Morata de Tajuña | Grand Prix del verano 2024

MORATA DE TAJUÑA: HISTORIA, PATRIMONIO Y CULTURA

INTRODUCCIÓN 

Morata de Tajuña | Grand Prix del verano 2024
Mapa mudo comarcal y provincial de la Comunidad de Madrid; en rojo, término municipal de Morata de Tajuña, en la comarca de Las Vegas. Añadido de color rojo sobre imagen de Wikimedia Commons

Morata de Tajuña es un municipio ubicado en el sureste de la Comunidad de Madrid, concretamente en la comarca natural de La Alcarria, que comprende múltiples localidades de las provincias de Madrid, Cuenca y Guadalajara, y provincialmente se integra en la comarca de Las Vegas. Limita con Arganda del Rey al norte, con Perales de Tajuña al este, San Martín De la Vega al oeste y Valdelaguna y Chinchón al sur. Tiene una superficie de 45,2 km2 y cuenta con una población a finales de 2023 de 8115 habitantes, según el INE.

En nuestro contexto, es el único pueblo madrileño que participa este año en el Grand Prix. ¿Quieres conocer un poco sobre la historia y patrimonio del famoso pueblo de las palmeritas? Pues acompáñanos en este artículo en el que conocerás algunos de los aspectos más importantes que conforman la identidad y orgullo de sus habitantes.

Mapa supraprovincial donde se señala en rojo la comarca de La Alcarria. Wikimedia Commons

HISTORIA DE MORATA DE TAJUÑA

La historia de Morata de Tajuña se remonta al periodo prehistórico, donde se reportan asentamientos nómadas y pequeñas comunidades durante las Edades de Piedra, Bronce y Hierro, que se ubicaban estratégicamente cerca de los límites del valle del río Tajuña creando espacios fortificados. Sin embargo, no encontramos ninguna referencia de la fundación del municipio hasta la época romana.

Los restos de cimientos y la aparición de cuevas en las laderas del cerro situado al norte de Morata nos hablan de la existencia de una comunidad de la tribu carpetana, uno de los pueblos prerromanos que ocupaban el centro peninsular.

Durante los siglos II y I a.C. se produce la toma romana de los territorios carpetanos en el marco de la romanización de la península Ibérica. Ya en época romana, pasaba por la población la senda Galiana, que recorría también algunas ciudades cercanas de cierta importancia, como Alcalá o Guadalajara.

Esta senda conectaba Cesar Augusta (Zaragoza) con Emérita Augusta (Mérida). A pesar de esta característica, no se reporta un gran desarrollo en el municipio, que todavía centraba su economía en el pastoreo, la ganadería y agricultura no tecnificada.

Desde mediados del siglo V d.C., el término municipal queda incluido dentro del reino visigodo. Durante este periodo, los hallazgos nos indican que en las zonas cercanas a los ríos era común la construcción de aldeas y fincas agrícolas sobre las antiguas vías romanas, con una distribución todavía muy dispersa y con la ausencia de un centro urbano claro.

En época islámica, se refuerza la importancia estratégica del Valle del Tajuña por su fertilidad, es por ello que se intensifican las comunicaciones con las ciudades más importantes como Toledo, Zaragoza o Córdoba. También se estableció un sistema de riego en canales y cauces cuya organización sigue presente en la actualidad y que reparte el agua por las distintas fincas.

Con la “Reconquista” el municipio alcarreño pasa a formar parte de la Corona de Castilla en el siglo XII, siendo donado a la familia Portocarrero y adscribiéndose al señorío del arzobispo de Toledo. En el siglo XIII, es entregado a la Orden de Santiago. Bajo soberanía castellana, se produce una gran repoblación y desarrollo en el que se intensifica la actividad agraria y la productividad de los cultivos.

El incremento de la riqueza del pueblo se acrecentó durante el siglo XVI, muestra de ello es el inicio de la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. En ese momento, el cultivo del olivo y la vid era la principal actividad económica. Además, el rey Felipe II declaró a Morata como villa de señorío real, otorgándole más autonomía política, económica y administrativa.

