Gabriele Münter, la gran pintora expresionista
En el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid podremos disfrutar desde el día 12 de noviembre de la primera retrospectiva de la artista expresionista Gabriele Münter en España, hasta el 9 de febrero de 2025. El Museo Thyssen contaba antes de esta exposición con la mayor cantidad de obras de esta artista en una colección fuera del ámbito germanófono.
Gabriele Münter nacida en el año 1877 en Berlín, fue una de las fundadoras de El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), el grupo de artistas que surgió a finales de 1911, al que pertenecieron artistas como Wassily Kandinsky o Franz Marc.
El Museo Thyssen se encarga de llevar a cabo esta primera retrospectiva de Münter en España, con la que se pretende fomentar la investigación y también busca otorgar el lugar que merecen en la historia estas grandes mujeres artistas, en mayor parte conocidas y valoradas por “mujer de…” o “aprendiz de…” más que por su propia trayectoria artística.
En esta exposición contamos con 145 obras de Münter, entre las que encontraremos grabados, dibujos y fotografías, con las que se evidencian el talento y la rebelión que llevaron a cabo muchas de estas mujeres artistas contra las limitaciones de la época. En el caso de Gabriele Münter, consiguiendo convertirse en una de las figuras más relevantes del expresionismo alemán de comienzos del siglo XX.
En el comienzo de la exposición encontramos una sección en la que la propia artista se presenta ante el público, mediante autorretratos y fotografías. La exposición está organizada siguiendo un recorrido cronológico-temático que está dividido en salas que abarcarán toda su carrera artística. Podemos destacar la labor fotográfica que realizó, en un momento donde esta disciplina no tenía quizá tanto valor como el resto de las bellas artes, pero que en su caso, sirvió para el desarrollo posterior de la obra de Münter.
De las primeras obras podemos hacer un recorrido mediante los viajes que realizó junto a su pareja, Kandinsky, por Europa y el Norte de África. Seguimos el recorrido expositivo con sus obras maestras del periodo de El Jinete Azul. Para ir concluyendo la exposición tenemos obras del periodo de exilio de la artista en Escandinavia durante la Primera Guerra Mundial. Finalmente las diferentes vías de expresión que encontró al volver a Alemania a partir de la década de 1920.
La exposición se divide en diez secciones temáticas-cronológicas de las que vamos a hacer un breve repaso con las obras más destacadas.
Reflejos y sombras
En esta primera sala encontramos los autorretratos que realizó a lo largo de su trayectoria artística, pero en concreto entre 1908 y 1914. Durante estos años fue una de los protagonistas del expresionismo en sus inicios en Múnich. Entre estas obras se incluyen fotografías, en las que aparece la sombra de Gabriele en la imagen, un recurso que utilizará para adentrarse en sus obras, también en sus pinturas, como “Paseo en barca” o “Desayuno de los pájaros”, de las que hablaremos posteriormente.
“Autorretrato” hacia 1901, mediante estos retratos la artista pretende presentarse al público y hacer un análisis propio de su persona, centrándose en el rostro, encontrando en este tipo de pinturas una gran carga psicológica. La propia artista, que pintaba desde pequeña refiere, “yo ni siquiera intentaba representar acontecimientos y acciones. Lo único que me cautivaba de las personas era su apariencia inmutable, la forma característica en la que se expresa su esencia”. Veremos a lo largo de la exposición la relevancia que tuvieron los retratos en su desarrollo artístico.
Comienzos en blanco y negro
En esta sección, contamos con fotografías de su viaje a Estados Unidos con su familia materna, donde pudo registrar la sociedad norteamericana. Entre los años 1898 y 1900 la fotografía adquiere un papel fundamental en su actividad artística, que utilizará como herramienta en su faceta de dibujante.
Mediante la fotografía Münter consigue explorar por primera vez temas como el paisaje, las vistas urbanas, los interiores domésticos o el mundo del trabajo. Estos serán posteriormente los temas que trabaje en sus cuadros. La manera de capturar los instantes era analítica y simple, reduciendo el espacio en pocas líneas, lo que caracterizará sus pinturas.
Aire libre
Después de su viaje a Estados Unidos Münter comienza su formación artística en Múnich, en el año 1901, que le llevará a la escuela Phalanx, donde Kandinsky era profesor. Estas clases fueron decisivas para que Gabriele se decantara por la pintura como especialidad artística, ya que también realizó esculturas. En estos años asiste a las jornadas pictóricas que organizaba Kandinsky en zonas rurales de Baviera, donde realizará sus primeros óleos.
