COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL GUSTO
SERIE DE LOS CINCO SENTIDOS DE JAN BRUEGHEL EL VIEJO Y PETER PAUL RUBENS
El análisis que llevo haciendo desde los últimos meses sobre la serie de los cinco sentidos realizada por Jan Brueghel el Viejo y Peter Paul Rubens está llegando paulatinamente a su fin, en esta ocasión desgranaremos los detalles que se recogen en el cuadro que representa el sentido del gusto.
Dejaré la referencia de las anteriores entradas dedicadas a La Vista, El Oído y El Olfato en el apartado de bibliografía y webgrafía para que podáis consultarlas, ya que he ido recogiendo de manera cronológica las obras que configuran las alegorías de cada uno de ellos. El Gusto es el penúltimo sentido que trataremos y fecha, al igual que el Tacto, último de ellos y que trataremos en la siguiente publicación, en 1618.
CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Antes de tratar cualquier obra, es importante tener en cuenta su contexto histórico, así que es relevante traeros de vuelta el dato de que esta serie posiblemente esté vinculada con un encargo para los archiduques de Austria, Isabel Clara Eugenia y Alberto VII de Austria.
La labor de Isabel Clara Eugenia en el mecenazgo artístico durante su regencia de los Países Bajos Meridionales fue de vital importancia para parte de la colección que a día de hoy podemos contemplar, admirar y disfrutar en el Museo Nacional del Prado, es bastante tangible el hecho de que sin su labor y gusto, el museo que actualmente conocemos sería muy distinto.
Precisamente esta serie corona la sala 083 del mismo, donde quedan expuestos las alegorías de los cinco sentidos junto algunos cuadros que nos muestran cómo era la cotidianidad de la época en la vida de los archiduques, y por supuesto, todas estas representaciones bajo el halo del barroco de gusto flamenco.
ANÁLISIS DE LA OBRA
Si en el análisis de El Olfato llamaba la atención que esta pintura era la única obra cuyo escenario era un exterior, en El Gusto lo que vamos a poder ver destacado en comparación al resto de las alegorías son los personajes que la protagonizan, aunque en esta ocasión, además, la estancia –un interior– se funde con el jardín –un exterior–.
Haciendo memoria, recordaremos que en las anteriores composiciones de la serie aparece representada Venus con Cupido, y en esta ocasión no encontraremos ni a uno ni a otro, sino a una doncella y un sátiro. Estos vertebrarán la escena, quedan posicionados en la parte central del cuadro, estando ella presidiendo la mesa y él sirviéndole una copa de agua.
Y si en las anteriores entradas hemos podido destacar objetos que iban de la mano con el sentido que estábamos tratando, en esta ocasión, cómo no iba a ser sino el turno de hablar de alimentos y manjares, además del origen de los mismos.
Esto a su vez también va a dar pie a poder ver recogida en esta composición un género que se desarrolla con gran gusto en los Países Bajos: el bodegón. Observando la obra podemos ver cómo este inunda toda la escena, en primer término, se desliza hasta la derecha de la misma y centrándose en la mesa donde está sentada la doncella.
Es sin duda un despliegue magistral de detallismo al que bien acostumbrados nos tiene Jan Brueghel El Viejo: destacan animales, pescado, aves –todos ellos tras la caza– y frutas, al más puro estilo de Frans Snyders.
A mi entender es bastante significativo ver como todos los animales aparecen representados vivos en el bosque y muertos en la estancia, ya que esta transición une el fin que ha tenido la caza que es la elaboración de la comida, y por esto vemos en el fondo, en la parte izquierda del cuadro, una estancia: la cocina.
He destacado el detallismo de Brueghel el Viejo ya que es él quien se encarga de todo lo nombrado anteriormente, siendo Rubens quién ejecuta las figuras que protagonizan la escena.
Siguiendo el juego de lo sacro y lo profano, en esta ocasión se pueden observar dos cuadros “confrontados” en temática y que presiden la sala colgados de la pared.
En el lado de lo profano podremos observar una escena a la que podría decirse que, a día de hoy, es uno de los momentos más queridos y disfrutados por la sociedad: regentar una taberna para disfrutar de una ronda de brebajes con los carnales, esta ocupa el cuadro de menor tamaño, ganando protagonismo la versión sacra en comparativa por el mero hecho de medir un tanto más.
En el cuadro observaremos la representación de las bodas de Canaán, es decir, la figuración religiosa del banquete que puede darse dentro de una taberna, más específicamente el momento dónde se produce el milagro de la conversión del agua en vino. A estas alturas podemos tener bastante interiorizado que dentro de esta serie los artistas no dejan ningún cabo suelto, y son esa precisión y detallismo los que hacen irrepetibles cada una de las pinturas que componen la serie de los cinco sentidos.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
-VVAA. (2019). La guía del Prado. Museo Nacional del Prado.
-Néret, Gilles. (2004). Rubens. Editorial Taschen.
-Museo Nacional del Prado. (2015-2022) El Gusto. https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-gusto/2a722256-2d07-4082-8a32-7caee0a04b95
ENLACES DE INTERÉS
–La Vista: https://lacamaradelarte.com/obra/la-vista/
–El Oído: https://lacamaradelarte.com/obra/el-oido/
–El Olfato: https://lacamaradelarte.com/obra/el-olfato/