Durante el siglo XVII, momento de la llegada de la Casa de Leganés a la villa, esta sufrió el efecto de las crisis económicas y las epidemias, pero consiguió recuperarse rápidamente gracias a estar muy bien posicionado en las rutas comerciales del Valle del Tajuña. Peor parada salió de la Guerra de Sucesión española (1700-1715), puesto que las tropas del Archiduque Carlos, a su paso por Morata de Tajuña, saquearon y arrasaron con todo lo que veían.

Durante el siglo XIX, Morata fue testigo de los enfrentamientos en conflictos como la Guerra de la Independencia y las sucesivas guerras civiles, así como los asaltos de los bandoleros conocidos como “Robin Hood españoles”. La desamortización de Mendizábal de 1837 afectó al reparto de las propiedades de la Iglesia en el pueblo, produciéndose un gran cambio en la estructura agraria. Sin embargo, la construcción del ferrocarril a su paso por el Valle del Tajuña en 1901 facilitó las comunicaciones con las ciudades y favoreció el comercio y la economía de la villa.

Morata de Tajuña | Grand Prix del verano 2024
Fotografía histórica del ferrocarril a su paso por Morata de Tajuña a principios del siglo XX. Morata Turismo

Cuando hablamos de Morata en el siglo XX, tenemos que mencionar uno de los episodios más tristes de la historia de España: la Guerra Civil. Entre otros pueblos, fue escenario de la Batalla del Jarama, siendo un punto clave en la defensa republicana de Madrid, por lo que sufrió las consecuencias demoledoras de las bombas y la artillería, que arrasaron gran parte de las viviendas e infraestructuras de la población.

Terminada la guerra y en la segunda mitad del siglo XX, se logró la reconstrucción y modernización urbana, lo que produjo un gran crecimiento en la población, también gracias a su cercanía con la capital (COAM, 2004, pp. 83-112).

Fotografía histórica del avance de la infantería republicana en la Batalla del Jarama. Morata Turismo

EL PATRIMONIO DE MORATA DE TAJUÑA

DE LAS PALMERITAS AL AYUNTAMIENTO

Cuando hablamos del patrimonio morateño, no podemos olvidar su estrella gastronómica y lo que le da el apodo por el que se conoce popularmente en el resto del mundo: “El pueblo de las palmeritas”. Las palmeritas de Morata son un pequeño dulce, una miniatura de la tradicional palmera: se trata de una masa de hojaldre en forma de corazón, recubierta por distintos glaseados, desde el tradicional baño en almíbar o chocolate, hasta los más exóticos recubrimientos de fondant en diferentes sabores.

La historia se remonta a los años 50, cuando se abre la Pastelería de la Torre. Loli de la Torre, actual dueña de la pastelería, ha comentado en varias ocasiones el origen de las auténticas palmeritas que su familia inventó. Tras muchos intentos en diferentes recetas, la solución se resumió en crear una versión más pequeña de este popular dulce con el objetivo de mantener una masa de hojaldre con una textura jugosa y sabrosa.

Desde entonces, la Pastelería de la Torre, ubicada en el número 37 de la calle de la iglesia, no deja de elaborar sus originales palmeritas. A lo largo de los años, la receta se ha mantenido intacta, pero existe mucha innovación en cuanto a los glaseados, desde la clásica palmerita de chocolate o almíbar hasta las de crema de pistacho, oreo, nocilla e incluso galleta Lotus y Ferrero Rocher.

Loli de la Torre, de la Pastelería de la Torre, sosteniendo una bandeja con las típicas y auténticas palmeritas de Morata. Diario El Mundo

En definitiva, la popularidad que ha tomado este dulce ha colocado a Morata de Tajuña en el mapa culinario mundial, ya que muchas de ellas se exportan nacional e internacionalmente. Su fama ha llegado al punto de la celebración en el pueblo de una feria de las palmeritas, a la que acuden miles de personas para catar este manjar elaborado por las pastelerías autóctonas (SAHELICES, 2019).

