CRISTINA DEL ROSSO TE ENSEÑA A PINTAR
¡Ahora sí! Hoy vamos a empezar (¡al fin!) con tu primer cuadrito.

Toca dibujar tu tomate según lo que aprendimos en la sesión anterior. Pero antes te tengo que explicar algunas nociones básicas de composición. Si un cuadro está mal compuesto, por más que esté perfectamente pintado, será un mal cuadro. Llamamos “composición” a la disposición de los objetos en el plano del cuadro con algún objetivo, como trasmitir un mensaje o llamar la atención al espectador. Cada objeto que coloques interactúa con su vecino: éstos desarrollan un sistema de fuerzas que se vigorizan o se anulan entre sí. Y tampoco da igual cualquier zona del cuadro. Cada una tiene un peso diferente. Te lo explico mejor con nuestro tomate.
Por tradición, las obras de arte tienen formato rectangular. Como es lo más usual, te contaré cómo se compone un cuadro basándome en los rectángulos. También se aplica en los cuadrados, aunque con algunas diferencias. En otros tipos de formatos, como los círculos (“tondo”, en italiano), la composición tiene otras reglas.
Si ponemos nuestro tomate en el centro, decimos que es una composición estática, porque los ojos del espectador se fijan ahí y no pasa nada más. El foco de atención es ese punto rojo, todo el interés está en él.

Mira qué pasa cuando lo colocamos en las esquinas. En ellas desembocan las diagonales del rectángulo. Todo lo que pongas sobre ellas tendrá una composición dinámica, con movimiento. Pero veamos qué sucede con el ángulo inferior izquierdo: el ojo del espectador se fija en el objeto, pero no hace ningún recorrido. Es que estamos acostumbrados a leer de izquierda a derecha y así también leemos las imágenes. Este tipo es el menos dinámico de todos.

Fíjate qué diferente es cuando movemos el tomate a la derecha: aquí sí hay movimiento. Estás dirigiendo la vista del espectador hacia ese ángulo.

¿Y si nos vamos hacia arriba? Un poco insólito en el caso de un tomate, pero podría ocurrir que estuviera en un estante o que fuera el último tomate de la planta. En todo caso, así como te lo muestro, es un tomate volador, flotando en la inmensidad de mi bloc: necesita un apoyo urgentemente.


Ahora te estarás preguntando: “Bueno, sí, pero el modelo propuesto no se ajusta a nada de esto”. Es que ahora que entendiste la diferencia entre composición dinámica y estática, te tengo que mencionar algo fundamental: la Sección Áurea. ¿Sabes qué es esto? Es una construcción geométrica, cuyas proporciones son totalmente armónicas. Se basa en el “número de oro”: 1,618… La inventaron los griegos, allá por el siglo V a.C. y nos sigue rigiendo hasta hoy. Los bastidores que usamos tienen esa proporción, y también la pantalla de tu teléfono, la de tu televisor, los folios de tu resma… No te puedo enseñar aquí cómo funciona exactamente, pero es bueno que sepas que esto existe. Para hacerlo más fácil, también se la llama la “regla de los dos tercios”. Divide tu plano en 3 zonas iguales y pon tu objeto en una de esas zonas.

Entonces, una vez que has elegido dónde colocar tu tomate, según lo que quieras expresar con él, podemos dibujarlo. Puedes usar lápiz, aunque no es aconsejable, o carboncillo. No exageres con el carboncillo: si te queda todo muy negro, después se te teñirán los colores cuando comiences a pintar. Si te has pasado, pásale un paño para sacar el exceso.

¡Ahora nos toca estrenar pinceles y óleos! Un cuadro se puede pintar “alla prima”, o sea, todo de una vez, o por capas. Como estás aprendiendo muchas cosas juntas, prefiero que pintemos con la 2da técnica.

Vamos a poner nuestros colores en la paleta. En mi caso, como tengo un fondo azul, pondré azul de ultramar, blanco de titanio, negro marfil, rojo de cadmio. Los colores se deben colocar en la paleta siempre en orden: el blanco, en el centro. El resto, de claro a oscuro o cálidos, por un lado, y fríos, por el otro, que es como los pongo yo. El orden es fundamental: cuando llevas varias horas pintando tienes que saber cuál era ese color que usaste para esa mezcla…

Y ahora, los pinceles. La manera más fácil de usarlos es tomarlos entre tu dedo índice y pulgar. Esto hace que tu muñeca esté más libre y puedas girar el pincel sin problemas. Cuesta un poco acostumbrarse, ya lo creo, pero ya verás cómo te facilita las cosas.

