Olvera | Grand Prix del verano 2024

OLVERA: HISTORIA, PATRIMONIO Y CULTURA

INTRODUCCIÓN

Mapa político de España; al sur está la comunidad autónoma de Andalucía, cuya provincia más meridional es Cádiz. Mapas de España

Segunda semana de competición, el Grand Prix de este verano 2024 comenzó apoteósicamente con el duelo entre Almacelles y Bembibre, y el ritmo no va a parar de aquí hasta que se emita la final en septiembre. Los dos pueblos que se enfrentan esta semana no van a dar menos la talla que sus predecesores, van a darlo todo en los “Troncos locos”, impulsarán con fuerza la pelota en “Los bolos” y se concentrarán al máximo en el “El diccionario” para sumar la mayor cantidad de puntos posible. Esta noche, Cangas de Onís desde Asturias y Olvera de Cádiz se verán las caras, y aquí en La Cámara del Arte os acompañaremos con mucho gusto en un viaje a través de su territorio.

En este artículo conoceréis la historia y patrimonio de Olvera, pueblo situado en la comarca gaditana de Sierra de Cádiz, al noreste de la provincia. Cuenta con una superficie de 193,62 km2, está elevada a 603 metros sobre el nivel del mar y, según el INE, tiene una población al final del 2023 de 7887 habitantes.

Mapa mudo comarcal y provincial de Cádiz; en rojo, término municipal de Olvera, en la comarca de Sierra de Cádiz. Añadido de color rojo sobre imagen de Wikimedia Commons

En lo relativo a los municipios limítrofes, colinda no solo con localidades de Cádiz, sino también de Sevilla y Málaga. La situación es la que sigue: al norte se encuentra con las poblaciones sevillanas de Morón de la Frontera, Coripe y Pruna, todas integradas en la comarca también llamada Morón de la Frontera, y con Algámitas, en la comarca de Osuna; al este, en territorio malagueño, linda con Cañete la Real, dentro de la comarca de Guadalteba; al sur, en tierra gaditana, están Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas, Torre-Alháquime y El Gastor, y entre medias de las últimas se inserta la cuña de Ronda y un pequeño fragmento de Montecorto, ambos municipios pertenecientes a la comarca malagueña de Serranía de Ronda; finalmente, al oeste limita con Algodonales, nuevamente en el término de Sierra de Cádiz.

Como se puede ver, los territorios adyacentes a Olvera no son pocos, pues el tamaño y forma de su enclave son propicios para lograr tal cantidad de vecinos en Andalucía. Esta variedad de poblaciones limítrofes se complementa con la riqueza del pueblo gaditano, siendo declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1983, es decir, cuenta con la denominación de BIC. Que esta introducción a su geografía sirva de preámbulo para conocer la historia y patrimonio olvereños.

HISTORIA DE OLVERA

Etimológicamente, hay cierto debate sobre el origen del nombre de Olvera. Las primeras referencias sobre su nomenclatura datan del periodo romano, donde era conocida como Ilippa e Hippa Nova, de ahí que a los ciudadanos olvereños se los conozca también con el gentilicio de ilipenses.

Algunos autores defienden una raíz árabe como al-berr (“el campo”), al-bir (“el pozo”), Wubira o Uriwila (MENACHO, 2022, p. 151). Pero otros apuntan a la hipótesis de que el nombre tiene relación con sus históricos olivares, por lo que podría proceder del latín olivaria, de donde evolucionó a Olivera, como se puede leer ya en un mapa de 1531, y, finalmente, a Olvera, que figura así o como “Olbera” en todos los mapas de España y Andalucía a partir de 1767 (MENACHO, 2022, p. 153).

Su desarrollo es un buen recorrido por la historia de España. Olvera contaba con cuevas y vegetación que bien hubieran podido servir de refugio en la Prehistoria (GALLEGO, 2022), pero las primeras noticias que tenemos datan de la época romana, con el municipium de Ilippa antes mencionado.

Con la monarquía visigoda, se produjo un desorden endógeno que aprovecharon los árabes para conquistar estas tierras, haciéndolas parte de la Cora de Takurunna (Ronda), a la que estaba adscrita la Sierra de Cádiz. Esta zona abundaba en población bereber y vivió las guerrillas de los siglos IX y X, surgidas para acabar con el poder cordobés (PÉREZ, 2003, p. 12).

Fue parte del Reino nazarí de Granada hasta que llegó la “Reconquista”. El terreno de Olvera ocupó un papel relevante durante los primeros ataques al reino nazarí por su posición estratégica, y en 1327 Alfonso XI inició la conquista de la Sierra de Cádiz. Comenzó por Olvera, a la que se dirigió con tres ejércitos desde Sevilla el 15 de julio de ese año, llegando al término dos días después y tomando la población a finales de ese mes (MEDINA, 2017, pp. 111-112).

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Cuadro de Félix Sanmartín sobre la capitulación de los andalusíes de Olvera ante las tropas del rey Alfonso XI. Se conserva en el IES Sierra de Líjar de Olvera

Tras capitular los musulmanes y tomar los cristianos la población, el rey la dotó de ciertos privilegios, destacando la Carta de Población, entregada el 1 de agosto de 1327 con el objetivo de repoblar la villa. Desde su conquista, Olvera pasó a pertenecer a varias casas nobiliarias: primero los Pérez de Guzmán, luego los Stúñiga y, por último, los Téllez Girón (Casa de Osuna) hasta 1877, año en el que el monarca Alfonso XII le concedió el título de ciudad.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), las tropas napoleónicas entraron en Olvera dos veces: el 20 de marzo de 1810, permaneciendo tan solo unas 24 horas, y el 5 de abril de 1810, quedando apostadas en tierra gaditana hasta el 25 de agosto de 1812 (RODRÍGUEZ, 2007, p. 9).

Entre las devastadoras consecuencias sufridas por la población gaditana, están las siguientes: asalto a la parroquia, daños al castillo, las murallas y el Santuario de la Virgen de los Remedios e incendio del archivo municipal (RODRÍGUEZ, 2007, p. 11).

Episodio también bastante trágico tanto para Olvera como para el resto de España, ya en el siglo XX, fue la Guerra Civil (1936-1939). A diferencia de buena parte de Andalucía, cuyas fuerzas de la Ley y del Orden estaban afiliadas con la causa nacional de Franco, el Ayuntamiento de Olvera se proclamó firme defensor de la Segunda República (HERRERA, 2007, p. 30).

Dividida en dos bandos la población gaditana, se sucedieron toda clase de enfrentamientos, saqueos y demás actos hasta la llegada de la Columna Nacionalista de Manuel de Mora Figueroa desde Jerez, que el 28 de julio lanza algunas bombas sobre la localidad para facilitar el avance de la infantería, formada por tropas españolas y moras (HERRERA, 2007, p. 31). Las consecuentes detenciones, fusilamientos y relevos de cargos no se hicieron esperar, al igual que en el resto del país.