Plano detalle de las palmeritas de Morata con diferentes glaseados. Condé Nast Traveler

Continuando con el patrimonio del “Pueblo de las palmeritas”, encontramos uno de sus edificios más singulares: la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción. Como ya hemos mencionado en el apartado histórico, la construcción de esta iglesia se remonta al siglo XVI, el levantamiento se prolongó durante varias décadas y la mayor parte de la configuración que encontramos a día de hoy se realizó en el siglo XVII. Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante la Guerra Civil sufrió daños considerables, que fueron sanados con restauraciones continuas en la segunda mitad del siglo XX que consiguieron consolidar los muros y reparar elementos como los tejados o los motivos ornamentales del interior.

Vista de la fachada principal de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, con su torre-campanario en el lado derecho. FRUGOcio

A primera vista, nos encontramos una iglesia construida con material descubierto en todas sus caras y reconocible por la sobriedad característica de la arquitectura renacentista. En cuanto al interior, aquí encontramos contrastes estilísticos entre elementos más simples de estilo renacentista y otros muchos más recargados propios del Barroco, con los que entraremos en detalle a continuación.

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Vista interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción hacia el Altar Mayor. FRUGOcio

El interior de la parroquia guarda los detalles más interesantes de la construcción, contenidos en una estructura en la que predomina una amplia nave central abovedada, flanqueada por capillas laterales abiertas que cuentan con sus propios retablos.

Pese a ello, siempre hay que tener presente que la mayoría de la decoración interior y motivos estilísticos son producto de la restauración de la iglesia que tuvo lugar después de la Guerra Civil, la cual intentó preservar fielmente las formas originales.

A destacar el Retablo Mayor de 1956, que se encuentra ubicado en el ábside pentagonal y dedicado a Nuestra Señora de la Concepción. También los laterales, dedicados a diferentes figuras religiosas, como el Santísimo Cristo de la Salud, San José, la Virgen del Rosario y San Francisco de Asís.

Todos los retablos cuentan con una rica ornamentación y decoración de elementos en pan de oro, al servicio de formas arquitectónicas y escultóricas como frontones partidos, columnas de inspiración corintia y compuesta en las diferentes elevaciones y calles del retablo, relieves escultóricos en las entrecalles o decoraciones y motivos vegetales.

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Retablo Mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Las Vegas y La Alcarria de Madrid

Tampoco podemos pasar por alto la torre-campanario, que se eleva al punto más alto de la construcción. Cuenta con dos cuerpos de planta cuadrada, estando el superior horadado en sus cuatro caras por un doble vano de medio punto para la colocación de las campanas y rematado por una balaustrada (COAM, 2014, p. 149-153). 

Detalle de la torre-campanario de la parroquia de Morata de Tajuña. Las Vegas y La Alcarria de Madrid

Así pues, la parroquia evidencia el reflejo del desarrollo de Morata como un punto clave en el Valle del Tajuña durante la Edad Media y la Edad Moderna. A día de hoy, su patrimonio artístico y arquitectónico es muy apreciado por los locales en lo que ha sido durante siglos un punto de encuentro para todos los morateños.

A la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción se pueden sumar otros edificios singulares del municipio, como el Palacio Mac-Crohon. Este palacio, situado en la Plaza de la Cultura, es el resultado de la unión de Don Manuel Mac-Crohon, un alemán llegado a tierras alcarreñas, con una mujer de la estirpe toledana de Jarava, Doña Concepción Jarava.

En la adquisición de fincas urbanas tras las desamortizaciones del siglo XIX, por parte de la familia Mac Crohon-Jarava se encuentra el origen de este palacio. Sobre estos terrenos adquiridos a la iglesia se terminó edificando entre 1881-1882 este palacio a modo de villa, que en el pasado estaba acompañado por una amplia finca que contenía jardines ricamente decorados con esculturas y fuentes.

