COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOS SANTO DEL CORPUS DE SEVILLA
Tras la histórica suspensión de la procesión del Corpus Christi de Sevilla por las malas previsiones meteorológicas vamos a hacer una revisión de la vida de cada una de las imágenes procesionales que forman el cortejo del Corpus y conocer algunas de las obras de artes destacadas que representan momentos importantes de sus vidas.
Santa Ángela de la Cruz
Su nombre completo era María de los Ángeles Guerrero González, nació en Sevilla el 30 de enero de 1846. Su padre, Francisco, trabajaba de cocinero en el Convento de las Trinitarias y su madre, Josefa, era la costurera del mismo.
Empezó a trabajar a los 12 años de edad, debido a la pobreza que sufría su familia poco fue al colegio, comenzando como aprendiz en la zapatería Maldonado. Allí rezaban el Rosario diariamente y es donde tuvo sus primeras experiencias místicas.
Será el Padre Torres, su confesor, el que la orienta a su vocación de monja. En 1865 optó por el convento del Carmelo, fundado por Santa Teresa de Jesús, donde fue rechazada por su delicada salud. En 1868 entra como postulante en las Hijas de la Caridad, por su salud la envían a Cuenca para ver si el clima le es favorable. En 1870 tuvo que dejar esta Congregación.
Decide por su vocación de entrega y su voto de pobreza fundar una nueva compañía, pese a su falta de conocimientos ortográficos por su carencia de educación escolar, redactó ella misma su proyecto de compañía, dejando claro su objetivo: “Hacerse pobre con los pobres”, “la primera pobre, yo…”.
Alquilaron en la calle San Luis un pequeño cuarto, cercano a la iglesia de Santa Paula, es el germen de las Hermanas de la Cruz.
Empezaron a coger peso en la ciudad, trasladándose a la calle Hombre de Piedra, cerca de la parroquia de San Lorenzo, contando con el apoyo de Marcelo Spínola ‘el mendigo’, que acabaría siendo cardenal.
1879, el arzobispo Joaquín Lluch, aprobó las primeras constituciones. Se trata del impulso que necesitaban para la expansión de la compañía que llega por casi toda España, a Italia e incluso, a América. La casa de las Hermanas de los Pobres se traslada finalmente a la actual calle Santa Ángela de la Cruz.
En 1894 tiene lugar la santa marcha a Roma, donde conoce al papa León XIII que concede el decreto para la aprobación de la Compañía, decreto que firmará el papa Pío X en 1904.
El 7 de julio de 1931 sufrió una trombosis que la dejó paralizada de medio cuerpo durante 9 meses, para finalmente el 2 de marzo de 1932 fallecer. Fue sepultada en la cripta de la casa de las Hermanas de los Pobres.
El Ayuntamiento de Sevilla, en tiempos de la II República, celebró sesión extraordinaria para la propuesta de ponerle una calle en Sevilla, fue aprobado por unanimidad.
Obras a destacar:
Múltiples son las imágenes que representan a la santa en la ciudad que le viera nacer, pero podemos destacar entre ellas la que procesiona en el Corpus. Obra de José Antonio Navarro Arteaga, se incluyó en el año 2009 en la procesión del Corpus.
Santa Justa y Rufina
Nacidas en el 268 y el 270 respectivamente, su familia las educaron en el cristianismo fervientemente. Quedaron huérfanas muy jóvenes y pronto tuvieron que montar un taller de alfarería en la zona de Puerta Triana para poder sobrevivir.
Aún eran tiempos donde Sevilla era provincia romana, por lo que la cultura pagana dominaba las creencias en un momento en el que el cristianismo era una minoría. Una de las mayores devociones era la diosa Venus, en concreto la versión de la Diosa Salambona que representa el momento en que Venus llora la muerte de su Adonis.
Se cree que en la hoy zona de la Magdalena había un templo dedicado a Venus y allí se rendía culto a esta diosa hecha en barro con orificios en sus ojos, donde colocaban plomo y al derretirlo simulaban las lágrimas de la diosa, mientras que el público asistente gritaba y se lamentaba del mismo modo.