Actualmente, el territorio olvereño explota los recursos con los que cuenta de forma orgánica (agricultura, aceite y embutidos) y ofrece un turismo rural potenciado, razón por la que obtuvo la denominación de Capital del Turismo Rural 2021. El ayuntamiento lleva años tratando que se declare Lugar de Interés Histórico.

La evolución demográfica de Olvera ha sido en general a lo largo de los siglos (menos este último) creciente, aunque en absoluto de manera acusada, salvando el periodo del siglo XIX. En el siglo XVI, contaba con una población de 1600 habitantes; poco antes de comenzar el XIX, los datos aproximan una cifra de 5000; en 1842, el dato es de 5546 ciudadanos (en este momento sería de las zonas más pobladas de la Sierra de Cádiz); en 1863, se registran unos 8300 habitantes; a principios del siglo XX, Olvera tenía 9284 vecinos; en 1980, la cifra asciende a 9525, si bien es cierto que en la década de 1970 había llegado hasta los 11515 (GONZÁLEZ, 1983, p. 6); actualmente, como hemos dicho, el número de habitantes es de 7887 a finales del 2023.

PATRIMONIO DE OLVERA

Conocer la historia de Olvera, aunque sea mediante pequeñas pinceladas que animen al lector a seguir indagando en ella en profundidad, nos permite ahora pasearnos por su corpus patrimonial, que como hemos dicho es muy rico.

Dada la abundancia de patrimonio olvereño, que hace las delicias del visitante junto con la blancura de sus edificios, integrados en la Ruta de los Pueblos Blancos, dividiremos este apartado en varios capítulos para un mejor análisis del conjunto.

El elemento básico para establecer la compartimentación es la condición de BIC, la cual ostentan unos enclaves que abordaremos en primer lugar: el castillo árabe, el Castillo de Vallehermoso, la muralla medieval, la Iglesia Parroquial y el Convento de Caños Santos. Trataremos, en segundo lugar, de otros edificios eclesiásticos de Olvera.

Dedicaremos, acto seguido, un subapartado a los cementerios olvereños, que son el parroquial y el municipal. Culminaremos el recorrido hablando de una tipología tradicional de la arquitectura andaluza, los cortijos, así como de otros elementos, tales como los pilares, el ayuntamiento o el patrimonio natural.

LOS BIC DE OLVERA

CASTILLO ÁRABE

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Castillo árabe de Olvera visto a cierta distancia. Turismo de Andalucía

La Sierra de Cádiz alberga una notable arquitectura de origen andalusí, predominantemente militar, con una serie de castillos y restos de murallas urbanas que salpican su geografía. Sin embargo, también existen construcciones de otro tipo, como el alminar de Benaocaz, reutilizado como campanario de una iglesia cristiana, y el acueducto de Villaluenga del Rosario. Además, hay una red de caminos históricos, destacando un tramo de calzada en Grazalema, calificado como medieval tras estudios arqueológicos.

Las fortalezas serranas muestran una gran variabilidad en formas y tipos, reflejando una larga historia de reedificaciones sobre defensas tardorromanas y modificaciones posteriores durante la ocupación castellana. Algunas construcciones, como Aznalmara, mantienen un marcado carácter nazarí.

El castillo de Olvera, ubicado en la cúspide del municipio, se erige majestuosamente sobre un promontorio rocoso a 623 metros de altura. Su posición estratégica ofrecía excelentes posibilidades de observación, esenciales en su función como fortaleza fronteriza, aunque algunas elevaciones cercanas como la Sierra de las Harinas (798 m), la Sierra del Tablón (729 m) y la Cordillera de Tomillo (875 m) la sobrepasan en altura.

En tiempos pasados, la entrada al castillo se realizaba por una única puerta, probablemente ubicada donde actualmente se encuentra la calle Calzada. El acceso directo a la fortaleza se hacía mediante una senda esculpida en la roca del peñón, flanqueada por pequeños muros, algunos de los cuales aún permanecen en pie.

Esta vereda era la única vía practicable para alcanzar el castillo, ya que el resto de la roca era intransitable, salvo para pequeños grupos de hombres en caso de asedio (ROJAS, 1985-1986, p. 430).

Vista en detalle del castillo árabe de Olvera, apreciándose a la derecha parte de la iglesia parroquial. Guía de Cádiz

La historia del castillo está marcada por cambios de posesión e importantes hechos bélicos por ser población fronteriza de gran importancia. Olvera jugó un papel activo en la campaña de 1407 llevada a cabo por Fernando de Antequera, la cual comentaremos con algo más de detalle al hablar del Castillo de Vallehermoso.

La última intervención militar significativa ocurrió en 1482, cuando la villa resistió un fuerte asedio tras la caída de Zahara en manos granadinas. La misión fronteriza del castillo terminó en 1485, cuando Ronda y todas las localidades serranas circundantes fueron definitivamente incorporadas al reino de Castilla (ROJAS, 1985-1986, p. 431). Así, el castillo olvereño no solo es un símbolo de la resistencia y la vigilancia fronteriza, sino también un testigo mudo de la turbulenta historia medieval andaluza.

Su estructura destaca con su imponente presencia, y no solo por su ubicación estratégica, sino también por su peculiar arquitectura. Este castillo, como muchas fortificaciones fronterizas, se adapta perfectamente a un terreno difícil, lo que le proporciona una ventaja defensiva significativa y, por ende, una planta irregular.

Otra vista del castillo de Olvera, viéndose en el lado izquierdo parte del pueblo. Guía de Cádiz

Su diseño se asemeja a otras fortalezas que coronan las cumbres de las sierras subbéticas. Volumétricamente, el castillo presenta cierta influencia musulmana, aunque la imitación de las fortalezas cristianas fue, en algunos casos, rudimentaria.

Esta influencia se explica por las reconstrucciones realizadas durante los períodos en que los castillos estaban en manos de los granadinos, los cuales eran posteriormente restaurados por los castellanos según sus estilos o viceversa (ROJAS, 1985-1986, p. 434).

La arquitectura sincrética resultante de este proceso es difícil de precisar, y aunque algunas formas de castillos cristianos se asemejan a las nazaríes, es incierto hasta qué punto las nuevas construcciones adoptaron estilos específicos. La reutilización de defensas intactas tras la toma de una plaza era común, pero etiquetar muchas de estas estructuras como de estilo nazarí es excesivo.

El castillo de Olvera, dañado durante su conquista en 1327, habría sido reparado por sus nuevos ocupantes siguiendo pautas cristianas, pues no volvió a caer en manos islámicas, lo que hace improbable una influencia musulmana duradera en sus reparaciones (ROJAS, 1985-1986, p. 435).

Destacan su planta triangular alargada y la entrada única en la fachada sur, sobre la cual se conservan restos de merlatura y saeteras, así como un pequeño cubo de flanqueo coronado por un chapitel de tejas añadido posteriormente.