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Vista de dos de las fachadas del Palacio Mac-Crohon. Morata Turismo

Se trata de una construcción ilustre típica de finales del siglo XIX de la región central de Castilla. Por ello, encontramos elementos comunes como la utilización del ladrillo descubierto en toda la fachada, que a su vez se aprovecha para crear formas ornamentales eclécticas. Este hecho se presenta en la combinación de aspectos de estilo neoclásico y neomudéjar, con frontones lisos en los balcones de la planta noble, motivos geométricos en las ventanas de la segunda planta o frisos en esquinilla debajo del alero.

El palacio acogió la residencia familiar hasta el año 1941, cuando fue cedido al Ayuntamiento. En los años 50, por intervención de los sucesores de la familia, la Caja Rural estableció allí su sede dentro del pueblo. No es hasta el año 1975 cuando el Ayuntamiento entrega el edificio a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, entidad privada que aportó el dinero necesario para llevar a cabo una restauración integral.

La obra quedó finalizada en 1980 y sobre ella se realiza el proyecto propuesto en 1977 para su conversión en la Casa Cultural del pueblo, función que sigue ejerciendo en la actualidad (COAM, 2004, p. 140-143).

Vista frontal en detalle de la puerta principal del Palacio Mac-Crohon con el escudo familiar de Mac Crohon-Jarava. Morata Turismo

Si continuamos hablando de los edificios ilustres de la villa, no podemos pasar por alto uno de los que más llaman la atención nada más llegar al pueblo: la Casa Consistorial, actual sede del Ayuntamiento de Morata de Tajuña. Ubicada en la Plaza Mayor, tiene una historia que se remonta al siglo XIX, pues la estructura actual fue construida en la última década de dicho siglo sobre una edificación anterior que databa de antes de 1870.

La construcción original ocupaba solo parte del solar actual y tenía una disposición irregular con un pórtico y varias crujías paralelas a la calle Carnicería, hoy conocida como avenida de la Constitución. En 1897, debido al deterioro de la antigua Casa Consistorial, se levantó el nuevo edificio, que además de albergar la Casa Consistorial, incluía una cárcel, un juzgado de paz y escuelas municipales.

Vista de la fachada principal de la Casa Consistorial de Morata de Tajuña, en la que apreciamos los soportales con pilares de caliza de la planta baja, el balcón corrido y los pilares de hierro del primer piso, y la torre del reloj. Morata Turismo

Durante la Guerra Civil, el edificio sufrió graves daños y fue restaurado más tarde, añadiendo una torre central con reloj y campana, aunque se perdió su diseño original neomudéjar. En la década de 1980, se llevaron a cabo importantes trabajos de restauración y el edificio fue declarado como protegido.

Por otro lado, en 1992, el Ayuntamiento se incluyó en el catálogo de elementos protegidos de la localidad. En 1993, bajo la dirección de Agustín Simón Soriano, se inició un Proyecto de Rehabilitación que reorganizó los espacios interiores, eliminando los usos de clínica y juzgado, y eliminando las modificaciones posteriores para devolverle su estructura original.

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Alzado del Proyecto de Rehabilitación de la Casa Consistorial de Agustín Simón Soriano, de 1993. COAM, 2004, p. 137

El Proyecto de Rehabilitación no sólo abordó la redistribución lógica de los espacios interiores, sino también la reparación de elementos estructurales deteriorados, como la cubierta de las antiguas escuelas y el forjado del archivo. Además, se buscó recuperar la apariencia original del edificio mediante la restauración de sus fachadas, manteniendo la verticalidad y horizontalidad de sus líneas arquitectónicas.

Este proceso de rehabilitación permitió que el edificio continuara cumpliendo su función institucional, con espacios más diáfanos y organizados para una mejor atención al público (COAM, 2004, p. 136-139). 

