CRISTINA DEL ROSSO TE ENSEÑA A PINTAR
¿Te acuerdas de los tulipanes que pintamos la primavera pasada? (Si te lo perdiste, pincha aquí.) Este año no florecieron en mi jardín, una pena. ¡Pero sí las rosas! Éstas fueron las primeras: ¿qué mejor homenaje a la primavera que pintarlas?
Las rosas rosas son las más fáciles de pintar, dentro de lo que cabe. En las rojas la complicación se da en captar perfectamente la luz sobre ese color; en las blancas y las amarillas, en representar las sombras. Digamos que con las rosadas estamos a mitad de camino. Además, en éstas podrás prestar atención a la forma y a la técnica; el color no te presentará problemas.
Mi modelo tiene un fondo oscuro. Para que aprendas cosas nuevas y no repetir el esquema del ejercicio del año pasado, vamos a elegir otro color. Pero, ¿cuál? Aquí tenemos 2 objetos cuyo color están determinados de antemano: el verde de las hojas y el rosa de las rosas. ¿Cómo saber qué color le va mejor? Te recomiendo que leas la lección anterior sobre pintura abstracta, en la que mencionábamos algunas nociones sobre color. (Pincha aquí.)
¿Azul, rojo, amarillo? ¿O verde, naranja, violeta? Imagínatelos, haz pruebas de color con pintura, papeles o telas. Aquí tienes que sacar toda tu creatividad. Te podría seguir hablando horas sobre combinaciones de colores, pero es algo que tienes que experimentar por tu cuenta, encontrar tu propia gama.
Por supuesto, puedes pintar el ejercicio con el fondo oscuro, como la foto de la propuesta (mira las indicaciones que te di con los tulipanes), o bien, seguir mis indicaciones y usar el que yo te propongo.
Después de hacer varias pruebas, me quedé con el violeta. Como ya sabrás, es un color secundario, que resulta de la mezcla del rojo y del azul. El azul está presente sutilmente en el modelo: forma parte del verde de las hojas y las sombras de la rosa tienen matices de azul.
Otras posibilidades hubieran sido un verde claro amarillento o azulado (lo que vulgarmente diríamos un “verde agua” o un “verde menta”), un salmón claro (que es un naranja: amarillo, rojo y blanco) o bien, un burdeos oscuro (rojo y negro y una pizca de azul). En cuanto a los valores, un gris sería una buena posibilidad.
Todas estas opciones surgen del análisis del círculo cromático (como lo hicimos la otra vez) y son todas válidas, pero yo me quedé con el violeta. Por eso te insisto en que en cosas de gustos… mejor prueba y ¡encuentra el 3er color de tu ejercicio!
Esta vez necesitaremos azul ultramar, amarillo medio, carmín (o laca carminada alizarina, carmín de garanza), blanco de titanio, negro marfil; pinceles medianos (nº 8, 10 ó 12) y pequeños (nº 0, 1 ó 2), como siempre, de corte recto, y uno de punta fina para los detalles.
Las rosas y las hojas ocupan casi todo el espacio. Fíjate que están vistas desde arriba. En el modelo se ve una porción del florero, pero esta vez preferí no pintarlo.
Yo estoy usando mi bloc de siempre en formato A4, imprimado con Gesso: este papel tiene demasiada textura para este ejercicio. Como siempre, ubicamos los objetos con carboncillo o lápiz en nuestro soporte. No hace falta que te esmeres en los detalles. Para la rosa superior dibujamos un círculo; para la inferior, dibujamos otro círculo con algunos triángulos exteriores para marcar algunos de los pétalos. Importantísimo: marca el centro de la flor; así sabremos hacia dónde “mira”. Dibuja también las hojas: no son complicadas. (Son hojas de aligustro, no de rosas: por eso son tan grandes.)
Es el momento de cubrir nuestro soporte. En la paleta ponemos nuestros colores y buscamos el tono medio de las hojas y las rosas, es decir, ni el más claro ni el más oscuro. Amarillo y azul en partes iguales para las hojas; carmín, muy poco blanco y una pizca de azul para las flores. Usa ese rosa para dar pinceladas al azar en el fondo; luego, mézclale azul y sigue cubriéndolo todo con esa mezcla. La idea es lograr una superficie rica en matices.
Recuerda siempre de difuminar los bordes en esta etapa. No importa que se nos mezclen los colores: ésta es sólo la base.
Ahora vamos a ir trabajando en los “personajes secundarios”: el resto de las hojas del ramo, que son más oscuras por la sombra que le proyectan las rosas. Para ello, al verde que tenemos en la paleta le agregamos un poco de negro. Presta atención a la forma y dirección de estas hojas, pero difumina sus bordes: la idea es que estén en 2do plano.
Observa cómo incide la luz en las hojas principales: en nuestro modelo la luz viene de la derecha, arriba. Y esto tiene que estar presente tanto en las flores como en las hojas. Prepara un verde con más amarillo, un verde más claro, y así vas modelando las zonas de luz y de sombra de las 3 hojas principales. Si quieres, puedes trabajar también las nervaduras.
Ahora es el momento de retocar el fondo: el lado izquierdo tendrá que ser más oscuro. Para oscurecerlo, preparé un violeta más oscuro (carmín + azul) y lo apliqué sobre el fondo todavía húmedo. Para que no se funda con la base hay que aplicarlo suavemente. En las zonas que necesitas más oscuridad, agrega azul o negro, como quieras. Y recuerda que el fondo no tiene que quedarte liso como una pared. Del lado derecho, le apliqué ese tono mezclado con blanco. Una vez que tienes esto listo, y siempre con la pintura húmeda, retira parte de esta capa de pintura con un paño o con papel de cocina: así recuperamos el color que quedó debajo. Esta técnica se llama frottage. Otra opción para lograr este efecto, y que queda muy bien, es pasarle la espátula de canto, arrastrando la pintura hacia abajo.
Puede ser que en este momento tengas que retocar la forma de las hojas o sus condiciones de luz.
Lo dejamos secar y en la próxima sesión nos dedicaremos a nuestras rosas de mayo.
No te olvides de limpiar tu paleta y tus pinceles.
Hoy aprendiste:
– crear un fondo de color,
– combinar colores armónicamente,
– y a diferenciar planos.
Bibliografía
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde, 1985
ITTEN, Johannes: Kunst der Farbe, 2000
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and techniques, 1991