Tras la entrada, uno de los elementos defensivos más interesantes es el acceso en recodo, protegido por la Torre del Homenaje y un cubo adyacente. Esta disposición obliga a los atacantes a seguir un recorrido en ángulo recto hacia la puerta principal, dificultando su avance.

Los muros del conjunto defensivo convergen en la Torre del Homenaje, situada en el ángulo sur y considerada el punto neurálgico de la fortaleza. Tiene planta rectangular con vértices redondeados, está construida en mampostería, carece de artificios defensivos, salvo pequeñas saeteras-respiradero, y la entrada original se encuentra en la cara norte, a varios metros del suelo, accediendo mediante una escalera de tambor añadida posteriormente (ROJAS, 1985-1986, p. 433).

El interior de la Torre del Homenaje está dividido en dos plantas cubiertas con bóvedas de cañón. La planta baja muestra restos de enlucido rosa y señales de un soberado de madera desaparecido, mientras que la planta superior, más alta, presenta ventanas al exterior y una chimenea que conecta con el terrado. Una estrecha escalera de caracol permite el acceso al terrado, completando así la estructura defensiva (ROJAS, 1985-1986, p. 433-434).

El castillo de Olvera, al igual que muchos otros castillos fronterizos, está envuelto en leyendas y tradiciones locales. Una de las más curiosas relata la existencia de un profundo túnel que partía desde la Torre del Homenaje y conectaba con una fuente cercana. Según la leyenda, este túnel incluía algunas lagunas de las que los moros se abastecían en caso de asedio (ROJAS, 1985-1986, p. 442).

Respecto al estado de conservación y perspectivas de futuro, el castillo ha sido objeto de obras de consolidación por parte de Bellas Artes entre 1974 y 1975, centradas en afianzar los materiales más deteriorados. Pese a estas intervenciones, el castillo se encuentra en un estado mejor de lo esperado, especialmente considerando su proximidad a una población en expansión urbanística (ROJAS, 1985-1986, p. 443).

IGLESIA MAYOR PARROQUIAL Y ARCIPRESTAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA ENCARNACIÓN

En lo alto del farallón olvereño, además del castillo islámico, se encuentra otro de sus tesoros patrimoniales por excelencia: la Iglesia Mayor Parroquial y Arciprestal de Nuestra Señora de la Encarnación. Esta monumental construcción fue patrocinada por el XI Duque de Osuna y erigida en estilo neoclásico desde finales del siglo XVIII hasta 1841. Para ello, se tuvo que derruir la antigua fábrica gótico-mudéjar, la cual a su vez se asentaba en el terreno de la mezquita andalusí.

De la obra medieval, derruida definitivamente en 1822, resta tan solo la Capilla Mayor (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO). A causa de un incendio, la iglesia tuvo que ser restaurada en 2010, resultando de ese proceso el aspecto con el que la vemos ahora.

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Vista general de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación desde la subida hacia el castillo islámico. Wikimedia Commons

El modelo elegido es el de planta de cruz latina con tres naves y transepto, con crucero rematado por cúpula sobre pechinas y linterna, y finalmente una cabecera de testero recto. Sobresale el rico juego de bicromía de los paramentos exteriores, con una base blanca y aplicaciones de rojo en las principales líneas de la estructura, lo que hace que estas se refuercen visualmente y se identifiquen mucho mejor sus diferentes espacios y elementos.

Planta de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Olvera Cultura

Antes de entrar nos encontramos con su espléndida fachada armónica o en H, donde el cuerpo central queda encuadrado por dos torres a ambos lados. Dicho cuerpo se divide en tres alturas de diámetro decreciente en ascenso: la primera cuenta con tres entradas, la principal y las dos hacia el interior de las torres, estas últimas coronadas por frontones triangulares y separadas de la central por pilastras rústicas de orden toscano; en la segunda las pilastras pasan a adoptar el orden jónico, que enmarcan la hornacina con el óculo, y se enlaza con las torres mediante aletones avolutados; finalmente, la tercera remata con un frontón triangular, bajo el cual habilitó el Consistorio en 1902 un reloj (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO).

En cuanto a las torres-campanario que conforman la fachada en H, junto con el cuerpo principal dotan a la iglesia arciprestal de los valores neoclásicos de orden, armonía y simetría. En este caso, la estructura se jalona en un total de cuatro cuerpos, los tres primeros de planta cuadrada y el último octogonal y coronado por linterna.

Los dos primeros se articulan por medio de sillares almohadillados, mientras que en las caras del tercero se abren vanos de medio pùnto que cobijan las campanas y en el cuarto se repite dicha apertura de vanos entre pilastras jónicas, permitiendo que el azul del cielo penetre a través del espacio horadado.

Visto el exterior, accedemos al interior, bien a través de la portada principal o por la puerta sur, acceso natural desde la Plaza de la Iglesia, enmarcado por una estructura neoclásica de columnas toscanas, entablamento dórico y tímpano triangular avolutado que contiene un óculo ciego moldurado.

Los cinco tramos de la nave central, más alta y ancha que las laterales, así como los brazos del transepto y la Capilla Mayor, se cubren con bóvedas de lunetos que aportan luz al espacio; por su parte, las naves laterales cuentan con cúpulas semiesféricas sobre pechinas, al igual que el crucero, solo que de menor tamaño, y capillas de poca profundidad en cuyos retablos, dada la cantidad, no podemos detenernos.

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Vista del interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Tripadvisor

A los pies se sitúa el coro, donde se ubica el órgano parroquial de 1903, y enfrente, en la zona del altar mayor, se halla el tabernáculo, que sustituye al tradicional retablo. El autor de esta pieza fue Salustiano de Ardanaz, arquitecto oficial del Duque de Osuna, lo que ha llevado a algunos estudiosos a formular la hipótesis de adjudicarle también la autoría general de la parroquia (RECIO, 2011, p. 377).

Tras ser aprobado el proyecto por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, el tabernáculo fue construido entre 1835-1843, siendo su estructura un altar de planta cuadrada de mármol sobre el que se eleva un tholos de orden corintio rematado en cúpula realizado en madera policromada que simula vetas marmóreas.

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Salustiano de Ardanaz, tabernáculo de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, 1835-1843. Detalle a partir de imagen extraída del blog Por los Pueblos Blancos

MURALLA MEDIEVAL

La defensa de la antigua ciudadela musulmana, cuyo principal bastión fue el castillo que hemos comentado, se completaba con un cerco murario conformado por lienzos que unían los diversos torreones de la línea, ocho en total, todos de planta cuadrada salvo uno.

En el interior de la muralla se localizaba el grueso de la ciudad andalusí originaria, incluyendo la mezquita, lo único que quedaba fuera del recinto era el cementerio (MEDINA, 2016, p. 133); los restos del urbanismo islámico todavía se ven, por ejemplo, en las calles en pendiente, las calles estrechas o los adarves (calles sin salida).