LOS MUSEOS MORATEÑOS

Tras hacer un breve recorrido por algunos de los edificios singulares de Morata, debemos remitirnos de nuevo a la historia para descubrir los museos con los que cuenta esta población. Estos son el Museo Etnológico, el cual alberga a su vez el Museo de la Batalla del Jarama, y el Museo de la Molinería.

El Museo Etnológico nace al amparo del mesón “El Cid”, el cual ha ofrecido tal servicio de hostelería desde que fuera fundado en 1967 por la familia González-Atance (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 56). Mediante la exhibición de toda clase de objetos, como tinajas, carruajes, útiles de cocina o maquinaria agrícola, fechados entre los siglos XVIII-XX, se llevan a cabo reproducciones de salas tal y como eran en el pasado, como un aula de escuela franquista o una cocina tradicional.

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Recreación de un aula de posguerra en el Museo Etnológico de Morata de Tajuña. Mesón “El Cid”

Anexo está el Museo de la Batalla del Jarama, una especie de cápsula del tiempo en cuyas salas se pueden observar numerosos objetos personales, como documentos de salvoconducto, tarjetas de racionamiento, cascos perforados por balas, restos de latas de comida, cañones, botellas, periódicos antiguos o monedas.

Todos estos elementos fueron recuperados por Gregorio Salcedo de los campos agrícolas cercanos a Morata, en homenaje a las familias que, como la suya, lograron sobrevivir en la posguerra gracias a los desechos de la contienda.

Vista del interior del Museo de la Batalla del Jarama, donde observamos algunos objetos utilizados durante el conflicto. Condé Nast Traveler

En sus ocho salas de exposición, destacadas por la escultura ‘Tributo desgarrado en metralla del Jarama’, se presenta el valor histórico de estos objetos, personajes y eventos sin ninguna inclinación ideológica.

Otro de los museos que podemos descubrir dentro de Morata es el Museo de la Molinería, cuyo origen está en una red de molinos harineros hidráulicos del Valle del Tajuña que, desde al menos el siglo XII, siguieron operativos hasta la década de 1960.

En ella se integra este Molino de la Huerta de Angulo, que durante siglos proveyó de harina a los pueblos de Las Vegas. Aunque el edificio actual data de principios del siglo XVIII, se sospecha que hubo una construcción anterior de unos dos siglos antes. Con dos cuerpos superpuestos, el núcleo central alberga el mecanismo de molienda, culminando en un tejado a cuatro aguas.

Vista exterior del Museo de la Molinería. Ayuntamiento de Morata de Tajuña

El molino pasó por varios dueños y fue conocido por diferentes nombres, incluyendo Molino de Abajo y Molino de la Huerta de la Vega. Reformado en 1888 por Diego María Jarava y ampliado a principios del siglo XX por la familia Mac-Crohon con una turbina para generar electricidad, el molino operó hasta 1984.

Rescatado por el municipio y convertido en museo en 1998, hoy alberga maquinaria, herramientas y explicaciones del proceso de molienda, preservando su legado histórico y educativo. Cuenta también con un jardín de plantas aromáticas que, previamente a la entrada al museo, llena el olfato del visitante de exquisitos y variados aromas.

ERMITAS Y EDIFICIOS VARIOS

No podemos marcharnos de Morata de Tajuña sin echar un vistazo a sus ermitas, empezando por la Ermita de Nuestra Señora de la Antigua. El edificio actual es fruto de una remodelación del siglo XVII sobre una antigua iglesia del XVI, titulada Ermita de Nuestra Señora de la Vega y dedicada a San Sebastián, que fue víctima de un fuerte temporal.

Según la leyenda, un día 7 de septiembre el nieto del Marqués de Leganés y Conde de Altamira halló una imagen de la Virgen arrastrada por el aguacero, decreciendo entonces el culto a San Sebastián y convirtiendo a Nuestra Señora de la Antigua en patrona morateña, celebrándose el 8 de septiembre sus Fiestas Patronales (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, pp. 27-28).

La ermita, situada en la salida hacia Chinchón, es de nave única con gran proyección longitudinal y su crucero sobresale en planta y está cubierto con cúpula sobre pechinas, manifestada al exterior en forma de cimborrio cuadrangular.

