1888) o pertenecer al mismo pueblo que La noche estrellada (1889).

Terraza del Café por la noche
La noche estrellada

Nos familiariza (a nosotros como receptores de la imagen) con el artista, nos acerca al estilo y marca personal de Van Gogh; nos hace sentir más
cerca de él.

ANÁLISIS FORMAL

Pero analicemos formalmente la escena: en la franja superior aparecen una bandada de cuervos volando por el cielo, en la franja del medio podemos observar un enorme trigal que abarca gran parte de la composición, en tonos amarillos y ocres, mientras que en la franja inferior, el marrón se entremezcla con el verde, dando paso a un camino que se pierde en el centro de la imagen.

Este camino es la prueba más evidente del estudio de la perspectiva que Van Gogh lleva a cabo en esta obra. Disminuye conforme se aleja, toma profundidad desde el primer plano hasta el plano más alejado, trabaja el punto de fuga entre el trigal y el final del mismo demostrando así el manejo de la técnica.

Pero este camino no está ubicado en el centro de la imagen de manera aleatoria, a su vez también divide compositivamente la escena en dos triángulos, uno a la derecha y otro a la izquierda, armonizando así la imagen del paisaje. 

Obviamente, la obra pictórica cuenta con una carga potente del predominio del color sobre el dibujo. Prácticamente es imposible encontrar un esbozo, una forma o figura en esta obra.

Pero no se echa de menos ya que Van Gogh utiliza el color y el trazado de la pincelada para suplir la falta de dibujo, creando así un dibujo sin forma ni bordes pero fácilmente comprensible gracias a la dirección y el grosor de la pincelada.

Para conseguir esto, el trazado del pincel es corto y grueso, es sucio y abigarrado, irregular y aparentemente poco cuidado, aunque nada más lejos de la realidad. Es tan sumamente cuidadoso, que la disposición y dirección de la pincelada determina el recorrido que el espectador va a realizar cuando contemple la obra.

El hecho de que Van Gogh trace pequeñas pinceladas en una misma dirección añade ritmo a la imagen, dirige la mirada del espectador; Van Gogh nos da la mano para recorrer la obra junto a él, nos acompaña en el viaje visual por la obra. 

No debemos confundir, no obstante, el hecho de que la ausencia de dibujo haga de esta obra una obra carente de calidad.

A Van Gogh no le hace falta, como ya ha demostrado, encontrar la perfección en el dibujo. Encuentra la técnica en el trazo y en la dirección, acortando las pinceladas cuando van hacia el fondo, ensanchándolas cuando se trata de pinceladas de primer plano.

Trabaja, pues, la perspectiva desde dos ángulos: en la imagen que está creando gracias al camino y también en las propias pinceladas que conforman la misma obra de arte, utilizando las más gruesas y amplias en el fondo del paisaje y dejando las finas y cortas para crear el detalle en los planos más alejados. 

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Trigal con cuervos
Trigal con cuervos

Iconográficamente, Trigal con cuervos tiene dos elementos protagonistas: por un lado, los cuervos, augurio desde tiempos inmemorables de desdicha y mala suerte, mientras que, por otro lado, el trigal representa un estado de ánimo seguro y una zona de confort para Van Gogh.

Cuando el artista visitaba ciudades como París, donde el bullicio y la gente se apoderan de las calles, Van Gogh solía mostrarse reticente a pertenecer en la ciudad demasiado tiempo.

Huía al campo, a las casas entre los trigales, a la paz serena donde sus pensamientos se calmaban. Así pues, podríamos interpretar la obra como el vaticinio de la muerte (del que el propio Van Gogh era consciente) planeando sobre los trigales que representan al artista en calma, expectante ante la mirada de los cuervos, esperando que se posen sobre él.

De estos momentos finales de su vida, conservamos las cartas que Vicent escribió a su hermano Theo. En una de ellas, el artista escribió:

“Oye una idea que quizá te convenga; yo trato de hacer así, estudios de trigales – yo no puedo sin embargo dibujar esto-, nada más que tallos de espigas verde – azules, hojas largas como cintas, verdes y rosas por el reflejo, espigas amarilleantes, ligeramente ribeteadas de rosa pálido por la floración polvorosa – una campanilla rosa en lo bajo, enrollada alrededor de un tallo.”

Van Gogh había recurrido al estudio de los trigales desde hacía unos años atrás, utilizando así el amarillo ocre y dejando por escrito a su hermano cómo elaboraba dichas obras, a las que luego solía combinar con otros retratos o cuadros, haciendo así una composición cromática de varios cuadros.

Algunos de estos trigales podrían ser Trigal bajo nubes tormentosas (1890), Trigal con segador y sol (1889), Trigal con cipreses (1889) siendo así un tema recurrido en la última etapa de su vida.

Trigal con cuervos
Trigal bajo nubes tormentosas (1890)
Trigal con cuervos
Trigal con segador y sol (1889)
Trigal con cipreses (1889)

No obstante, es cierto que en cualquiera de estos tres cuadros mencionados, podemos observar una pincelada mucho más limpia, espaciosa, con un trazado más suave y cuidado que provoca una sensación atmosférica, mientras que en Trigal con cuervos los trazos son tan duros y rígidos, tan rectilíneos, tan masivos y amontonados entre sí que cuenta hasta con un cierto aire agresivo para la mirada.

Sería pues, una interpretación un tanto personal, entender dicho abigarramiento de la pincelada como la saturación de sus pensamientos, como forma de expresión ante los problemas mentales que tanto le atormentaban y no dejaban encontrar su paz, su espacio y tranquilidad en su cabeza, que en años anteriores (o incluso unos meses atrás) si encontraba y demostraba en obras  con más espacio y aire, con una pincelada más suave. 

Parafraseando al propio artista en una de sus frecuentes correspondencias con Theo, entendemos su obra como la expresión de su estado anímico, emocional y mental, como unas memorias escritas sin palabras, sino escritas con colores y pinceladas.

“Pues bien, la verdad es que sólo podemos hacer que sean nuestros cuadros los que hablen.”

BIBLIOGRAFÍA

Cartas a Theo, Vicent Van Gogh, Alianza Editorial, pág. 476

Cartas a Theo, Vicent Van Gogh, Alianza Editorial, pág.480

OTRAS ENTRADAS EN NUESTRA WEB QUE PUEDEN INTERESARTE

¿COMPARTIR ESTE ARTÍCULO?

Share on facebook
Compartir en Facebook
Share on twitter
Compartir en Twitter
Share on linkedin
Compartir en Linkdin
Share on pinterest
Compartir en Pinterest

Deja tu comentario

Deja una respuesta

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad