Ficción y leyenda: Colin y Penelope como Eros y Psique en «Los Bridgerton»
– Colin, vas a arruinar todo entre Debling y yo – le reprochaba Penelope mientras ambos bailaban en una de las ceremonias de cortejo de la alta sociedad-.
–Quizá sea lo mejor -responde él.
-¿Por qué?
-Pen: no te cases con él: ¡¡¡apenas le conoces!!!
A comienzos de la tercera temporada de Los Bridgerton, Colin (Luke Newton, Brighton, 1993) se transformaba en un hombre nuevo. Había emprendido su suntuoso viaje por Europa siendo un muchacho y regresó a Mayfair convertido en todo un gentleman. Un partidazo para cualquier dama que se presentase en sociedad en el baile de la Reina.
Lo que hizo Colin era frecuente en la aristocracia de aquella época. Entre los siglos XVII y principios del XIX (siglo en que se ambienta la producción de Netflix) se promovió mucho lo que se conoce como Grand Tour, concepto impulsado por hombres como Francis Bacon (con la publicación de su Of travel en 1597): un viaje por Europa en el que jóvenes ingleses y franceses recorrían el resto del continente, se nutrían de otras culturas y se familiarizaban con objetos preciosos de otros países.
Una especie de Erasmus a la manera antigua (y a la cara). Fue importantísimo a nivel económico y social porque coincidió con los primeros estertores del turismo, sobre todo enfocado a descubrir la Italia renacentista. Se trataba de un viaje imprescindible en la formación del noble joven de aquellos años; necesario para su transición a la vida adulta y la ratificación de su prestigio en la corte.

En el primer capítulo vemos a Colin obsequiar a sus hermanos con valiosos regalos procedentes de su largo viaje. Entre ellos hay uno que es clave: un arco y una flecha para el pequeño Gregory. Nos quedamos con la copla y después volvemos a este detalle, que todavía estamos en la introducción y el tema tiene enjundia…
Eros y Psique como Colin y Penelope
Volviendo al diálogo que abre este artículo, es Lord Debling (Sam Phillips, 1984) el pretendiente del que habla Penelope. Este estaba bailando con Cressida (Jessica Madsen, Londres, 1992) cuando ella espeta uno de sus comentarios maledicentes mientras presenciaba la discusión de nuestros tortolitos protagonistas:
“Parecen enfadados, ¿no? Eros y Psique batallando”.
He aquí el quid de la cuestión. Me parece fascinante que en Los Bridgerton exista una analogía de la historia de sus protagonistas con un mito clásico: el de Cupido y Psique.
Hasta ahora habían sido sutilezas, casi casi guiños intelectuales entre los guionistas de la serie. Probablemente detalles prácticamente imperceptibles para el común de los espectadores. La primera vez que se vincula a Colin con la figura de Cupido es en la segunda temporada, concretamente en el episodio siete. El chico por un momento se ensimisma con una efigie del dios alado.
¿Recuerdas que habíamos dejado pendiente el hecho de que le regalara un arco y una flecha a Gregory al regresar de su viaje a Europa? Eso es, aquí está: otra referencia al Dios del amor con el que se identifica a Colin Bridgerton en este idilio con Penelope.
Todos son detalles, gracietas, referencias superfluas de las que se habrán enterado unos pocos (aquellos con un ojo muy entrenado) hasta que ya podemos confirmarlo con la declaración de Cressida Cowper: “Eros y Psique batallando”.
Y es que Colin acaba enamorándose de Penelope porque, en el contexto de una larga y sólida amistad, decide ayudarla para que consiga conquistar a un hombre adecuado para ella y así conseguir la libertad e independencia que tanto ansía.

Con lo que el no contaba es con que se enamoraría profundamente de la pequeña de las Featherington. Colin encarna la figura de Eros (dios de la conquista y el deseo amorosos) y ella a Psique (ninfa que consigue enamorar a Eros y diosa del alma humana).
Inteligencia y emoción fundidos en una unión muy poderosa de amor.
Psique en la piel de Penelope Featherington
En estos capítulos vemos mucha mariposa en lo que tiene que ver con Penelope: vestuario y accesorios, mobiliario doméstico (hay mariposas incluso en las barandillas de las escaleras de su mansión) y escenografía: en el capítulo final hay un momento en el baile en el que se liberan a miles de mariposas que acompañan a los invitados durante toda la ceremonia. Todo un símbolo -precioso- con un significado muy concreto y para nada casual.