¿Recuerdas lo que hablamos de los líquidos? Naturalmente, se puede pintar sin ellos. Todo depende de tu estilo. ¿Cómo se usan? Antes de recoger pintura de tu paleta, tienes que remojar tu pincel en el líquido, escurrirlo en el borde de tu pocillo y quitarle el excedente pasándolo por el paño; y luego, tomas el color. Si vas a usar aceite, conviene que remojes el pincel en el aceite, lo escurres y luego lo remojas en trementina (no aguarrás), vuelta a escurrir y pasarlo por el paño. Y así siempre.
Si quieres, puedes dar a tu cuadrito una capa de color muy diluida en trementina, como si fuera acuarela; cada zona con su color correspondiente. Yo no suelo pintar así (manías que tiene cada uno); sin embargo, esto tiene la ventaja de que cubres rápidamente tu soporte y vas manteniendo un poco más tu dibujo.
Una advertencia: la regla de oro en la pintura al óleo es siempre ir de lo magro a lo graso. En buen castellano, esto significa que, cuando pintas en capas, primero van capas con trementina y luego, con el aceite/medium y no al revés. Si pones una capa de óleo diluido con aceite/medium y luego pintas encima otra con trementina, con el tiempo la pintura se craquela. Manos a la obra: toma un pincel de ancho mediano, sigues con tu diluyente, como te expliqué arriba, y toma tu color de fondo (en mi caso, el azul).
Vamos a dar pinceladas anchas y cruzadas; cuando lograste cubrir más o menos todo, lo difuminas con el dedo, con un pincel seco o con un paño de algodón limpio. Y nos metemos un poco dentro del tomate. ¿Por qué? En la naturaleza la luz rebota por todas partes y los colores se esparcen por los lugares más insólitos. Tu tomate seguirá siendo rojo, no te alarmes.

Ahora aclaramos el color que usamos en nuestra pared (azul en mi caso), con blanco y con tu espátula y pintamos la zona de la derecha, con la misma técnica.

También puedes poner colocar pinceladas en blanco y azul y mezclarlos en tu soporte, difuminándolos luego. También difuminamos la línea divisoria y nos metemos dentro del tomate.

Lo mismo hacemos con la base: blanco y negro para lograr un gris.

Ahora nos toca el tomate. Retocamos el contorno y cubrimos toda su superficie con pinceladas transversales al eje de la figura. Esto ayuda a conseguir el volumen del objeto.

Pasa un pincel seco por el borde del tomate (o el dedo o el paño) para difuminar sus bordes.
Y ahora vamos a repartir rojo por todo el entorno: el tomate también refleja su color a su alrededor. Pon pequeñas pinceladas por todas partes y difumina.

El último paso para la sesión de hoy: con un pincel limpio, estira un poco del rojo con un pincel limpio, hacia el costado y sobre el contorno inferior para ir delimitando ya la sombra. Y siempre difuminando. No te tienen que quedar líneas marcadas en la sombra.

Bueno, dejamos aquí por hoy.
Tenemos que esperar a que la pintura se seque un poco para poder seguir.
Nota: Ten en cuenta que esto lo hemos hecho con la pintura todavía fresca. Si tuviste que dejarlo para otro día y se te secó, tienes que volver a pintar por encima.¡No te olvides de limpiar los pinceles y tu paleta!
Hoy aprendiste a:
– Componer tu cuadro.
– Manipular los materiales.
– Aclarar un color.
– Pintar fondos.
Muéstranos cómo te fue vía Twitter en @lacamaradelarte @CristinadRosso.
BIBLIOGRAFÍA
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde, 1985
DÜCHTING, Hajo. Bildkomposition, 1990
EASTLAKE, Charles Lock: Methods and materials of painting, 2001
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and techniques, 1991
SMITH, Stan. Anatomía, perspectiva, composición para el artista, 1996