Plano del recinto murario que albergaba la medina, actual barrio de “La Villa”. MEDINA, 2016, p. 133

La muralla se construyó tras terminar de edificarse el castillo, empleando piedra y argamasa con semejante relleno en todas las partes. Quedan escasos vestigios de la misma debido, sobre todo, a que, tras la Guerra de la Independencia, sus piedras fueron utilizadas para construir y reconstruir los edificios dañados durante la contienda (MEDINA, 2016, p. 135).

Los torreones cuentan con una anchura variable de entre tres y diez metros y una altura de entre siete y veinte, además de encontrarse separados a distancias también diferentes, debido a que se fueron adaptando a la topografía irregular del terreno. De entre todos destaca el Torreón del Olivillo, el único circular de los ocho y uno de los mejor conservados.

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Vista de una parte de un lienzo de muralla que se conserva en buen estado, quedando a la izquierda el castillo. Turismo Olvera

CASTILLO DE VALLEHERMOSO

También conocido como Castillo de Ayamonte o Castillo de Carasta, se trata de una fortificación medieval hoy abandonada y en ruinas, por lo que, desgraciadamente, se halla indexado en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra desde el 13 de julio de 2021.

Se encuentra a cinco kilómetros del núcleo urbano, elevado en un promontorio a 640 metros de altitud. Aunque tomado por los cristianos en 1327, caería de nuevo en manos musulmanas en marzo de 1405, hecho que desataría una guerra por parte del rey Enrique III en 1407 (ORTEGA, 2022, p. 134).

Al frente de la campaña de recuperación del Castillo de Vallehermoso se puso el Infante Fernando, dado que Enrique III falleció en el transcurso de los preparativos (ORTEGA, 2022, p. 136). La estrategia militar fue inicialmente tomar el castillo desde Ronda, partiendo el contingente de Sevilla el 7 de septiembre de 1407, pero tras la exitosa toma de Zahara se decide sitiar Setenil, a donde llegan las tropas el 5 de octubre (ORTEGA, 2022, pp. 136-137). Desde allí, el Infante Fernando encomienda la conquista del castillo a Pedro de Stúñiga, quien tuvo éxito en su empresa, pero Setenil no caería definitivamente en manos cristianas hasta 1484.

Castillo de Vallehermoso, en estado de ruina. Fotografía de Emilio López extraída de Flickr

Tipológicamente, se trata de un castillo de vigilancia, cuyo cometido era avisar a la población de Olvera en caso de peligro enemigo, la cual quedaba protegida por la muralla y por el castillo en lo alto del peñón (BOCANEGRA, 1999, p. 82).

Se accede únicamente a través de una rampa en recodo, que nos permite llegar a un edificio turriforme de dos plantas en su origen, bajo el que se halla un aljibe, todo ello mayoritariamente construido en piedra. Ha sido utilizado como redil de ganado hasta fechas recientes (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO).

CONVENTO DE CAÑOS SANTOS

Situado en las montañas de Valle Hermoso encontramos el conjunto monumental del Monasterio de Nuestra Señora de Caños Santos, cuyo origen se puede relacionar con la población celta denominada Caricus y con la inverosímil Gran Cenosia. Aunque como tal se halla en el término municipal de Olvera, es propiedad de la población vecina de Alcalá del Valle, quien por tanto se encarga de administrar dicho edificio.

La historia del convento comienza tras la invasión islámica, cuando los habitantes del lugar esconden una imagen de la Virgen en una montaña cercana al lugar, que en 1512 es descubierta en la hendidura rocosa de un manantial por un pastor que pasaba por el lugar. Tras este suceso, se lleva a cabo una pequeña ermita devocional que pasará a convertirse en una ostentosa iglesia y convento que fue dirigido y habitado por monjes de la orden franciscana.

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Vista exterior del Convento de Caños Santos, donde destaca la fachada renacentista. Turismo de Andalucía

Nos remontamos al siglo XVI para adentrarnos de lleno en los orígenes de Caños Santos: es en este siglo cuando el Conde de Ureña y Morón facilita tierras para llevar a cabo la construcción de la ermita dedicada a la conocida como Nuestra Señora de Caños, pues al ser muy ferviente la devoción de feligresía se llevó a cabo la construcción del actual convento en el 1542 (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO). La construcción se lleva a cabo durante el siglo XVI y corresponde, como hemos dicho, a la tipología conventual, donde tanto la iglesia como el claustro son las piezas cruciales en torno a las que se disponen el resto de dependencias. A pesar de que sus orígenes se remontan a principios del siglo XVI, en su arquitectura se pueden encontrar elementos de gran importancia pertenecientes a los siglos XVII y XVIII (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO).

El inmueble está formado por dos conjuntos: el primero corresponde a las arcaicas hospedería y panadería, contando a su vez con el puente de Caños Santos, mientras que el segundo conjunto está formado por la iglesia y algunas dependencias agregadas. Bajo una planta rectangular encontramos el templo, el cual cuenta con una sola nave con una cubierta abovedada que, desgraciadamente, no ha llegado intacta a la actualidad. A los pies de dicha nave se encuentra el coro, y en la cabecera existe un peculiar camarín cubierto por una bóveda semiesférica sobre pechinas.

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Vista interior de la iglesia del Convento de Caños Santos hacia la cabecera. Asociación de Empresas Turísticas de Cádiz

El elemento mejor conservado de todo el conjunto es la fachada, que se encuentra dividida en dos cuerpos, cada uno organizado en tres calles separadas por pilastras. Los laterales de ambos cuerpos albergan una decoración a base de hornacinas aveneradas, coronadas en el piso bajo por escudos, mientras que en el segundo cuerpo las pilastras de separación se doblan y se puede encontrar un óculo central, a eje con la entrada de medio punto y rematado también por un escudo heráldico.

Se debe prestar especial atención a la torre-campanario, la cual se levanta a un lado de la fachada. Tiene planta cuadrada en sus tres primeros cuerpos, desornamentados y separados por cornisas, y octogonal en el superior, que se remata con una pequeña linterna. Es de máximo interés la decoración del campanario, conformada por pilastras angulares, vanos de medios punto y hornacinas aveneradas como las de la fachada.

Por último, es importante señalar que, pese a sus evidentes valores artísticos, se deben añadir otros de tipo etnológico, ya que es el lugar de culto tradicional de todas las poblaciones colindantes. Resalta también el entorno en el que se sitúa, donde podemos encontrar la mencionada cueva donde se apareció la Virgen y los caños que dan nombre al convento.

PATRIMONIO ECLESIÁSTICO MÁS ALLÁ DEL CONJUNTO HISTÓRICO

Además de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación y del Convento de Caños Santos, a unos dos kilómetros del centro urbano se ubica el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, otra de las joyas eclesiásticas olvereñas. Las obras fueron emprendidas hacia 1500, aunque su fisonomía actual es fruto de las reformas del siglo XVIII.

