Abstracciones de vivo contraste en The White Lab

INTRODUCCIÓN

Hace ya tres meses (hay que ver cómo de rápido acelera el tiempo) La Cámara del Arte tuvo la oportunidad de asistir al pase de prensa del evento de Arte contemporáneo Art Battalion VIII, cuyo artículo, a cargo de quien estas mismas líneas escribe, llevó dos largas semanas de investigación y reflexión sobre todos y cada uno de los artistas representados, una treintena aproximadamente. El pasado mes de noviembre, concretamente el día 5, la misma galería que organizó aquel evento en la Universidad Camilo José Cela de Chamartín nos volvió a invitar, esta vez para asistir a la preinauguración de una nueva exposición en su propia casa que, si bien más modesta en su nómina, no por ello menos intensa en su contenido.

La velada celebrada ese día estuvo repleta de buen vino y cerveza, unos aperitivos verdaderamente exquisitos al paladar, una compañía cálida que te hacía desear permanecer allí hasta la madrugada y, sobre todo, mucho, mucho arte que deleitaba a la vista todavía más que el queso curado, el jamón ibérico y la tortilla de patatas con salsa sriracha. No abramos más el apetito, en su lugar preparemos la vista para contemplar de la mejor manera posible las propuestas abstractas de los dos protagonistas del petit comité: Ainhoa Moreno López, artista bilbaína a quien ya tuvimos la oportunidad de ver en Art Battalion con su Convergencia Orbital y que en esta ocasión nos trae “Mar et Mons”, y Francisco Javier Nieto, joven promesa salmantina que nos inunda de color con sus “Campos en Expansión”.

Antes de meternos de lleno en materia, queremos aclarar que la invitación de The White Lab a esta fantástica muestra, inaugurada el 8 de noviembre y disponible hasta este 20 de diciembre (quedan un par de días aún para disfrutar de ella), fue originada porque Ainhoa se puso directamente en contacto con nosotros, una cosa llevó a la otra, y el día 5 de noviembre vivimos una experiencia única en la vida e irrepetible en el tiempo. Con todo listo para la visita, servidor se dirigió al número 168 del paseo de la Castellana, donde tiene su sede la galería, cuya recepción queda salvaguardada por imponentes bustos del escultor abulense Iván Gómez Aparicio.

Con paso tímido, pero con el pie ya puesto tras el umbral, nadie aguarda en la entrada, tan solo podía entonces esperar a ser recibido por alguien mientras mi mirada dialogaba con la de las susodichas estatuas, una de las cuales, a mano derecha, me estaba obligando a levantar la cabeza aun midiendo más de 1,90. Suben entonces por las escaleras dos amables señoritas, una de las cuales fue, junto a los artistas y sus obras, el principal motivo que hizo de ese día algo todavía más completo y bello. Ahora sí, nos adentramos en el epicentro del laboratorio, lleno de gradillas con tubos de ensayo cuyo efervescente líquido caldea la escena artística española actual.

La blancura de las paredes, en la primera estancia de la planta sótano, genera un perfecto grado de armonía con las composiciones en celulosa de Ainhoa Moreno, haciendo que el espectador, de buenas a primeras, relaje la vista y se sumerja en una atmósfera de paz, tranquilidad y calma mental. No obstante, tras el vano que comunica con el compartimento adyacente, el efecto zen se disipa a marchas forzadas, pues los coloridos gradientes y matéricos brochazos de Fran nos envuelven e introducen en un ambiente completamente distinto. Ambos artistas, por tanto, comparten su tendencia abstraccionista, pero prácticamente ahí concluyen sus afinidades, pues lo que se abre ante nuestros ojos es una bomba de contraste.

“MAR ET MONS”: AINHOA Y LA INVESTIGACIÓN DE LA CELULOSA

La artista Ainhoa Moreno López delante de su obra Ondulatio silens II (Ondulación silenciosa) durante la inauguración de “Mar et Mons” el 8 de noviembre de 2024

Mientras van llegando los invitados del pase de prensa, un vaso de agua es suficiente por el momento para reponer unas primeras energías de cara a lo que se viene. En este primer alto en el camino nos conformaremos con vislumbrar en la distancia los degradados de Fran, cuya exhaustiva contemplación nos reservamos para la presentación oficial. Es la hora, por tanto, de arrancar con las sugerentes texturas y relieves de Ainhoa Moreno, a quien tenemos la grata oportunidad de conocer en ese espacio inicial, denominado atrio, y con quien puedo establecer una conversación para indagar sobre su proceso artístico.