En muchas ocasiones la hemos visto con vestidos salpicados de este elemento, de forma sutil, así como en tocados en el pelo.
En los primeros capítulos, esa “explosión” de mariposas está muy bien combinado con la estridencia en el color de sus vestidos, a juego con los del resto de las integrantes de su familia, hasta que en el paso a una edad más adulta va refinando sus atuendos.

Verde lima, fucsia, amarillo chillón…acaban siendo sustituidos por tonos más sobrios y elegantes, justo cuando ella decide emprender su camino hacia su propia independencia y autonomía, alejada de la vida asfixiante que le ofrecen sus hermanas, un poquito indeseables y envidiosas. Más paralelismos: ya veremos que son calcaditas a las hermanas de Psique.

Pues es esta transformación la que se vincula con el nacimiento de la mariposa, que sale de su crisálida para emprender el vuelo, como lo que estaba experimentando Pen. Viaje hacia la madurez, el poder decidir por sí misma y afirmar su propia identidad.
La figura de la mariposa se identifica, a su vez, con la figura de Psique. Según los antiguos griegos, cuando alguien moría y exhalaba su último aliento, el alma abandonaba su cuerpo volando en forma de mariposa. Así, la figura de la mariposa funciona como síntoma de cambio, progreso, evolución y transformación.
Eros y Psique: cómo acabaron enamorándose un Dios y una ninfa
El mito aparece recogido por vez primera en las Metamorfosis de Apuleyo, uno de los filósofos y escritores romanos más importantes del siglo II, siendo la historia natural de la tradición grecolatina.

La diosa Afrodita (Venus romana) estaba sumamente celosa de la belleza de una ninfa: Psique, una de las hijas del rey de Anatolia. Los hombres habían dejado de visitar su templo por quedarse embelesados con la muchacha. Y claro, esto no se podía consentir.
Había que hacer algo. Afrodita, entonces, se puso manos a la obra: le encargaría a su hijo, Eros (Cupido romano) que le lanzara a Psique una de sus flechas para hacer que se enamorase del ser más vil y desagradable que existiera sobre la faz de la tierra.
Pero, ¿qué pasó? Plot twist: su plan falló y accidentalmente, Eros se pincha con la flecha con la que estaba apuntando al monstruo. A partir de aquí ambos corazones, el de Eros y Psique, se enlazarían para siempre.
Pero Eros era un joven imberbe que no se había enamorado nunca y no sabía qué hacer ante tal avalancha de sentimientos y emociones, por lo que le pide ayuda a Apolo, dios de la luz y la verdad.

Afrodita no se podía enterar de que Eros estaba interesado en Psique porque entraría en cólera, pero al mismo tiempo Apolo debía hacer que Psique lo conociese para que le correspondiese en su amor.
En primer lugar, Apolo la aisló de pretendientes formales: los hombres podían alabar su belleza, pero no profundizar en sus propios sentimientos. Al mismo tiempo, el padre de la bella muchacha solicitó ayuda a los dioses porque, de sus hermanas, era la única que aún no se había casado -al igual que Penelope-. Entonces Apolo le aconsejó que la llevara a lo alto de una colina y la dejara viviendo allí.
Tras una noche en vela en la que lloró desconsoladamente, Psique amaneció en el jardín de un castillo precioso. No vio rostro ninguno, pero sin embargo una voz misteriosa la animó a pasar, adecentarse y degustar deliciosos platos.
Esa misma voz desconocida fue la que le contaría a la joven que sería visitada cada noche por su esposo, pero en plena oscuridad. Bajo ningún concepto ella podría descubrirle el rostro, pues si así fuese, ambos habrían de separarse para siempre. Toda una prueba de confianza ciega de Psique hacia un hombre del que aún no se había enamorado.
Echando mucho de menos a sus hermanas, Psique pidió que la fuesen a visitar. Pero como Eros no podía ser descubierto, le advirtió de que no hablase de el con ellas. Con esta condición, la chica las recibió en su nuevo palacio.