El primero de junio era el día mayor de fiesta en Sevilla y se sacaba en procesión a la Diosa Salambona en unas andas no muy diferentes a las de hoy día en Semana Santa. Al pasar la procesión por la tienda de Justa y Rufina, éstas rehusaron rendirle culto y dar limosna al paso de ella, argumentando que sólo hay un Dios verdadero y que no rinden culto a dioses de barro. Al oír eso, los paganos atacaron la tienda destrozando gran parte de los productos expuestos y en un arrebato las Santas cogieron una de sus vasijas y la lanzaron contra la diosa diciendo: “Mirad como vuestro ídolo no está hecho de mejor barro que el de nuestros botijos”, el ídolo quedó destrozado y la muchedumbre la tomó con las Santas que fueron detenidas.
El prefecto de la ciudad, Diogeniano, las encerró en una prisión a la espera del juicio. Les dio la oportunidad que antes de ser condenadas a muerte aceptaran rendir culto a los dioses paganos, ante la negativa de las hermanas sufrieron todo tipo de martirios, desde el potro con el que les descoyuntaron los huesos hasta arañarles el cuerpo con uñas de hierro. Las dejaban heridas en el calabozo y se encomendaban a sus oraciones que les daban fuerzas y les quitaban todo dolor.
Al día siguiente el martirio continuó con latigazos hasta la extenuación e incluso arrancándoles las uñas de los pies.
El prefecto al ver que no podían andar por el martirio de los pies a la mañana siguiente mandó a dos soldados montados a caballo para que se las llevara a caminar por zonas pedregosas de Sierra Morena, agotadas cayeron al suelo y los soldados tuvieron que cargarlas en los caballos para que llegaran con vida a Sevilla.
En el calabozo Justa no pudo resistir más y con unas fiebres altísimas, tras conseguir tomar la Comunión gracias al obispo Sabino, expiró.
Rufina fue mandada al circo a morir luchando contra las fieras. La Santa se postró a rezar en el centro de la arena y cuando el fiero león se lanzó hacia ella para matarla, no hizo sino todo lo contrario, se volvió manso y comenzó a lamerle los pies. El pueblo enfurecido exigía al prefecto que la mataran y así fue, envió un verdugo que le cortó la cabeza.
Obras a destacar:
En el Corpus procesionan las santas, obras atribuidas a Duque Cornejo del siglo XVIII. Cada año se ocupa una hermandad trianera de su exorno por ser santas del arrabal. Se representa a las dos hermanas custodiando a la Giralda, ya que se dice que fue durante el terremoto de 1504 cuando aparecieron para evitar el derribo del antiguo alminar.
En el Corpus de Triana también salen en un paso, son tallas de candelero del siglo XVIII y forman parte de la procesión desde el año 2008. Aparecen con la iconografía antes mencionada, portando palma (símbolo de su martirio) y con cerámica a sus pies, reflejo de su oficio.
También contamos con una representación pictórica de Hernando de Esturmio de 1555. Una bella obra en la que aparecen las santas, una de perfil y otra de frente con sus atributos (palmas y cerámica), de fondo aparece la Giralda de aspecto almohade, pues para cuando se pintó aún no se había hecho la intervención renacentista de Hernán Ruiz II.
San Isidoro
Nace en Cartagena hacia el año 560. Su familia, de posible origen romano, estaba emparentada con los reyes visigodos. Era el menor de cuatro hermanos que alcanzaron también la santidad.
Su hermano Leandro, fue el que lo educó al ser huérfano desde niño. Las leyendas hablan de la severidad de Leandro en la educación, tal fue que un día el joven Isidoro escapó y volviendo arrepentido, Leandro optó por encerrarlo en un convento para su formación para que no volviera a darse ninguna huida nueva.
Hombre leído, considerado como el más sabio de su época. Su mayor contribución fueron ‘Las Etimologías’, un compendio de todo el saber del momento.
Entre otras de sus muchas obras destaca un diccionario de sinónimos, un tratado de Astronomía y otro de Geografía, resumen de la Historia desde la creación, biografía de hombres ilustres, un libro sobre valores del Antiguo y Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, tratados teológicos, y la Historia de los Visigodos, Vándalos y Suevos, de gran importancia pues es la única fuente de información sobre los Godos.
Sucedió a su hermano Leandro una vez fallecido en el cargo de obispo de Sevilla y continuó (durante 37 años y 6 reyes) con la tarea del anterior, convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo.
Cuando veía cerca su muerte se confesó públicamente, pidió disculpas por sus faltas, donó todas sus pertenencias a los pobres y marchó a su casa a que le llegara su hora. Murió el 4 de abril del 636 con 80 años.