Quienes hayan leído la citada entrada sobre Art Battalion VIII sabrán de dónde viene Ainhoa y hacia dónde lleva dirigiéndose estos últimos años, pero no está de más refrescar esos datos y actualizarlos. Su formación como ingeniera la dotó de un conocimiento y práctica en el dibujo técnico que es palpable en sus dibujos a tinta de bolígrafo BIC negro, concebidos con un nivel de detalle hiperrealista, tal y como observamos en los múltiples retratos de las series encuadradas en esta etapa figurativa. Con su técnica a base de trazos de garabato, capta a la perfección con el boli tanto la fisonomía de los modelos como su profundidad psicológica, siendo ejemplos notorios sus Amy Winehouse, Lana del Rey o Mike Tyson.

Ainhoa Moreno, Mike Tyson. Página web oficial de la artista

Y entonces llegó la pandemia del COVID-19, allá por 2020, que mantuvo en cuarentena a todo el mundo durante un par de meses. ¿Recuerdan cuál fue uno de los productos más comprados en las tiendas hasta agotar existencias? Exactamente, el papel higiénico. ¿Y de qué está compuesto principalmente? Bingo, de celulosa. ¿Empezáis a ver a dónde conduce el hilo? Durante el encierro en el ámbito hogareño, Ainhoa hizo de su casa todo un laboratorio de pruebas con este material, con cuya composición lleva experimentando ya cuatro años, que pronto serán cinco y quién sabe cuántos más, quizás hasta que se agote en sus soluciones, pero, por lo que vamos a exponer, difícilmente uno es capaz de ver el final de esta senda.

Para que quede más claro, los compuestos orgánicos de que están formadas las obras de “Mar et Mons” no son exactamente iguales a los de la Convergencia Orbital de Art Battalion VIII, la cual contaba, además, con pequeñas trazas de papel dorado de las que carecen aquellas, tan solo un par son afines 100%, como nos señala la propia Ainhoa. Lo que sí se sigue resaltando, y con todavía más ahínco, son los juegos de claroscuro que generan los abundantes pliegues del papel tanto por sí mismos como por el tipo de luz que se proyecta en ellos, así como por su ángulo de incidencia. Combinado todo ello con el cambiante punto de vista del espectador, el resultado es una serie de composiciones infinitas dentro de su finitud física y material.

La unión de todos estos factores ya deja a uno claro por qué hemos dudado antes de poder ver el final de este periodo de abstracción en celulosa iniciado por Ainhoa en 2020, estamos seguros de que ni ella misma es consciente aún de todas las posibilidades plásticas, materiales y estéticas que ofrece dicho material. Ahora bien, su incansable espíritu de innovar, experimentar y plasmar ideas sobre el soporte le ha llevado a combinar la celulosa con otros elementos que contribuyen a enriquecer aún más sus obras, en este caso algunas están contenidas en marcos de roble y otras incorporan sucesivos planos de profundidad entre los cuales aloja instalaciones de luz que dan mayor vibración a los relieves.

Ainhoa Moreno, Quietum profundum (profundidad serena)

Los marcos con los que cuentan algunas de las composiciones no debemos entenderlos en el estricto y tradicional sentido de los mismos, como piezas que encuadran y encierran el contenido del cuadro. Primero, porque lo adecuado es referirse a las celulosas de Ainhoa como relieves, no son pinturas; y segundo, porque en solo un caso, el de Quietum profundum (Profundidad serena), podríamos llegar a pensar en esa ancestral función del marco, pero el hecho de que el contenido rebase el contenedor es solo el primer paso de hasta qué punto puede el papel desbordar los límites, tanto en el sentido físico de la palabra como en el semántico y simbólico.

