PANDORA
La única manera de comenzar una historia de la moda es a través de una provocación y difusión. La moda «captura el instante»; es efímera, pasajera y quimérica.
Para entender una de las tendencias más relevantes en la historia de la moda, debemos remitirnos a Francia. Además de la pintura, que como es bien sabido, servía para reflejar las modas del momento, se utilizó un sistema muy curioso para transmitir a otros países lo que estaba en boga en Francia: las muñecas Pandora. Estas representaban vestidos, peinados, maquillajes, sombreros, zapatos y joyas que estaban en tendencia en la realeza francesa.

Lo curioso es que hubo dos tipos de muñecas: la Gran Pandora, de 36 pulgadas de altura y la Petite Pandora, de 30, y estaban hechas de papel maché. La más grande estaba preparada para un conjunto de corte, y la pequeña, para ser llevada a un uso diario.
Estas muñecas no poseían extremidades inferiores, colocándose en esa zona unas varillas a modo de estructura (tontillo o panier), como recurso para brindar volumen a la falda de los vestidos; no omitian ningún detalle, contenían los mismos tejidos y los bordados de alta calidad. Las grandes damas de la alta sociedad europea deseaban poseer su propia pandora para exhibir ante los demás su estatus social y económico.

A medida que su popularidad crecía, estas muñecas pasaron a ser denominadas «poupees de la Rue de Saint-Honoré» o, incluso, «las grandes mensajeras de la moda», un título que reflejaba su función como vehículos de transmisión de las últimas tendencias de la alta costura. Su confección no solo involucraba a las destacadas figuras femeninas de la aristocracia francesa, sino que también se encontraba en manos de las modistas más renombradas de la época, quienes supervisaban la elaboración de los atuendos.
Durante el reinado de Luis XV, las muñecas eran vestidas en los salones de su favorita, la marquesa de Pompadour, lo que subraya el vínculo estrecho entre la realeza, la moda y estas muñecas. Además, la reina María Antonieta se encargaba personalmente de que su modista de confianza, proporcionara muñecas de moda a toda su familia, incluyendo a sus hermanas y a su madre, la emperatriz María Teresa de Austria, lo que resalta la relevancia de las muñecas como símbolos de prestigio y medio de comunicación de las tendencias imperantes.

Con la aparición de las revistas de moda, las muñecas pandora fueron desapareciendo y el uso del maniquí se limitó a lo que hoy conocemos, como soporte de trabajo sobre el que trabajar las formas con los tejidos, o como elemento de exposición dentro de las tiendas, perdiendo su espíritu viajero.

En conclusión, en el siglo XVIII, las muñecas Pandora jugaron un papel crucial en la difusión de las tendencias francesas más exclusivas, convirtiéndose en un vehículo para mostrar los estilos de la realeza y la alta sociedad. Estas muñecas no solo representaron la moda en términos de vestimenta y accesorios, sino que también simbolizaron el poder y el estatus social, extendiendo la influencia de la moda francesa a otras naciones. Así, las muñecas Pandora no solo fueron un fenómeno de moda, sino también un medio de comunicación cultural que consolidó a Francia como el epicentro de la moda europea.