En el emplazamiento donde se levantó la ermita, hoy santuario, se dice que una persona halló una imagen en piedra de la Virgen, razón por la que se eligió tal lugar (MEDINA, 2015, p. 101). Este templo logró sobrevivir a la desamortización de Mendizábal gracias al apoyo del pueblo, y vivió en sus carnes un tiroteo en los albores de la Guerra Civil (MEDINA, 2015, pp. 102-103).

Fachada principal del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios. Tripadvisor

La iglesia es de nave única cubierta con una bóveda rebajada, y a ella se accede a través de la fachada principal. El acceso lo conforman tres arcos de medio punto, el central más alto y ancho que los laterales y enmarcado por una sencilla estructura de pilastras y dintel. Sobre esta estructura se abre en el muro una hornacina, la cual alberga desde 1747 una imagen marmórea de la Inmaculada procedente del Convento de Caños Santos (MEDINA, 2015, p. 102).

Por encima de ella, cierra la espadaña, de perfiles mixtilíneos y vano de medio punto que cobija las campanas y que está también encuadrado por una estructura simple semejante a la de la entrada central. Los elementos principales se pintan de rojo, resaltando sobre el blanco del paramento, juego de bicromía semejante al visto en la parroquia.

Vista del interior del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios hacia el Altar Mayor. Página oficial del Santuario de los Remedios

Pasamos al interior, dominado por la extensa nave de 16 metros de largo, que cuenta con dos capillas laterales cerca del Altar Mayor y superficies cuajadas de pinturas del siglo XX. La imagen de la Virgen de los Remedios, patrona de Olvera junto con San José, auspicia la llegada de creyentes a su morada, vigilando su paso desde un retablo rococó formado por banco, cuerpo de un solo piso, presidido por el gran arco de medio punto de la calle central, y ático con una talla del Crucificado.

Las decoraciones vegetales inundan la mayor parte del espacio, pero no desvían la mirada del visitante del motivo principal, la Virgen con el Niño, situada en un camarín decimonónico de planta octogonal donde la cobija un fino baldaquino de tonos azules plateados, está engalanada con varias capas de ropajes y rodeada por una silueta de rayos dorados.

Retablo Mayor del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios. Tripadvisor

En cuanto a las capillas laterales, una está dedicada a la Virgen de los Dolores y la otra a Jesús Caído. El Retablo de la Virgen de los Dolores, también cargado de ornamentación vegetal al estilo rococó, lo preside la imagen de la Dolorosa, que sobresale de la hornacina central, con sus manos en posición orante y lágrimas manando de sus ojos.

En cuanto al Retablo de Jesús Caído, su estructura en arco de medio punto semeja un arcosolio bajo el que se encuentra la imagen tumbada de Jesús cargando la Cruz, que no denota tristeza ni dolor, sino que afronta el Calvario con dignidad y una mirada decidida y segura.

Retablos de las capillas laterales del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios: a la izquierda, Retablo de la Virgen de los Dolores; a la derecha, Retablo de Jesús Caído. Tripadvisor

El conjunto del santuario se remata con el patio del claustro, de planta cuadrangular, dos pisos y sustentado por cuatro pilares en las esquinas. El patio antiguo fue reemplazado por uno nuevo en 1908, quitando del centro el naranjo, que estaba dañando la estructura (MEDINA, 2015, p. 103).

Multitud de macetas, dispuestas en torno al pozo central, llenan el interior del cuadrado, cubierto por una claraboya y alrededor del cual se distribuyen los accesos a las diversas estancias del santuario, entre ellas el templo.

Vista del patio del claustro del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios. Tripadvisor

Ya en el siglo XX, hallamos en el tejido urbano de Olvera iglesias modernas, entre ellas la Iglesia de Santa María de la Victoria, proyectada por Manuel Lacasa Suárez entre 1963-1965 en base a líneas predominantemente rectas y con una sola nave. Al igual que en otros conjuntos religiosos de la zona, en este edificio se juega con el fondo blanco del muro y el resalte rojo de los elementos principales.

Destaca la fachada neobarroca, encuadrada por pilastras sobre plinto que sustentan un frontón triangular partido, encima del cual se dispone una ménsula sobre la que se dibuja un contorno de trazos mixtilíneos que cobija una hornacina con la imagen de la Virgen. En una esquina de la fachada se eleva la torre que remata en el cuerpo de la espadaña, abalconado, formado por dos vanos de medio punto y rematado por frontón triangular partido y desventrado.

Fachada principal de la Iglesia de Santa María de la Victoria. Grazalema con Encanto

También de semejante época es la Iglesia de San José de la Montaña, templo de reducido tamaño de mediados del siglo XX sufragado con fondos obtenidos directamente del vecindario olvereño. Se ubica en el barrio de la Peña y destaca su fachada, presidida por la imagen de San José, patrón de Olvera, así como una modesta espadaña con vano adintelado. También de nave única y líneas marcadamente rectas, su interior está revestido de exquisitos azulejos.

Vista interior de la Iglesia de San José de la Montaña. Turismo Olvera

Cierra esta pequeña trilogía de iglesias olvereñas modernas la Capilla de Nuestra Señora del Socorro, situada en la plaza del Socorro. El primer templo era de estilo gótico-mudéjar y estaba dedicado a Nuestra Señora de la Encarnación, pero se tuvo que reconstruir uno nuevo en el mismo lugar debido a la caída de un rayo en 1945.

La fachada actual es sencilla, una vez más marcada por la rectitud lineal, recorrida por vanos rectangulares que guardan la simetría y una espadaña en lo alto de remate triangular. Interesa cierto factor estético al combinar el enlucido general del paramento con los ladrillos vistos de los contornos de los elementos principales. En su interior se guardan las imágenes de Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Socorro.

Fachada de la Capilla de Nuestra Señora del Socorro desde la plaza homónima. Turismo Olvera

La Capilla del Arte cierra este subapartado a pesar de que objetivamente no se trata de una edificación religiosa, pero el nombre de capilla tiene un profundo sentido espiritual que merece que sea incluida aquí. En el año 2019, el artista local Miguel Sevillano propuso construir sobre el olivar de su abuelo un espacio que le sirviese como galería para exponer sus propios trabajos y que, a la vez, le permitiese albergar su estudio, resultando de ello una construcción que se atrevió a rivalizar en altura y tamaño con el cercano Santuario de Nuestra Señora de los Remedios.

Para llevar a cabo la edificación y diseño de este espacio contó con el arquitecto Rubén Eduardo Francou, que llevó a cabo la construcción de un edificio de 250 m2 que contiene trazas neoclásicas, destacando las acróteras del módulo principal y las tres entradas de piedra labrada, rematadas en óculo. Se encuentra decorado con pinturas neobarrocas y cubierto por una bóveda de cañón con una altura de diez metros. El dominio de las perspectivas, los volúmenes, las proporciones, el color y las técnicas con el pincel son prueba viviente del talento del gran artista y pintor olvereño Miguel Sevillano (LOVILLO, 2021, p. 131).