Ainhoa Moreno, Crepusculum Maris (Crepúsculo del mar)

De esta manera, el siguiente punto lo constituiría Crepusculum Maris (Crepúsculo del mar), que, si bien todavía podría ser considerado un marco tradicional, en verdad las esquinas de este se prolongan verticalmente, tanto por la parte superior como inferior, para avisarnos de que no va a ser capaz de contener la creatividad de Ainhoa por mucho más tiempo. Y eso nos lleva, primero, a Vallis Chartacea (Valle de papel), cuya superficie rectangular ha sido fragmentada en cuatro secciones iguales que dejan entre sí una cruz con la que la blanca pared pasa a formar parte de la obra; luego a Ondulatio Silens I y II (Ondulación silenciosa), donde la celulosa, cansada de subordinarse al marco, empieza a invadirlo y envolverlo para convertirse en su propio contenedor; y, finalmente, a Lumen Eburneum (Luz de marfil): el marco se ha roto y doblado completamente, su destino estaba sellado.

Ainhoa Moreno, Vallis Chartacea (Valle de papel)

En cuanto al factor lumínico, recapitulemos lo ya comentado sobre él: los pliegues del papel, sutilmente trazados por Ainhoa uno a uno, se nutren de dos fuentes de luz, una exógena, que es la dada por la propia galería en este caso, y otra endógena. Así, no solo observamos una proyección de la luz desde fuera hacia las composiciones, sino también una que emana del interior, otorgando una luz propia a las citadas Crepusculum Maris (Crepúsculo del mar) y Lumen Eburneum (Luz de marfil). La combinación de ambos haces de fotones multiplica exponencialmente la cantidad de resultados visibles que pueden llegar a sucederse a los ojos del ser humano.

Ainhoa Moreno, Lumen Eburneum (Luz de marfil). Dossier de “Mar et mons”

En lo que al título de la exposición se refiere, “Mar et mons”, traducido como “Mar y montaña” (denominación que también se da en la gastronomía), nos invita a un recorrido abstracto por estos paisajes y sus accidentes geográficos, los cuales uno ya ha podido ir imaginándose a lo largo de estos renglones. Somos capaces de visualizar en las bien urdidas celulosas de Ainhoa el oleaje del mar y su espuma por medio de obras como Mare Umbrarum I y II (Mar de sombras) y Fluctus Mysterii (Oleaje de misterio), cuyos ondulantes dobleces suavizan los contornos, llenan de vibrante ritmo a la composición y ofrecen una experiencia textural y mental a quienes los contemplan, que durante unos instantes viajan en su cabeza a las playas del litoral.

Ainhoa Moreno, Mare Umbrarum I y II (Mar de sombras)

Los abruptos relieves de las cadenas montañosas, también muy acusadas en la geografía española, son traducidas al lenguaje plástico por la minuciosa labor manual de Ainhoa, que, si bien se caracteriza en esta etapa de su carrera por la pureza, el minimalismo y la sostenibilidad, el trabajo tras cada uno de los pliegues tiene tanto detalle como sus dibujos a boli BIC. Viajamos por la tierra a través de Vallis Chartacea (Valle de papel), aludiendo con ello quizás no solo a la forma que tiene el propio papel, sino al surco cruciforme que resulta de la fragmentación del soporte, un verdadero valle por el que discurrir con la mirada. Por su parte, en Crepusculum Maris (Crepúsculo del mar) vemos no solo la línea de costa a vista de pájaro, sino también unos abruptos relieves que podrían remitir a accidentadas montañas o al tempestuoso mar, tal y como nos sugiere el título.

Ainhoa Moreno, Fluctus mysterii (Oleaje de misterio). Dossier de “Mar et mons”

Muchas más palabras podríamos dedicar a esta etapa que Ainhoa Moreno lleva desarrollando ya cuatro años, pero me temo que, por ahora, debemos mover el foco al otro gran protagonista de la velada. Ya nos hemos asentado plenamente en el espacio, la acogida ha sido muy cálida y el ambiente de una tranquilidad, serenidad y sosiego casi zen. No es de extrañar que estas piezas de celulosa hayan sido también pensadas por la artista para la decoración de interiores, pues la calma que transmiten invita a quedarse sentado en un sillón delante de ellas durante horas y horas para perder la noción del tiempo y evadirse de la realidad.