En 1063 su cuerpo fue trasladado a León. La Iglesia lo nombró doctor en 1722.
Obras a destacar:
La imagen que procesiona en el Corpus es obra de Pedro Duque Cornejo de mediados del siglo XVIII, encargada para el altar de la Octava del Corpus, se acabó incluyendo en el cortejo. Cuerpo de madera policromado al que se le añade un revestimiento de plata, en la parte posterior de la capa pluvial lleva el símbolo del Cabildo Catedralicio, portando en sus manos un libro abierto (Las Etimologías).
Preside también el retablo mayor de la iglesia de San Isidoro. Realizado por Felipe del Castillo en 1752 que vino a sustituir el original de Miguel Boris. Es un retablo barroco con relieves de la vida de San Isidoro (atribuidos a Hita del Castillo) que choca estilísticamente con el lienzo renacentistas de Juan de Roelas, que representan el Tránsito de San Isidoro.
No podemos dejar de lado la pintura de San Isidoro en la sacristía mayor de la Catedral de Sevilla, obra de Murillo de 1655.
San Leandro
Hermano mayor de San Isidoro que se ocupó de su educación una vez los padres murieron.
Presidió el III Concilio de Toledo (589) en el que logró la conversión del rey visigodo Recaredo al catolicismo, de este modo conseguiría acabar con el arrianismo más rápidamente y conseguir una unión católica de la nación hispánica.
Murió en el año 600 y su cuerpo fue trasladado a la Catedral de Sevilla.
Obras a destacar:
El San Leandro que procesiona en el Corpus también es obra de Pedro Duque Cornejo, se sabe que se encargó para un altar de cultos del Corpus en el año 1741, del mismo estilo que la obra de San Isidoro, de madera policromada con una recubierta plateada, en la capa pluvial figuran Santa Justa y Rufina con la Giralda entre ellas.
En la Catedral tenemos una pintura de San Leandro, obra de Bartolomé Esteban Murillo del año 1655. Sostiene en sus manos un pergamino donde se lee una frase que recoge su defensa de la divinidad de Cristo, negada por los arrianos.
San Fernando
Fernando III de Castilla y Aragón, conocido como el rey santo, es patrón de España, junto a Santiago.
Nació en el reino de León en Valparaíso (Zamora) y murió en Sevilla. Hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela, reina de Castilla, gracias a él se unieron ambos reinos de forma definitiva. Se consideraba siervo de la Virgen María y que todo debía someterse ante el reino de Dios.
Luchó por la conquista de la península frente al que consideraban como el infiel moro. Retomó ciudades como Córdoba (1236), Murcia, Jaén, Cádiz y finalmente Sevilla en 1248.
Hombre culto, leído, dominaba la poesía y la música, muy sabio que llegó a fundar la Universidad de Salamanca y edificó en su tiempo la Catedral de Burgos.
Cuando veía cercana su muerte mandó que colocaran cenizas en el suelo y se postró sobre ellas para recibir los últimos sacramentos, pidió perdón por sus pecados, junto a su familia y los clérigos, pasó sus últimos momentos. Murió el 30 de mayo de 1252, su sucesor fue su hijo Alfonso X, el sabio.
Fue canonizado el 4 de febrero de 1671 por el papa Clemente X.
Obras a destacar:
La imagen del Corpus es obra de Pedro Roldán (1671), sobresale que fue una talla con la que creó la iconografía del santo, pues se encarga esta obra tras la canonización del rey con ocasión de las fiestas que se celebraron en su honor.
Lo podemos contempliar en otra representación del altar del trascoro de la Catedral de Sevilla. En el cuadro de San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla de Francisco Pacheco en el año 1634. Destacar al fondo la hoy perdida Puerta de Jerez.
Inmaculada Concepción
Para conocer más sobre la iconografía de la Inmaculada hay que dedicarle un artículo completo como hicimos en una entrega anterior, que podéis disfrutar en el siguiente enlace:
Niño Jesús
La introducción de este tema viene de la obra que el flamenco Juan de Roelas realiza en la iglesia de la Anunciación, en el tabernáculo del retablo mayor representa con una pintura al Niño Jesús, es una manera de hacer infantil el tema de la Resurrección. Cristo triunfa sobre la muerte, comienza a través de esta representación el culto a la santa infancia de Jesús.
Obras a destacar:
La de Jerónimo Hernández, que se encuentra en la capilla de la Quinta Angustia en la parroquia de la Magdalena, forma parte de la procesión del Corpus de esta parroquia. Obra del último tercio del siglo XVI, destaca su postura praxiteliana.