Olvera | Grand Prix del verano 2024
Vista exterior de la Capilla del Arte. Turismo Olvera

La peculiaridad de este espacio es que, mediante él, el artista dedicó una serie de guiños a lugares que han marcado la Historia del Arte, como la sacristía de la Catedral de Toledo, la sacristía de la Catedral de Granada o la mismísima Capilla Sixtina. En su interior podemos encontrar un claro estilo barroco pleno de color, que nos traslada y recuerda a las épocas de los más grandes genios del arte italiano mediante obras que evocan a Miguel Ángel, Tintoretto, Tiziano, Veronese o el gran genio del Renacimiento español El Greco.

Pero todo su esplendor no acaba ahí, pues a través de diferentes espacios podremos trasladarnos a diferentes periodos de la historia. Sin ir más lejos, en la segunda planta del edificio podremos trasladarnos a la Antigua Roma, viendo reflejado en ese piso lugares típicos de la época, como las grandes viviendas de recreo, las villas romanas.

Vista del interior de la sala principal de la Capilla del Arte, custodio de la obra pictórica de Miguel Sevillano. Página de Facebook del Ayuntamiento de Olvera

LOS CEMENTERIOS OLVEREÑOS

CEMENTERIO PARROQUIAL

Cementerio del Sagrado Corazón de Jesús, junto al castillo árabe. Turismo de Andalucía

Antes de la creación del cementerio municipal a finales del siglo XIX, Olvera solo contaba con el Cementerio Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús. Este cementerio, ubicado frente a la plaza de la Iglesia, junto a la fortaleza árabe, ocupa una posición privilegiada y de larga historia, lo que ha motivado que se tramite su declaración como Lugar de Interés Histórico por el Ayuntamiento (PÉREZ, 2015, p. 666).

El cementerio está oculto tras el castillo, ubicación que ofrece una panorámica impresionante de Olvera. Sus orígenes se remontan a 1573, cuando la parroquia compró terrenos a un vecino de Ronda tras la construcción de la primitiva iglesia en el siglo XVI (PÉREZ, 2015, p. 667). Este espacio se destinaba para quienes no podían costearse una sepultura en el interior de la iglesia, aunque aún se conservan en la misma lápidas que ocultan criptas subterráneas de familias importantes.

Vista del Cementerio Parroquial desde el castillo. Tripadvisor

A medida que la población de Olvera crecía, la necesidad de un nuevo cementerio se hizo evidente. Aunque en el verano de 1858 se planteó construir uno nuevo de mayores dimensiones a las afueras de la población, las limitaciones económicas postergaron la construcción hasta 1899 (PÉREZ, 2015, p. 668). Sin embargo, el Cementerio Parroquial continuó siendo utilizado y manteniéndose, ganándose la fama de estar reservado para personas con mayor poder adquisitivo (PÉREZ, 2015, p. 669).

El Cementerio Parroquial tuvo un paréntesis en su funcionamiento durante la II República debido a la Ley de Secularización, pero en 1939 volvió a ser gestionado por la iglesia (PÉREZ, 2015, p. 669). En 2019, ganó el premio a mejor cementerio del Concurso de Cementerios de España, y ya desde 2012 el Ayuntamiento inició los trámites para su inclusión en la Red Europea de Cementerios Singulares a propuesta del Concejal de Cultura Mulero Calderón, consiguiendo formar parte de la misma en abril de 2020.

Vista aérea del Cementerio Parroquial. Tripadvisor

Se integra así en un itinerario turístico que abarca una treintena de ciudades en más de veinte países, donde destacan los cementerios más significativos del continente. Esta inclusión coloca a Olvera, una pequeña población gaditana, al nivel de grandes urbes como Barcelona, París, Londres y Viena. Además de incrementar la oferta turística y económica, este reconocimiento supone una mejora en la conservación de su patrimonio monumental.

La especial orografía del cementerio le ha dado su forma alargada actual, que, a pesar de la densidad de los espacios, ha permitido la construcción de mausoleos familiares, capillas y sepulturas entre los bloques de nichos. La entrada al cementerio se encuentra en un lateral, conduciendo a un patio colmado de sepulturas en las que se pueden encontrar firmas de talleres malagueños cuyos trabajos datan del primer cuarto del siglo XX (PÉREZ, 2015, p. 670).

CEMENTERIO MUNICIPAL

Acceso al Cementerio Municipal de Olvera. Olvera Cultura

A medida que la población de Olvera crecía, el antiguo cementerio parroquial comenzó a quedarse pequeño para satisfacer las necesidades de la comunidad. Tras la citada iniciativa fallida de 1858, en 1863 el alcalde solicitó al Gobierno de la Nación el título de ciudad para Olvera, el cual obtuvo en 1877, lo cual debió aumentar el interés por construir el nuevo cementerio. Pero fue durante la crisis de cólera de noviembre de 1884 cuando se presentaron quejas formales respecto al cementerio parroquial por su saturación de cadáveres. La amenaza de la epidemia impulsó medidas higiénicas urgentes y la búsqueda de una nueva ubicación para un cementerio municipal (PÉREZ, 2015, p. 672).

El proyecto del nuevo cementerio fue encargado al arquitecto provincial Manuel García del Álamo, en cuya memoria del 29 de abril de 1884 describió los problemas del antiguo cementerio y propuso un nuevo sitio en «La Salinilla», al este de la población. El terreno elegido, que distaba unos 600 metros de las últimas casas de Olvera, tenía un declive suave y estaba compuesto de tierras calizas, lo cual favorecía la descomposición de los cadáveres (PÉREZ, 2015, p. 673).

García del Álamo diseñó un cementerio de forma rectangular, abarcando una superficie total de 3750 m2, con capacidad para 1658 cadáveres. Dado que Olvera tenía una media anual de 225 fallecimientos, el nuevo cementerio podría utilizarse durante más de cinco años sin necesidad de exhumaciones, y aún tendría 408 sepulturas adicionales para emergencias epidémicas (PÉREZ, 2015, p. 673).

A ambos lados del acceso se ubicaron el depósito de cadáveres y las habitaciones del conserje, un modelo común desde mediados del siglo XIX (PÉREZ, 2015, p. 673). La fachada destacaba junto con la capilla ubicada en el eje central, tras la entrada. También se proyectó un pozo en la parte izquierda del patio central y una fosa en la derecha que funcionaría como osario. Además, se estableció un espacio independiente al este destinado a los fallecidos no católicos, cumpliendo con las normativas de la época (PÉREZ, 2015, p. 673).

Las obras no se concluyeron hasta 1899, y para ello fue necesario un presupuesto adicional que redujo al mínimo el proyecto inicial. Se eliminó la fachada edificada y la capilla central, limitándose a construir la cerca perimetral con una entrada sencilla (PÉREZ, 2015, p. 674).

