COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE VIENTO DEL PUEBLO DE MIGUEL HERNANDEZ
ANÁLISIS DE LA OBRA
Esta es la historia de una confluencia tornasolada, causal, en la que se aúnan poesía y fotografía, como un misterio, donde al fin la poética se realza por encima del medio de expresión por el cual se manifieste.
Esta es la historia de dos vidas que debieron cruzarse, la de la fotógrafa Tina Modotti y el poeta Miguel Hernández.
Muchos conocerán el poemario Viento del pueblo de Miguel Hernández, subtitulado como Poesía en la guerra, pero es un hecho más desconocido, al que incluso el mundo tanto literario como fotográfico le ha prestado insuficiente atención, que su primera edición fue un libro insólito en su tiempo que combinaba poesía y fotografía.
Se realizó en Valencia, no siendo casual, en septiembre de 1937, en la imprenta del Quinto Regimiento a beneficio del Socorro Rojo Internacional (servicio social organizado por la Internacional Comunista en 1922) en el que la italiana Tina Modotti era una de sus directoras; en España, camarada María Ruiz.
Es un momento en el que se empieza a entrever con más claridad el lazo de unión entre ambas disciplinas artísticas que pueden llegar a verbalizar lo mismo, es una conexión muy afín ya que la poesía evoca y proyecta auténticas y vivas imágenes de hechos, experiencias o sentimientos, y este libro es prueba y pionero de esta correlación.
Responde a un previo interés despertado por el poeta por la relación texto-imagen. Fue consciente del alto impacto comunicativo del medio visual, como dejó escrito haciendo referencia al fotógrafo Otto Pless en un símil de su máquina como arma arrojadiza.
Título y subtítulo vienen cruzados por seis espigas, esa es toda la portada. Las fotografías también responden al mismo título que los poemas, aparecen en el vuelto junto al título o bien acompañando al poema, en diferentes disposiciones y formatos.
Se conoce por cartas escritas de Miguel Hernández a su esposa Josefina Manresa que participó en el proceso de elaboración del libro, pero se ignora si en la selección de las fotografías. La idea original de este fotopoemario fue responsabilidad de Tina Modotti, que debió ser por tanto quien se encargase de escogerlas, a solas o junto a él.
Entre las fotografías se encuentran, en principio, al menos tres suyas, aunque se desconoce bastante al respecto.
Se desconoce también en qué momento sus vidas se cruzan, pero hay un dato relevante que sienta una pista, y es que ella organizó el II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura (julio de 1937) en el que estuvo presente el poeta.
Muy recientemente se ha producido la emocionante identificación de la primera imagen en movimiento, de la que se tiene constancia, de Miguel Hernández (archivo de la Filmoteca Española) precisamente en este congreso; hecho del que se tenía constancia por fotografías como la de Walter Reuter a su salida del congreso en actitud de alegre determinación.
Si duda alguna, las prensas de esa imprenta dieron luz a uno de los primeros precedentes en la historia de España de la creación de un fotolibro poético de estas características.
Esta unión era más habitual en la prensa, o bien con dibujos o grabados. Le precede una dedicatoria al poeta y amigo Vicente Aleixandre, una de las pocas personas que empezaron a creer en él en su deambular por Madrid para introducirse en los círculos literarios, al final de esta página una fotografía de Miguel Hernández (por Hermann Radunz) en un primer plano agobiante, con el rictus serio como no era costumbre, pero convencido de que el cometido de su poesía era “parar en las manos del pueblo”.
El poeta del pueblo, tras la irrupción del golpe de estado en la España democrática en junio de 1936 se alistó al Quinto Regimiento, cavando trincheras lo localiza Pablo de la Torriente (al que le dedicará una cariñosa elegía tras su caída), comisario político cubano, que se sorprende de hallarlo en estas circunstancias, por lo que al poco le acabaron encomendando una labor para la que estaba predestinado, escribir en los distintos medios de la milicia republicana y alentar a los compañeros, prestando un servicio más que psicológico, al alma.
Unos libros que vieron incluso caer del cielo, lanzados desde los aviones, como pájaros kamikazes a sus corazones.
En esta actividad contrarreloj, visita varios frentes, presenció batallas, y la poesía siempre estuvo suspendida en las nubes de polvo, otras veces de niebla, gracias a su labor.
Este libro, que fue un libro de propaganda contra el fascismo, contra el aniquilamiento de toda libertad y progreso, viene ilustrado prestigiosamente por fotografías de la talla de Tina Modotti, entre otros autores conocidos del momento, que también fue lo que hoy se diría una activista, además de una fotógrafa que se erigió en la vanguardia, en su propia vanguardia.
Este cruce de vidas se debe a que durante la guerra civil española ella se integró en las Brigadas Internacionales, y España que era entonces un campo de estrategias, permitió que dos peones de marfil se encontraran en algún momento.
El hecho de haber inconcreciones, vacíos, también resulta sugerente en las historias. Nace una sinergia artística sin parangón, de la unión de la magnífica obra de arte que constituye este poemario en sí, y las fotografías que acompañan los poemas, qué tan bien interrelacionan, surge una nueva obra de arte mayor que es Viento del pueblo.