Pero, ay Psique…te dejaste llevar por el amor a tus hermanas. Resulta que estas chicas eran sumamente envidiosas y se morían de celos al ver tanto lujo palaciego; todos esos regalos con los que su esposo la consentía y agasajaba para hacerla muy feliz.
Entonces ambas, muy ladinas, pusieron todo su empeño en generar cierto recelo en Psique, instándole a su desconfianza hacia Eros. Podrían haberle dicho algo así como: “Querida hermana, el hecho de que tu esposo se oculte tras las sombras de la noche, ¿no estará ocultando que en realidad es un ser monstruoso?”
Psique decidió seguir los consejos de las otras dos mujeres y una noche lo iluminó con la luz de una vela cuando éste llegó a la alcoba, descubriendo que se trataba del hermoso Eros, nada más y nada menos, enamorándose completamente de él. Ante la afrenta, Eros se apartó de la chica y decidió no volver a verla nunca más, cumpliendo finalmente con la agorera profecía.
Psique acudió entonces a la diosa Afrodita para tratar de solucionar desesperadamente su matrimonio. Al enterarse de que se había enamorado de su hijo, Afrodita la sometió a durísimas pruebas (algo muy recurrente en los mitos), poco asumibles para una simple mortal.
Pero Afrodita fue capaz de cumplir con los retos gracias a sus arrestos y algunas ayuditas puntuales. Quedaba el último y más difícil: conseguir acceder al inframundo para traerle a la diosa un poquito de la belleza de Perséfone, dueña y señora de aquel remoto y oscuro lugar.
Perséfone fue conmovida por la muchacha y se apiadó de ella entregándole parte de su belleza en un cofre. Pero Psique se dejó llevar por la avaricia. Ya era preciosa, pero quería serlo todavía más. Pretendía llevarse un pedazo del que llevaba en el arca y al abrirlo brotó de allí un vapor narcótico que acabó por dejarla dormida.
Pero no se quedó atrapada en las garras del Inframundo, como cabría esperar. La historia tiene un final feliz: Eros, desesperado por recuperar a su amada y retomar su historia de amor secreto, la rescató de aquellas entrañas despertándola del sueño letal.
Los dioses se pusieron del lado de los jóvenes y aprobaron su matrimonio otorgándole a ella la ambrosía para convertirla en inmortal. Hubiese sido un escándalo que Afrodita siguiera quedando en evidencia, por lo que terminó también por aceptarlo. Triunfó el amor entre Eros y Psique: ya jamás volvería a ser un secreto y vivirían felices para siempre, al igual que nuestros queridos Polin.
El mito plasmado en piedra y lienzo
Puestos ya en contexto, sabemos que hay numerosas referencias en Los Bridgerton al mito. Entre risas y complicidades -y algún tip de seducción-, Colin y Penelope repasan con añoranza el día en que se conocieron mientras pasean por las inmediaciones de palacio, en una especie de mercado de antigüedades de lujo.
Esto sucedió en el tercer episodio (Bajo la luz de la luna) y dura solo unos segundos, quizá no llegaste a darte cuenta. Pero durante un instante aparece una estatua de Eros y Psique que si te despistas no lo ves.

Aquí, en la esquina inferior derecha, Pen dirige su mirada hacia los enamorados de piedra, interactuando con ellos fugazmente. Esta escultura está inspirada en la original de Antonio Cánova (1757, Possagno, Italia), de 1793 y de medidas colosales respecto a la reproducción que se utiliza en la serie.

Actualmente ubicado en el Louvre de París, se trata de una preciosa escultura en mármol en la que a finales del XVIII el Maestro representa magistralmente, dentro del neoclasicismo, uno de los besos más famosos de la historia del arte.
También se conoce como Psique reanimada por el beso del amor o El beso. Aquí Psique se había rendido al sueño estigio infringido por los vapores traicioneros que salían del cofre que guardaba la belleza de Perséfone.
A estas alturas ya había sido sobradamente perdonada por su amado Eros (o Cupido), que bebía los vientos por la joven y que llegó a rescatarla de los mismísimos infiernos para pasar el resto de su vida junto a ella, despertándola con el beso que retrata Cánova.
Para ser exactos, son los segundos posteriores al beso, justo cuando Psique despierta y extiende sus brazos para rodear la cabeza de su pareja, enterrando sus dedos entre sus rizos con ternura y suavidad. Cupido entonces despliega sus alas para ascender al mundo de los vivos y salvarse del peligro.
Eros y Psique fueron retratados para la posterioridad. En lienzo, en piedra…son innumerables las veces que la historia del arte presenció la aparición de estos personajes mitológicos de Apuleyo.
Cressida Cowper fue quien nos puso en la pista de la inspiración de Los Bridgerton en la leyenda clásica. Minutos más tarde en el mismo capítulo, una pareja de bailarines reinterpretaba el mito. Atención al detalle del plumaje de las alas delicadamente pintado en la espalda del chico con tinta dorada.