El acceso está resguardado por un atrio cubierto sustentado por dos esbeltas columnas sobre plinto sobre las que corre un friso con la inscripción “MADRECITA BUENA REINA QUERIDA”. Sobresale del conjunto la espadaña, de factura moderna, que cobija la campana al modo de un baldaquino sobre cuatro columnas y cubierto con tejado a cuatro aguas.

Buena parte del interior, salvo el presbiterio, ha sido notablemente modificado debido a las sucesivas reformas, la última de 1981, en la que, entre otras medidas, se sustituyó la cubierta de madera por una de hormigón y se colocaron las columnas del pórtico de acceso (COAM, 2004, p. 147).

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Vista del conjunto de la Ermita de Nuestra Señora de la Antigua y sus jardines. Fotonazos

A continuación, en la carretera hacia Perales de Tajuña, frente al cementerio municipal, tenemos la Ermita de la Virgen de Fátima, también conocida como Ermita de la Soledad y antiguamente Ermita de los Santos Viejos (COAM, 2004, p. 144). Está datada en el siglo XVII, fue reestructurada en 1927 por los daños sufridos y estuvo advocada tanto a la Virgen de la Soledad como a la Virgen de Fátima hasta 1948 (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 32).

Su acabado es mucho más sobrio y austero, sin apenas ornamentación, con muros encalados, pórtico sostenido por gruesos pilares prismáticos y cuerpo de espadaña semejante al de la anterior ermita. Nuevamente, su planta es rectangular y de nave única, esta vez con capillas laterales, bóveda de cañón con sucintos resaltes ornamentales en los fajones y longitudinalmente, crucero rematado por cúpula nervada sobre pechinas, ábside de testero recto y tres vanos para iluminar el interior, uno en la cabecera y dos en los brazos del transepto.

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Ermita de la Virgen de Fátima o Ermita de la Soledad: arriba, vista del acceso; abajo, planta de techos. Morata Turismo y COAM, 2004, p. 145

Continuamos con la Ermita del Santo Cristo de la Sala, enmarcada en el tejido urbano de Morata, por lo que es fácil pasarla por alto. Su sencilla estructura de ladrillo se identifica en fachada tan solo por una ventana cruciforme sobre la puerta adintelada, que da acceso a la nave del interior.

Construida en la segunda mitad del siglo XVII, la leyenda cuenta que un vagabundo que dormitaba en lo que era la antigua yesería dibujó un Cristo para rezarle, y los trabajadores, al intentar borrarlo, se encontraban con que no dejaba de volver a aparecer, por lo que se decidió levantar ahí el actual oratorio (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 35).

Vista de la fachada principal de la Ermita del Santo Cristo de la Sala. Misas.org

Otro ejemplar es la Ermita de San Isidro, dedicada al patrón de Morata de Tajuña desde mediados del siglo XX y ubicada al norte de la villa, en el paraje de El Bosque. Una escalinata nos permite llegar a la entrada, protegida una vez más por una estructura porticada, en este caso de finos pilares de madera y cubierta a tres aguas que contrastan con la rudeza de la mampostería de la fachada principal, que contiene una imagen pictórica de San Isidro Labrador y, sobre ella, una simple espadaña rematada por frontón triangular con líneas resaltadas en ladrillo.

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Vista de la fachada principal de la Ermita de San Isidro. Morata Turismo

En estado de abandono se halla la Ermita de la Magdalena, ubicada en la salida hacia Valdelaguna, cerrada al culto en 1778 y situada a escasos cien metros del Museo de la Molinería (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 37). De forma semejante a la Ermita de la Virgen de Fátima, el pórtico que guarda el acceso está sustentado por dos gruesos pilares de planta cuadrada, a juego con la potente volumetría prismática del cuerpo principal, cuyos muros se aligeran con sendos vanos.

