Van Gogh – Exposición inmersiva

VAN GOGH: ENTRE PINCELADAS DE LUZ Y SUEÑOS

Querido lector, lo que estoy a punto de contarte merece que te tomes un momento y te sumerjas en un tema que ha cobrado gran relevancia en nuestra sociedad. Algo que ha llegado para quedarse y promete transformar la manera en que experimentamos el arte: el fascinante mundo de la digitalización.

Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar en la Institución Ferial Alicantina (IFA), una exposición inmersiva de Van Gogh. Ver una de sus obras es como asomarse al alma turbulenta y vibrante de un genio que, en vida, no contó con grandes éxitos. Fue incomprendido por sus colores intensos, sus trazos frenéticos y su singular manera de interpretar la realidad. Éstas han sido, sin duda, las grandezas que han fascinado al mundo durante más de un siglo tras su muerte.

 Su carrera artística fue corta y siempre estuvo marcada por el dolor. Un año antes de nacer Vincent, su hermano murió y él heredó su nombre. Ver su nombre grabado en la lápida de la tumba de su hermano, de manera asidua, quebró la fortaleza propia de un niño que se iba forjando con las ilusiones propias de una vida por explorar. Esta debilidad se tradujo en fragilidad mental, y al combinarse con las experiencias de pobreza, definió el carácter enérgico de la pincelada de Van Gogh. 

Tras una discusión acalorada con su amigo Gauguin, Vincent se provocó el corte de la oreja, lo que marcó el inicio de sus crisis nerviosas ingresando en los hospitales psiquiátricos, como sucedió en Saint-Rémy de la Provence. Allí nació La noche estrellada, quizás su obra mas icónica y mas impactante. Recordemos las palabras del artista “Cuando siento una necesidad de religión, salgo de noche y pinto las estrellas” y así fue. 

Las exposiciones inmersivas han revolucionado la forma en que el público experimenta el arte y una de las más destacadas en los últimos años ha sido la dedicada a Van Gogh.

Imagínate caminando por un campo de girasoles gigantes que buscan el sol mientras bailan al son del viento y tú espectador, estás inmerso en ese lienzo mientras las pinceladas de Van Gogh flotan a tu alrededor. O permítete cruzar la frontera del lienzo y adentrarte en el Café de terraza de noche en Arlés. Siéntate debajo de su farola de gas, a punto de apagarse, y escucha las conversaciones de sus gentes o contempla cómo valientes enamorados bailan a la luz de las estrellas en las calles empedradas del café.

Así es experimentar a Van Gogh en un mundo digital, el arte trasciende los límites del lienzo y se convierte en un espacio donde el espectador deja de ser observador para ser parte de la obra.

Esta experiencia inmersiva se trata de una sucesión de salas que reproducen las obras del artista como la Habitación de Arlés, o la Noche estrellada sobre el Ródano. En ella, te conviertes en ese personaje que pasea junto al río y contempla en primera persona cómo las estrellas centellean en el firmamento, tan cerca que casi puedes atrapar, quedando imbuido en una atmósfera casi mágica.

Estas salas envuelven al visitante a través de una voz en off, en este caso era la voz misma de Van Gogh relatando sus secretos a su hermano Theo, recordándonos la relación cariñosa entre los dos hermanos que mantuvieron hasta el final de los días de Van Gogh. Y que será a partir de aquí donde el visitante se convierte en verdadero confidente de Van Gogh, asumiendo el papel de Theo.

Esta experiencia multimedia está diseñada exclusivamente para deslumbrar al visitante desde el momento en el que entra en la exposición quedando empapado por el arte del postimpresionismo. De manera que deja de contemplar las obras estáticas y comienza a experimentarlas proyectadas en grandes paneles e incluso en el suelo, en un formato de 360 grados y a gran escala. Utilizando una tecnología avanzada con elementos interactivos y música añadida, las pinturas cobran vida de manera sorprendente, sumergiéndote en los recuerdos y en las vivencias que cada obra encierra.

Los espacios están en penumbra dando prioridad al efecto visual utilizando los colores neón para generar mayor impacto. Las luces y los sonidos son cambiantes alterando la percepción de las obras que están perfectamente orquestadas en sintonía con las proyecciones creando ese ambiente que refuerza la inmersión.

La familiaridad de la obra a la que estábamos acostumbrados parece desvanecerse y en su lugar despierta en ti una nueva experiencia: un sueño en movimiento donde el color y la luz bailan, reescribiendo la obra maestra en el espacio tridimensional.

Al principio de la exposición suelen mostrarse textos explicativos acompañados de obras, ofreciendo un recorrido ameno por la vida de Van Gogh. Este enfoque incrementa la curiosidad y prepara al visitante para el espectáculo final. Sin duda, el objetivo de estas exposiciones es ofrecer una experiencia emocional y sensorial intensa que va mas allá de la observación pasiva de la forma en que lo conocíamos.

Tras dejar atrás estos espacios en penumbra, finalizas en un espacio amplio y abierto sin restricciones. Los visitantes pueden caminar libremente, explorar diferentes ángulos y sentirse parte del entorno. Se ofrecen lugares de descanso casi puedes permanecer tumbado en el suelo si se prefiere, algo muy transgresor.  