El nuevo cementerio municipal incluía un cementerio civil, el primero en Olvera, ya que el cementerio parroquial nunca tuvo esta distinción. Este espacio se encontraba al fondo, con un acceso independiente, aunque después de la Ley del 3 de noviembre de 1978 se integró con el resto del cementerio, eliminando las distinciones para los enterramientos (PÉREZ, 2015, p. 675).

Este desarrollo no solo solucionaba el problema de espacio para nuevas sepulturas, sino que también representó un avance en las condiciones higiénicas y de salubridad de la población de Olvera, adecuándose a las normativas gubernamentales de la época y reflejando el crecimiento y la evolución de la comunidad.

El cementerio está dividido simétricamente por dos avenidas flanqueadas por cipreses, con una gran cruz de piedra en el centro. Presenta una disposición organizada de nichos, comenzando desde la cerca de la fachada principal y extendiéndose ordenadamente hacia el fondo. A medida que se avanza por la avenida central, el terreno desciende debido a la pendiente natural.

Durante el siglo XX, el cementerio experimentó diversas remodelaciones, incluyendo las dirigidas por el arquitecto Joaquín Barquín y Barón en julio de 1963, tras los desperfectos causados por fuertes lluvias (PÉREZ, 2015, p. 675). Entre 1977 y 1978, se realizaron diversas ampliaciones en el cementerio, principalmente la construcción de bloques de nichos adicionales, financiados con ayudas de la Diputación. En diciembre de 1980, el Ayuntamiento encargó al arquitecto Manuel J. González Hernández la construcción de una sala de autopsias, que se adosó a la tapia del cementerio para aprovechar la estructura existente (PÉREZ, 2015, p. 677).

CORTIJOS Y OTROS ELEMENTOS PATRIMONIALES

Además de arquitectura eclesiástica, funeraria y defensiva, en el término gaditano de Olvera hallamos notables ejemplos de arquitectura agraria, destacando especialmente los cortijos, tipología muy característica del sur español. En la provincia de Cádiz, y en general en Andalucía, el más común es el llamado cortijo de secano, que tiene su origen en el Barroco sevillano, durante los siglos XVII y XVIII (ASTILLERO et alii, 2002, p. 43).

De entre todos, vamos a mencionar cinco, empezando por el Cortijo de la Mota, regido por parámetros puramente funcionales en su estructura, de paredes encaladas, rotundos volúmenes, doble altura, patio residencial que da al patio de labor, el cual distribuye dos hileras de estancias sustentadas en pilares de fábrica, y se cierra el conjunto con una serie de almacenes. La pureza desornamentada de sus muros encuentra cierto ritmo en la disposición de vanos alargados con balcones, que aportan luz al interior y ofrecen maravillosas vistas del paisaje.

Olvera | Grand Prix del verano 2024
Vista exterior del Cortijo de la Mota. ASTILLERO et alii, 2002, p. 343

Seguimos por el Cortijo Chirivanas, que estéticamente sigue semejantes pautas al anterior cortijo, con paredes blancas, marcados volúmenes donde predomina la línea recta, patio residencial ajardinado y patio de labor que distribuye las diferentes partes. Si bien en su origen era un cortijo de secano, actualmente ha pasado a tener una función eminentemente ganadera, lo que ha supuesto el acondicionamiento de ciertos espacios para tal finalidad (ASTILLERO et alii, 2002, p. 339).

Vista exterior del Cortijo Chirivanas. ASTILLERO et alii, 2002, p. 339

A continuación, tenemos el Cortijo de Lora, que sigue manteniendo su función original de cortijo de secano, a la que se añadió posteriormente la de cría de ganadería bovina. El conjunto original, de factura tradicional, es probablemente del siglo XIX, perteneció a un conde de Barcelona y la portada de acceso al corral fue trasladada desde el Convento de Caños Santos a mediados del siglo XX (ASTILLERO et alii, 2002, p. 342). Con la adición de las dependencias específicas para cuidar el ganado, la superficie total se ha visto notablemente incrementada.

Vista exterior del Cortijo de Lora. ASTILLERO et alii, 2002, p. 342

Nos dirigimos ahora al Cortijo Corbones, también probablemente del siglo XIX, y que actualmente se destina únicamente a viviendas. Originalmente, el cortijo ya contaba con numerosas dependencias de función residencial, entre ellas las viviendas de colonos, añadidas con posterioridad al entramado primitivo. El primer dueño fue un rico sacerdote, lo que justifica la existencia de una capilla. La arquitectura tradicional, con un ritmo regular de vanos, se completaba con dos hermosos jardines.

Fachada principal del Cortijo Corbones. ASTILLERO et alii, 2002, p. 341

Cerramos el capítulo de los cortejos olvereños con el Cortijo Orihuela, modesta construcción que también es destinada hoy a albergar viviendas. De igual forma que en los anteriores ejemplos, un patio central cuadrangular ostenta la función de distribución espacial. Todo el conjunto está rodeado por unos jardines bien cuidados.

Vista exterior del Cortijo Orihuela. ASTILLERO et alii, 2002, p. 344

Además de cortijos, en Olvera hay otras interesantes manifestaciones etnológicas, como el Lavadero de Pino, datado entre 1675-1750 (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO). Está rodeado por un muro encalado con tercio inferior pintado de negro, sustentado por cuatro pilares de cal, piedra y cemento y tejado con cubierta a un agua.

Vista exterior del Lavadero de Pino. Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía

En la plaza de la Iglesia, además del templo neoclásico y el castillo andalusí, se encuentra la Casa de “La Cilla”, cuya construcción fue promovida por los Duques de Osuna, quienes lo usaban de granero, de ahí que se llamara cilla. Se conservan del conjunto original el pozo, las palmeras y el patio al aire libre, cerrado por un torreón de la antigua muralla. Cuando los duques cedieron al Ayuntamiento la propiedad a mediados del siglo XX, este lo transformó en cárcel municipal, luego pasó a manos privadas y se convirtió en lagar y bodega, hasta que finalmente, en 1999, se habilitó en su espacio el Centro Cultural “La Cilla”, que acoge la Oficina de Turismo, el museo “La frontera y los castillos” y una sala de exposiciones itinerantes (INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO).

Patio de la Casa de “La Cilla”, apreciándose, de izquierda a derecha, una palmera, el pozo y un torreón de la antigua muralla. Turismo Olvera

Continuamos el viaje por el patrimonio olvereño con sus pilares, tipología también bastante arraigada en el entorno de la localidad. Destacamos de entre la nómina completa el Pilar del Castillejo, el Pilar del Junco y el Pilar del Conejo, que aún a día de hoy mantienen su función original de abrevadero mediante estructuras que se nutren de la red general de abastecimiento de aguas, como canalizaciones, piletas o aljibes.