“CAMPOS EN EXPANSIÓN”: FRAN Y LOS LÍMITES DEL LIENZO Y EL COLOR

El artista Francisco Javier Nieto delante de la obra Manifiesto íntimo durante la inauguración de “Campos en expansión” el 8 de noviembre de 2024

Nos habíamos reservado el segundo plato del menú hasta que todos los invitados hubiesen llegado a las instalaciones de The White Lab, y tras una larga pero amena espera, rodeado de buena gente, vino y arte, inicia la preinauguración propiamente dicha. Ya presentadas las obras de Ainhoa, cruzamos el vano hacia el segundo espacio del sótano, el llamado stage, y allí, envolviéndonos por los cuatro costados, aguardan expectantes los lienzos de Francisco Javier Nieto, mejor conocido como Fran en el petit comité, joven promesa del escenario artístico actual con quien también tuvimos la oportunidad de entablar un pequeño diálogo, y desde el primer momento, al igual que Ainhoa, se mostró completamente abierto a ello.

Con poco más de una veintena de calendarios en su haber, podemos ya hablar en su trayectoria de pequeñas fases que anuncian la irrupción paulatina, segura y decidida de este prometedor artista en las crónicas del Arte español contemporáneo. Hemos señalado en la introducción que entre las propuestas abstractas de Ainhoa y Fran prácticamente la única afinidad es esa, que ambas se desenvuelven en el territorio del abstraccionismo, mas también comparten un origen común en la figuración, pues Fran, antes de involucrarse activamente en los degradados con acrílico, realizó una serie de paisajes urbanos en acuarela donde retrató una serie de zonas de ciudades como Madrid, Salamanca o Palencia, que pudo mostrar en la itinerante exposición “Luces líquidas” a lo largo de este mismo 2024.

Francisco Javier Nieto, Melancolía de Castilla, 2022. Cuenta oficial de Instagram del artista

Esto quiere decir que, de forma paralela a exhibir sus acuarelas figurativas, estaba ya mostrando en The White Lab el fruto de su Trabajo de Fin de Grado para Bellas Artes, prueba de que sus inquietudes y preocupaciones artísticas le condujeron por el camino de una abstracción llena de color, pasión y espacialidad. Terminada la carrera a mediados, una vez más, de este año que está por concluir, se inicia un momento de asentamiento y refuerzo de los conocimientos adquiridos, un periodo de profunda reflexión sobre los proyectos del porvenir, por lo que las dudas e incertidumbres acerca del futuro invaden su cabeza, mas no carece de imaginación, ganas y deseos de cumplir su sueño, aunque su taller para trabajar ya no pueda ser la facultad de la Universidad de Salamanca, sino un garaje.

Francisco Javier Nieto, Trascendencia espacial

Desde luego, exponer los gradientes nacidos a raíz de su TFG es un muy buen primer paso para dar a conocer a todos sus hondas aspiraciones en el Arte, y de eso mismo nos percatamos cuando una explosión cromática anega todos nuestros sentidos corporales. Oímos hablar unos minutos a Fran sobre el concepto general que subyace a las obras de “Campos en expansión”, el complejo procedimiento técnico para obtener unos resultados tan pulidos y las emociones con que ha impregnado las telas, cuya vigorosa carga se trasluce especialmente en los empastados brochazos aplicados sobre el degradado, que permiten que el soporte bidimensional adquiera una pátina de volumen que sobresale del plano.

Francisco Javier Nieto, Trinidad espacial

Esa idea de expandir el color (de ahí el título de la exposición) más allá del contenedor que le da cobijo es, traduciendo las correspondientes claves lingüísticas y técnicas, la que hemos expresado al hablar de cómo Ainhoa Moreno juega con los marcos de roble y su relación con la celulosa, la cual paulatinamente quebranta sus límites, lo invade y, finalmente, lo rompe. Fran en esta ocasión no tiene dudas al respecto, pues los marcos de sus obras son apenas meros contornos que rodean el perímetro del lienzo, poco perceptibles a la vista, la cual centra toda su atención en la pintura, que llegará un punto en que, cansada de subordinarse a la tiranía del soporte, iniciará un imparable proceso expansionista por el espacio exterior.

