CRISTINA DEL ROSSO TE ENSEÑA A PINTAR
¿Cómo te fue con tu tomate? Espero que hayas disfrutado pintando tu primer cuadrito.
¿Cómo está el tomate de tu modelo? ¿Lo tuviste que usar en tu ensalada? No importa, pon otro. Seguramente tendrá algunas diferencias: no pasa nada. Puedes modificar tu pintura según tu modelo o bien, inspírate en él sin cambiarle la forma al tuyo.
En la sesión anterior habíamos cubierto todo el soporte. No queda ninguna superficie en blanco. Hoy vamos a profundizar en los detalles y darle los toques finales.
En primer lugar, observa tu cuadrito.
¿Hay que corregir algo? En mi caso, la línea que divide los 2 planos azules está torcida. Para solucionarlo, se pone una cinta de pintor, midiendo bien, y se pinta recorriendo uno de sus cantos. Por supuesto, ¡la pintura debe estar seca!
En este párrafo, necesitamos que la pintura esté húmeda para seguir trabajando: toca ahora refrescar el color. Pon en tu paleta tu color puro (azul), blanco, negro, rojo y amarillo.
Por un lado, en mi fondo pinto con azul puro, sin otro aditamento. Para mi base gris mezclo blanco y negro con una pizca de azul.
Por otro lado, para la pared celeste busco el tono medio de mi modelo, es decir, ni el más oscuro ni el más claro. (Si tu pintura está fresca, puedes saltarte este paso)
Del mismo modo, vamos a observar nuestro modelo: en el mío la luz viene de la izquierda. Tenemos que aclarar con blanco la zona izquierda de la base: la luz recorre toda esa superficie hasta dar con el tomate.
Luego, con un celeste más claro pintamos la zona superior de nuestra pared derecha: allí también pega la luz.
Hay que decir que los objetos tienen sombra propia y sombra proyectada. Observa con detenimiento tu tomate: las sombras tienen los colores del entorno y del objeto que la produce.
Entonces, vamos a hacer primero la sombra proyectada.
En primer lugar, preparo un gris, con un poco de azul (azul porque mi fondo es celeste) y pinto la sombra sobre nuestra pared, según el modelo. Debajo de la base del tomate pintamos una sombra más oscura, con negro y rojo. Ponemos un poco de rojo en la sombra proyectada. Siempre difumina los bordes (con pincel seco, el dedo o el paño): las sombras no tienen contornos definidos.
Ahora toca darle volumen a nuestro tomate. Vamos a buscar el tono medio: en este caso no hay vueltas, es rojo puro. Comenzamos pintando de nuevo el tomate (siempre con pinceladas transversales al eje) para refrescar la pintura. Después, volvemos a observarlo. La luz le da del lado izquierdo; al lado contrario le corresponde su zona de sombra.
Tomamos de nuevo nuestra mezcla de negro y rojo y se la aplicamos en el borde derecho, siempre difuminando y que no queden franjas.
Lo mismo en la base del tomate. Y con el mismo color podemos ya volver a marcar las hendiduras de la parte superior. Recuerda siempre que estamos trabajando sobre pintura húmeda.
¿Y cómo lo iluminamos? Aclaramos nuestro rojo con un poco de amarillo y lo aplicamos en la mitad izquierda.
También lo aplicamos en las zonas de luz de los pliegues de las hendiduras superiores, con pinceladas hacia el centro.
En segundo lugar, hay que decir que la parte más importante viene ahora: provocar el interés en el espectador, marcando el foco de luz en el objeto. Aclaramos un poco el naranja que fabricamos antes con más amarillo y lo colocamos en círculos donde va a ir el punto de luz, siempre difuminando (para esto viene muy bien usar el dedo…). Encima de esto ponemos un punto de blanco puro.
Y ahora te voy a pedir que observes de nuevo tu tomate. En mi modelo la luz viene del lado izquierdo, se esparce por la superficie y la pared celeste y rebota contra la parte derecha del tomate. Sí, ahí mismo, donde dijimos que era la zona de sombra. Este es un efecto muy sutil, pero si queremos hacer las cosas bien, conviene arriesgarse. Inténtalo.
Ahora, toma un poco del color de tu pared (celeste, en mi caso) y se lo aplicas al borde derecho de tu tomate con una línea muy sutil, difuminando siempre. La zona de sombra propia del objeto tiene que mantenerse; éste es un efecto apenas visible, pero que hace que el tomate quede inserto en el juego de luces y sombras.
¿Tiene tronquitos tu tomate? Si quieres hacérselos, conviene que esperes a que se seque la pintura durante algunos días. Ahora, repara un verde con amarillo y azul. Dibújalos directamente con tu pincel delgado: no te compliques demasiado.
Luego, vuelve a observar las zonas de sombra y de luz. En mi modelo, las sombras están del lado derecho; entonces, siempre con la pintura fresca, se hacen líneas en negro en esa zona de sombra. Y lo mismo con las zonas de luz: ponle amarillo puro. Piensa cada ramita como un objeto por separado.
Además, hay un detalle más: probablemente tus ramitas sean parte también de la sombra proyectada contra la pared. Fíjate bien. Sólo tienes que incorporarlas en la sombra, sugiriéndolas. No las detalles demasiado.
Finalmente, has terminado tu primer ejercicio de óleo. ¡Felicitaciones! Ha sido un gran desafío, sin duda. Espero que, a pesar de las dificultades que se te hayan presentado, lo hayas disfrutado tanto como yo.
Hoy aprendiste a pintar:
– Focos de luz sobre superficies lisas y reflejo
– Sombras propias y proyectadas
– A dar volumen a los objetos con zonas de luz y de sombra y
– A mezclar colores secundarios.
¡No te olvides de limpiar los pinceles y tu paleta!
Muéstranos tu cuadrito vía Twitter en @lacamaradelarte y en @CristinadRosso
BIBLIOGRAFÍA
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde, 1985
EASTLAKE, Charles Lock: Methods and materials of painting, 2001
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and techniques, 1991