La banda sonora está cuidadosamente pensada y seleccionada incluyendo piezas clásicas y otras contemporáneas diseñadas para complementar la atmósfera de las obras de Van Gogh y seguir generando emociones específicas en el visitante.

Y, por fin sucedió… En medio de la secuencia, se apagan las luces y, en la más profunda oscuridad, emerge de la nada La noche estrellada. El cielo profundo y azul oscuro de la obra se extiende por las paredes y el suelo. A medida que caminas, las ondulaciones parecen acompasarse contigo; son casi palpables. Los cipreses oscuros y el pequeño pueblo dormido en la distancia cobran vida en la proyección, dando la sensación de que estás caminando por esa misma colina desde donde Van Gogh contemplaba la escena.  Las estrellas titilan y se expanden girando lentamente como si hubieran cobrado vida mientras el viento susurra. 

La captación que hace la tecnología al fusionar la danza entre lo real y lo onírico es absolutamente conmovedora. Como bien decía Van Gogh: “Sueño con pintar y luego pinto mis sueños”.

Al recorrer la exposición, me di cuenta de que ver las obras de Van Gogh en este formato tan apasionante cambia por completo la experiencia de apreciarlas. Conmueve especialmente la sección dedicada a la noche estrellada conectando de manera asombrosa con la calma profunda que el artista ansiaba encontrar a lo largo de su vida.

Van Gogh sólo vendió una obra en vida, vivió en la más absoluta pobreza y sostenido por su hermano Theo, con quien mantuvo un intercambio epistolar que nos ha revelado mucho de su vida interior. Falleció en 1890 con 37 años aparentemente de un disparo auto infligido, aunque las circunstancias de la muerte aún siguen generando debate.

Vincent Van Gogh fue reconocido por la Crítica del Arte, de manera póstuma, como un genio. El Retrato del Dr. Gachet alcanzó el mayor valor en una subasta, vendida en 1990 por 82,5 millones de dólares. Fue el médico que cuidó a Van Gogh durante los últimos meses de su vida.

La obra que Van Gogh vendió poco antes de su muerte fue la Viña roja por 400 francos adquirida por Anna Boch, una pintora impresionista y coleccionista del arte belga. Ella fue la única capaz de atravesar las barreras decimonónicas de la época y descubrir la genialidad que encerraban sus obras. 

Pero vamos a dar un paso más sobre este tipo de exposiciones. La exposición de Van Gogh, como muchas otras que van saliendo a la luz, no sólo redefine la forma en que interactuamos con el arte, sino que también plantea preguntas sobre el futuro de las experiencias museísticas. Estamos en un mundo cada vez más digitalizado y estos eventos son puntos fuertes de atracción a un público más amplio y diverso, permitiendo que las obras del pasado perduren en el presente y sigan siendo relevantes.

La digitalización ha revolucionado el mercado el arte generando un debate con posturas a favor y en contra. Estos nuevos formatos han permitido que más personas accedan al arte, expandiendo la audiencia y fomentando, además, la inclusión de artistas emergentes que pueden difundir su trabajo sin depender de intermediarios tradicionales como las casas de subastas o galerías.  

Estamos sin duda ante nuevas formas de operar, ante una nueva generación de coleccionistas atraídos por el valor especulativo del arte rompiendo los moldes de la forma acostumbrada.

Pero, como en todo, existe un desafío de autenticidad y de propiedad que subyace a todo este mercado digital. Existe un pequeño problema, y es el escepticismo sobre si el coleccionista posee el arte de manera tangible o auténtica Y me pregunto qué será de las galerías, museos o casas de subasta, guardianas del valor artístico y verdaderas instituciones tradicionales. La oportunidad de digitalizar sus catálogos parece asomarse, quizás sea el momento de eliminar las barreras físicas.

La experiencia inmersiva de Van Gogh marca una frontera audaz entre la conexión del arte y la tecnología transformando la forma en que percibimos y sentimos las obras maestras. Este enfoque innovador no sólo ofrece una inmersión sensorial sin precedente, sino que también redefine el papel de los museos tradicionales.

Mientras que los museos tradicionales preservan la autenticidad y la historia de las obras, las experiencias inmersivas amplían la comprensión del arte al proporcionar una interacción mucho más directa y profunda con el visitante.

Esto no significa que los museos estén obsoletos; en absoluto. Más bien, el futuro del arte digital sugiere una colaboración entre innovación tecnológica y las instituciones tradicionales. Los museos podrán adoptar tecnologías inmersivas para complementar su misión de conservación y educación, proporcionando experiencias que atraigan a nuevos públicos, pero sin renunciar a su papel principal:  la preservación del patrimonio cultural. Esta sinergia permitirá una apreciación mas profunda y accesible del arte en el siglo XXI.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFIA

HOLLANDER, Charles: Van Gogh, The Inmersive Experience.  Art and Technology Publishing, 2022

GILLESPIE, Andrew, Virtual Van Gogh: Art, Technology, and Immersion. Contemporary Art Review, vol. 45, no. 3, 2020. 

VINCENT VAN GOGH | VIDA Y OBRA

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Realizado por: Rosa María Hidalga




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