COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MUJERES CONCIENCIA
BREVE BIOGRAFÍA
Antes de comenzar hablando sobre la obra Mujeres conciencia, hay que decir que Leonora Carrington fue una artista a caballo entre el siglo XX y primera década del siglo XXI.
Nació en Lancashire, (Inglaterra), el seis de abril de mil novecientos diecisiete, hija de Harold Wild Carrington, presidente de la Chemical Industries, y Maureen Carrington, de soltera, Moorhead, de origen irlandés.
Debido a su destreza en el campo del dibujo, su padre la envió a estudiar al Miss Penrose School for Girls, en Florencia. Allí conoció de primera mano las obras de los grandes maestros prerrenacentistas y renacentistas.
En 1936, Leonora convenció a Harrold Carrington de que la dejara ir a Londres a estudiar a la academia del pintor francés Amédée Ozenfant (Saint-Quintín, 1886; Cannes, 1966).
Leonora llega a París en 1937 y conoce al pintor Max Ernst, quien la introduce en el grupo de artistas surrealistas que en esa época habían hecho de esa ciudad su lugar de reunión.
Aunque la encasillaron en el Surrealismo, ella siempre tuvo un estilo muy particular que desplegó en sus pinturas, esculturas y relatos, desarrollo motivado, entre otros, por sus conocimientos sobre la cábala, la numerología, las ciencias ancestrales, el tarot, etc.
ANÁLISIS FORMAL
Esta obra es un cartel realizado por Leonora Carrington en el año 1972 con motivo de la formación del grupo feminista de Ciudad de México, gestado desde los años sesenta por Rosario Castellanos y otras mujeres que luchaban por los derechos femeninos.
El presidente Ruiz Cortines asume la presidencia de México en 1952. Para evitar ser relacionado con su antecesor, Miguel Alemán, que vivió una presidencia convulsa, dicta una serie de leyes y normas que traen reformas sociales, políticas y económicas al país.
Entre ellas: «Una tercera medida consistió en otorgar derechos políticos a las mujeres, invocando con ello la tradicional idea de la mujer como guardiana de la moral al mismo tiempo que se ampliaba la base popular del gobierno» (Smith, 1985: 342, Caballero, 2018).
Esta idea se gestó en la Revolución Mexicana de 1910, que promulgaba la necesidad de tratar a las mujeres con los mismos derechos que a los hombres, para construir un país libre, sólido y avanzado.
Esta visión, expuesta por Hermilia Galindo en 1916 en el Congreso Constituyente que defendió el sufragio femenino, fue rechazada por el propio Congreso y no se reflejó en la Constitución de 1917.
En la Constitución de 1947 se consiguió un pequeño avance al obtener el reconocimiento parcial del sufragio femenino, tras la autorización que les dieron a ellas para participar en la política municipal.
Finalmente, esto sería completado en 1954, cuando las mujeres ejercieron por primera vez su derecho al voto.
Leonora fue testigo de estos hitos históricos mexicanos, ya que llevaba más de una década establecida en ese país. Ella, que se había declarado feminista y apoyaba la lucha por la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres, quiso contribuir a la causa con este cartel que tiene una fuerte carga simbólica, como todas sus obras.
Aquí representa a las dos Eva, ambas con manzanas en las manos, una enfrente de la otra y separadas por una cruz, que hace de tronco del árbol, y una serpiente, que se enrosca en ese tronco.
Mujeres conciencia sólo tiene una escena central compuesta por las dos imágenes femeninas, el árbol (representado por esa cruz y unos círculos concéntricos a modo de copa, que simboliza la unión de lo femenino), la serpiente y una serie de frutos, que flotan alrededor de las figuras.
En Mujeres conciencia predomina el color verde, en diferentes tonalidades, para la atmósfera. El negro y el blanco son los colores elegidos para crear a los personajes.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Caben destacar los rasgos de la Eva representada en la parte derecha del cartel. Recuerda a las representaciones de la diosa Isis en el arte del Antiguo Egipto.
Leonora manejaba los conocimientos del gnosticismo egipcio, por lo que no es de extrañar que, representando a Eva como a la propia diosa, estuviera enviando un mensaje al espectador.
Leonora inmortaliza en Mujeres conciencia el instante en el que Eva devuelve la manzana al árbol, exigiendo su verdadero lugar en la historia.
De esa manera, no sólo quiere acabar con el estigma del pecado original que lleva arrastrando desde su aparición, sino ocupar el lugar que verdaderamente se merece.
Esta nueva Eva, que representa nuestra autora, quiere imponerse a la establecida desde el Génesis, cargada de prejuicios y acusada de ser la responsable del pecado original y, por tanto, de la expulsión de la humanidad del Paraíso y el consiguiente sufrimiento del castigo divino.
Los temas “femeninos” suelen aparecer con regularidad en la pintura de Leonora; a veces se convierten en vehículos reivindicativos para denunciar una injusticia social, otras veces son sus propias vivencias que materializa en esas representaciones.
Pero lo importante de todas estas manifestaciones es la carga simbólica que tienen y que Leonora bajo sus amplios conocimientos supo transmitir al espectador y que sólo aquellos iniciados en ese misticismo, saben leer e interpretar.
BIBLIOGRAFÍA
Caballero, J. (2017). Leonora Carrington. Una mirada hecha de alma. Studia Hermetica Journal, 1(1), 30-55. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6068520
Caballero, J. (2018). Hechiceras. Un viaje a la vida y la obra de Remedios Varo y Leonora Carrington. Asturias: Trea.
Moorhead, J. (2017). Leonora Carrington. Una vida surrealista. Madrid: Turner.
Poniatowska, E. (2011). Leonora. Barcelona: Seix Barral.
Rey, M. (2017). Armada de locura: mi viaje a Leonora Carrington. Studia Hermetica Journal, 1(1), 150-175. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6068526