Fotografía nocturna de la Ermita de la Magdalena, en pleno Valle del Tajuña. Morata Turismo

Otro edificio singular, hoy convertido en parcelas habitacionales, es el Palacio del Marqués de Leganés, mandado construir en 1630 por Don Diego Felípez de Guzmán Dávila, primer Marqués de Leganés y señor de Morata de Tajuña. La parcela se ubicaba delante de la iglesia parroquial, contaba con una nutrida colección de pinturas (hallando entre los artistas catalogados nombres como Tiziano, Rubens o Velázquez) y fue el principal elemento de interés histórico-artístico del patrimonio morateño hasta su parcelación en 1916 (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 36).

En la misma categoría se encuentra también el palomar de la Finca “La Estacá”, una edificación de planta circular que se data entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 41). Está compuesto por dos cuerpos cilíndricos concéntricos, ambos cubiertos por tejas y el inferior recorrido en su parte superior por ventanas de perfil escarzano, mientras que las del segundo cuerpo son rectangulares. Es un ejemplo destacado de la arquitectura popular morateña.

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Vista exterior del palomar de la Finca “La Estacá”. Wikiloc

Seguimos con la arquitectura popular por las fuentes monumentales. Muy querida por los habitantes del Valle del Tajuña es el Pilón, que se localiza en la calle Real y que es testigo de la evolución histórica del abastecimiento de agua en Morata desde 1917 (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 38).

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Vista longitudinal del Pilón de la calle Real de Morata de Tajuña, restaurado en 2017. Verpueblos.com

Debemos hacer mención a las denominadas casas-cueva o cuevas-vivienda, una tipología arraigada en el Valle del Tajuña, cuyo suelo hace geológicamente posible esta práctica arquitectónica. En 1833 se contabilizaban en el término morateño un total de 150 casas-cueva, número que irá descendiendo progresivamente a lo largo del siglo XX, llegando en 1991 a conservarse tan solo 40 (COAM, 2004, p. 155).

Las pocas cuevas-vivienda que todavía se conservan se han ido actualizando con el paso de los años a las nuevas necesidades, siendo ello muestra de que sus habitantes no desean perder su esencia originaria (VILLALAÍN y DE LA TORRE, 2018, p. 43).

Desde fuera, muestran una apariencia de viviendas normales, por lo que debemos indagar con detenimiento las particularidades que las convierten en casas-cueva. Sus cubiertas de tierra, sus chimeneas, sus tejadillos de protección del acceso, sus interiores abovedados y la presencia de un patio a modo de vestíbulo son características que permiten identificar esta tipología (COAM, 2004, pp. 155-157). Generalmente cuentan con una sola altura, puerta adintelada a veces cobijada por arco de medio punto y una serie de estancias perfectamente distribuidas (cocina, dormitorios, almacén, etc.).

Fotografía histórica de algunas de las casas-cueva de Morata de Tajuña. Blog Documentos Históricos de Morata de Tajuña

El apartado se completa con la Antigua fábrica de aceite, cuyo abandono y ruina motivaron su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra el 2 de febrero de 2023. No hablar de ella supondría seguir relegándola al olvido, por eso queremos dedicarle este pequeño espacio para darle la visibilidad que se merece.

Levantada entre finales del siglo XIX o inicios del XX, su función era procesar la oliva morateña, cultivo estrella de la histórica “Huerta de Madrid” junto a los ajos, para obtener su famoso aceite, el producto más comercializado del municipio y que protagoniza desde el 2000 la Feria del Olivar.

Situada a las afueras de la población, es una sencilla estructura de planta rectangular, tejado a dos aguas prácticamente desmoronado, cartel de cerámica a la entrada con el título “FÁBRICA DE ACEITES” y zócalo interior de azulejos blancos. Su austeridad y rectitud responde a su función industrial, ejercida por maquinaria de hierro que se conserva oxidada en el interior.