Entre los años 1904 y 1908 viajará por Europa junto a Kandinsky, lo que le permitirá conocer la obra de Gauguin, Van Gogh y los fauvistas con Matisse a la cabeza.
En estos momentos continúa su interés por la fotografía y la pintura al aire libre, combinando en muchos casos ambas al registrar la misma imagen con su cámara y con sus pinceles. Estas pinturas podemos adscribirlas al movimiento del impresionismo tardío, por el interés que se muestra en los volúmenes, más que por los efectos atmosféricos.
De esta temática de “al aire libre” podemos destacar la obra de “Vista desde la casa del hermano de la artista” de 1908, de una época que pasaron Münter y Kandinsky con Carl Theodor Münter. Más que representar solo un paisaje, la artista pretende otorgarle el vínculo de los dos hermanos y el recuerdo de esos días, por lo que quiso representar un ámbito más íntimo que público.
Como hemos comentado antes este tipo de obras pertenecerían al impresionismo tardío aunque podemos intuir un acercamiento al expresionismo, por la viveza y los contrastes cromáticos, entre la zona de la verja, con tonos azules y rojos, y la zona superior con rojos dorados, verdes, una paleta muy otoñal. Esta obra ofrece un testimonio de la transformación que sufrió su arte en estas fechas.
El descubrimiento de Murnau
Este viaje está marcado por el grupo artístico que formaron: Münter, Kandinsky, Alexej von Jawlensky y Marianne von Werefkin, queda reflejado en la obra de Münter de “Paseo en barco”. Las obras que realizaron en colaboración fueron clave para el movimiento expresionista alemán y la creación de la Nueva Asociación de Artistas de Múnich, de la que Kandinsky fue presidente. En las obras de Münter, vemos una transición en su pintura, de pinceladas cortas y empastadas de sus primeros cuadros, a un estilo más fluido, con composiciones que dan más valor al color.
El descubrimiento del pueblo bávaro de Murnau, significó mucho para Gabriele Münter. Tanto a nivel artístico y a nivel personal, fue donde más obras creó, donde compró una casa con Kandinsky y donde, a su regreso del exilio, se instalará y finalmente morirá. De este periodo cabe destacar esta obra de “Paseo en Barca” donde aparece representado el grupo de artistas con el que convivió la artista y el hijo de uno de ellos.
Este hogar en Murnau fue para Gabriele un refugio del caos de la ciudad, un lugar donde reencontrarse con los motivos primitivos y la esencia natural que abarcará sus obras. De las pinturas de este momento Münter dice “destaco lo expresivo de la realidad, simplemente la represento, sin rodeos, sin florituras”. Esta búsqueda de lo esencial se plasma en sus obras mediante contornos gráficos simplificados y colores puros.
Personas
Los temas más destacados en la obra de Gabriele Münter, serán la representación de mujeres y niños, tanto en pintura como en sus fotografías. En estas obras, mezcla la reducción de los elementos compositivos y la fidelidad con el parecido físico de las figuras retratadas.
La transición que supuso el viaje a Murnau, la vemos en los retratos, aporta colores más intensos, formas simplificadas y contornos oscuros, que nos podría recordar también al fauvismo que conoció en sus viajes por Europa.
Interiores y objetos
Durante la época anterior al estallido de la Primera Guerra Mundial, Gabriele alterna sus estancias en Múnich con temporadas en Murnau, que se convirtió en uno de sus temas principales tanto en pintura como en fotografía. En este momento, va a descubrir la pintura sobre vidrio, típica de la zona, aquella que se trabaja mediante formas simplificadas y colores expresivos, divididos por gruesos contornos oscuros. Esta manera de representar la realidad en sus obras le fascinaba, vemos en su desarrollo artístico que su aspiración en la pintura se centraba en esto.
Entre las obras de este periodo encontramos naturalezas muertas e interiores, en las que pretende conectar con la espiritualidad de los objetos, con carácter devocional. Gabriele aprendió la técnica de pintura sobre vidrio y fue la primera del grupo en realizar estas obras.
La casa de Murnau se convirtió en uno de los temas más recurrentes en las pinturas de Münter. Este espacio sirvió de cuna para el expresionismo alemán, ya que aquí se reunieron los principales exponentes de este movimiento, como Franz Marc y August Macke.
La amazona azul
A partir de 1911, encontramos su estilo más personal, alcanzando la forma de expresión que promulgaba Kandinsky como “necesidad interior”: una forma de expresión que hizo que cada uno de ellos desarrollara un estilo distinto, pero compartiendo fuentes de inspiración comunes.