La pareja interpreta el mito enlazando con la historia de amor de Penelope y Colin. Elegantemente, va desplazándose sobre un pavimento que recuerda a los mosaicos bizantinos, como el del Cortejo de la emperatriz Teodora, del siglo VI para el ábside de la iglesia de San Vital de Rávena, Italia.


Volvemos a detalles de la escena: en este fotograma Eros despierta a su amada, por lo que volvemos al momento en que ella está sumergiéndose en las profundidades del averno, desmayada y a punto de morir.
Precisamente aquí también se aprecian con detalle las teselas que compondrían el mosaico y las facciones propias de los bizantinos con aquellos ojos almendrados y expresión hierática.

Pero es que el mosaico del suelo reproduce, nuevamente y de manera literal, una pieza artística original, en este caso pictórica. Aunque la reproduce con otro tipo de estética (que personalmente me recuerda a la bizantina), enmarcada en un cuadro con elementos ornamentales, entre festones, guirnaldas y motivos frutales. Todo súper historiado, muy al modo Bridgerton.

Esta vez es una pieza del siglo XIX a la que hace referencia la trama de la serie. Reproduce todos los elementos formales de la original, aunque los tonos de la vestimenta de Psique van en Los Bridgerton hacia el bermellón y no cubre, como lo hacía Bouguereau (La Rochelle, Francia, 1825), el muslo derecho de Cupido, cubriéndose este por una tela azul.
El original del novecientos envuelve a ambos personajes en una ligera tela en color ciruela, matizada en sus tonos por la influencia de las luces y las sombras, en armonía con los tonos del horizonte del paisaje.
Óleo sobre tela, su título original es Le ravissemenet de Psyché y actualmente pertenece a una colección privada de ubicación desconocida.
Aquí aparece Cupido abrazando a Psique mientras ascienden al mundo de los mortales. Psique ya es representada con las alas de mariposa con las que comenzábamos este artículo: signo que nos remite a la identificación de Penelope con la ninfa.
Las alas aparecen cuando Psique alcanza el estado de inmortalidad, después de que se haya producido la transformación de su alma humana en la de diosa. Aparece figurada con una expresión de serenidad, calma y satisfacción: por fin permanecería con su amado para toda la eternidad, entrelazando sus brazos con los suyos.
Una historia de amor eterno, que superó las vicisitudes de la vida terrena y consiguió desafiar a los dioses. Como le ocurrió a Colin con Penelope, inicialmente Cupido trataba de enlazar a Psique con otro hombre, pero le salió el tiro por la culata y se acabó enamorando de ella.
Ambos sellarían su amor con una declaración que nos costará superar:
“…Estas semanas han estado llenas de sentimientos confusos. Sentimientos como la incapacidad para dejar de pensar en ti. En ese beso. Sentimientos como soñarte cuando estoy dormido y de hecho prefiero dormir porque es ahí cuando te encuentro. Un sentimiento que es como una tortura…”

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WEBGRAFÍA
–L´Amour et Psiché à demi couchée. Museo del Louvre
–National Geographic. Historia. Psique y eros, una historia de amor entre una humana y un Dios (Àlex Sala, 20 de febrero de 2024)
–William-Adolphe Bouguereau, «El rapto de Psique». Óleo sobre tela, 1895 (Julián González Gómez)
–El Español. Series & más. El mito de Eros y Psique inspiró a «Los Bridgerton». En qué se parece la historia de Penelope y Colin (Belén Prieto. 21 mayo de 2024)
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