Francisco Javier Nieto, Conexiones de lo natural. Dossier de “Campos en expansión”

En un recorrido que va de izquierda a derecha, Fran cultiva en nosotros experiencias sensoriales a través una vivacidad, riqueza y potencia colorista que sobrecoge. Él mismo nos indica durante la presentación que, si bien en la lejanía los gradientes causan una impresión de perfección casi como si hubieran sido generados por ordenador, la gestualidad de los brochazos y las imperfecciones técnicas y materiales solo pueden ser obra de una mano humana. Efectivamente, si nos acercamos y analizamos con meticulosidad las vibrantes telas, detectamos elementos, como pequeñas protuberancias, manchas y granos, que nos prueban aquello de que la perfección no existe y solo podemos aproximarnos a ella. Curiosamente, el propio Fran llegó a decir que algunos desperfectos solo llegó a verlos bajo la luz de la galería, una vez que fue desembalando las piezas y colgándolas en el muro.

Francisco Javier Nieto, Intersecciones

Aunque hay algunas obras que carecen de pinceladas fuertemente empastadas, como es el caso de Trinidad espacial, la más “aparentemente perfecta” del conjunto, por tanto, la tónica general, como ya hemos dicho, son los gestuales brochazos que se sobreponen al gradiente de fondo, algunos más suaves en su ritmo y menos cargados a nivel matérico, como vemos en Conexiones de lo natural o Intersecciones, otros más violentos en su forma, decididos en su recorrido, indecisos en su disposición sobre la superficie y abundantes en cantidad de acrílico, como ocurre con Diálogo en el espacio o Explosión de materia. La capa de tridimensionalidad que generan estos brochazos añade una serie de nuevos valores que enriquecen la plasticidad de la obra, destacando el brillo del acrílico y las sombras proyectadas por la luz que se refleja en el lienzo, más acusadas allí donde hay mayor concentración de pigmento.

Francisco Javier Nieto, Diálogo en el espacio

En este trayecto ocupa un lugar especial, como declara el propio artista, Manifiesto íntimo (la obra con la que le sacamos la foto que encabeza este apartado), y ya el título que ha escogido testifica en su favor junto a su propia explicación. El cuadro está compuesto enteramente por gamas cálidas protagonizadas por el rojo, con cuya emocionante intensidad se construye el degradado de la base, perfecto en apariencia, recordemos, pero mirar con detalle el cuarto inferior hará al espectador detectar ligeras protuberancias y arrugas en la tela. Sobre esta capa van en tonos rosados toques de acrílico compacto que aportan volumetría, y entre medias, en el tercio derecho, han quedado fijados los rastros que han dejado unos ríos de pintura que se han deslizado libremente por el espacio. Por ende, este cuadro expone los tres estados de la pintura: seca, líquida y apelmazada.

Francisco Javier Nieto, Explosión de materia

Cuando la expansión tonal se vuelve insuficiente para los colores y los vitales estallidos de materia que proporcionan los brochazos no bastan para adueñarse del espacio, es entonces la tela quien toma las riendas en esta batalla contra el concepto de límite. Las dos obras que cierran “Campos en expansión” anuncian la victoria en la contienda y el preludio de algo nuevo que todavía desconocemos. Volumen del vacío es una tela negra libre del marco, pero todavía retenida en su avance hacia el infinito, pues unas pinzas laterales interrumpen su pleno desarrollo; por su parte, Rojo en expansión logra lo que su compañera no consiguió en la lucha, que es vencer toda limitación física de su contenido, saliendo así victoriosa de un ardiente combate plasmado en sus vivos y cálidos tonos.

Francisco Javier Nieto, Volumen del vacío

Un último apunte debemos hacer para rematar el comentario de esta magnífica exposición, y es que Fran ha empleado un tipo concreto de colores que, por un lado, ayudan a generar estímulos más potentes dado su alto nivel de luminosidad, y por otro cuentan con un escaso trasfondo histórico dada la novedad de los mismos: se trata de los colores flúor. Al ser tan novedosos en el panorama general del color su marco teórico es todavía pequeño, por lo que sus aplicaciones en el terreno artístico están todavía por explorar y explotar. Que la exposición “Campos en expansión” sirva como una pequeña muestra de todo el potencial que puede llegar a desprenderse de ellos.