Morata de Tajuña | Grand Prix del verano 2024
Vista de la fachada principal de la Antigua fábrica de aceite de Morata de Tajuña, donde se hace palpable su ruinosa realidad, apreciable sobre todo en el tejado, que ha cedido casi por completo. Hispania Nostra

CONCLUSIONES

Estimado lector, si estás leyendo esto te habrás dado cuenta fácilmente de que el famoso “Pueblo de las palmeritas” tiene mucho que ofrecer al que lo visita, pese a no haber sido un importante punto turístico en la Comunidad de Madrid.

Desde su exquisita gastronomía, pasando por su enzarzada historia que no deja indiferente a nadie, y culminando con paseos en los que observarás su rico patrimonio acompañado por la calma del campo y el entorno natural del valle del río Tajuña, Morata y los morateños no dejan indiferente a nadie que visite su pueblo, y esperemos que ocurra lo mismo en el programa de hoy en el Grand Prix, dando de paso una alegría a todos los madrileños siendo el municipio que representa a la comunidad.

Tienes las Rutas “Batalla del Jarama”, organizadas por la Asociación TAJAR en torno a los restos de este conflicto conservados en el término municipal y que cuenta con el Monumento a la Solidaridad (2006), obra del escultor Martín Chirino en honor a las Brigadas Internacionales.

También está la Ruta por la Villa, que ofrece un paseo por los principales elementos de la historia y patrimonio morateños; la Vía Verde del Tajuña, creada en 1999 y cuyos 49 km pasan por otros pueblos, como Carabaña o Ambite; y la Ruta de la Vega, que ofrece un contacto directo con la naturaleza.

Martín Chirino, Monumento a la Solidaridad, 2006. Tiempo de Canarias

Sin duda, la visita siempre es muy placentera, sobre todo cuando se celebran en el pueblo diferentes fiestas actividades culturales. Entre ellas tenemos las recreaciones históricas de la Batalla del Jarama, las ya mencionadas ferias de las palmeritas, las Fiestas Patronales de la Virgen de la Antigua, que se celebran los días 7 y 8 de septiembre; la fiesta de San Isidro Labrador del 15 de mayo, tras cuya romería, entre otras actividades, se elabora una gran paella; la Semana Santa, una de las más emblemáticas de Madrid, cuyo evento principal es la Pasión Viviente, consistente en una serie de escenificaciones de episodios de la vida de Jesús que en 2001 logró ser declarada Fiesta de Interés Turístico; y la tradición de Los Mayos del 30 de abril.

Morata de Tajuña | Grand Prix del verano 2024
Vista aérea de Morata de Tajuña en lontananza. Wikimedia Commons

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA 

Ayuntamiento de Morata de Tajuña. (s.f). Museo de la Molinería, Morata de Tajuña, Turismo Morata. https://morataturismo.es/es/veryhacer/museo-de-la-molineria/

Ayuntamiento de Morata de Tajuña. (s.f). Palacio Mac-Crohon, Morata de Tajuña, Turismo Morata. https://morataturismo.es/es/veryhacer/edificio-mac-crohon/

Ayuntamiento de Morata de Tajuña. (s.f.). Casa Consistorial, Morata de Tajuña, Turismo Morata. https://morataturismo.es/es/veryhacer/casa-consistorial/

Ayuntamiento de Morata de Tajuña. (s.f.). Museo de la Batalla del Jarama, Morata de Tajuña, Turismo Morata. https://morataturismo.es/es/veryhacer/museo-batalla-del-jarama/

COAM, Arquitectura y Desarrollo Urbano, Tomo XII, Madrid, COAM, 2004

Marta Sahelices. (2019, octubre 1). El último (que no novedoso) delirio pastelero: las palmeritas de Morata de Tajuña. Conde Nast Traveler. https://www.traveler.es/gastronomia/articulos/las-mejores-palmeritas-de-chocolate-de-madrid-estan-en-morata-de-tajuna/16282

Villalaín, F. y De la Torre Briceño, J. A. Guía Turística. Morata de Tajuña. Capital de la Vega del Tajuña, Morata de Tajuña, Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 2018




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