En las obras de este periodo vemos el interés de la artista por la cultura popular europea y el arte de otros continentes: coleccionó dibujos infantiles que copió en un proceso de “desaprendizaje” que consideró fundamental para su evolución. En estos momentos, a pesar de ser una artista esencialmente figurativa, se aproximó en algunas obras a la abstracción.
Exilio en Escandinavia
Con el inicio de la Primera Guerra Mundial durante julio de 1915 Gabriele Münter se instala en Suecia, lugar neutral durante la guerra. Allí permanecerá hasta 1920, durante esta época entrará en contacto con la escena artística local, donde fue recibida como una representante muy relevante de la escena vanguardista internacional. Los artistas de este círculo, influidos por Matisse, desarrollaron un expresionismo decorativo. Estas influencias se reflejan en su obra mediante un estilo más gráfico y unos colores suavizados.
Durante esta etapa, la artista viajó por Suecia y Noruega, buscando nuevos motivos para sus obras que remplazaran el añorado Murnau. Realizó unos paisajes en los que dio mayor énfasis a lo narrativo, añadiendo pequeñas figuras.
Tuvo que dedicarse a realizar retratos por encargo debido a dificultades económicas, aparte realizó una serie de retratos simbólicos, que representan diferentes estados de ánimo, en los que muestra un renovado interés, destacando la figura de la mujer. Como había realizado a principios de su carrera artística.
En las obras de este periodo vemos la máxima expresión de la evolución del arte de Gabriele. En la obra de “Mujer pensativa” de 1917 vemos una reflexión de toda su trayectoria, donde congrega: los retratos con gran carga psicológica que había realizado desde sus inicios, unos bodegones o interiores con contornos muy definidos y colores puros que conectan con la esencia primitiva y votiva.
Vida nómada
En el año 1920 se produce su regreso a Alemania, pero su círculo de amigos se había disuelto con motivo de la guerra. Incluso Kandinsky, que tuvo que regresar a Rusia durante la guerra, se casó allí. Durante esta época Münter llevó una vida nómada, se centró en su faceta de dibujante y retrató mujeres libres.
Después de esta etapa como nómada, se instala en Berlín en 1925, donde vuelve a insertarse en el mundo artístico germano. En esta época se puede vincular su obra a la Nueva Objetividad, un movimiento que se desarrolló en Alemania en torno a la década de los años 20, que rechazaba el expresionismo, el estilo que más había desarrollado Münter en sus obras. Este movimiento finalizó con la caída de la República de Weimar y la llegada al poder de los nazis.
Se puede calificar este movimiento también como Postexpresionismo que, a diferencia del Expresionismo, se basaba en representar objetivos simples, con poca temática religiosa. Se basaba en eliminar el proceso de elaboración de las obras y la limpieza armónica de los objetos.
En el caso de Gabriele Münter vemos este acercamiento a la Nueva Objetividad, en el intento de reducir la paleta cromática, haciendo desaparecer el rastro de la pincelada. En sus obras Münter no añadió la denuncia social que promulgaban algunos artistas de esta corriente.
Regreso a Murnau
Después de numerosos traslados en la vida de Gabriele, finalmente se establece en Murnau, en los años 30. Estos espacios vuelven a envolver las obras de Münter, los paisajes y las calles de su querido hogar adoptivo.
Gracias a la vuelta a sus orígenes, también vemos en su obra una vuelta al expresionismo. Durante el Tercer Reich, siguió viviendo en Murnau y redujo su exposición pública. Tras la Segunda Guerra Mundial, Gabriele Münter obtuvo un mayor reconocimiento de su obra y su figura, gracias a numerosas exposiciones y adquisiciones por parte de museos y coleccionistas privados.
La artista continuó trabajando hasta el final de sus días, algunas de sus últimas pinturas fueron versiones de obras anteriores donde reflexionaba sobre su propia carrera artística. En el caso de “Naturaleza muerta delante de la casa amarilla” del año 1953, vemos una variación del tema de una obra anterior. Vemos en su forma de trabajar una constante búsqueda de la esencia primordial del arte, de las formas más simplificadas de los objetos a la espiritualidad intrínseca de estos.
En el año 1957 Gabriele donó a la Lenbachhaus numerosas obras suyas y de integrantes de El Jinete Azul, que mantuvo escondidas durante el periodo nazi. Gracias a esto la Lenbachhaus se convirtió en el museo de referencia para este grupo artístico.
Podremos disfrutar de estas obras y de muchas más en la exposición temporal del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid hasta el día 9 de febrero de 2025. La reunión de esta numerosa cantidad de obras de Gabriele Münter ha sido gracias a la colaboración de: The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation de Múnich y la Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München de Múnich.
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