Pilares de Olvera: arriba, Pilar del Castillejo; abajo, Pilar del Junco. Guía Digital del Patrimonio Cultural Andaluz

Regresamos al núcleo urbano para ver el edificio de la Casa Consistorial, situado en la plaza del Ayuntamiento. En este emplazamiento hubo una primera construcción en 1783, pero lo que vemos hoy en día es la fábrica de 1968 de Joaquín Barquín Barón. Sus enlucidos muros entonan con la esencia blanca de Olvera, y sobre ellos se dibuja en el cielo la esbelta fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación.

El acceso está resaltado por una estructura clasicista que abarca los dos pisos: la triple entrada adintelada de la planta baja queda enmarcada por sillares almohadillados, mientras que en el primer piso, donde sobresale el balcón, cuatro pilastras toscanas sostienen el friso que lleva inscritas las palabras “CASA CONSISTORIAL”, sobre el cual, a modo de ático, se corona un orden de pilastras cajeadas con frontón desventrado en cuya superficie está tallado el escudo del municipio y la fecha romana “MCMLXVII”. Las ventanas de la planta baja, sencillas, cuentan en el primer piso con alféizares resaltados y frontones triangulares.

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Vista de la fachada principal del Ayuntamiento de Olvera, destacándose sobre él la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Turismo Olvera

No podemos marcharnos de Olvera sin pararnos a contemplar su valioso patrimonio natural, protagonista de la llamada Vía Verde de la Sierra, que discurre entre Olvera y Puerto Serrano a lo largo de 36,5 km, contando en su trayecto con un total de cuatro viaductos y treinta túneles. En el límite entre Olvera y Coripe se encuentra la Reserva Natural Peñón de Zaframagón, que destaca por albergar una de las mayores colonias nidificantes de buitres leonados de Europa, así como por su abundante y variada flora. Aquí se instala, además, el Centro de Interpretación y Observatorio Ornitológico de Zaframagón.

Vista de la Reserva Natural Peñón de Zaframagón desde la Estación de Zaframagón en Olvera. Fundación Vía Verde de la Sierra

Aparte del Peñón de Zaframagón, en el núcleo urbano de Olvera se alza el Peñón del Sagrado Corazón de Jesús, auténtico jardín colgante. En 1929, al hilo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, se contrató al escultor de Álora (Málaga) José Navas-Parejo Pérez para que labrase la gran imagen triunfante sobre pedestal que desde entonces corona lo alto de la acrópolis olvereña (PÉREZ, 2021, p. 99), recibiendo a la población con sus brazos abiertos.

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Alto del Peñón del Sagrado Corazón de Jesús, presidido por la escultura de José Navas-Parejo Pérez. Guía de Cádiz

CONCLUSIONES

La travesía por la historia y el patrimonio de Olvera llega ya a su fin, teniendo que decir el viajero, muy a su pesar, adiós a tan bella población gaditana. Se despide el peñón que, a lo largo de estas líneas, ha recorrido de arriba a abajo, desde el castillo árabe con su muralla, la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, la Casa de “La Cilla” y el Cementerio Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús hasta las iglesias modernas y el Cementerio Municipal. No se olvida tampoco del patrimonio rural y natural, quedando grabadas en su retina las estampas del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, del Convento de Caños Santos, del Castillo de Vallehermoso, de los cortijos de secano, de la Capilla del Arte y del Peñón de Zaframagón.

La planificación de un viaje hacia la “Puerta de los Pueblos Blancos” es altamente recomendable, si es posible, en fechas festivas para la población, pues nunca debemos olvidar la cultura viva y el patrimonio inmaterial. Entre todas sus tradiciones, la más importante es la Romería del Lunes de Quasimodo, que cuenta con más de 300 años de historia y fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía.

Se trata de una romería tradicional celebrada por el pueblo olvereño el segundo lunes después del Domingo de Resurrección alrededor del Santuario de la Virgen de los Remedios. Tiene su origen en 1715, comenzando a celebrarse por las plegarias de los olvereños, cumplidas por la Virgen de los Remedios, para poner fin a una época de intensas sequías. Además de ser unos días de plena celebración, también tiene lugar la elaboración de recetas de la gastronomía tradicional de Olvera, como la famosa torta del lunes o el popularmente conocido en toda Andalucía como hornazo.

Detalle de una torta del lunes, elaboración típica de la repostería olvereña. Wikimedia Commons

Otra fiesta importante es la Festividad de Nuestra Señora de los Remedios, cuya peculiaridad reside en su historia, pues antiguamente la Virgen de los Remedios sólo visitaba a la vecindad por motivos penitenciales relacionados con temas que afectaban a todo el pueblo, como epidemias o sequías. Ninguna ocasión festiva devocional originaba la visita de la Virgen de los Remedios, hasta que el día 15 de Agosto de 1966, y bajo la autorización del entonces Papa Pablo VI, junto a la fe y devoción de todos los olvereños y olvereñas, Nuestra Señora de los Remedios fue coronada canónicamente como patrona de la ciudad, celebrándose ese día su Coronación Canónica.

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Romería acontecida durante la Festividad de la Virgen o de Nuestra Señora de los Remedios. Turismo Olvera

Las calles de Olvera también se impregnan de fervor mediante otras festividades, como la Semana Santa o el tradicional Corpus Christi, una tradición medieval que ha cobrado un especial significado e importancia durante los últimos años en el municipio.

Durante el desarrollo de esta festividad, se engalanan todas las calles del centro histórico olvereño mediante flores de la vegetación local, como adelfas y juncos, así como mediante la elaboración de los “altaricos”, elemento que une a muchos pueblos andaluces en cuanto a tradición.

A finales del mes de agosto tiene lugar la conocida como Feria de Agosto o Real Feria de San Agustín, la cual originalmente se celebraba con un carácter ganadero y comercial, aunque con el paso de los años ha acabado predominando la temática lúdica y festiva.

El fin de semana previo al Miércoles de Ceniza arranca el Carnaval de Olvera, que inunda las calles y los corazones de alegría, color y diversión mediante las letrillas de carnaval, pasacalles y chirigotas, festividad que con el paso de los años va ganando tanto relevancia como un nuevo y más numeroso público, porque… ¿A quién no le va a atraer la gracia andaluza?

Se ve, por tanto, que motivos para visitar Olvera no sobran, y hay todavía más razones para ver su enfrentamiento contra los asturianos de Cangas de Onís hoy a las 22:05. ¿Quién saldrá victorioso de este duelo entre el norte y el sur de España? Que nadie olvide tampoco el Grand Prix patrimonial, donde vuestros votos cuentan, y en este caso se miden el Puente romano de Cangas de Onís y el castillo árabe de Olvera, dos titanes a nivel histórico que dejarán un rato pensando al lector. Con todo lo dicho, suerte, y que gane el mejor.




BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

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OTROS PUEBLOS DEL GRAND PRIX DEL VERANO 2024

Realizado por: Raúl Gil, Celia López, Susana Pereira y Marina Sánchez

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