COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE UN BAÑO EN ASNIÈRES
CONTEXTO HISTÓRICO
Estando aun vivos y en activo los artistas impresionistas, irrumpieron en la vida artística parisina unos competidores que quisieron superar los preceptos establecidos por estos.
El principal ideólogo e inventor del movimiento fue Seurat. Sus obras no estaban realizadas con pinceladas largas sino que se componían de incontables puntos, por eso fueron conocidos como Puntillistas o Divisionistas.
No intentaban reproducir lo espontaneo, sino pintar de una forma científica desde el punto de vista del color.
Es un movimiento muy interesante para la historia del arte, pues por primera vez se intentaba fusionar de manera directa la ciencia con el arte. En este sentido hay que decir que los estudios sobre la luz y el color avanzaron mucho durante esta época.
Sus pinturas se presentaban como precisas y exactas. Los puntillistas solían dividir sus lienzos en áreas de colores que matizaban a través de puntos.
En 1880, el científico Ogden Rood apoyó decididamente al movimiento. Las obras puntillistas alcanzaron un alto valor en el mercado a partir del año 1890, pero nunca estuvieron tan bien pagadas como las impresionistas.
Baño en Asnières es una de las obras puntillistas más laureadas por la historiografía. Por la simplicidad de sus poses y por sus contornos lisos, los bañistas recuerdan esculturas clásicas.
La influencia impresionista es, no obstante, evidente en la elección del color y la división de la pincelada. La escena de ocio a orillas del agua, que inspiró a tantos impresionistas, se trata aquí de un modo absolutamente personal.
ANÁLISIS DE LA OBRA
El marco es la orilla del Sena, con las fábricas de Clichy a la vista; jóvenes de clase media se relajan sin cambiar una palabra. Estamos lejos de la exuberancia calurosa de Renoir o de la fugaz ligereza de Monet. Seurat, actúa como un testigo de su tiempo.
Seurat tenía 24 años cuando pintó este documento social. La obra tras ser rechazada en el Salón oficial de 1884, fue presentada en aquel mismo año a la exposición de artistas independientes.
El critico Roger Marx fue uno de los primeros en apreciar la valía del artista. Tras ver la obra dijo:
«En cuanto a Seurat, reconozco de buena gana en su cuadro impresionista indicios de muy serias cualidades, el sello de un temperamento».
Desgraciadamente, el artista murió en 1891, es decir, justo en el momento que sus obras comenzaron a ser reconocidas y valoradas por la crítica. Nunca conoció el aplauso a su obra.