COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE ÚLTIMO DÍA EN NUMANCIA
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Nos encontramos con una obra que derrocha fuerza, honor y angustia a partes iguales, Último día de Numancia.
Pongámonos en situación: estamos en el año 134 a.C. El general Publio Cornelio Escipión Emiliano se traslada junto a sus tropas a las inmediaciones de una rebelde ciudad celtibérica, único reducto que se interpone entre la todopoderosa Roma y su afán conquistador.
Llevan más de quince años intentando reducirla, pero las gentes de la ciudad se resisten de manera férrea. Estamos hablando de Numancia, buque insignia de la resistencia a la conquista romana (junto con Lusitania y su archiconocido Viriato).
Tras intentar todos los ingenios militares y estratégicos conocidos por Roma, Escipión decidió trasladarse con sus legionarios a las inmediaciones de Numancia.
Su estrategia no fue atacar la ciudad (cosa que había comprobado que no daba resultado) sino algo más sencillo: poner un cerco para evitar que los numantinos recibiesen ningún tipo de víveres ni refuerzos, lo que les llevaría a la rendición por falta de recursos.
Las tropas romanas comenzaron atacando los lugares de alrededor de la ciudad, dónde los numantinos se aprovisionaban, quemando los campos.
Después, el general organizó siete campamentos alrededor de Numancia con fosas, terraplenes, empalizadas… y unió todos los campamentos con un muro de nueve kilómetros, cerrando así por completo el acceso a la ciudad.
Los numantinos soportaron el asedio con la mayor valentía posible, pero empezaron a escasear las provisiones. A sus calles llegó la enfermedad y el hambre, recurriendo incluso al canibalismo para poder sobrevivir.
Tras varios meses de resistencia y viendo que no les quedaban más alternativas, los numantinos decidieron poner fin a la situación. Pero no abrieron las puertas y se entregaron de forma pacífica al enemigo romano.
Decidieron acabar con todo antes que caer en manos conquistadoras. Por ello, incendiaron la ciudad y la gran mayoría puso fin a sus vidas. Sólo unos pocos sobrevivieron, siendo vendidos como esclavos unos y llevados a Roma como trofeo otros.
Precisamente el momento final de Numancia es el que muestra Martí Alsina en esta espectacular obra, presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858, siendo la primera vez que un tema así aparece en certámenes de este tipo.
Es una obra angustiosa, que acongoja a quien la observa y le traslada al sufrimiento de los numantinos. Un grupo tumultuoso se apiña en las murallas de la ciudad, ya en llamas, mientras los romanos acechan al fondo de la escena.
En primer término podemos ver a un joven numantino con el torso desnudo que, lleno de ira e impotencia, pisotea los símbolos romanos (vemos a sus pies una bandelora con la inscripción SPQR).
En medio de caos y desesperación, el autor nos muestra varias historias individuales que acentúan, más si cabe, el ambiente que se vivía en la ciudad.
Un hombre barbado y con manto azul acaba de matar a su esposa e hijo para evitar que cayesen en manos enemigas.
En la parte derecha, una mujer habla con su hija mientras sujeta un cuchillo con el que pretende acabar con la vida de la joven. A su lado, un personaje toma veneno.
En la zona superior, un anciano infunde valor a los numantinos, mientras a su lado una joven pareja se despide con un último beso. Los personajes huyen en diferentes direcciones, despavoridos. Todo ayudado por el uso del color y la luz.
ANÁLISIS FORMAL
Como se apuntaba anteriormente, esta obra fue la primera de esta temática que se expuso en los certámenes de Bellas Artes, más acostumbrados a obras más clasicistas y amables.
Sin embargo, en ella podemos ver ya el comienzo del espíritu apasionado del Romanticismo, ofreciendo así una alternativa a los modelos clasicistas, aunque hay que apuntar que aun se ven ciertas reminiscencias de este estilo en algunas figuras, como por ejemplo en el tratamiento del rostro en escorzo de la mujer que aparece muerta en primer término, que podría recordarnos a bustos de la Antigüedad Clásica; o la mujer que va a matar a su hija, concebida como las grandes esculturas monumentales clásicas.
Ramón Martí Alsina se desenvolvía a las mil maravillas como pintor de paisajes, vistas urbanas, escenas costumbristas y desnudos, teniendo un gran interés por la anatomía humana, como podemos comprobar en el tratamiento del torso del joven semidesnudo.
Por ello, si miramos con detenimiento la obra, podemos ver algunos descuidos en la ejecución, debido a la inexperiencia en el tema y, por que no, a la fogosidad de su estilo.
Su técnica es deshecha y temperamental, muy acorde con el tema que retrata en este lienzo, a base de gruesas pinceladas de fuerte empaste. Consigue un efecto maravilloso al amontonar a las figuras, remarcando así la sensación de desesperación.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBRAFÍA
BAZÁN DE HUERTAS, Moisés: Arte Neoclásico y del siglo XIX en España.
MARTÍNEZ BUENAGA, Ignacio; MARTÍNEZ PRADES José Antonio;
MARTÍNEZ VERÓN Jesús, Historia del Arte. Paterna (Valencia) 1998. Editorial ECIR
VV.AA.: La guía del Prado. Madrid, 2014.
ESPAÑA ETERNA: http:/www.espanaeterna.blogspot.com.es
Numancia soria: https://numanciasoria.es/es/la-guerra-vs-roma/fin-de-la-ciudad-ultimo-dia-de-numancia