Francisco Javier Nieto, Rojo en expansión

Nuestro espacio, al contrario que aquel al que aspiran expandirse las tonalidades empleadas por Fran, no es ilimitado, debemos ir ya cerrando este breve apartado por ahora, aunque seguiremos la pista de tan interesante artista de aquí en adelante. Por de pronto, esta pequeña pero intensa exposición nos ha llevado por un corpus creativo que gira en torno a “dualidades metafísicas”, a conceptos teóricamente opuestos pero aunados en contextos armónicos, tales como lo visible y lo invisible, lo plano y lo volumétrico, la quietud y el movimiento, “la explosión de la vida y la serenidad del vacío”, como él mismo define. Esta es, en resumidas cuentas, la propuesta de Francisco Javier Nieto.

CONCLUSIONES

Tras poco más de tres horas aislado de la realidad circundante es el momento de salir de la pequeña atmósfera que se ha estado generando a lo largo de la noche y despedirnos temporalmente de The White Lab, quien echa el cierre a la galería con la cabeza bien alta, pues la preinauguración ha sido todo un éxito. Conversaciones sobre arte y vida, nuevos contactos que atesorar, exquisito vino avivando la garganta y el alma, aperitivos para amenizar la velada, largas jornadas dialogando con las obras de los artistas… todo ello queda ya en el pasado 5 de noviembre, un día inolvidable para todos los que estuvieron presentes.

Como queríamos volver a gozar de tan agradable espacio, regresamos el día 8 para ver la inauguración, que ya no era un evento privado y reducido, sino un grand comité repleto de personas que llenaron de vitalidad y ajetreo tan tranquila morada. En esta segunda visita hay que añadir a la cálida compañía del lugar la de una amiga querida, quien me ayudó en su momento a documentar gráficamente Art Battalion VIII y lo volvió a hacer para esta ocasión, pero lo más importante fue su presencia a mi lado en todo momento, desde que salimos del Cercanías hasta volver a nuestras casas. Ella sabe quién es, y mis más sinceros agradecimientos por prestarse a venir conmigo a este tipo de eventos inaugurales quedan reflejados en este humilde párrafo.

Queremos también agradecer enormemente, por supuesto, a quienes hicieron posible un día como ese. En primer lugar, a Ainhoa, quien, satisfecha por la manera en que hablamos de ella y su obra Convergencia orbital en el artículo sobre la experiencia de Art Battalion VIII, deseó que estuviéramos presentes también en el petit comité. Y, por supuesto, a The White Lab, cuyos directores, Ian y Luis, fueron los encargados oficiales de mandar la invitación con la que poder asistir al evento. Esperamos de corazón poder seguir acudiendo a las sucesivas exposiciones que vayan aconteciendo en sus instalaciones.

Las propuestas abstractas de Ainhoa Moreno y Francisco Javier Nieto constituyen tan solo una pequeñísima parte de todo lo que está ofreciendo en el presente el Arte español, en el cual seguiremos indagando. Hemos contemplado, de una parte, el minimalismo, pureza y claroscuro de las celulosas artesanales de Ainhoa, virtuosa de oficio y científica apasionada en busca de nuevas y creativas soluciones plásticas; y, de otro, la potente expansión tonal y espacial de los colores flúor y los brochazos gestuales de Fran, de ánimo sosegado en sus cuasi perfectos gradientes, vehemente en la aplicación de gruesas pinceladas matéricas y cargado de metas que cumplir en su largo camino como artista.

Ainhoa y Fran, mucho ánimo en la trayectoria que estáis delimitando en el tiempo y el espacio, que sigan viniendo tiempos de bonanza y que los obstáculos inherentes a la vida los podáis superar con sobresaliente. Y a la gente de The White Lab, que ya cuenta en su expediente con centenares de exposiciones celebradas y artistas representados, poco más que añadir, simplemente que este no parar os siga trayendo alegrías, buenos momentos y asombrosos descubrimientos por los que dedicarse al mundo del Arte valga la pena cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo.




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