Las fotografías no iban firmadas por el contexto de difusión en el que se produce este fotolibro, lo que dificulta adjudicar autorías, quedan subordinadas al texto, pero algo se ha desvelado acerca de ellas.
Se considera que al menos hay cinco autorías distintas, entre ellas la de Tréllez, amigo del poeta. Lo que queda claro es que Tina Modotti llevó personalmente el peso de su edición, tenía experiencia editando carteles fotográficos, incluso escribió un folleto sobre la fotografía como arma y con anterioridad participó en la edición de dos libros que quedaron inéditos.
El primer poema, Elegía primera, viene dedicado a Federico García Lorca, le acompaña una fotografía de una mujer y dos niños de miradas que claman interrogativas ante el tiempo detenido, refugiados en algún lugar, es un recuerdo al aún insepulto poeta, asesinado a los 38 años durante el conflicto, lo que no sabía es que él moriría a los 31 años… aunque las palabras siempre resultaron más certeras que las balas y la reclusión, por eso se intenta silenciar a los intelectuales en cualquier situación de autoritarismo, incluso en los contextos más cotidianos.
Miguel Hernández asumía: “A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. Nosotros venimos brotando del manantial de las guitarras acogidas por el pueblo, y cada poeta que muere deja en manos de otro, como una herencia, un instrumento que viene rodando desde la eternidad de la nada a nuestro corazón esparcido.
Ante la sombra de dos poetas nos levantamos otros dos…” El siguiente poema que viene acompañado de fotografía es Vientos del pueblo me llevan en donde un grupo de campesinos en diagonal esgrimen sus hoces al aire, en una estética iconográfica que señalaría de Tina Modotti, otra fotografía en la que reparo es la del poema Los cobardes (indicios en su reverso indican podría ser de Otto Pless) en donde aparecen unas mujeres ensimismadas aventando el grano que tantos placeres dará.
No todos los poemas van acompañados de fotografías, pero cuando se produce, la conjunción es mimética, así como el poemario, son fotografías que ensalzan la labor popular, destaca la fuerte componente humanista.
En Recoged esta voz, con la fotografía de Vicente López Videa (Foto Videa), aparece la disección de un edificio de hogares masacrados como el triste escenario de una función de guerra donde el interior quedó expuesto como testimonio de una vida fracturada.
En Al soldado internacional caído en España la fotografía que acompaña, del fotorreportero David Seymour (Chim), es un horizonte breve en pendiente ascendente donde se destacan los perfiles de unos soldados marchando en contraluz.
El poema Las manos dialoga con la fotografía de unas malogradas manos, reventadas en las labores de la tierra para alimentar al pueblo, cuya autoría sobrevuela sobre Tina Modotti, que ya había hecho series de una iconografía muy similar en su etapa mexicana (donde estrecha relación con el círculo intelectual de Coyoacán junto a Edward Weston) representando las manos de un trabajador, de una lavandera, o un titiritero, de la cual existe otra en un plano no tan cerrado, marioneta incluida.
También lo pareciera la fotografía de El sudor, una de las tantas en donde se honra la noble labor de las personas que cultivan la tierra, ya que en sus fotografías los sujetos aparecen más como connotaciones simbólicas, se les pierde la identidad, donde la silueta, la vestimenta, la herramienta, el acto o la circunstancia son los que cobran significancia.
En Juramento de la alegría unos caballos inician galope al frente, alientan a coger ímpetu. Por otro lado, en Canción del esposo soldado de Otto Pless (estudio Foto Oples de Madrid), un combatiente yace en una trinchera pensativo con la mirada suspendida en su hogar, en el futuro deseado para España.
Y nuevamente, para cerrar el fotopoemario, aparece una fotografía que claramente remite a la obra de Tina Modotti, con ese simbolismo que le caracteriza, se trata del poema Campesino de España, en el que se representan una serie de pies y calzados de distinta índole pertenecientes a gente humilde en círculo en una especie de juramento o arenga, en donde se pueden imaginar unos corazones puros llenos de las mejores intenciones, donde un pie se adelanta pidiendo la palabra.
La fotografía de plano medio de la Pasionaria de perfil a tres cuartos, en el poema de igual nombre, también recuerda a la forma de retratar de Tina Modotti, con esos recortes marcados de la silueta sobre el fondo y ese tipo de punto de vista; aunque Chim estuvo en el acto donde se realizó.
En la actualidad prácticamente la totalidad de las ediciones prescinden de las fotografías, por lo que nos llega una obra incompleta. Una genuina concepción poética, de dieciocho fotografías, para veinticinco poemas.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
BILIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES
https://www.cervantesvirtual.com/portales/sor_juana_ines_de_la_cruz/obra-visor/viento-del-pueblo-1057842/html/ (Consulta 16/11/2023)
ALARCÓN SIERRRA, Rafael. La relación texto-fotografía en Viento del pueblo de Miguel Hernández. Studia Iberica et Americana. Journal of Iberian and Latin American Literary and Cultural Studies [Fullerton, California], 2, 172-212, 2015.
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