La otra obra es la de Martínez Montañés, el Niño Jesús del Sagrario de la Catedral que se encuentra en la capilla de la Inmaculada, obra de 1606 y policromado por Gaspar de Ragis. Sus manos fueron retocadas por Pablo Legot en 1629 para sustituir su antigua cruz por el cáliz que hoy porta. Fue un modelo a seguir en todo el país e incluso en Iberoamérica donde se enviaron múltiples copias.
En uno de los laterales del retablo mayor de la iglesia de San Juan Bautista, vulgo de la Palma, se encuentra la obra de Francisco de Ribas de 1664, que hoy día no procesiona, pero aporta un nuevo modelo a la forma de representar al Niño Jesús.
Corona de Espinas
Muy distinta era la festividad del Corpus Christi en Sevilla de la hoy protocolaria salida por los alrededores de la catedral. Cuenta el abad Gordillo que era “la más alegre y festiva que se conoce en el reino”.
Antaño la procesión estaba conformada por los santos sevillanos también, pero precedida de múltiples elementos profanos como la tarasca o los gigantes. Pero también se le daba lugar a las reliquias como las tablas alfonsíes, la cabeza de una de las once mil vírgenes, el diente de San Cristóbal o, la que hoy día se mantiene, la espina de la corona de Cristo.
Obras a destacar:
Sólo procesiona esta custodia en el Corpus del Sagrario. Está constituida por dos cuerpos y rematada por la figura de la Fe. En el primer cuerpo se sitúa un ostensorio que porta una reliquia de la santa espina de Cristo. El segundo lo preside una rosa de plata. Realizada por Francisco de Alfaro en el siglo XVIII.
Custodia
El culto máximo de esta jornada es al cuerpo de Cristo, la Eucaristía procesiona en elegantes torres de orfebrería con el fin de alzar y elevar el espíritu del espectador normalmente rematando la custodia con la figura de la Fe imperante.
Para conocer más sobre la Custodia de la Catedral de Sevilla le dedicamos un artículo sólo dedicado a esta obra de arte:
En Triana también pueden presumir de una gran obra de orfebrería en su Custodia. Según Justino Matute la Sacramental de Santa Ana ya tenía una Custodia propia, pero decidieron encargar una nueva en 1712 a Andrés Osorio participando también su hijo, Antonio Osorio.
Está compuesta por 3 cuerpos:
- La base cuenta con atributos relacionados con el Sacramento, el primer cuerpo tiene 8 columnas que cada dos enmarcan a un Evangelista (hoy día están sobre la base).
- El segundo cuerpo también cuenta con 8 columnas con 16 efigies, 8 ángeles de cuerpo entero y con tres rosas entre cada dos columnas.
- El último cuerpo, de nuevo ocho columnas, de menor tamaño, entre ellas 4 efigies, en el que se inserta el cordero apocalíptico con la bandera, la cruz y el libro de los siete sellos, le acompañan 4 serafines con palmas.
- Remata el conjunto la figura de la Fe Triunfante.
Cabe destacar que esta Custodia llegó a presidir la procesión del Sagrario de la Catedral cuando la Custodia de Arfe se envió a Cádiz para protegerla del expolio francés.
Por último mencionar la Custodia de la Sacramental de la Magdalena. Como nos muestra el profesor José Roda Peña, la obra fue diseñada y comenzada por Diego de León en torno a 1678. Continuaría la obra por el fallecimiento del anterior en 1679 el orfebre Cristóbal Sánchez de la Rosa. Éste no cumplió los plazos propuestos por la hermandad así que optaron por darle el encargo a otro artista. En 1683 finaliza la obra Juan Laureano de Pina.
La Custodia está sustentada por columnas salomónicas y acoge en sus tres cuerpos a:
- Inmaculada
- Ostensorio Sacramental.
- Cordero Apocalíptico con el Libro de los Siete Sellos.
- Remate superior con templete y figura de la Fe Triunfante.
Aparecen en los exteriores figuras de los cuatro Evangelistas, los Padres de la Iglesia, ángeles mancebos, además de escenas de la Pasión y alegorías.
El basamento es una obra añadida en 1770-72 de Blas Amat y Tomás de Pedrajas.
Una respuesta a «Vida y obras de los santos del Corpus de Sevilla»
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