Reflexión sobre la obra del artista
¿Qué es el arte?, resolver esta cuestión no es sencillo, pero en su día resultó todavía más complicado cuando entraron en el debate un sinfín de personajes, entre los que destacaba nuestro artista a tratar, Marcel Duchamp
El pasado 2 de Octubre hizo 50 años, que en París y a la edad de 81 años murió el artista y ajedrecista Marcel Duchamp. Considero necesario reflexionar después de medio siglo, no sólo sobre la importancia de este artista sino también sobre la influencia que su obra tiene y seguirá teniendo en la escena artística.
Podríamos afirmar que Duchamp más que un artista fue “un respirador” como el mismo se definía y es precisamente por esta razón entre otras por las que los estudiosos de su obra suelen remitirse al misterio de su vida puesto que se dice que la vida del artista constituyó su mejor obra.
Su filosofía de vida se basó en no tomarse en serio nada, su actitud ante la misma era distraída y ociosa, destacando una de sus pasiones: el ajedrez. Un artista al que no le gustaba trabajar para vivir, y mucho menos vivir para trabajar. Ni sintió necesidad por el arte.
Duchamp hizo un arte de límites, pero que sitúa el objeto contra la obra de arte; un objeto descontextualizado, gratuito, abierto a todo género de asociaciones. Lo que menos le importaba era lograr un discurso estético innovador, y que en el fondo revolucionara el mundo del arte moderno.
Duchamp estaba harto de la creencia que acompañaba, de siempre, a los artistas: que todo aquello que crearan poseía un aura de divinidad. Él defendía que cualquier persona puede hacer arte, y que para ello no hace falta preparación ni talento. Para romper con la sensación de deidad general, Duchamp buscó acercar el arte a la gente de a pie. Y para elló usó objetos cotidianos haciendo de su arte una provocación para muchos intelectuales del momento.
Una de sus obras claves es el famoso urinario titulado Fountain (1917) una obra en la que la simplicidad poética es llevada al límite, así como los mecanismos de percepción ya que exige al espectador observar el objeto desde un punto de vista distinto. Duchamp intentó exponer la obra en una muestra organizada por la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York pero fue rechazada. Aún así con esta pieza el artista inició una revolución dentro del mundo del arte.
Esta no fue la única obra icónica de Marcel Duchamp. Existe también la propia Mona Lisa del artista: una postal barata comprada en cualquier bazar donde se puede ver una reproducción de la conocida obra de Leonardo da Vinci. Duchamp le puso un título, L.H.O.O.Q (Ella tiene el culo caliente) y le dibujó un bigote y una perilla.
Destacar también Desnudo bajando una escalera debido a que en aquella época el desnudo era tratado como algo sagrado idealizando a las figuras, sin embargo en esta obra Duchamp no enseña nada y ni tan siquiera se sabe si se trata de un hombre o una mujer.
El gran vidrio o la novia desnudada por sus solteros es una de las obras más complejas de Duchamp ya que el propio artista calificó la obra como inacabada pero dando por terminada su ejecución. Así El Gran Vidrio se nos presenta como un gran enigma visual, en la que su significación queda abierta a la imaginación del propio espectador aún contando con un manual de instrucciones para observarla escrito por el propio autor.
Esta vida distraída y frívola de la que hemos hablado y que queda patente en sus obras, se manifiesta también en su propia muerte ya que falleció después de una velada con sus amigos más íntimos, sin sufrimiento ni dolor y tras leer juegos de palabras junto a su esposa. Ni que decir tiene que el arte contemporáneo y el siglo XXI viven de la sombra de Duchamp puesto que éste a mi parecer es un artista que no tiene fin y que sigue más vivo que nunca.
BIBLIOGRAFÍA
PAZ, O. (2008). Apariencia desnuda: la obra de Marcel Duchamp. Madrid: Alianza.
PETERSON, E. (1989). The writings of Marcel Duchamp. Da Capo Paperback.
TOMKINS, C. (1999). Duchamp. Madrid: Anagrama.